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꒰ 029 !

capítulo┊ ✦. :: veintinueve
♡ ﹙tragedia﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ

No pudo asistir al funeral de sus padres debido a que no podía viajar en avión estando embarazada. Por lo que enfrentó la perdida desde su hogar. Lo que más le dolía era que sus padres no lograron conocer a su nieto ni estar el día de su boda. Sabía que era algo que a ellos le emocionaba y sinceramente, a Lydia también.

Además, hacía casi tres semanas que apenas había visto o hablado con Carlisle. El hombre había estado muy ocupado entrenando con los hombres lobo y los vampiros para la batalla que se aproximaba. Le habían preguntado a Lydia si se quería unir en esos pequeños entrenamientos, para que no estuviera desprotegida pero ella se negó, mencionando que estaría trabajando y llamaría si hubiera un problema.

La verdad era que no le encantaba la idea de ver a un montón de criaturas sobrenaturales peleando. Antes tal vez incluso le habría resultado divertido, pero en ese momento su mente estaba en otro universo. Y según ella, el hospital era un lugar completamente seguro.

Según ella.

Además, regresaría a casa de inmediato, donde Carlisle la estaría esperando. Pero en un momento las cosas comenzaron a pasar tan de pronto que resultaba horrible.

Todos los Cullen se estaban preparando para ir al "campo de batalla". Carlisle fue el último en salir, pues se había quedado junto a Lydia para despedirse.

—No tienes que ir a trabajar —le había dicho el rubio— te puedes quedar aquí en casa y te veré más tarde.

Lydia sonrió de lado mientras negaba.

—Estaré más nerviosa si me quedo aquí. Prefiero ir al hospital y puedes llamarme cuando estés de regreso.

Carlisle asintió. Era cierto que era más seguro que la chica estuviera rodeada de más persona y no que estuviera sola en casa. Aún así, tenía ese mal presentimiento.

—Bien. De todas formas, iré por ti al hospital en cuanto esté de regreso.

—De acuerdo.

La miró fijamente, pese a que ya había memorizado cada una de sus facciones, no quería olvidarse de nada.

—Te amo, Lydia. Lamento que estas últimas semanas haya estado tan distante pero te prometo que en cuanto esto termine... tú y yo iniciaremos nuestra propia vida.

Ella sonrió un poco.

—También te amo Carlisle.

El nombrado la besó suavemente antes de irse corriendo junto al resto de su familia. Lydia suspiró cansada y fue en busca de sus cosas para subir a su auto e ir directamente al hospital. Mientras se dirigía a su destino, no lo pensó dos veces antes de detenerse en la panadería a comprar una caja de galletas.

Sinceramente estaba preocupada por Carlisle y esperaba que estuviera a salvo. Aquella despedida se había sentido muy extraña y no se creía por completo que el hombre estaba a punto de pelear contra otros vampiros, donde era muy posible que muriera definitivamente.

Lydia debía dejar de pensar en todo eso o sólo se haría más daño. Al menos comer aliviaba su ansiedad un poco.

Como siempre, dejó su auto en el lugar habitual y entró por la puerta trasera, donde saludó al guardia y le ofreció una galleta. El hombre le dedicó una agradable sonrisa y le deseó un buen día luego de tomar una de esas deliciosas galletas.

En cuanto terminó de cambiarse, su mente permaneció en su trabajo. Aún había mucha gente a la que debía ayudar y confiaba plenamente en que Carlisle y todos los demás estarían perfectamente bien.

Cristina se acercó a Lydia en cuanto la vio y no lo dudó dls veces antes de comenzar a hablar como si no hubiera un mañana, lo que resultó en un completo alivio para Lydia pues últimamente no tenía muchos temas de conversación.

Fue un día bastante normal, no hubo muchos pacientes que atender pero la sala de espera no estuvo vacía.

Eran casi las seis y media de la tarde cuando una enfermera se acercó a Lydia y le dijo que alguien la buscaba en recepción. Con el ceño fruncido, se dirigió a la entrada del hospital y fue muy grande su sorpresa cuando vió de quién se trataba.

—Lydia —saludó con una sonrisa— me alegra verte.

Ella frunció aún más el ceño.

—¿Qué haces aquí?

—Bueno... —suspiró, metiendo una mano en el interior de su abrigo— sólo quería hablar contigo un momento. Si no es mucha molestia, por supuesto.

🫀

Jacob había sido herido en el último momento por uno de los neófitos que habían quedado vivos. Pero los Vulturi se acercaban y los hombres lobo debían irse antes de que llegaran. Carlisle prometió hacerse cargo más tarde.

Sólo unos minutos más tarde, Jane llegó junto a Alec, Félix y Demetri. Fue una corta y amarga conversación. Una de las chicas había sobrevivido y le habían ofrecido asilo a cambio de su rendición, pero Jane ordenó matarla.

Fue algo triste y cruel pero los Cullen no querían meterse en más problemas y era muy seguro que no sobrevivirían a una pelea contra ellos.

Jane y los demás se fueron casi de inmediato, los demás esperaron a que los cuerpos fueran frenados por completo. Había sido una victoria, pero todos se habían quedado con un trago amargo.

—Iré a ver a Jacob y luego iré por Lydia —avisó Carlisle mirando a toda su familia.

Esme le dirigió una sonrisa junto con un asentimiento. Por fin todo había terminado y era justo que el hombre siguiera adelante con la vida que tanto estaba anhelando en ese momento.

Pero apenas pudo dar un par de pasos cuando la voz de Alice lo frenó por completo.

—Carlisle... es Lydia —habló Alice preocupada, con la mirada perdida y una expresión que reflejaba un gran terror.

Era biológicamente imposible, pero Carlisle se sintió mareado, casi aturdido. El miedo se reflejó en sus ojos y fue Edward el primero en reaccionar pues había visto la visión de Alice.

El hombre se quedó pasmado en su lugar antes de salir a toda velocidad rumbo al hospital con Edward y Emmett siguiéndolo de cerca. Carlisle ya no pensaba con claridad... en realidad no pensaba. Sólo necesitaba ver a Lydia en ese momento y asegurarse de que estuviera bien.

Edward y Emmett se dirigieron miradas preocupadas. En ese momento, Edward era el único que sabía con certeza lo que estaba ocurriendo pero no podía decirlo en voz alta o alteraría más al rubio. En su lugar, trataron de ir aún más rápido, tomando algunos atajos y evitando cruzarse con personas.

Estaban a un par de kilómetros cuando escucharon las sirenas de los autos de policía alrededor de la entrada principal del hospital. Si Carlisle fuera capaz de respirar, probablemente habría dejado de hacerlo en ese momento.

Tanto Edward como Emmett le hablaban pero él ya no era capaz de escuchar. Se acercó como pudo pero un policía lo detuvo. Carlisle no era capaz de entender lo que el oficial le decía, simplemente necesitaba entrar.

Entonces sus ojos dieron con el jefe Swan, quien rápidamente se acercó a Cullen. Pero Charlie no era capaz de mirarlo a los ojos y eso le preocupó más a Carlisle.

—Está bien, déjenlo pasar —le ordenó Charlie al oficial.

No muy convencido, el oficial asintió y levantó la cinta para dejar pasar a Carlisle.

—¿Donde está Lydia? —fue lo primero que preguntó en cuanto estuvo a un par de pasos del jefe.

Charlie lo miró en silencio, como si no encontrara las palabras adecuadas.

—Doctor Cullen, primero necesito que se tranquilice o no lo dejaré entrar.

Carlisle lo miró con desesperación.

—Lydia —repitió— ¿dónde está? ¿Está bien? ¿Qué ocurrió?

Charlie suspiró y rascó incómodamente su nuca.

—¿Le parece familiar el nombre de Jonah Rigby?

La furia comenzó a crecer cada vez más en su pecho. No le gustaba para nada no saber lo que ocurría. Necesitaba ver a Lydia en ese instante o se volvería completamente loco.

—En realidad sí. ¿Qué tiene que ver él en todo esto? ¿Dónde está Lydia? —repitió, esta vez más preocupado. Edward que estaba justo detrás de él ya había leído los pensamientos de Charlie y entendía lo que ocurría.

Charlie se aclaró la garganta.

—Bueno... hace un par de horas... el hombre entró al hospital. Tenía una identificación de médico y mencionó en la entrada que venía a ver a la jefa del hospital por lo que no se llevó un adecuado procedimiento de revisión —se detuvo un momento— la enfermera que estaba en recepción dijeron que el hombre preguntó por Lydia y la fueron a buscar. Sin embargo... bueno... no sé cómo decirlo —frunció el ceño— Jonah traía un arma. Estamos tratando de recuperar las cintas de seguridad pero todo ocurrió tan rápido. De pronto escucharon un disparo y la gente comenzó a correr... pero el hombre se disparó a sí mismo luego de... bueno... luego de dispararle a Lydia.

Carlisle hizo a un lado a Charlie y entró corriendo al hospital, tan rápido como un humano promedio lo haría. Charlie no lo detuvo, no tenía el corazón para hacerlo. Y Carlisle no era el único destrozado en ese momento, Emmett también se sentía aturdido. Quería golpear algo, por lo que en ese momento, Edward era la voz de la razón.

Carlisle vio a Cristina, la enfermera estaba llorando desconsoladamente mientras un policía intentaba hacerle algunas preguntas. Se acercó a ella y Cristina se puso de pie en cuanto vio al doctor Cullen.

—Doctor Cullen —murmuró entre llantos— lo siento tanto... yo... yo fui quien le dijo a Lydia que la estaban buscando. Yo... —no terminó su frase pues el llanto regresó con más fuerza.

Carlisle la tomó con suavidad de los hombros.

—Cristina, está bien. No es tu culpa nada de esto —intentó tranquilizarla— pero necesito que me digas dónde está Lydia.

Ella lo miró con ojos tristes.

—En el quirófano cuatro —habló entre lágrimas— lleva una hora allí. Intentan salvarlos a ambos.

Carlisle asintió agradecido y caminó rumbo al quirófano. En la entrada estaba otro policía que estaba a punto de evitarle la entrada pero a su lado estaba la jefa del hospital quien le dijo quien era.

—Carlisle, hemos intentado contactarte desde hace una hora —le dijo muy preocupada la mujer.

—Déjame entrar a ese quirófano.

Ella lo miró con pena.

—Sabes que no puedo hacer eso.

Frunció el ceño.

—Sabes que soy el único que puede salvarla. Déjame hacerlo.

Lo miró fijamente un largo momento hasta que finalmente asintió.

—Bien. Entra.

Caminó aún más rápido, lavó sus manos y entró al quirófano. Todos los presentes lo miraron.

—Quiero que todos salgan de aquí en este momento —habló con voz firme. Nunca nadie lo había escuchado hablar de esa forma— ahora mismo.

Aunque lo dudaron, eso hicieron. Los dos cirujanos y las tres enfermeras salieron del quirófano, al mismo tiempo, entraron Edward y Emmett.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Edward.

Asintió.

—Tapen las ventanas y la cámara. Que nadie entre aquí bajo ninguna circunstancia. Emmett, vigila los signos. Los salvaremos a ambos.

Se comenzaron a mover de inmediato. Carlisle se colocó unos guantes y se acercó a Lydia para verificar su estado.

Estaba anestesiada, se notaba que había perdido muchísima sangre pero afortunadamente, aún lograba escuchar sus latidos. Aún no lograban sacar toda la bala, sólo habían sacado la mitad pero al parecer, estaba muy cerca del pulmón. Al menos no había impactado en su abdomen, pero si no tenía cuidado, podría perforar el pulmón y eso sería mortal para ella.

Tanto Emmett como Edward habían estudiado un poco de medicina a lo largo de los años. No estaban ni por poco a la altura de Carlisle, pero al menos sabían que hacer y cómo moverse por el quirófano.

—Carlisle —le llamó Emmett— los latidos del bebé están disminuyendo.

Sabía que era complicado salvarlos a ambos, pero haría todo lo posible.

—Puedes salvar al bebé y luego morder a Lydia —le recomendó Edward— así ambos vivirán.

Carlisle no estaba seguro en esa decisión.

—No sé qué tan seguro sea —murmuró— Lydia recién cumplió los siete meses y medio. El feto aún es muy pequeño y no ha terminado de desarrollarse. Cabe la posibilidad de que no sobreviva.

—Pero será peor si no lo sacas. Ambos morirán.

Eso era cierto. No podía morder a Lydia con el bebé aún dentro de ella. Pero no quería perder a su bebé tampoco. Y mucho menos quería decidir entre ambos.

—Emmett, sigue vigilando los signos vitales y canaliza más anestesia cada veinte minutos. Edward, necesito que vigiles la herida de bala, vigila que no se mueva de su lugar. Sacaré al bebé y luego sacaré esa bala para poder morderla.

Ambos hombres asintieron.

—Creo que puedo sacar la bala.

—Hazlo. Si estás seguro, trata de hacerlo lo más rápido posible y cierra la herida.

Edward y Emmett no se percataron de que la sangre de la chica no los estaba afectando. Era como si hubieran olvidado que la sangre les despertaba ese instinto animal. Y era algo de lo que se darían cuenta más tarde.

Ninguno de los tres se percató del tiempo que estaba transcurriendo. Estaban tan concentrados en su trabajo que olvidaron todo lo demás.

Carlisle fue capaz de sacar al bebé con éxito, dándose cuenta de que era un niño. Quiso llorar de felicidad en ese momento, pero las cosas aún no mejoraban. Los latidos de Lydia fueron en picada y aún debía meter al bebé en una incubadora.

—Emmett, toma al bebé y entrégaselo a una enfermera de afuera.

Con cierto temor, Emmett tomó al recién nacido. Él era muy grande y fuerte, por lo que le aterraba lastimarlo sin querer. Pero en cuanto lo tuvo en sus manos, pues cabía perfectamente en sus ambas palmas, sonrió. Aunque recordó que la vida de ese pequeñín aún estaba en riesgo y rápidamente salió del quirófano.

Había un gran grupo de personas afuera esperando a saber si Lydia estaría bien. Incluso estaba el jefe Swan. Una enfermera se acercó de inmediato a Emmett para tomar al bebé. Otro doctor también se acercó y ambos se lo llevaron.

Emmett regresó al quirófano, donde en sólo unos segundos, se había vuelto un caos. Carlisle parecía desesperado y por primera vez notó la gran cantidad de sangre que había.

—Tienes que morderla ahora —le recordó Edward pues no parecía que hubiera otra forma de salvar a la chica.

—Carlisle —le llamó Emmett— hazlo.

Miró a ambos chicos y finalmente asintió. Le quitó la mascarilla de anestesia y todos los demás cables y agujas que tenía por todo el cuerpo. La tomó de las mejillas para dejar un suave beso en su frente.

—Te amo, Lydia —murmuró— siempre lo haré.

Entonces, comenzó a dejar mordidas por su cuerpo. Ya no sentía furia, en su lugar, sentía desesperación. Deseaba que Lydia despertara de nuevo y regresara a él.

La necesitaba con tanta desesperación que estaba dispuesto a dar su propia vida por ella.

Pero ella estaría bien. La mordida funcionaria y ella abriría los ojos y sería un vampiro igual que él. Serían una familia feliz. Los tres. Tendrían su boda y luego buscarían una casa para ellos solos. Lejos de los problemas.

Todo estaría bien. ¿Cierto?



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