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꒰ 022 !

capítulo┊ ✦. :: veintidós
♡ ﹙ultrasonido﹚ ❋  ˚  ݂ ꛒ

—Todo está perfectamente —les dijo el doctor Winlow mientras miraba alternativamente la pantalla y a la chica— En el ultrasonido podemos observar que lleva un buen desarrollo y los demás estudios arrojan resultados favorables. Tal vez quieran programar sus citas mensuales o no sé si prefieran ir a Seattle. Allá tienen un mejor equipamiento.

Lydia sonrió sin soltar la mano de Carlisle. En realidad no lo podía creer aún y seguía más que emocionada. Sin embargo, la mención de Seattle casi la hace poner los ojos en blanco. Allá estaban su hermana y su cuñado. Por ninguna razón se acercaría ni aunque fuera su única opción.

—Yo llevaré el seguimiento, doctor Winlow. Es sólo que Lydia quería una segunda opinión —la nombrada casi resopla con diversión. El paranoico era Carlisle, aunque nunca lo iba a aceptar.

—Es sólo que Carlisle está algo acelerado y necesitaba que alguien más le dijera que todo estaba bien para que de verdad lo creyera —Lydia seguía mirando la pantalla— muchas gracias, doctor Winlow.

El hombre sonrió con cierta ternura mientras miraba a los padres primerizos. No eran los primeros que llegaban casi conmocionados.

—Lo entiendo. Es normal sentir un poco de pánico en el primer embarazo pero les puedo decir que todo va de maravilla —quitó el transductor y fue cuando Lydia dejó de ver la pequeña pantalla— en un minuto les daré la foto de su primer ultrasonido.

La chica asintió con emoción mientras miraba al doctor salir del consultorio. Carlisle presionó un poco más su mano.

—Casi cumples los tres meses —habló en voz baja y con una pequeña sonrisa— recuerdo que estábamos en España. Nuestra primera parada de Europa.

Lydia asintió y se levantó de la camilla mientras acomodaba su ropa. Carlisle le ayudó a ponerse su abrigo y ambos salieron finalmente el consultorio. Caminaron por los pasillos del pequeño hospital, ganándose ciertas miradas del personal. En cuanto entraron al consultorio del doctor Winlow, muchos se dieron la idea de lo que ocurría.

La doctora Knox y el doctor Cullen tendrían un bebé. Pero ya que ninguno había dicho nada al respecto, nadie se atrevía a darles las felicidades por el nuevo integrante de su familia.

Ambos llegaron al estacionamiento luego de que les entregaran la foto de la ecografía, Carlisle abrió la puerta del copiloto y ayudó a Lydia a subir, luego él subió y se dirigieron a la residencia Cullen. Lydia se quedó mirando la foto con una sonrisa mientras el auto avanzaba.

—Evander ha estado investigando un poco, pero dice que no hay nada. Nunca ha pasado nada parecido a esto, pero dice que seguirá investigando con algunos de sus conocidos —dijo Carlisle, que había colocado una mano en la pierna de Lydia— se supone que los vampiros no podemos concebir y no tengo una respuesta clara para esto.

Lydia sonrió, colocando una mano sobre la del rubio.

—Llamé a mi madre y se lo dije, gritó por media hora por la emoción pero al final me dijo que no sabía que podía ser posible. No hay historias ni nada parecido. Además le dije que no le mencionara nada a papá o a Lilian.

Él asintió.

—Bueno, sólo debemos ser cuidadosos y asegurarnos de que nuestro bebé se desarrolle bien.

¿Había escuchado bien? ¿Dijo: nuestro bebé? Lydia casi se pone a llorar de la emoción al mismo tiempo que sentía un cosquilleo en el estómago. Culpaba a las hormonas pero aún así, se sintió tan emocionada por escuchar las palabras del rubio.

—Pienso que es por la sangre de ángel que tengo —habló la chica luego de un momento— supongo que eso ayuda a estabilizar mi organismo y al bebé.

—Pienso lo mismo. Si fueras sólo una humana... no creo que tu cuerpo sea capaz de soportarlo.

Lydia miró la expresión tan sombría de Carlisle que apareció de pronto. Sabía lo que le preocupaba y presionó un poco más su mano.

—Todo estará bien, Carlisle. Escuchaste sus latidos en el ultrasonido... además, estoy segura de que serás el mejor padre de todo el universo.

Carlisle sonrió. Mentiría si dijera que no tenía miedo pero jamás en toda su inmortal vida había estado tan aterrado como en ese momento.

—Lydia... me gustaría que te quedaras en la casa conmigo y los demás. Me sentiría más tranquilo sabiendo que te tengo a mi lado todo el tiempo o que los demás estarán cuidándote si no estoy.

Lydia miró por la ventana bastante disgustada. Adoraba a los Cullen, pero no le encantaba la idea de que no tendría privacidad en esa casa cuando todos escuchaban incluso un susurro o se metían en su cabeza. Pero también entendía la preocupación de Carlisle. Ella también tenía miedo y se mantenía positiva sólo por bienestar de los dos.

Colocó su mano libre en su vientre y lo acarició con suavidad.

—De acuerdo —murmuró, mirando de nuevo al hombre— pero los fines de semana iremos a mi casa.

Él sonrió con un asentimiento.

—De acuerdo.

Tan pronto como llegaron a la residencia Cullen, Emmett los esperaba en la entrada con una enorme sonrisa que dejaba al descubierto sus dientes. Lydia también sonrió mientras negaba y sacó la fotografía. Emmett la tomó con emoción y la observó por un buen momento.

—Deberían ir pensando en un nombre.

Lydia casi había olvidado esa parte. Estaba más preocupada pensando en el bienestar del bebé que no podía pensar en ninguna otra cosa.

—Todo a su tiempo, Emmett —le dijo Carlisle, que abrazaba por los hombros a Lydia.

—Te prometo que serás el primero en saberlo cuando lo tengamos.

Emmett sonrió aún más. Quería abrazar a Lydia pero sabía que su emoción no le dejaría controlar del todo su fuerza, por lo que se resitió y le dio una palmadita en la cabeza.

—Vamos, Esme y Evander también estarán emocionados por ver la foto.

La pareja se adentró al hogar con Emmett siguiéndolos de cerca. Tanto Evander como Esme los esperaban en la sala de estar muy emocionados. Todos sabían que esa tarde Carlisle y Lydia irían a tomar el ultrasonido y no sabían si estar emocionados o asustados pero al ver la expresión de los futuros padres y haber escuchado la fuerte voz de Emmett llena de emoción, les indicó que todo estaba más que bien.

Esme fue la primera en tener la foto entre sus manos y no se contuvo al momento de abrazar a Carlisle con increíble fuerza y luego a Lydia pero controlado su fuerza con ella. Enseguida fue el turno de Evander, quien miró con una sonrisa la imagen en blanco y negro. No podía estar más feliz por Carlisle, era justo lo que se merecía.

—Debemos enmarcar esto y buscar un lugar de la casa para poner las de cada mes —dijo Esme con cierta emoción, tomando la foto de las manos de su marido.

Lydia iba a decir que no era necesario pero Carlisle la detuvo. Nadie haría cambiar de opinión a Esme en ese momento. Estaba más que emocionada y ya hasta había hecho un diseño para la habitación del futuro bebé. Lydia mordió su labio inferior ahogando una risa mientras veía a Esme ir en busca de un cuadro vacío.

—Todos estamos muy emocionados, Lydia —le dijo Evander— pero Esme es probablemente la más entusiasmada, junto con Alice. Tal vez no debería decirlo, pero ya fue de compras y probablemente ya está organizando el baby shower.

Lydia en realidad no sabía qué decir, por lo que prefirió quedarse en silencio. Afortunadamente Carlisle habló.

—Vamos, te prepararé algo de comer.

—Sí, gracias.

Dejaron a Evander en la sala de estar y ellos se dirigieron a la cocina. En realidad, moría de hambre pero por toda la emoción, casi lo había olvidado. Al llegar a la cocina, se percató de que estaba repleta de insumos, cada estante e incluso el refrigerador estaban completamente llenos de comida e ingredientes.

—Esme se emocionó esta vez —dijo Carlisle mientras sacaba algunos ingredientes de diferentes estantes— puedes tomar todo lo que quieras siempre que quieras, también me puedes pedir que te prepare lo que quieras. Descubrí que me gusta cocinar —la miró rápidamente con una sonrisa.

—No era necesario, pero gracias —suspiró y recargó sus codos en la mesa sin dejar de mirar los movimientos del rubio— supongo que tendré que mejorar mi alimentación ahora. Sólo espero no tener antojos extraños.

Carlisle soltó una pequeña risa ante el comentario.

—No te preocupes por eso. Cualquier cosa que quieras, sólo pídela y te la daré.

—¿Lo que sea?

La miró por un segundo.

—Lo que sea.

Ella sonrió.

—Ahora mismo quiero un beso.

Carlisle dejó lo que estaba haciendo para dirigirse a Lydia y tomar sus mejillas con delicadeza.

—Puedo darte eso ahora mismo —sonrió.

Unió sus fríos labios con los de ella en un lento y profundo beso que duró casi un minuto entero. Al separarse, Carlisle siguió cocinando mientras Lydia lo miraba.

Sinceramente, no podía sentirse más contenta que en ese momento.






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