꒰ 031 !
capítulo┊ ✦. :: treinta y uno
♡ ﹙conociendo﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ
En algún momento, Lydia se había quedado dormida cargando a su bebé pero cuando abrió los ojos, se percató de que estaba acomodada en la cama en la habitación de Carlisle, aunque sola. Por un segundo, no se quiso levantar, estaba realmente cómoda en ese lugar. Pero tenía una terrible hambre.
Luego de unos minutos más en esa agradable posición, se puso de pie, dándose cuenta de que en realidad ya no se sentía más adolorida ni cansada. Probablemente era por lo que le había dicho Carlisle antes.
Se colocó unas pantuflas y salió de la habitación a paso lento hasta llegar a la cocina. Ahora que había descansado adecuadamente, sentía los cambios en su cuerpo. Sentía que todos sus sentidos habían mejorado notablemente, aunque probablemente no serían tan buenos como los de un vampiro "normal".
Para su fortuna, las alacenas estaban repletas de comida por lo que comenzó a tomar todo lo que pudiera encontrar. Pero entonces se dio cuenta de que no había nadie en la casa. ¿Donde rayos estaba todo el mundo? Decidió que primero comería algo y luego buscaría a alguien.
En realidad no tardó mucho en la cocina pues no podía esperar a que los alimentos estuvieran completamente listos y comía un poco de todo lo que pudiera encontrar.
Entonces, finalmente salió de la casa, aún en pijama y pantuflas. Miró todo a su alrededor, el clima era realmente agradable y los sonidos de la naturaleza no tardaron en llegar agradablemente hasta sus oídos.
Fue cuando escuchó unos pasos y volteó a mirar con cierto pánico. Sin embargo, sonrió al ver a Carlisle, en sus brazos estaba Maven. Sonrió mostrando los dientes y se acercó a ellos.
—Justo íbamos a visitarte —le dijo Carlisle— esta mañana los demás salieron de caza y yo salí a dar un pequeño paseo con Maven por el bosque.
Lydia sonrió al ver a su bebé y su novio juntos. Aunque se sintió un poco culpable por haber preferido ir directamente en busca de comida antes de ir en busca de ellos.
—Desperté con mucha hambre y fui a atacar las alacenas.
Carlisle dejó salir una corta risa mientras se acercaba más a Lydia y dejaba un suave beso en su frente.
—Más tarde iré a hacer más compras. ¿Cómo te sientes?
Ella frunció el ceño.
—En realidad me siento muy bien —tomó a Maven en sus brazos y él niño comenzó a reír por estar con su madre— hola, mi amor —le habló al niño.
—Le gusta estar afuera, casi siempre se molesta cuando estamos en la casa. A menos que se duerma, está muy inquieto y busca a alguien que lo lleve fuera.
Lydia sonrió, pero antes de que pudiera decir algo, un extraño olor llegó a sus fosas nasales.
—¿Qué es ese olor? —frunció el ceño. No era muy agradable.
—Tienes visitas.
Lo miró fijamente sin comprender.
—¿Visitas?
Pero Carlisle no dijo nada y en un segundo, un montón de chicos bronceados y sin camisa aparecieron en el jardín trasero de la casa. Lydia sonrió al verlos.
—Lydia, que alegría verte de nuevo —habló Seth con cierto entusiasmo— estábamos tan preocupados. Incluso Leah estaba preocupada.
—No es verdad —se quejó la chica. Pero realmente parecía aliviada por ver a Lydia sana y salva.
—También es un gusto verlos de nuevo, chicos. En serio tienen un olor bastante peculiar —se rió.
Le resultó extraño que Jacob no estuviera entre ellos. Sin embargo, no dijo nada al respecto.
—¿Ese es tu hijo? ¿Puedo cargarlo? —Seth en serio tenía mucha energía y parecía tan contento.
—¡Seth! —le regañaron Sam y Leah a la vez.
—Claro, no hay problema —le dijo Lydia riendo un poco.
—Lo siento, Lydia —Sam se acercó un poco más— Seth no ha dejado de hablar sobre que quería conocer a tu bebé. Y le dije que fuera un poco más paciente... y prudente —lo miró mal.
—No importa —Lydia se acercó al chico y le entregó al niño— puede pasar tiempo con Maven tanto como desee.
Seth sintió que sus mejillas enrojecían pero aún así sonrió ampliamente mientras cargaba al niño y lo llevaba por todas partes.
—Me alegra que estés bien —volvió a hablar Sam— realmente estábamos muy preocupados, sobretodo porque ni siquiera Carlisle sabía lo que ocurría contigo.
—Gracias, Sam —Lydia se acercó a Carlisle y lo abrazó del brazo— sinceramente, yo tampoco sabía qué pasaría. En el hospital las cosas pasaron tan rápido y realmente creí que moriría. Jonah perdió la cordura y no sé por qué decidió atacarme a mi. Como sea, nunca lo sabré.
—Pero estás aquí —Sam sonaba aliviado— eso es la único que importa.
Lydia asintió y le dirigió una sonrisa.
—¿Quieres cargarlo? —Seth apreció de pronto corriendo y le extendió el bebé a Sam.
Fue una escena bastante graciosa. Sam miró con molestia a Seth por aparecer tan de pronto, luego miró al bebé con terror y finalmente a Lydia en busca de ayuda. La chica sonrió aún más.
—Está bien, Sam. Cárgalo si quieres.
El hombre asintió con cierto nerviosismo. Era algo bastante extraño, pues Sam casi siempre tenía cara de enojado y nunca lo había visto nervioso o ligeramente asustado. Era raro para el líder de la manada, pero a Lydia le resultó adorable.
Sam entonces tomó a Maven en sus brazos. Primero lo mantuvo en el aire con los brazos extendidos, bastante lejos de él, mirándolo y olfateando de lejos. Luego lo acercó un poco más, el niño comenzó a reír mientras extendía sus pequeñas manitas para tocar el rostro de Sam. Sam sonrió, dejando que el bebé explorara su rostro.
—No huele como un chupa sangre —murmuró— pero tampoco tiene ese nulo aroma como el de Lydia. Es algo bastante suave que podría llegar a rastrear a unos kilómetros. Me gusta.
Los demás chicos de la manada se acercaron para mirar al bebé con curiosidad.
—Yo quiero cargarlo después —dijo Embry pero Paul le dio un golpe en el pecho.
—No, yo soy el siguiente.
—Nada de eso, yo soy el siguiente —habló Jared, empujando a ambos chicos.
Sam los miró con el ceño fruncido.
—Compórtense —les habló con voz firme— todos lo pueden cargar, pero deben esperar su turno.
—Pero yo quiero ser el siguiente —se quejó Jared— además no es justo que Seth fuera el primero.
Seth sonrió desde su lugar mientras se encogía de hombros.
Lydia miró la pequeña escena con una sonrisa igual que Carlisle. Al menos la paz continuaba entre los vampiros y los metamorfos. Hubiera sido horrible que no fuera de esa manera.
—Lydia, hay algo que debo decirte —le dijo Carlisle en voz baja mientras los chicos jugaban con el bebé.
Ella lo miró preocupada.
—¿Hay algo mal?
Él negó.
—No, pero es importante y debo decírtelo antes de que lleguen los demás.
Asintió.
—Bien. Chicos, ¿podrían cuidar a Maven un momento mientras voy a cambiarme?
—Claro, Lydia. Tómate todo el tiempo que necesites.
Ella sonrió y entró a la casa junto a Carlisle hasta su habitación. En realidad también iba a cambiarse de ropa pues no podía quedarse en pijama todo el día.
—¿Qué ocurre? —preguntó mientras sacaba algo de ropa de uno de los cajones.
Carlisle se sentó en el borde de la cama.
—Quería mantener esto en secreto de los demás, porque quería que tú lo supieras primero. Aunque ha sido algo complicado.
Ella lo miró con ceño fruncido desde su lugar.
—Carlisle, me estás asustando. Sólo dime qué ocurre.
Carlisle se mantuvo en silencio, mirando a Lydia con una extraña expresión. Finalmente decidió hablar.
—Cuando te mordí para transformarte... yo también cambié.
Lo miró fijamente sin comprender del todo.
—¿Qué quieres decir?
Carlisle trató de pensar en sus siguientes palabras. Él tampoco comprendía del todo lo que estaba pasando.
—No estoy completamente seguro. Tampoco fue algo que ocurriera de inmediato... fue cuando despertaste, de hecho.
Ahora Lydia tenía más curiosidad.
—Creo que sigo sin entender lo que tratas de decir.
—Quiero decir... que tal vez... —se detuvo— soy parcialmente un híbrido como tú y Maven. Evidentemente yo ya no tengo pulso, estoy muerto. Pero ahora puedo comer comida humana... descubrí que puedo dormir... realmente pude dormir y soñar. Ya no brillo con el sol como antes. Es realmente extraño, creo que tu sangre logró cambiar una parte de mi. O más bien, suprimió algunas de mis habilidades de vampiro.
Lydia estaba auténticamente sorprendida. No sabía qué decir.
—No me mal entiendas —miró a Lydia con unos grandes ojos brillantes— es lo mejor que me ha pasado en toda mi existencia. Y quiero que sepas que aunque fue algo involuntario... te lo agradezco, cariño. No sólo tuvimos un precioso hijo, sino que me has hecho más humano.
La chica, que estaba a medio vestir se acercó a Carlisle y lo abrazó por la cabeza. Él también la abrazó con cierta fuerza, descansando su rostro en el abdomen de la chica.
—Es genial, cariño. Estoy feliz de que seas feliz.
—Lo soy Lydia. Nunca en mi larga vida había sido tan feliz como en este momento.
Hubo un pequeño momento de agradable silencio.
—¿Se lo diremos a los demás?
—Creo que esa es decisión completamente tuya. Tal vez te lo pidan y sólo tú puedes decidir. Pero también debes saber que cuántas más personas lo sepan... más peligroso podría resultar para ti.
Se separaron. Lydia tomó a Carlisle de las mejillas y lo miró con una sonrisa.
—Ustedes son mi familia —comenzó— y si ayudarlos a ser un poco más humanos es lo que realmente quieren... no me importa darles de mi sangre. Pero quiero que pase lo que pase, protejas a toda costa a Maven. Es un bebé y es nuestro hijo, si algún vampiro se entera que Maven tiene sangre de ángel... él estará en mayor peligro que yo.
Carlisle colocó sus manos sobre las de Lydia que permanecían en sus mejillas.
—No dejaré que nadie ni nada les haga daño a ninguno de los dos. ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Lydia se inclinó para besar al rubio y finalmente se separaron para que la chica terminara de vestirse. Y entonces regresaron con los chicos y Maven. Todos estaban muy contentos, incluso Leah parecía disfrutar mucho del pequeño momento.
Sam se acercó a la pareja y le entregó su hijo a Lydia.
—Fue genial verte, Lydia. Y también fue todo un gusto conocer a tu hijo. Espero que pronto lo puedas llevar a La Push.
—Cuenta con eso, Sam.
El hombre sonrió de lado mientras asentía.
—Entonces ya nos veremos. Aún tenemos que hacer algunas cosas.
—Entiendo. Fue realmente genial verlos de nuevo.
—Adiós —se despidió Seth con muchísimo entusiasmo mientras corría hacia el bosque.
Lydia tomó la mano de Maven y la movió suavemente de un lado a otro en señal de despedida. Y entonces la familia de tres entró a la casa.
Los demás integrantes de la familia llegaron hasta el día siguiente y fue Carlisle quien los reunió a todos en la sala. Nadie entendía lo que ocurría pues el hombre parecía un tanto nervioso.
Carlisle fue el encargado de explicar lo que ocurría pues era él quien lo estaba experimentando de primera mano. Todos estaban atónitos, no creían realmente lo que escuchaban y al final de la explicación, hubo un profundo silencio.
—No estoy qué tan segura de si funcionará ahora que soy mitad vampiro. Pero si alguno quiere intentarlo, no tengo problema en darles de mi sangre. Entiendo que es algo que quieran pensar, así que cuando tomen una decisión... aquí estaré. Cuando sea.
Evander se puso de pie.
—Lydia... muchas gracias por esta gran oportunidad. Lo digo de todo corazón... aunque técnicamente no tengo —sonrió— y si no es mucho pedir, yo quisiera aceptar esa oferta. He vivido tantos años que intentar esto, con la posibilidad de que pueda volver a comer y dormir... realmente me encantaría.
Lydia le sonrió a Evander.
—Por supuesto.
—Yo también quisiera aceptar esa oferta, Lydia —habló Esme con suavidad— siento que no merecemos toda la amabilidad que nos brindas, has hecho más por esta familia de lo que nosotros hemos hecho por ti y ahora esto... no hay palabras suficientes para agradecerte.
—Nada de eso, Esme. Han hecho mucho por mí y no me importa en lo absoluto —le sonrió— si hay algo en que los pueda ayudar, no duden en que lo haré.
No fue en ese momento, tal vez porque no se sentían listos para tomar la decisión, pero al final... todos los Cullen aceptaron la propuesta de Lydia. Todos querían volver a sentir esa pequeña humanidad y aunque se sentían egoístas por pedir algo así, estarían eternamente agradecidos con Lydia por ese gesto.
Volver a comer y dormir... sonaba como algo imposible. Pero ahora mismo era una realidad. Todos juraron guardar el secreto con sus propias vidas. Y aunque era algo que ya se habían prometido a sí mismo y era un acuerdo no verbal, le aseguraron a Lydia que la protegerían a ella y a su hijo sin importar nada. Nadie les haría daño nunca.
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