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꒰ 039 !

capítulo┊ ✦. :: treinta y nueve
♡ ﹙felices para siempre﹚ ❋  ˚  ݂ ꛒ




[ S E I S • M E S E S • D E S P U É S ]





—Edward, eso no va ahí. Te dije un millón de veces que va del otro lado —le dijo Alice muy molesta a su hermano.

El nombrado la miró sin comprender. Casi tiene ganas de poner lo ojos en blanco y resoplar pero se contiene.

—No, me habías dicho que iba justo aquí. Por eso lo puse justo aquí —contestó con un ligero tono malhumorado.

Alice suspiró cansada pero enseguida sonrió.

—Todo tiene que estar perfecto. Llevo más de un año organizando esto y ninguno de ustedes lo va a arruinar. Esta será la boda perfecta que Lydia y Carlisle merecen.

—¿Qué hago con estas cosas? —preguntó Emmett desde el interior de la casa, levantando una caja de plástico azul.

Alice parecía aún más irritada que hace un momento.

—Lo podremos en los árboles y luego pondremos las luces. ¿Tan complicado es entender eso? Las cajas azules tienen las luces, las verdes flores artificiales, las rosas los cristales y las amarillas otros adornos. Las flores naturales llegarán en dos horas. Ya se los repetí diez veces en los últimos quince minutos. ¿Qué nadie me pone atención?

Negó mientras colocaba sus manos en la cadera. Entonces entró a la casa y sonrió al ver a Maven pasar corriendo con Seth detrás de él. Luego subió a la habitación de Carlisle y llamó un par de veces.

—Adelante —era la voz de Rosalie.

Alice entró, no sin antes mirar hacia atrás para asegurarse que no estuviera nadie cerca. Cerró detrás de ella y miró con mucho entusiasmo a Lydia que se estaba probando su vestido de novia para hacerle los últimos detalles.

Lydia se miraba en los espejos que habían puesto de manera improvisada y casi no podía creer lo que veía. Jamás en toda su vida se había sentido tan hermosa. Estaba verdaderamente feliz.

Era un vestido blanco de cola larga, lleno de encaje por todas partes, de manga larga y con escote de corazón. Había algo de pedrería que lo adornaba en la parte de la cola y poco a poco se difuminaba mientras subía, eso le daba el toque brillante. El velo también era bastante largo pero estaba en sintonía con el vestido y no lo opacaba. Lydia aún recordaba el vestido con el que se iba a casar con Jonah y no recordaba haberse sentido tan feliz y emocionada como en ese momento. Aquel era el vestido de sus sueños.

—¿No luce hermosa? —preguntó Esme con una sonrisa.

Alice asintió efusivamente con una gran sonrisa de oreja a oreja.

—Es la novia más hermosa del universo. Carlisle no podrá con la emoción.

Lydia sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, no podía con tanta emoción y felicidad a la vez.

—Te advierto que mañana no te permitiré llorar —le dijo Rosalie que seguía arreglando algunos detalles del vestido— una vez que te ponga el maquillaje, no quiero que lo arruines.

Lydia dejó salir una risa.

—De acuerdo. Lo siento.

—Por cierto, el pintor ya me confirmó que estará mañana a las nueve de la mañana para acomodar todas sus cosas.

Esme dejó salir una corta risa.

—Carlisle dijo que si alguna vez se casaba no quería una foto, quería un cuadro pintado a mano en el momento por un artista. Y parece que después de tanto tiempo su sueño se hará realidad.

—Seguramente lo pondrá en la entrada principal para que todo el mundo lo vea —bromeó Rose— aunque no me molestaría en absoluto.

Las cuatro chicas rieron. A Lydia le avergonzaba un poco, jamás la habían pintado y lo cierto es que estaba muy nerviosa por ver el resultado final. Pero también era cierto que fue lo único que Carlisle le pidió. Tener un cuadro de ellos dos al óleo.

Entonces se escuchó como si un montón de cristal se hubiera roto.

—Juro que los mataré —habló Alice bastante desesperada mientras salía a toda prisa de la habitación.

—Creo que iré con ella antes de que la vuelvan loca —dijo Esme y salió detrás de Alice.

—No te preocupes —comenzó Rosalie— mañana todo estará perfecto.

—Lo sé, estoy segura de que Alice no dejará que nadie lo arruine —sonrió— pero estoy bastante nerviosa. En realidad aún no me creo que mañana nos casaremos. Realmente lo haremos.

Rosalie sonrió con cierta ternura.

—Lo merecen. Más que nadie en todo el mundo, merecen ser felices —dejó el hilo y aguja que estaba usando en la mesita— espero que sea lo que querías. Nunca me había esforzado tanto haciendo un vestido.

Lydia sintió que sus ojos se volvían a llenar de lágrimas.

—Es perfecto, Rose. Muchas gracias.

—No es nada, pero será mejor que te lo quites para que no se arruine. ¿Necesitas ayuda?

—No, creo que puedo sola.

—De acuerdo. La comida estará pronto, así que no tardes.

Rosalie salió de la habitación dejando a Lydia a solas. Lydia suspiró mientras seguía mirándose, en serio le encantaba. Finalmente se quitó los tacones y se sacó el vestido para cambiarse de ropa. No habían dejado que ninguno de los chicos mirase el vestido ya que era una completa sorpresa y ciertamente Carlisle se estaba muriendo de la curiosidad pero logró resistirse.

Cuando Lydia llegó a la planta baja, Maven se estrelló contra sus piernas y Lydia lo cargó en sus brazos. Entonces apareció Seth, quien había sido el encargado de cuidarlo mientras todos ayudaban con los preparativos.

Justo en ese momento, Carlisle entraba junto a Evander, ambos habían sido los encargados de acomodar las mesas de los invitados en el jardín. Se acercó a su prometida e hijo, dejando un beso en la frente de cada uno. Carlisle en realidad tampoco se podía creer que estaba a punto de casarse con la mujer de sus sueños y madre de su hijo. ¿Realmente lo merecía? Por supuesto que sí.

Esa misma noche, los chicos se llevaron a Carlisle de caza y Rosalie se hizo cargo de Maven para que Lydia tuviera una noche tranquila y pacífica para que pudiera descansar. Alice le había organizado una pequeña noche de spa en casa, con un agradable baño de burbujas, velas aromáticas y un montón de productos faciales.

Le fue casi imposible dormir esa noche, pero lo hizo. En realidad ya no lo necesitaba pero siempre se sentía mucho mejor cuando lo hacía.

Despertó cuando alguien llamó a su puerta. Ya había luz afuera por lo que probablemente eran alrededor de las ocho o nueve de la mañana.

—Adelante —dijo medio adormilada desde su lugar.

Sonrió al ver a Rosalie y Alice.

—Buenos días —saludó Alice con emoción— es momento de comenzar.

—¿Tan temprano? —se dejó caer de nuevo en la cama.

—Sí, esto nos llevará algunas horas. Y aún tengo que ir a vigilar que allá abajo todo esté en orden.

Lydia suspiró y luego liberó un gran suspiro mientras estiraba todo su cuerpo.

—¿Dónde está Maven? Quisiera darle su beso de buenos días.

—Está desayunando con Esme, lo traerá en cuanto termine.

—De acuerdo.

Por fin se levantó de la cama y miró a través de la ventana las decoraciones del jardín. Todo lucía más que perfecto.

Fue un largo proceso, Lydia entró primero a la bañera y al salir, Alice incluso tenía lista su ropa interior. No pudo evitar sentirse un poco avergonzada por lo provocador que lucía.

—Alice, en serio no creo que esto sea necesario.

—Por supuesto que sí. Ustedes tendrán su luna de miel como es debido y nosotros cuidaremos de Maven. No te preocupes por nada más, sabes que él estará muy bien con nosotros.

—¿Luna de miel? —la miró casi con pánico— ¿Carlisle estuvo de acuerdo con eso?

—En realidad se acaba de enterar también. Evander era el encargado de decírselo.

Lydia sonrió sin saber qué más decir y terminó de ponerse la ropa interior y una bata.

—Yo me haré cargo de lo demás —dijo Rosalie— puedes ir a asegurarte que todo esté en orden.

—De acuerdo, pero volveré más tarde.

—Aquí estaremos.

Alice salió de la habitación. Rose comenzó por el peinado y luego por el maquillaje. Casi media hora después de que iniciaron, apareció Esme con Maven. El niño estaba usando un hermoso traje que Lydia no sabía, pero era igual al de Carlisle.

Esme no estuvo mucho tiempo allí, pues también tenía que ayudar con los últimos detalles y además arreglarse. Se llevó con ella a Maven pero más tarde llegaría Seth para cuidarlo.

Casi cuatro horas después, Lydia estuvo lista. Sólo faltaba el vestido. Quería comenzar a llorar pero Rosalie la mataría si comenzaba con eso.

—Volveré en un momento para ayudarte con el vestido, sólo tengo que ir por unas cosas a mi habitación.

—De acuerdo.

Rosalie salió de la habitación y Lydia se puso de pie. No recordaba la última vez que se había sentido tan nerviosa. Miró fijamente el vestido que permanecía extendido en la cama.

Aún recordaba cuando le habían dicho a la familia que querían casarse finalmente pero querían algo más privado, sólo con ellos presentes. Alice no se los permitió ni por un segundo. Juró que tendrían la boda más espectacular de la historia. Nadie fue capaz de romper las ilusiones y entusiasmo de Alice, por lo que accedieron.

Además, luego del desastre con la boda de Bella, querían que Alice se sintiera un poco más feliz.

Aunque Carlisle no lo expresó en voz alta, le agradecía mucho a Alice pues él también estaba deseoso por una boda a lo grande. Tenía una gran necesidad por darle el mundo entero a Lydia, porque eso era ella para él. Su mundo entero. Y quería que todo el mundo lo viera.

Rosalie regresó junto a Alice, ambas sonreían con complicidad y Lydia las miró con cierta curiosidad.

—¿Está todo bien?

—De maravilla.

—Traemos tu primer regalo de bodas. Es de parte de Carlisle.

Rosalie le mostró una cajita cuadrada color blanco con un bonito moño negro. Lydia la tomó con curiosidad y rápidamente la abrió. Era una pulsera, pero no era cualquier clase de pulsera.

—Es una piedra bastante rara, ni siquiera recuerdo cómo se llama pero tiene tallado el escudo familiar. Todos lo tenemos, Alice y yo tenemos un collar, Esme, Carlisle y Evander tienen un anillo y los chicos tienen un brazalete.

—Es hermoso, muchas gracias —se colocó la bonita pulsera y abrazó ambas chicas.

—Entonces, es momento del vestido.

Asintió emocionada.

—Estoy lista.

🫀

Carlisle se dirigió a Seth, que llevaba cargando a Maven. El chico se había convertido en algo así como el niñero del niño cuando nadie más podía estar con él. Claro que Seth no tenía ningún inconveniente con ello, pues le encantaba pasar tiempo con Maven y ahora también con Maggie.

Cargó a su hijo en brazos, el niño se veía aún más adorable ahora que estaba con su padre y se notaba que ambos usaban el mismo diseño de traje.

Los Denali se acercaron a saludar, querían bromear sobre la última vez que celebraron una boda pero sabían que eso sólo arruinaría el ambiente. Kate iba de la mano de Garret y nadie pudo evitar ver esa sortija de matrimonio que llevaba la chica.

Benjamin también estuvo presente y estaba más que maravillado mirando todos los adornos realmente hermosos que habían puesto en los árboles que rodeaban la casa Cullen.

Todos estaban de acuerdo en que era como entrar en un sueño de fantasía. Era simplemente perfecto y maravilloso.

Carlisle vio a Alice y Rosalie acercarse con una gran sonrisa, indicando que todo estaba listo para el gran momento.

Esta vez fue Evander el que cargó a Maven y lo llevó con él a su lugar junto a Esme. Detrás de ellos estaba Jacob, quien cargaba a su hija, la niña usaba un muy bonito vestido color lavanda.

Y la música comenzó a sonar. Todos se pusieron de pie para mirar a Lydia hacer su entrada. Junto a ella estaba Emmett, quien la sostenía con cierta fuerza para evitar que tropezara. Lydia le había pedido que la acompañase en el recorrido hacia el altar y el gran hombre no pudo con tanta emoción que casi se soltaba a llorar en el momento. Por supuesto que aceptó encantado.

Carlisle la miró embelesado, casi ni se podía creer que ella era su futura esposa. Si pudiera llorar, probablemente lo estaría haciendo en este momento. No podía mirar a ningún otro lugar que no fuera la hermosa figura de Lydia que caminaba directamente hacia él.

A Lydia ya le dolían las mejillas por sonreír tanto, no podía mirar a nadie más que al hombre que la esperaba al final del camino.

Fue una ceremonia bastante agradable y esta vez no hubo interrupciones. Más tarde comenzó la fiesta, dando inicio con el baile de los novios.

Carlisle y Lydia pasaron al centro de la pista, donde comenzó a sonar una hermosa versión de until i found you en violín y piano en vivo. Lydia ahogó su llanto y se concentró únicamente en Carlisle, su ahora esposo.

—No hay palabras suficientes para decirte lo mucho que te amo, Lydia —le habló Carlisle en voz baja.

Ella sonrió.

—Lo entiendo —rió— porque te amo de la misma manera, Carlisle. Te amo más que a nada en el mundo, a ti y a Maven.

Carlisle besó con suavidad los labios de su contraria. Algunas luces salieron del suelo y al detenerse, una lluvia de pequeñas mariposas de tela comenzaron a caer del cielo. Fue un momento simplemente mágico y perfecto.

—Entonces, eres ahora formalmente la señora Cullen —le dijo Carlisle con una gran sonrisa.

—Eso parece. Creo que me gusta, señora Cullen. No creo cansarme de ello pronto.

—No dejaré que nunca te canses de ello.

La fiesta continuó bastante tranquila. Todos parecían divertirse, incluso Maven, quien tuvo su turno para bailar con su madre. A la mitad de la fiesta, tomaron asiento un momento para el discurso. Incluso Charlie pasó al frente para decir unas cuantas palabras.

Lilian no estuvo presente. Lydia en realidad fue la que prefirió que fuera de esa manera, aún no estaba lista para involucrarla del todo en su familia y eso estaba bien. Lo único que realmente lamentaba con todo su corazón, es que sus padres no estuvieran presentes.

Al terminar, tanto Lydia como Carlisle fueron a cambiarse de ropa por algo más cómodo y ligero. El vestido de Lydia pesaba muchísimo por lo grande que era, pero sin duda había valido la pena y en realidad, ya que ahora poseía mucha más fuerza, no le molestó en lo absoluto.

Ambos se despidieron de su hijo que ya estaba más dormido que despierto después de un día tan agotador y le prometieron que pronto estarían de regreso.

La pareja subió al auto de Carlisle y el hombre comenzó a avanzar. Lydia lo tomó de la mano, entrelazando sus dedos y aún sintiendo esa euforia y felicidad que le recorría de pies a cabeza.

—Antes del viaje, haremos una parada para que veas un regalo que preparamos entre todos.

Lo miró con curiosidad.

—Sabes que no necesito ningún otro regalo, ¿cierto?

Carlisle dejó salir una risa.

—Lamentó decepcionarte pero esto de los regalos recién comienza —la miró rápidamente— en la guantera hay una venda, necesito que te la pongas. No estamos muy lejos.

Frunció el ceño pero aún así acató la orden. Como había dicho, no pasó mucho tiempo antes de que el auto se detuviera. Carlisle abrió la puerta y le ayudó a salir, pero Lydia no dio más de dos pasos cuando el hombre la cargó entre sus brazos.

Caminaron por un corto momento hasta que Carlisle bajó a la chica y se escuchó cómo abrían una puerta. Lydia no podía soportar más la curiosidad. El hombre la tomó con suavidad de los hombros y la hizo dar algunos pasos al frente, luego escuchó que la puerta detrás de ellos se cerraba.

—Listo, te puedes quitar la venda —le dijo.

Eso hizo. La habitación estaba bastante oscura, iluminada únicamente por algunas velas pero logró reconocer el lugar donde se encontraban. Era la casa de sus padres, donde se había ido a vivir cuando llegó a Forks. Aunque lucía algo diferente, en un buen sentido.

—Sé que querías que tuviéramos nuestro propio espacio y pensé que esta casa sería el lugar perfecto. Esme me ayudó con una remodelación completa aunque en realidad todos ayudaron. Agregamos una nueva habitación para Maven y un pequeño estudio.

Lydia sonrió y sin pensarlo dos veces, abrazó a su esposo. Que bien sonaba esa palabra. Esposo.

—Me encanta, Carlisle. Muchas gracias.

—En la mañana tomaremos un vuelo y lo siento pero me prohibieron decirte a dónde.

Sonrió.

—Lo entiendo, supongo que no haré más preguntas hasta entonces.

Carlisle la volvió a cargar en sus brazos.

—Ahora, creo que es mejor comenzar a disfrutar de nuestra noche de bodas.

—Eso me encantaría —mordió su labio, evitando sonreír aún más pero eso resultó ser imposible.

Ambos se dirigieron a la habitación principal, que también estaba llena de velas y flores por todas partes.

Fue una noche realmente especial e inolvidable para ambos. Y era sólo la primera de muchas otras. Serían felices hasta que su vida llegara a su fin e incluso después, se reencontrarían en su siguiente vida si es que existía. Pero sin duda alguna, siempre estarían juntos. En cualquier lugar y momento y se amarían con tanta intensidad como si fuera su último suspiro.

Tal vez sí existían los finales felices. Y no sólo eso, serían una familia muy feliz junto a Maven y los demás Cullen.


Fin





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