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꒰ 037 !

capítulo┊ ✦. :: treinta y siete
♡ ﹙pelea﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ

Los días comenzaron a transcurrir con inquietante rapidez y con ello llegó la navidad, lo que significaba, nevadas. Cómo Alice les había dicho, los Vulturi llegarían muy pronto y la verdad era que nadie se sentía realmente tenso o nervioso. Comenzaban a aceptar el hecho de tal vez morirían definitivamente esta vez pero a nadie parecía realmente molestarle.

Principalmente porque pelearían por lo que amaban.

Habían decidido hacer un pequeño campamento cerca del campo de batalla. Vampiros y hombres lobo se habían reunido alrededor de una hoguera.

Era ese pequeño momento de felicidad antes del caos. Lydia los miró a todos desde su lugar mientras cargaba a Maven cubierto por varias mantas. El niño se había quedado dormido hacía poco tiempo pero comenzaba a llorar si Lydia intentaba dejarlo en algún lugar.

Carlisle se había acercado a ambos, dejando un beso en la frente de cada uno.

—Todo estará bien —le recordó, aunque parecía que se lo decía más a sí mismo— ¿te quieres acercar al fuego con los demás? Parece que comenzarán a contar algunas historias. A Garret le encanta alardear sobre todos los lugares en los que estuvo.

Lydia dejó salir una corta risa.

—Sí, creo que eso me gustaría.

Los tres se acercaron al fuego, Lydia se sentó en un tronco junto a Seth y comenzó a escuchar la historia del hombre, percatándose de que Kate estaba sentada en sus piernas. Ambos hacían una pareja hermosa.

Carlisle se había quedado atrás hablando con Edward. Lydia supuso que era uno de esos momentos emotivos, por lo que se concentró únicamente en las palabras de los vampiros. Tal vez todos estaban igual de aterrados que ella, pero lograban disimularlo bastante bien.

Algunos minutos más tarde, Edward y Carlisle se acercaron a los demás. El rubio abrazó a Lydia por los hombros y dejó un beso en su mejilla.

En realidad, fue una noche bastante agradable.

Cuando el amanecer llegó, levantaron el pequeño campamento y se dirigieron al campo. Maven tenía los ojos muy abiertos y miraba con mucho interés todo a su alrededor.

Lydia apretó la mano de Carlisle cuando la guardia Vulturi estuvieron a la vista. El hombre dejó suaves caricias en su dorso, indicándole que todo estaría bien.

Lucían bastante aterradores con sus capas oscuras y sus miradas de odio. Lydia identificó de inmediato a Aro, lo recordaba por la pintura que estaba en la casa Cullen pero verlo en persona era extraño. Y fue aún más aterrador, cuando pese a la enorme distancia, el hombre miró directamente a los ojos de Lydia. Incluso Maven parecía inquieto.

Pero entonces todos vieron a Bella, que llevaba a un recién nacido en los brazos. Edward parecía desconcertado, se había preparado mentalmente para este momento, sin embargo, ahora que estaba allí parado, sentía que la herida volvía a abrirse. Esme y Evander se acercaron a Edward y cada uno colocó una mano en el hombro del chico.

—Aro le prometió a Bella que si la información de Lydia y Maven era correcta, la transformaría y la haría parte de su guardia —murmuró Edward— todo esto es solo porque quiere convertirse. El bebé nació hace un mes.

Los lobos también se acercaron, tomando por completa sorpresa al bando contrario. Bella miró con cierto pánico, pues nunca pensó que los Cullen reunirían a su propio ejército y estaba a nada de conseguir su cometido.

Entonces Jacob llegó hasta el frente y miró a Bella desde su lugar, casi suspira de alivio al ver que su bebé estaba bien. Era lo único que le importaba en ese momento.

Carlisle dio algunos pasos al frente, soltando la mano de Lydia.

—Aro, no quiero iniciar una pelea. Hablemos como solíamos hacerlo. De una manera civilizada.

—Palabras justas, Carlisle —comenzó Aro— pero un poco fuera de lugar considerando el batallón que has reunido contra nosotros. Además... estoy bastante triste porque no me dijiste que habías encontrado a tu pareja y mucho menos me dijiste que esa pareja tuya es mitad ángel.

Carlisle apretó su puño pero rápidamente se relajó.

—Te doy mi palabra... esa nunca fue mi intención. Sólo quería proteger a mi familia. Además, no se ha roto ninguna ley.

El hombre de cabello platinado junto a Aro puso los ojos en blanco.

—Sabias lo mucho que Aro deseaba encontrar la sangre de ángel —comenzó Cayo— has creado una abominación, esa chica es una híbrida y no sólo eso, tuviste un hijo. No sabemos el peligro que esto puede resultar para nosotros.

—Ellos no son ningún peligro para nadie. En comparación con un vampiro normal, no son tan fuertes y no se alimentan completamente de sangre. Desde su transformación, ninguno ha consumido sangre, únicamente alimentos humanos.

—Eso no lo sabemos, Carlisle. ¿Cómo sabemos que en el futuro no intentarán hacer alguna clase de ejercito de híbridos? Si quieres que los dejemos en paz... queremos al niño.

Carlisle los miró con cierto odio. Jamás lo permitiría.

—Todas estas personas pueden atestiguar que ni Lydia ni Maven son un peligro para los vampiros. El niño crece como un niño humano normal.

Aro levantó una mano.

—Queremos ver a la chica y al bebé. Aún no me creo que un vampiro haya embarazado a una humana... que resultó ser poseedora de la sangre de ángel —parecía auténticamente divertido.

Lydia miró a Carlisle, quien asintió y comenzó a caminar hacia Aro. Carlisle los siguió de cerca, igual que Emmett, Seth y Jacob.

La chica no supo de dónde encontró el valor que de pronto la invadió pero haría todo lo que estuviera en sus manos para proteger a su familia.

Aro miró a la chica y al bebé como si fueran un gran festín. Casi ni se lo podía creer.

—Es fascinante —murmuró Aro— su olor es casi imperceptible. Así que tú eres la famosa Lydia. Bella me contó mucho de ti. Puedo escuchar el corazón de ambos.

Todos miraron a Bella que de pronto parecía incómoda y evitó la mirada de los recién llegados.

—Yo también escuché mucho de ti, Aro —habló Lydia, con más seguridad de la que imaginaba que tendría.

El hombre extendió la mano y aunque lo dudó por un segundo, se acerco a pasos lentos. Emmett se puso en guardia y los lobos dejaron salir un gruñido. Carlisle también se preparó para atacar en caso de que fuera necesario.

Lydia extendió su mano y dejó que Aro hurgara dentro de su mente. No se sentía nada pero resultaba verdaderamente extraño e incómodo.

—Esto es simplemente fascinante —murmuró el hombre— incluso lograste esconderte en los pensamientos de los demás y no soy alguien a quien se le escapa con facilidad los detalles. Eres muy peculiar, querida Lydia. ¿No te gustaría unirte a mi guardia?

Ella alejó su mano. Aro entonces miró fijamente a Maven, parecía verdaderamente embelesado por el niño, como si jamás en toda su inmortal vida hubiera visto a un ser tan hermoso. El niño precia incómodo, por lo que volteó a mirar a su madre para sentirse seguro.

—Estoy perfectamente bien con mi familia, Aro. Pero agradezco tu oferta.

—No soy alguien que acepte un no por respuesta tan fácilmente. Muero de ganas por darle una probada a tu peculiar sangre.

—Lo siento, pero mi respuesta sigue siendo no.

Sonrió de una manera tan aterradora.

—Si no accedes, las mataré a ambas —señaló a Bella.

¿Ambas? ¿Había tenido una hija? Lydia no tenía palabras y Jacob ya había comenzado a gruñir.

—Prometiste que me transformarías —le reclamó Bella.

Aro se encogió de hombros.

—Eres una simple humana, Bella. No te comparas con alguien que posee una misteriosa sangre de ángel —miró fijamente a Lydia— ¿qué harás?¿Dejarás que ellas mueran por tu culpa?

—Lydia no irá contigo, Aro. Y tampoco mi hijo —habló Carlisle— Bella tomó sus propias decisiones y todo la llevó a este punto. Ya no somos responsables de si vive o muere.

Lydia la miró rápidamente. Parecía más bien enojada y no desesperada como una madre normal lo estaría cuando amenazan a su hijo de muerte. Ahora entendía que a Bella sólo le importaba la inmortalidad de los vampiros.

—Mi respuesta sigue siendo no —habló con firmeza.

Aro sonrió e hizo una seña con su mano, Félix tomó a Bella del brazo y la hizo caminar al frente.

—En realidad no nos interesa el bebé —lo tomó en sus brazos— no deja de llorar y es el sonido más molesto del mundo— lo dejó caer a la nieve— además tiene un extraño olor a perro.

Jacob gruñó y tomó a su hija con mucho cuidado entre sus dientes. De inmediato salió corriendo para llevarla a un lugar más seguro.

—Pero Bella no tendrá la misma suerte.

—Has lo que tengas que hacer —le dijo Lydia, aunque en realidad estaba aterrada de lo que pudiera hacer.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a donde se encontraban los demás. Lydia tembló un poco cuando escuchó que algo tronaba y luego caía al suelo. No quiso voltear a mirar y en su lugar apretó la mano de Carlisle con fuerza.

Lo que sí vió, fue a Edward temblando en su lugar. No estaba segura de si era enojo o tristeza, tal vez un poco de ambos.

—Como ya les dije, nunca recibo un no por respuesta y haré lo que sea necesario para conseguir esa sangre.

Lydia entonces volteó a mirar al hombre, se percató del cuerpo sin vida que descansaba en la nieve. Fue inevitable sentir culpa.

Aro abrió la boca para decir algo más, pero sus palabras quedaron congeladas cuando una luz cegadora apareció a mitad del campo.

Lydia cubrió a su hijo y se acercó más a Carlisle para protegerse.

—¿Qué fue eso? —escuchó la voz de Edward.

Pero todos quedaron anonadados al ver a un hombre con unas enormes alas blancas a mitad del campo. Sus alas eran tan blancas como la nieve.

—Santa mierda —escucharon el murmuro de Emmett. Pero todos pensaron exactamente lo mismo.

Incluso Aro parecía que se había quedado sin palabras, pero rápidamente recuperó su postura.

—¿Quien eres? —le habló al misterioso ser.

—Mi nombre no importa —su voz era suave y agradable, Lydia moría de curiosidad por mirar su rostro— pero he venido a proteger a los míos. Lydia es una de mis hijas y Maven lo es también. No dejaré que les hagas daño, Aro.

Dejó salir una risa.

—¿Y qué me harás? —preguntó con burla.

—En realidad, vine a hacer un trato. Quieres sangre de ángel, ¿no es cierto? Bueno, yo soy uno. Te daré una probada de mi sangre, pero te advierto que es algo que no te gustará en absoluto.

Esta vez, Aro parecía más interesado.

—¿Me dejarás probar tu sangre si dejo en paz a esos vampiros?

Asintió.

—Ese es mi trato.

Aro dio un paso al frente pero Cayo lo detuvo al instante.

—¿No sería mejor que mandes a alguien más primero?

Lo miró fijamente a los ojos durante un momento. Pero asintió, no se podía arriesgar de esa manera. Miró a sus seguidores y sonrió complacido.

—¿Un voluntario?

Varios dieron un par de pasos al frente pero al final Aro eligió a un chico del que en realidad no recordaba su nombre, no podía arriesgarse tampoco a la posibilidad de perder a valiosos elementos.

El chico se acercó al ángel con cierta preocupación, el ángel levantó su brazo y al vampiro clavó sus colmillos con cierta fuerza para comenzar a succionar. Cuando se detuvo y se separó, miró a Aro. Todos veían la escena con cierto impacto, esperando a ver qué sucedería después.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó Aro.

El chico miró sus manos, comenzaba a sentirse mareado.

—Es extraño. Siento como si... si algo cambiará dentro de mi pero... —cayó al suelo y su cuerpo comenzó a desintegrarse.

—Ahora lo sabes —habló el ángel nuevamente— si consumes sangre de ángel, volverán tus sentidos humanos pero eso significa que también volverás a envejecer. Y de acuerdo al tiempo que has vivido es equivalente a qué tan rápido morirás.

Aro estaba impactado. Aún sentía curiosidad pero ya no tenía ganas de probar. Se quedó en silencio un momento, mirando fijamente al hermoso ángel frente a él, era mucho más hermoso que un vampiro.

—Lo entiendo. Nos retiramos —miró a sus hermanos, que seguían mirando los restos del chico— no creo que haya necesidad de comenzar una guerra innecesaria.

Ellos asintieron. No querían morir de esa forma y tampoco querían enfrentarse a un ángel pues desconocían las capacidades y habilidades que poseía.

Aro miró al bando contrario y asintió.

—No será la última vez que nos veremos —sonó casi como una amenaza pero nadie dijo nada más y todos se retiraron.

Lydia suspiró aliviada y casi se pone a llorar. Pero antes de hacerlo, se acercó al hombre con alas y lo miró por primera vez. Era idéntico al hombre de sus sueños, de aquella vez cuando estuvo a punto de morir.

—Gracias —le dijo.

El hombre sonrió y sus ojos se dirigieron a Maven. Le dio una rápida caricia a la mejilla del niño, quien soltó una gran risa al instante.

—Tal vez exageré un poco. Y no te preocupes, tu sangre no le hará lo mismo a tu familia, Lydia. Mi sangre es demasiado pura y los transformó completamente en humanos, la tuya sólo lo hizo parcialmente.

Asintió aliviada. Era justo lo que necesitaba oír.

—¿Por qué nos ayudaste?

—Bueno, lo dije. Eres mi hija... no quiero decir que naciste directamente de mi —sonrió— pero entiendes lo que quiero decir. Los nefilim están por desaparecer y no es algo que me gustaría que ocurriera pronto. Aún tienes mucho que vivir, Lydia. Tú y tu familia. Tu hijo será un hombre grandioso, tal vez quieras saber que dejará de crecer aproximadamente cuando cumpla los veinte. Su parte vampiro lo hará inmortal pero debes cuidarlo muy bien.

Lydia sonrió, mirando nuevamente a su hijo.

—Gracias por todo.

El hombre colocó una mano en la mejilla de Lydia y luego en la cabeza de Maven.

—Ni lo menciones. Cierren los ojos o los deslumbraré cuando me vaya.

Eso hicieron. Una luz volvió a aparecer de pronto y cuando abrieron los ojos, estaban completamente solos.

Carlisle se acercó a Lydia y la abrazó con fuerza. Todo había sido tan extraño y tan repentino, como si nada tuviera sentido.

Pero al menos estaban vivos y no habían tenido que pelear y sacrificar sus vidas.

Ahora faltaba decirle a Charlie que su hija había muerto. No lo tomaría para nada bien y la mayoría se sentían un poco culpables, nunca le desearon la muerte a Bella y era lamentable que terminara de esa forma.

Pero ya todo había acabado. Realmente había acabado para siempre.




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