capítulo┊ ✦. :: veintitrés
♡ ﹙florida﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ

Eran casi las diez de la noche, Lydia y Carlisle estaban en la sala de la casa Cullen hablando tranquilamente sobre su día de trabajo cuando Edward llegó muy acelerado junto a Alice y Jasper. En un momento, toda la familia estaba reunida.

Carlisle se puso de pie rápidamente, estaba preocupado por su sobrino y la expresión tan sombría de su rostro.

—¿Qué ocurre, Edward?

El nombrado miró rápidamente a Alice en alguna clase de apoyo emocional.

—Alice tuvo una visión esta tarde —comenzó, tratando de no sonar alterado o preocupado— es Victoria y los más probable es que venga por Bella. Le dije que usara el boleto de avión que Esme y Evander le regalaron para ir a visitar a su madre, pero quiere que vaya con ella.

Carlisle asintió, colocando una mano en el hombro de su contrario. Esa cálida mirada pareció ser lo que el hombre necesitaba para calmar sus nervios.

—Está bien. Nosotros nos haremos cargo. Es importante mantener a Bella a salvo.

Edward asintió agradecido pero miró rápidamente a Lydia, que seguía sentada en el sofá escuchando con atención la pequeña conversación. Ella desvió la mirada con cierto nerviosismo, no le encantaba la idea de estar sometida a tanto estrés, mucho menos en este momento, pero también sabía que ahora lo más importante era mantener segura a Bella. Sobretodo de Victoria, pues se había enterado por Carlisle que la chica había sido perseguida por esa pelirroja incluso cuando los Cullen se fueron de Forks.

—Lydia estará bien —aseguró Carlisle, pero hubo un tono apenas perceptible de vacilación— probablemente Victoria ni siquiera la recuerde y ya que está tan empeñada con encontrar a Bella, no se tomará la molestia de involucrar a Lydia.

Edward asintió pero parecía decaído. Se sentía culpable de poner en peligro a la compañera de Carlisle.

—Tal vez pueda ir a Florida con nosotros. Sus padres también viven allá, ¿no es cierto?

—Estoy de acuerdo con Edward —habló Evander de pronto— si Lydia se queda, lo más probable es que uno de nosotros se quede con ella, pero lo mejor sería que todos nos enfrentemos a Victoria sin preocuparnos por la seguridad de alguien más.

—Evander tiene razón —dijo Rosalie, lo que fue una sorpresa para todos pues normalmente se abstenía de comentar nada— con Lydia embarazada, es mejor que no se someta a tanto estrés. Y estando al otro lado del país estará más segura que aquí, incluso si ella no es el objetivo.

Todos miraron a la chica. Ella se sonrojó por tan repentina atención.

—¿Lydia? —le preguntó Carlisle con suavidad.

—Seguro —habló en voz baja y ligeramente temblorosa— seguro que mi madre está emocionada por ver el ultrasonido y tendremos un montón de cosas de qué hablar.

Carlisle asintió. No le encantaba la idea de estar lejos de ella, pero al menos tenía la certeza de que estando con sus padres estaría a salvo y en todo caso, Edward estaría más o menos cerca si fuera necesario.

—De acuerdo —dijo finalmente Carlisle y miró a Edward— te lo encargo.

—Por supuesto. Y yo a ustedes.

Nadie dijo nada más y cada uno se fue por su lado. Carlisle regresó a su lugar junto a Lydia y hablaron un poco al respecto. Al día siguiente, luego del trabajo la llevaría a su hogar para que hiciera sus maletas. No quería separarse de ella.

Desde que descubrió que Lydia esperaba un bebé, Carlisle se había vuelto mil veces más sobre protector, le causaba un fuerte conflicto la idea de estar lejos de ella y de su futuro hijo o hija. Muchas veces, Lydia le tenía que recordar que todo estaba de maravilla y que incluso ella necesitaba su pequeño espacio personal por algunas horas.

Carlisle no tenía de otra más que respetar aquello, tampoco quería aturdirla, pero aún así no dejaba de preocuparse.

🫀

Resultó ser una gran sorpresa para todos descubrir que la madre de Bella y la madre de Lydia eran vecinas y que incluso se llevaban de maravilla pues durante un corto tiempo habían interactuando en Forks, pues allá también habían sido vecinos. Era un alivio para Edward, pues de esa manera podría vigilar a ambas chicas sin el mayor inconveniente.

—Fue muy gracioso —explicó la madre de Bella. Todos estaban la mesa del patio trasero a la luz de la luna— cuando Phill y yo llegamos a esta casa nos encantó de inmediato. Luego, fuimos a visitar a nuestros vecinos para presentarnos oficialmente y Delilah gritó tan fuerte cuando me vio que yo también grité muy fuerte por el susto —dejó salir una fuerte carcajada ante el recuerdo— entonces me di cuenta de quién era. El mundo es tan pequeño.

—Vaya que lo es —estuvo de acuerdo Delilah— además, Marcelle y Phill se llevaron de maravilla. Siempre que salimos los cuatro juntos, esos dos solo hablan de béisbol y se olvidan de que tienen esposa.

Lydia dejó salir una corta risa. Le parecía bastante tierno, aunque le resultó extraño que no mencionaran nada de aquello la última vez que estuvo allí. Tal vez fue porque estuvo muy poco tiempo y sinceramente no le molestaba no haberlo sabido, hubiera resultado un poco incómodo con todo el drama entorno a Bella y los Cullen.

Bella se mantuvo en silencio, sentada junto a Edward y escuchando con atención las historias de las dos mujeres mayores. Ambas estaban tan emocionada por contar cosas vergonzosas sobre sus esposos que ellos tuvieron que ir en busca de cervezas para que nadie notara el rubor de sus mejillas.

Lydia no lo dijo en voz alta a nadie, pero había disfrutado mucho de esas pequeñas vacaciones en Florida con sus padres. Todo era tan tranquilo y silencioso, no pensó ni por un momento en los dramas de casa y francamente, se sentía un poco culpable de disfrutar todo aquello. Pero no le molestó ni por un momento el volver a decir adiós a sus padres cuando regresó a Forks.

Sí había disfrutado de aquel fin de semana, pero le fue suficiente para recobrar todas sus energías y llegar con la mente en completa paz. Sus padres se quedaron con una fotografía del ultrasonido y le hicieron prometer a su hija que mandaría más cuando le fuera posible.

De igual forma, Delilah le explicó a su hija que Lilian ya había dado a luz y que en dos meses irían a visitarla. Le pidió a Lydia que todos se reunieran para comer o algo parecido, a Lydia no le encantaba la idea, pero tal vez podría intentarlo. Si estaba con Carlisle, se sentiría a salvo. Lo único que le pidió a su madre, fue que no le comentara nada a Lilian de su embarazo. Ella prometió que no diría nada.

Carlisle los recibió en el aeropuerto y Lydia no lo pensó dos veces cuando fue corriendo hacia él para abrazarlo con gran fuerza. Abrazarlo fue como si por fin hubiera regresado a su hogar... y en realidad así era. Carlisle era su hogar.

El viaje a casa se mantuvo en silencio, pero Lydia imaginó que Carlisle le contaba todo a Edward mentalmente, mas tarde ya se lo contaría a ella.

Esta vez, decidieron regresar a la casa de Lydia para pasar una noche a solas. Lydia le contó absolutamente todo sobre el pequeño viaje y Carlisle se encargó de contarle lo que había pasado con Victoria, con los hombres lobo y como casi se desataba una pelea entre Emmett y uno de los lobos.

Lydia sólo podía pensar que ella era la única que aún no conocía a los lobos y aunque no estaba emocionada por que pasara eso, le causaba cierta curiosidad. Recordaba que en el libro que su madre le había regalado, hablaba sobre los lobos de la reserva Quileutes... pero era extraño, explicaba sobre su especie y la siguiente pagina estaba arrancada.

Esperaba descubrir aquel misterio tarde o temprano. Más temprano que tarde, por supuesto.

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