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꒰ 027 !

capítulo┊ ✦. :: veintisiete
♡ ﹙sorpresa﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ

Con cada día que pasaba, las cosas se ponían más tensas. En Seattle habían más desapariciones y muertes inexplicables, era de lo único que se hablaba en los noticieros y ni siquiera había alguna pista de quién podría ser el responsable.

Todos estaban reunidos en la residencia Cullen, en la sala mirando el noticiero mientras buscaban la manera de solucionar todos los problemas o deducir cuál era el posible origen de todo.

Llegaron a la conclusión de que eran neófitos creados para alguna clase de lucha. Además, les resultaba preocupante que los Vulturi aún no hicieran nada al respecto. Ya debería haber llegado a sus oídos todo lo ocurrido, después de todo, se suponía que estaban al tanto de todo lo que los vampiros hacían.

Sin embargo, Carlisle y Lydia se comenzaban a distanciar cada vez más. El rubio faltaba al trabajo para quedarse en casa y ayudar con todo lo que pudiera, Lydia por su parte se la pasaba todo el día en el trabajo y al regresar a su hogar sólo podía pensar en dormir.

Ambos sentían ese distanciamiento que se hacía cada vez más grande pero no estaban seguros de cómo resolverlo. Además, Lydia tenía cada vez más fuertes los síntomas del embarazo pero ella misma se negaba a dejar de ir a trabajar, su jefa le había dicho que no había ningún problema, que su salud era lo primero pero ella aún se negaba rotundamente. Era su única manera de no pensar en todos los líos que ocurrían con Isabella.

Aquella noche de viernes, cuando Lydia salía del trabajo, se encontró con Carlisle que la esperaba junto a su auto. Ella le sonrió mostrando cada uno de sus dientes y se acercó para abrazarlo y darle un beso. Él no se negó ni un poco a la muestra de afecto y dejó que la calidez de Lydia lo inundara de pies a cabeza. Había extrañado mucho esa sensación tan agradable.

—¿Qué tal tu día? —preguntó finalmente mientras se dirigía a abrir la puerta del copiloto.

—Nada interesante, en realidad —subió al auto con cuidado— estas semanas han sido muy tranquilas.

Carlisle subió también al auto y comenzó a conducir.

—Me alegra saberlo. Sabes que puedes dejar de venir al hospital si te sientes mal.

—Carlisle, estoy bien. Es mil veces menos estresante el trabajo que... todo el asunto de Bella.

—Lo sé, lo siento —se sentía realmente mal por no estarle prestando la atención necesaria a su novia embarazada.

El hombre parecía triste, Lydia nunca lo había visto de esa manera pero se sentía culpable.

—No es tu culpa, cariño. Sé qué haces todo lo posible por mantener a todos a salvo y eso es grandioso.

Carlisle la miró con una pequeña sonrisa, pero fue entonces que Lydia se percató de que no iban en dirección a su hogar.

—¿A dónde vamos? —volvió a hablar.

El rubio sonrió aún más pero no contestó nada, en su lugar, extendió su mano y tomó la mano de Lydia. El resto del camino se mantuvo en relativo silencio, con Lydia preguntando a dónde se dirigían y con Carlisle pidiéndole que esperara.

Se detuvieron frente a la casa de Lydia, lo que ciertamente le resultó una sorpresa pues había ido por un camino bastante largo, aún así no entendía que pasaba. Carlisle le abrió la puerta y le ayudó a salir del auto, enseguida se dirigieron a la entrada. Todo parecía bastante normal, pero la chica se sentía bastante inquieta.

Entraron a la casa, todo se veía normal.

—Ve a cambiarte por algo más cómodo —le dijo Carlisle con suavidad— te preparé la cena y luego podemos quedarnos en el sofá a ver una película. Si quieres puedes tomar una ducha, te compré algunos jabones de baño para que te relajaras.

Lydia sonrió con emoción.

—Eso me gustaría. Gracias, Carlisle.

La chica fue escaleras arriba para tomar su ropa. Eligió una pijama caliente junto con sus pantuflas favoritas. Los pies la estaban matando y tarde o temprano aceptaría tomar el descanso del trabajo, pero lo soportaría mientras pudiera. Se dirigió al baño y no lo dudó dos veces antes de entrar.

Fue realmente relajante y por un segundo quiso ir directamente a la cama para dormir cual tronco pero se recordó que Carlisle le había preparado la cena y le emocionaba pasar más tiempo con él. No tardó mucho en la regadera, se vistió cómodamente con su pijama y se colocó algunos productos en la piel. Realmente se sentía agotada pero el agradable olor a comida llegó a sus fosas nasales casi de inmediato, lo que la animó a bajar.

Pero apenas salió de su habitación cuando se encontró con un camino de pétalos rojos y un montón de velas. La emoción comenzó a inundar cada parte de su cuerpo.

—¿Carlisle? —habló pero no obtuvo respuesta alguna.

Continuó caminando, siguiendo el camino de pétalos y velas. Bajó por las escaleras con el corazón latiendo a mil por hora. El camino la dirigía a la sala, a donde llegó de inmediato y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Allí estaba Carlisle, de rodillas, sosteniendo un anillo en su cajita y rodeado de pétalos y velas aromáticas. Lydia sonrió y siguió caminando hasta estar frente al hombre.

—Lydia, hablaba muy enserio cuando dije que quería casarme contigo luego de que nuestro bebé naciera. No esperaba que ocurriera de esa forma, pero me harías el hombre más feliz del universo si aceptas ser mi esposa.

Lydia casi siente que pierde el aliento.

—Carlisle... —murmuró aún sin poder creerlo.

—Lydia Knox, ¿te casarías conmigo?

La chica se dejó caer de rodillas para abrazar al hombre con todas sus fuerza.

—Sí. Por supuesto que sí —dijo finalmente sin dejar de llorar por la emoción.

Se separó un poco de Carlisle para poder besarlo y luego, con su ayuda, se puso su anillo de compromiso.

No lo podía creer, sentía que era un sueño, uno perfecto y hermoso.

Luego del pequeño momento, Carlisle acompañó a Lydia con su cena y un exquisito postre que la chica disfrutó más de lo que había imaginado. Más tarde ambos se sentaron en el sofá y miraron una película al azar. No le pusieron mucha atención pues estaban más concentrados en su platica. Carlisle se dedicaba mientras tanto a dejar pequeñas caricias en el vientre de su prometida mientras hablaban.

—Aún no hemos decidido ningún nombre —había dicho Lydia.

Carlisle la miró con una sonrisa, pero sin dejar hacer pequeños círculos con su mano por el vientre de la chica.

—Aún no sabemos si será niño o niña.

—No, pero podríamos decidir ambos.

Ambos sonrieron.

—¿Has pensado en alguno? —le preguntó el rubio.

—Bueno, en realidad sí.

La miró con curiosidad.

—¿Cuáles?

—Si es niña, me gustaría que fuera Elain. Y si es niño, me gusta el de Lyssander.

Carlisle la miró pensativo y Lydia esperaba ver su reacción. ¿Los odiaba?

—Bueno, me gusta el que elegiste para niña, pero podríamos pensar en otro por si es niño.

Lydia comenzó a reír pero no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—De acuerdo, pero si no me das ideas en una semana, se quedará el que he elegido.

Carlisle se inclinó para besarla con suavidad.

—De acuerdo.

Se mantuvieron en silencio por un momento, poniendo atención por primera vez a la televisión encendida pero en realidad no tenían ni idea de qué estaban viendo.

—¿Quien te ayudó con todo esto? —preguntó finalmente. Tenía bastante curiosidad por saberlo.

—Alice, Esme y Emmett. Estaban muy emocionados cuando les conté y Alice y Emmett querían que fuera en un lugar público pero no me agradaba del todo esa idea.

—Creo que fue perfecto de esta manera.

—Mañana estarán como locos. Además, no te quitarás a Alice de encima. Le encanta todo esto de planear bodas y fiestas.

Lydia dejó salir una risa.

—Ya está muy emocionada con lo del bebé, me imagino que ahora lo está más.

—Creo que todos están emocionados con lo del bebé, aunque es Alice la que más lo demuestra pero te aseguro que todos están felices e impacientes por conocerlo finalmente.

—Bueno, sólo tendremos que esperar unos meses más y lo tendremos en nuestros brazos.

—No puedo esperarlo.

Lydia cerró los ojos y se dejó llevar por las suaves caricias que Carlisle dejaba.

—Pronto será la graduación de los chicos, ¿no es así? —habló sin abrir los ojos.

—Sí. Alice quiere dar una fiesta en la casa.

—Mientras no termine como la última vez, supongo que no habrá problema.

—Tendremos cuidado. Con todo tan tenso, las pequeñas cosas sirven de escapatoria. Aunque sea por un momento.

—Supongo que tienes razón.

Carlisle dijo algo más, pero Lydia no alcanzó a escucharlo pues se había quedado profundamente dormida. Había sido una noche perfecta.



: ‹𝟹 todos los votos y
comentarios son muy
apreciados. me animan
a seguir actualizando!

Pd. Aún no me decido si su bebé será niño o niña y tampoco he elegido muy bien el nombre, así que leeré con mucho gusto sus sugerencia

Pd. 2 como ya estoy editando este fic, ya está decidido todo lo anterior :p aún así me gustaría leer que opinan ustedes y sus predicciones para los próximos capítulos

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