capítulo┊ ✦. :: diecinueve
♡ ﹙leyendas﹚ ❋  ˚  ݂ ꛒ

Hace mucho tiempo, un ángel calló del cielo. Le era imposible regresar al cielo por lo herido que estaba y ninguno de sus hermanos se había percatado de su desaparición o tal vez sólo lo ignoraban.

Aquel ángel, del que se desconoce su nombre, vagó por la tierra por un tiempo hasta que encontró una pequeña comunidad de humanos. Todos lo recibieron con los brazos abiertos y le ayudaron a curar sus heridas. Nunca hicieron preguntas y simplemente lo integraron como uno más.

El ángel estuvo viviendo felizmente en aquel pequeño poblado, disfrutando de la compañía de los humanos y aprendiendo muchísimo de ellos.

Pero un día, unas extrañas criaturas comenzaron a acechar. Los humanos le explicaron que eran seres sobrenaturales, había muchos rondando aquellas tierras pero nunca atacaban a grandes grupos. Siempre esperaban la noche y buscaban a pequeños grupos. El ángel en realidad no entendía del todo lo que ocurría pero se mantuvo alerta todo el tiempo. Le gustaban esos humanos y los iba a proteger mientras pudiera.

Sin embargo, conforme los días pasaban, había cada vez más muertes. Los niños desaparecían y cuerpos de los hombres aprecian a mitad del bosque sin sangre o a veces sin alguna parte de su cuerpo.

Ante la desesperación, los humanos fueron en busca de ayuda de las brujas. Ellas tal vez podrían hacer algo para evitar todas esas muertes. Eran pacifistas por lo que nunca se les ocurrió comenzar una cacería. Eso era horrible a su parecer y no serían diferentes a ellos si lo hicieran.

Sabían de otro poblado de cazadores, sin embargo, ellos nunca estaban dispuestos a ayudar sin un pago de por medio y este pequeño poblado lo había perdido casi todo con las muertes de su gente.

Las brujas los recibieron con amabilidad pero les explicaron que no era posible ayudarlos de la forma que necesitaban. Fue cuando el ángel mencionó que un día estaba en el bosque y vio a una de esas criaturas pero no lo detectaron. Las brujas entonces tuvieron una idea. Si el ángel estaba de acuerdo, podrían hacer un hechizo para mezclar sus sangres y eso tal vez ayudaría a ocultar a los humanos de los seres sobrenaturales.

El ángel dijo que sí de inmediato. Esas personas lo habían ayudado sin dudarlo y lo menos que podía hacer era regresarles el favor. Además, les había tomado cariño y no soportaba ver que cada día una persona muriera.

Las brujas hicieron su trabajo a la perfección en un extraño ritual que asustó a más de uno y mezcló la sangre de ángel con la de un humano.

Funcionó.

A menos que esas criaturas vieran fijamente a su objetivo, no podrían encontrarlo nunca. Eso era mejor a nada. El poblado levantó fuertes muros a su alrededor y ya que su aroma se había vuelto casi nulo, nunca más fueron atacados.

El ángel cuidó de ellos por tres generaciones, viendo cómo crecían con felicidad y prosperidad. Incluso se enamoró de una humana, con quien tuvo un hijo y una hija. Pese a que todos tenían la sangre de ángel, ese par de niños parecía tener incluso más habilidades que el resto por ser descendientes directos de aquel ángel.

No se sabe lo que ocurrió con el ángel o con sus hijos. Nadie recuerda sus nombres pero se entiende que la descendencia continuó y continuó, viviendo en paz entre los seres sobrenaturales.

Uno de los primeros humanos con sangre de ángel, cuenta que en una ocasión que estaba cerca del río pescando, se encontró con un cambiante. Son parecidos a los hombres lobo pero los cambiantes pueden transformarse sin la necesidad de Luna llena. Aquel lobo lo miraba fijamente, el hombre trató de huir, pero el lobo lo siguió y lo encontró incluso cuando había logrado esconderse.

Descubrió que el lobo era una mujer y ella le explicó que se había imprimado en él y podía olerlo a donde quiera que fuera. Desde ahí se tienen la creencia de que si hay una conexión especial entre un nefilim y un ser sobrenatural, el ser sobrenatural es capaz de detectar su esencia. Es extremadamente raro, pero ocurrió dos veces hasta el momento y tal vez pueda ocurrir en el futuro.

Lydia miró a Carlisle fijamente sin saber qué decir. En realidad, aún no lo podía creer pero aquel libro lucia realmente viejo y estaba todo escrito a mano por lo qué tal vez no era tan extraño como parecía.

—Hace muchos años, cuando aún estaba con los Vulturi, se corrió el rumor de que un ángel había caído del cielo y mezcló su sangre con la de los humanos. Nunca encontraron a los llamados nefilim y supongo que era por esto mismo. Ningún ser sobrenatural es capaz de detectarlos. Aro estaba muy interesado en encontrar uno y ofrecía una increíble recompensa a quien le llevara uno de ellos, la recompensa era aún mayor si le llevaban al ángel. Pero nunca pasó y aunque la oferta sigue en pie y creciendo cada vez más, se cree que sólo fue un rumor absurdo.

Lydia asintió en comprensión. Mentiría si dijera que no tenía miedo. En realidad estaba aterrada y se sentía inquieta. No le encantaba la idea de ser cazada por tener sangre de ángel en sus venas.

—Y... ¿no tienes curiosidad de saber a qué sabe mi sangre? —preguntó en voz baja.

Carlisle la miró fijamente con una sonrisa mientras negaba.

—No realmente. La verdad es que tengo un poco de miedo... si alguien se entera... —

—Lo sé —lo interrumpió— nadie lo sabrá. No le diremos a nadie.

Asintió.

—Odio mentirles, pero creo que es lo mejor.

—Concuerdo.

Lydia volvió a mirar el libro y pasó algunas paginas. Había una historia sobre los cazadores y otras paginas que hablaban sobre diferentes seres sobrenaturales. Decidió que era suficiente información y lo cerró. Ya sabía todo lo que necesitaba.

Carlisle y Lydia permanecieron en Florida una semana y media antes de irse a Minnesota, donde sólo estuvieron cuatro días. Carlisle miró con interés el antiguo departamento de su novia, dándose cuenta de que había una gran cantidad de libros, diplomas y trofeos. Le ayudó a empacar todo en cajas para mandarlas a Forks y vender aquel departamento.

Lydia llamó a Charlie Swan para pedirle que recibiera todas las cajas y él aceptó con mucho gusto.

Luego de eso, era el momento de viajar sin rumbo ni propósito fijo. Carlisle estaba emocionado por mostrarle muchos lugares a Lydia y ella estaba emocionada por viajar junto al rubio.

—Tal vez incluso podríamos viajar a Europa. Hay lugares magníficos allá —había sugerido Carlisle mientras viajaban en avión rumbo a Nueva York.

Lydia sonrió emocionada.

—Por ahora me conformo con conocer el país. Luego podremos ir a Europa o cualquier parte del mundo. Tenemos mucho tiempo para eso.

Carlisle sonrió con cierta tristeza. Sí, era mucho tiempo, pero no era todo el tiempo del mundo. Lo deseaba, desbaba que Lydia le pidiera ser inmortal, pero nunca lo sugeriría en voz alta. Eso era sólo decisión de ella y no pensaba interferir en sus decisiones. Ni siquiera un poco. Por ahora se divertiría con ella y le mostraría tantos lugares como fuera posible.

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