T h r e e
Y O O N G I
El silencio era lo único que podía escuchar en mi departamento, totalmente oscuro, y apenas audible cualquier sonido del exterior, no podía quejarme de nada, pero, ahora está soledad, a la cual ya había estado tan acostumbrado por tanto tiempo, me estaba quemando por dentro, las ganas de solo querer salir al exterior, lanzarme por la ventana y nunca volver, maldición, no debía pensar en esas cosas, no podía siquiera hacerlo, pero era algo que no podía evitar que pasará por mi cabeza.
No entendía que era lo que estaba sucediendo conmigo, no siempre la soledad estuvo en mi camino, no siempre me había dolido tanto una disculpa como ahora, no me había pasado nada de aquello, y ahora, con sólo escuchar esas simples palabras, me habían roto el corazón por completo, admire el violín que descansaba en mi sofá, la poca luz lunar que lograba colarse por las cortinas de mi ventana principal, lograban iluminarlo levemente.
Sentía que nada me podía animar ahora, tal vez debería dejar de estar en aquella escuela, tal vez la música clásica no es lo mío, debería de salirme, abandonar estás patéticas e inútiles lecciones, abandonar a esas personas que han tratado de hacerme daño, abandonar a Jungkook.
El problema es... que ni siquiera me creo ser capaz de poder abandonar mis sentimientos hacía él, sería como tratar de encontrar el final de los océanos.
No quería seguir allí, definitivamente no lo quería, pero no podía solo quedarme allí, así que simplemente me incorpore, necesito un descanso, un buen descanso, olvidarme de todo esto, dormir era mi única opción para hacerlo, y eso es lo que haría, no más pensamientos, lo mejor para mí era tener la mente completamente en blanco, olvidarme de todo, no quería seguir escuchando a mi corazón llorar por no tener el amor que quiero.
Antes de que siquiera pudiera entrar a mi habitación, escuché unos fuertes toquidos en la puerta principal, demonios, eran tan insistentes, no quería abrir, no sabía quién estaría detrás de esa puerta, y no era como si quisiera averiguarlo por completo, seré una persona curiosa, pero no caeré tan fácilmente en la tentación de querer acabar con una respuesta a mi curiosidad.
-¡Yoongi!- y esa voz solo hizo que sintiera el escalofrío recorrer por mi piel-. Yoongi, se que estás aquí, ábreme.
No, no quiero hacerlo, no lo debo hacer, ¡mierda, Min Yoongi, no lo hagas!
Apreté mis manos para poder formar puños, podía sentir mis propios temblores, la impotencia de no saber que hacer, por una parte quería dejarlo afuera, dejar que tocará la puerta con insistencia, dejarlo allí hasta que por fin se diera por vencido y se largará para poder dejarme tranquilo, pero por otro lado... aún estaba esa parte de mí, la que todavía reconocía al Jungkook que me sonreía, la que no quería abandonarle, la que no quería que se quedará allí afuera llamando mi nombre y pidiéndome que le abra la puerta, odio todavía tener esa parte de mí, quisiera poder encerrarla en una caja y enterrarla en las profundidades de la tierra para no volver a verla nunca en mi vida, para dejar de sentir está impotencia, y saber tomar mejor mis decisiones.
Lamentablemente, mi consciencia después de haber tenido un debate mental, ni siquiera me había dado cuenta de cuando ya estaba prácticamente frente a la entrada principal, observando la puerta, escuchando los toquidos, que se volvían cada vez más insistentes.
-¡Yoongi!- apreté la mandíbula al escucharle decir mi nombre, no debía abrirle, no quería verlo, sentía que rompería a llorar si lo hacía, que con solo que el me mirase a los ojos, comenzaría a soltar las primeras lágrimas, y no quería eso, no me he mostrado débil antes sus ojos,y no quería mostrarle lo que el lograba hacer en mí, no podía hacerlo, no debía.
Levante mi mano más cerca a la perilla de la puerta, observando como temblaba cada vez más en cuanto la acercaba, y entonces pude tomar la perilla, trague grueso y pase mi lengua ligeramente por mis labios, cerré por breves instantes mis ojos, apretando mis párpados y abrí la puerta.
Quería mantener mis ojos cerrados, pero no pude hacerlo, no después de escuchar sus pasos acercándose a mi cuerpo, no quería verlo, pero, quería hacerlo, saber cual sería la expresión de su rostro, poder ver si acaso había arrepentimiento de lo que había pasado después de su excelente presentación, observar esos ojos oscuros y brillantes, y ver mi pequeño reflejo en ellos, percatarme que en ese momento, solo me estaba prestando atención a mí, y no a nadie más.
Entonces los abrí.
Allí estaba él, sus cabellos parecían ser solo un poco desastrosos, tenía una leve capa de sudor cubriendo su frente y parte de su cuello, ¿habría venido corriendo?¿Cómo es que se le ocurría hacer tal cosa? No debía hacerlo, no era necesario, se supone que ahora debería de estar en aquella fiesta rodeado de las personas que necesita su vida, aquellas en las que prácticamente no soy parte.
-Yoongi...- mi nombre saliendo de un susurro suyo, había sido mágico, mi corazón no pudo evitar comenzar a acelerar las pulsaciones, odio que esto me pase, odio estar enamorado de él-, ¿por qué te haz ido?
-N-no era necesario que estuviera allí- esa fue mi respuesta, al principio mi voz se había quebrado, sentía que pronto mi llanto estaría presente, y no quería eso, pero es que simplemente eso quería hacer, quería llorar, quería mostrar mi debilidad ante él, pero mi orgullo no lo permitiría tan fácilmente-. ¿No se supone que deberías estar en la fiesta en esté momento?
Ni siquiera pude mirarlo a los ojos cuando le hice aquella pregunta, no podía hacerlo, era un imposible para mí en estos momentos.
Observe como apretó sus manos, ¿había hecho mal en hacer aquella pregunta?
-¿Cómo es que piensas que no era necesario que estuvieses presente? Yoongi, te necesito allí.
-No- negué repetidas veces-, no me necesitas, allá están las personas con las que quieres estar, yo no soy una de esas personas, Jeon Jungkook.
-¿Qué te hace pensar que no lo eres? Para mí eres muy importante, Yoongi.
No, no lo soy, y jamás lo seré.
-Solo vete, por favor.
-No, no me iré- y entonces camino hacía al frente, haciendo que me hiciera hacía atrás, por cada paso que él daba trataba de retroceder dos, alejarme un poco, y mirándolo a los ojos, mirando como esos expresivos orbes me indicaban su enfado.
Seguí mientras lo veía, hasta que por fin mi espalda había dado con la pared , maldije por dentro, ¿tenía que pasarme esto ahora?
-Escucha, si es por lo que pasó hace unas horas- hizo una pausa-, no iba a hacer nada.
Sonreí ladino, escuchando como mi corazón se quebraba un poco más, sintiendo la opresión inundar mi pecho.
-¿Nunca serías capaz de hacerlo, ¿no es así?- sus gestos se suavizaron, mostrando la confusión ante mi comentario- nunca serías capaz, porque no sientes nada por mí, solo te importa hacerme sufrir.
-¿Sufrir, dices? No te hago nada.
-¡Claro que lo haces!-exclame, apreté la mandíbula, no quería llorar, pero la furia también estaba logrando dominarme ahora, y eso solo hacia que quisiera gritarle todo lo que sentía por él, pero ¿cómo sería su reacción? ¿Se iría? ¿Me abandonaría y jamás volvería a dirigirme la palabra? ¿Qué haría, maldición?-. N-no sabes n-nada.
-¿En verdad piensas eso? Si no me dices nada, ¿cómo piensas que sabré algo? Te distanciaste de mí hace tiempo, te alejas y solo te la pasas escapando, como ahora haz hecho, ¿qué es lo que te pasa?
No aguante más, las primeras lágrimas, eran de impotencia, lo sabía, de enojo, tanto con él como conmigo mismo, enojo de no poder decirle la verdad.
-¿En verdad quieres saberlo?- el dio un asentimiento, sin dejar de mirarme, apreciando la caída de mis lágrimas-.
Te amo- mencioné, me impresione al escuchar mi voz tan claramente-, es por eso que huyo, quiero dejar de sentir esto por ti, quiero alejarme de ti, porque sé que no te intereso en lo más mínimo, porque sé que Minha está allí, porque sé que a ti te valdría una completa mierda lo que diga o haga, mientras que me esforzaba para estar contigo, para poder estar allí, para acompañarte y por lo menos sentir que era yo a quien mirabas, ella solo te había dado una sonrisa para atraparte...-un sollozo escapó de mis labios- , ¿c-crees que es fácil estar soportando y ver como a ella la miras con los ojos que yo siempre he querido que me vieras? Con esa mirada de amor, esa que tanto he querido de parte tuya...
Baje la mirada, no podía seguir, esas palabras que habían salido por mis labios estaban lastimándome inclusive a mí, no podía con esto, sentía que mi pecho se oprimía, que mi corazón recibía una y mil puñaladas de dolor, que mis sentimientos estaban completamente destruidos, pero por fin había hecho que el peso en mis hombros se fuera, si me rechazaba, lo soportaría, ya he recibido los suficientes rechazos de su parte como para poder soportar uno más.
Pero...
Su mano acarició mi mejilla, levante la mirada y pude encontrarlo a él, sonriéndome levemente, y entonces, pasó algo de lo que ni siquiera puedo creer que iba a pasar, se acercó más, tomo mi rostro con ambos manos, limpiando los rastros de mis lágrimas, hasta que por fin, sentí como su respiración golpeó mis labios, como se juntaba con la mía, entonces observe sus ojos mirar hacía la cercanía de nuestros labios, sin decirme nada, sin siquiera darme tiempo a detenerlo, sin nada de arrepentimiento, junto nuestros labios.
Me estaba besando, él me estaba besando.
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