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1. Volver a casa

Alina Everdeen

Había sido la ganadora de los 73º Juegos del Hambre y no era de lo que me sintiera orgullosa para nada, debía dar una gira, pero no estaba capacitada para eso, solo quería ir con mi familia.

Solo quería ver a mi madre y abrazarla fuerte, no quería saber nada más, quería estar encerrada en mi cuarto llorando por todo lo que había pasado ahí. Haymitch y Effie lo entendieron, ni siquiera quería vivir en la aldea de los vencedores, cuando más lejos estuviera de todo eso, mejor para mí.

Estaba en el tren con Haymitch y Effie, ninguno dijo nada y se los agradecía, no tenía muchas ganas de hablar con nadie, debía mentalizarme que en poco tiempo saldría del tren para ver a una gran multitud felicitándome, algo que no quería.

¿Cómo demonios merecía eso después de matar a gente?

La arena había sido en una especie de bosque, y lo bueno de todo es que era muy ágil y bastante buena con el arco. Eso fue un punto a mi favor, pero odiaba ver como las personas caían sin vida después de que yo se las quitara.

—Cariño, ¿estás segura de que no quieres descansar un poco? ¿O al menos comer algo? —negué con una pequeña sonrisa a Effie, sabía que los dos se preocupaban demasiado por mí, pero mi estómago se había cerrado y las pesadillas me impedían dormir. Así que no había solución alguna.

Haymitch dejó lo que estuviera bebiendo y se sentó a mi lado.

—Sé que es horrible, tal vez creas que no te comprendo, pero lo hago. No vas a olvidarlo, está claro, va a quedar en tu memoria, y si quieres que nos quedemos aquí contigo lo haremos sin dudarlo.

—Haymitch tiene razón, no vamos a irnos de tu lado, podemos quedarnos en la Aldea de los Vencedores y tú puedes ir a vernos siempre que quieras Alina, pero debes saber que no estás sola, nos tienes a nosotros para todo lo que necesites.

—Gracias —susurré. Ni siquiera las palabras podían salir de mi boca, Haymitch me abrazó por los hombros y yo sin pensarlo dos veces le abracé muy fuerte rompiendo en llanto.

—Ya cielo, todo irá bien, te lo prometo —susurró él abrazándome más fuerte, Effie se sentó a mi otro lado agarrando delicadamente mi mano.

Estaba feliz de tenerlos a mi lado, estaba segura de que sin ellos y sin Cinna a mi lado las cosas hubieran sido demasiado diferentes.

—Maté a gente —susurré.

—Lo hiciste para sobrevivir y estoy demasiado feliz de que sigas con vida Alina, no nos imaginamos sin ti. En todo este tiempo te has convertido en una persona demasiado importante para nosotros y estamos felices de tenerte con vida. Es horrible y sé que no eres la misma después de todo lo que has vivido, pero eres una chica muy fuerte y sé que podrás con todo —seguí abrazándolo fuerte mientras nos manteníamos todos en silencio, hasta que anunciaran que habíamos llegado.

—¿Segura de que no quieres hacer la gira? —negué a la pregunta de Effie, no podía ver a la cara a las familias de las personas que maté— Bien cariño.

—Igualmente nos vamos a quedar contigo y no te dejaremos sola —dijo Haymitch susurrando mientras me seguía abrazando.

—Gracias —susurré mientras seguía abrazándolo, me sentía demasiado bien abrazada a Haymitch y les agradecía demasiado.

—No agradezcas cielo, nosotros encantados de ayudarte en todo lo que podamos —susurró Effie dejándome pequeñas caricias en la espalda.

Estuvimos el resto del camino callados mientras yo seguía abrazando a Haymitch, no tenía ganas de hablar más y prefería estar callada mientras pensaba en mis cosas, aunque lo único que se reproducía en mi mente eran las personas que había matado en los Juegos.

Al llegar se empezó a escuchar a la multitud de mi distrito gritando felices, así que debía poner mi mejor cara y saludarlos, una vez que lo hiciera esperaba que me dejaran irme a mi casa.

Salimos del tren y fuimos hasta una especie de pequeño escenario donde podía ver a la gente feliz, distinguí entre la multitud a mis hermanas, a mi madre y al idiota del amigo de Katniss, los cuatro me regalaron una sonrisa.

Saludé con la mano con una pequeña sonrisa y busqué entre la multitud a una persona especial para mí.

Lo encontré con una gran sonrisa saludándome, eso hizo que estuviera un poco más feliz.

Peeta y yo éramos mejores amigos y siempre que había necesitado ayuda él estaba ahí al igual que yo lo estaba para él. Aunque odiaba que se metiera en problemas por mi culpa, odiaba que su madre lo tratara tan mal.

Él era un chico increíble, era pintor y sabía que amaba el naranja, no ese naranja como el pelo de Effie a veces, era un naranja como el de un atardecer, amaba pintar y era muy bueno en ello. Era gentil y divertido, tenía un gran corazón, amaba que le leyera a veces porque solíamos escaparnos por la noche sin que nadie nos viera. 

Sin duda alguna Peeta tenía el corazón más grande del distrito, siempre que pudo ayudó a los demás sin importar nada.

Al terminar nos fuimos de ahí.

—Tu familia está en la Aldea de los vencederos —suspiré, sabía que ellas no tenían la culpa de nada, así que si ellas ahí estaban bien, pues yo también iría con ellas.

Lo más importante para mí eran ellas y siempre sería así.

Al llegar las vi fuera de casa, la primera en correr hacia nosotros fue Prim que me abrazó muy fuerte.

—Ya estás en casa —susurró ella, la abracé más fuerte.

—Estoy en casa —susurré. 

Vi a Katniss, Gale, Peeta y a mi madre acercándose con una sonrisa en sus rostros. 

—Volvió la mejor arquera del mundo —volteé los ojos divertida, ella también era una increíble arquera.

Me separé de Prim para abrazar a Katniss.

—Tú también lo eres —susurré—. Te extrañé.

—Yo a ti también —susurró.

Estuvimos unos segundos más abrazándonos, hasta que abracé a Gale brevemente para luego abrazar a mi madre.

—Mi niña hermosa, me alegra muchísimo que estés bien —susurró ella.

—Te lo prometí mamá —susurré con la voz rota, estaba a nada de llorar, y sabía que si ahora abrazaba a Peeta rompería en llanto.

Me separé de mi madre y como era de suponer, Peeta me abrazó demasiado fuerte al igual que yo lo hice, rompiendo en llanto.

Hubo un momento en los juegos en el que pensé que nunca regresaría a mi hogar, pero lo había hecho y estaba en los brazos de Peeta, me sentía segura y me sentía bien.

—Ya, estoy aquí Alina, estás a salvo, no llores porque juro que voy a desmoronarme —susurró él.

—No me dejes —susurré sin soltarme.

—Jamás, no pienso dejarte nunca más, lo siento tanto por no haber podido protegerte Alina, pero ya no más —susurró él.

Asentí y seguí abrazándolo sin dejar de llorar.

Por fin estaba en mi casa y esperaba que me dejaran tranquila de una vez por todas, no quería saber nada más, solo quería paz junto a mi familia y la persona que amaba, pero no tenía el valor de confesarlo.

Había sido valiente en los juegos, pero ahora no tenía la valentía para decirle, aunque estaba segura de que pronto la tendría. 

Estaba en casa, estaba en los brazos de Peeta y estaba a salvo, que era lo único que importaba.

Todos estábamos al fin y al cabo a salvo.






NOTA DE AUTORA

¿Qué os pareció el primer capítulo?

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤

Os amo ❤


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