Estábamos realmente tensos con nuestra misión, tendríamos que viajar a la India y enfrentarnos a un lugar totalmente desconocido y extraño.

La situación no era que digamos agradable y la leyenda del lugar tampoco ayudaba.

Según se decía, el lugar que teníamos que visitar era la aldea Dzhatinga, en las montañas del estado de Assam. Considerado por muchos, uno de los lugares más inquietantes que existen. La aldea también recibía el nombre de "Cementerio de Pájaros" como Banner nos había informado.

Al parece Dzhatinga sufre un extraño fenómeno cuando innumerables aves se precipitan al suelo haciendo extraños giros y quiebros antes de estrellarse, resultando muertos gran número de ellos en medio de un estruendo de graznidos.

Encantadora historia, nótese mi sarcasmo. Llegamos a la India en avión, allí cambiamos de medio de transporte, unos furgones negro blindados. Los riesgos eran muchos, no conocíamos el terreno por el que íbamos a movernos, a medida que nos internábamos en la aldea abandonada, se podían ver los restos de pájaros muertos. Era bien entrada la tarde cuando al fin llegamos a nuestro destino.

Nos pusimos de acuerdo en dividirnos en pequeños grupos para cubrir el terreno lo antes posible, no había tiempo que perder, aunque nadie lo dijese, ese lugar ponía los pelos de punta.

Por suerte, mi compañero había sido Bucky. Avanzamos sigilosamente, intentando no hacer ruído. Estábamos en completa tensión, no se escuchaba absolutamente nada, hasta que un grito de un pájaro nos hizo ponernos más alerta, si eso era posible. Nos miramos y como si nos leyésemos la mente, ambos sacamos el seguro de nuestras armas y avanzamos más juntos, cubriendo la espalda del otro. Durante unos pasos no ocurrió nada, hasta que escuchamos a alguien que se acercaba a nosotros a gran velocidad.

- ¡ Corred, corred, es Hulk! - nos gritó Natasha corriendo junto al arquero. Unos metros más atrás vi al que suponía era el tranquilo y tímido doctor Banner, convertido en una masa verde, muy muy cabreada. Empezamos a correr pero Hulk se quitó de en medio con un simple manotazo a Natasha y Clint.

Hulk estaba ahora quieto, mirándonos, sus ojos eran rojos, era extraño, Bruce tenía los ojos marrones.

- ¡ Está bajo el poder de la gema! - grita Clint solucionando mis dudas. Al poco tiempo ya estábamos todos reunidos alrededor de Banner.

- Bruce, intenta pensar, no somos tus enemigos - le decía Thor. Pero Hulk no se tomó demasiado bien que el dios le amenazase con su martillo. Pues se tiró contra él. El combate se desató. En uno de sus movimientos, logré ver la gema incrustada en su mano.

Thor alzó el vuelo, levantó el martillo hacia el cielo e invocó sus rayos, lanzándole uno a la bestia verde. Stark lo acompañaba con disparos desde su armadura. Hulk se tambaleó aturdido. Fue entonces cuando Natasha y Clint usaron sus armas y finalmente, el escudo de Steve logró derribarle.

Parecía que todo se había terminado, pero Hulk se levantó aún más furioso que antes, de un solo golpe, estrelló a Romanoff, Barton y Bucky contra un muro, haciendo que se viniera abajo. La masa verde iba a aplastarlos, pero me decidí por intervenir, con mi poder los moví a los tres lejos de la criatura que era ahora Bruce. Thor lanzó su martillo contra él tirándole y yo le estampé una piedra de gran tamaño, dejándolo bastante desorientado, el dios golpeó la mano de Hulk y la gema cayó, para nuestra suerte.

Con la gema en nuestro poder volvimos a SHIELD para guardarla en lugar seguro.

-¿ Cómo te has sentido en tu primera misión? - pregunta Steve mientras engullíamos una buena y merecida cena ya bien entrada la madrugada.

- Me he sentido útil - le sonrío - me alegra estar en el lado correcto.

- A mi también me alegra tenerte aquí - me sonríe " no tires por la borda tu felicidad, por cosas que pasaron hace setenta años" las palabras de Tony aún siguen causando efecto en mi. Stark tiene toda la razón, teniendo aquí delante a Steve, a escasos centímetros de mi, hace que me sienta bien, me siento a gusto, protegida; no puedo seguir ocultando mis sentimientos, ahora él me corresponde y si no ocurre nada entre nosotros, es por que yo no quiero. Mi felicidad está a unos centímetros de mi engullendo un plato de spagetti con queso y carne como si no hubiese mañana.

Me voy a la cama realmente agotada, con la clara idea de que las cosas con Steve empezarán a mejorar y dejaré de ser tan borde y cortante con él, aunque estos días he sido bastante amable...

Está decidido, Isabelle Black, será feliz, o al menos lo intentará junto al hombre del que lleva setenta años enamorada...

Con esos pensamientos me quedé dormida.