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꒰ 015 !

capítulo┊ ✦. :: quince
♡ ﹙cumpleaños﹚ ❋  ˚  ݂ ꛒ

Lydia sabía que era una terrible idea pero no podía hacer nada al respecto. Bella no era una persona fanática de las fiestas pero ya le habían organizado una y sólo quedaba mirar su cara de incomodidad por toda la noche. Los Cullen realmente intentaban hacerla sentir cómoda en la familia pero Isabella no cooperaba del todo. Ella sólo parecía interesada en captar la atención de Edward y nada más.

—Ten —miró a Carlisle que le ofrecía una copa. Lydia la tomó.

—No debiste molestarte, pero gracias.

—Solo es un poco de vino. Pensé que te podría gustar.

Le dio un sorbo.

—Me encanta.

—Me alegra —dejó ver una sonrisa.

Ambos estaban en el estudio del hombre esperando a que Alice los llamara. Lydia estaba sentada en el borde del escritorio mirando una gran pintura colgada en la pared.

—¿Ese de ahí eres tú?

Carlisle miró la pintura fijamente por un largo momento. Finalmente dejó la botella de vino a un lado y asintió sin muchas ganas.

—Sí, soy yo.

—Luces... diferente. ¿Quiénes son los otros tres?

—Los Vulturi. El de la derecha se llama Caius, en medio está Aro y a la izquierda Marcus. Son los vampiros más antiguos conocidos y por ello se les concidera algo así como la realeza de los vampiros. Ellos hacen que todo se mantenga en relativo orden y si un vampiro rompe alguna regla... lo detienen.

Lydia le dió otro sorbo a su bebida, ahora se siente un poco incómoda.

—El estar conmigo... ¿es romper una regla? —se atrevió a preguntar pero mantiene un tono preocupado.

Carlisle se mantuvo en silencio un momento pero asintió.

—Sí —podría mentirle, pero prefiere no hacerlo.

—Y... ¿podrían matarme por estar contigo?

—Nunca dejaría que nadie te hiciera daño. Nunca.

Ella sonríe un poco.

—Lo sé.

—Vamos, Bella ya casi llega y Alice quiere que nos reunamos en la sala.

Toma la mano de Carlisle cuando este se la ofrece y comienzan a caminar juntos por la casa. Pronto se reúnen con el resto de la familia, la cual Lydia había saludado a su llegada. La pareja se queda a un lado, Lydia abrazando a Carlisle por la cadera y él rodeando sus hombros.

—Esto es una tontería —escucha a Rosalie quejarse pero nadie dice nada al respecto.

Lydia entonces mira por primera vez la decoración. Es bastante simple pero bonita, todo lleno de velas y pequeños adornos florales blancos y rojos.

—Iré a decirle que pueden bajar —Alice es verdaderamente la más emocionada por la pequeña celebración. Sale corriendo escaleras arriba y cuando regresa, lo hace acompañada de Edward y Bella.

Los tres bajan las escaleras pero casi de inmediato, el ambiente se siente incómodo. Bella no quiere estar allí, Edward no quiere estar allí y Rosalie tampoco quiere estar allí.

Esme es la primera en acercarse y darle un abrazo, Lydia hubiera hecho lo mismo pero la mirada que le dirigió Bella le indicó que no necesitaba más muestras afectivas.

Alice le dio un regalo a Rosalie para que se lo diera a Bella. La rubia resopla y lo extiende en dirección a la cumpleañera.

—Es un collar. Alice lo eligió —dice. Y suena casi molesta.

—Este es de Emmett —habla muy emocionada Alice mientras le extiende el regalo. El hombre sonríe ante la mención de su nombre.

—Ya lo instalé en tu camioneta —Emmett parece verdaderamente orgulloso de esto— al fin tendrás un equipo de sonido decente en ese montón de chatarra.

—Oye, no le digas así.

—Este es de Lydia y Carlisle —nuevamente, Alice es la encargada de entregarle el regalo.

—Es un libro —menciona Carlisle con una sonrisa— esperamos que sea de tu agrado.

—Muchas gracias —Bella sonríe torpemente pero parece una sonrisa real.

—Ahora abre el de Esme y Evander.

Le entrega el último regalo pero la torpeza de Bella desata un completo caos en la casa. La chica intentaba quitar el envoltorio cuando sin querer se corta con el papel y una gota de sangre brota de su dedo.

Todo pasa demasiado rápido. Lydia da un paso atrás cuando Carlisle sale corriendo de su lado e intenta detener a Jasper, las cosas no mejoran cuando Edward empuja a su novia en un intento de protegerla. La pobre chica se estrella contra un jarrón de cristal y ahora hay más sangre por todas partes.

Lydia corre junto a Bella para ver sus heridas y en un segundo Carlisle está a su lado. Los demás se retiran de la habitación.

—Tal vez va a necesitar un par de puntos —dice Lydia— puedo llevarla al hospital.

—¡No! —se apresura a decir Bella— no quiero preocupar a Charlie.

Carlisle y Lydia se dirigen una rápida mirada.

—Tengo lo necesario para atenderla en el estudio —los tres se ponen de pie— Lydia, ¿puedes llevar a Bella? Iré a buscar un poco de agua.

Ella asiente y comienza a caminar con la chica, sosteniendo su brazo para evitar que salga más sangre. En un momento están en el estudio y Carlisle ya está allí sacando las cosas que necesita.

—Gracias —le dice Bella.

—No te preocupes. Iré a lavarme las manos. ¿Quieres agua o algo?

—Estoy bien.

Lydia sale de la habitación y camina hasta la cocina, que es la habitación más cercana con un lavadero. Abre la llave del agua y se lava un par de veces hasta que la sangre desaparece por completo.

Se supone que la escena de hace un momento debió causarle algo de miedo pero en realidad no sintió más que tristeza por Jasper. Carlisle le había explicado que era el más reciente miembro del clan y aún se estaba adaptando a la dieta que llevaban. Seguramente ahora se sentía culpable y molesto consigo mismo.

—¿Bella está bien? —se da la vuelta y se encuentra con Evander.

—Estará bien —sonríe un poco— la probabilidad de cortarse con una hoja de papel es bastante baja y me sorprende un poco que Bella lo lograra.

Evander deja salir una risa y se sienta en la isla de la cocina, justo frente a Lydia.

—Esa chica es bastante torpe, pero lo importante es que está bien.

—¿Qué hay de ti? —Lydia se cruza de brazos y lo mira.

—¿De mi?

—Sí. ¿No te afecta la sangre humana?

—Por supuesto que sí, como a todos. Pero soy lo suficientemente resistente. No como Carlisle, por supuesto. Nunca he conocido a nadie con más autocontrol como él pero soy bastante capaz de no saltar por un par de gotas. Aun así, prefiero mantener la distancia.

Lydia sonríe pero pronto se quedan en silencio un momento.

—¿Te puedo decir algo? —Evander vuelve a hablar.

—Por supuesto —lo mira confundida.

—Desde el incidente con James... Bella no ha parado de pedirle a Edward que la transforme —el hombre está muy serio y da un poco de miedo— Edward me lo ha dicho, cuando tiene problemas, él acude a mí en busca de consejo, más que con Carlisle. Y sólo hay una cosa que le he dicho —ambos se miran fijamente a los ojos— no confío en Isabella Swan. Edward podrá tener más cien años, pero está enamorado y un hombre enamorado no piensa. Bella lo está usando, todos lo sabemos pero no todos lo aceptan. Lydia... ¿alguna vez has pensado en transformarte?

La chica se queda en silencio un momento. No entendía exactamente de dónde había salido esa pregunta tan repentina y esa charla tan extraña.

—No —contesta con sinceridad— en realidad no.

—Mi hermano te ama y puedo ver lo mucho que tu lo amas a él —sonríe— ¿te ha hablado de los dones?

—Solo un poco. De Edward y Alice.

Evander asiente en comprensión. El mismo le había pedido tanto a Edward como a Carlisle que no hablaran de sus habilidades.

—Yo puedo leer las intenciones de las personas —comienza a explicar— por eso soy un buen abogado. Puedo ver cuando alguien me miente o me dice la verdad, ni el mejor mentiroso ha podido librarse de mi. No es lo típico del corazón acelerado o expresiones corporales. Realmente puedo ver las mentiras o verdades, vampiros, humanos... quien sea. Y la mitad de las palabras que han salido de la boca de Isabella son mentiras. ¿Cómo podría confiar en alguien así?

Lydia se siente un poco confundido. Realmente no comprende del todo la situación en la que está.

—¿Por qué me dices esto?

El hombre sonríe un poco.

—Me disculpo, no quise asustarte.

—No estoy asustada —contesta de inmediato. Y casi parece que sí está asustada.

—Carlisle es noble, el hombre más noble y bondadoso que he conocido desde que nací. Él es feliz si los demás son felices pero yo también quiero que sea feliz. Deberías considerar qué pasará con su relación a futuro. Él no hará nada que no quieras pero debes saber que eres bienvenida a esta familia, Lydia. No hay muchas personas reales en este mundo y me alegro que seas tú la que esté con alguien como Carlisle.

Lydia no tiene ni idea de qué decir. Pero de pronto las palabras fluyen cuál río.

—Lo amo, ¿sabes? Pero no había considerado el hecho de que él seguirá vivo incluso mil años después de que yo muera. Y prefiero dejar que las cosas sucedan.

Evander asiente con una sonrisa.

—En serio son el uno para el otro —salta de la isla y acomoda su saco— lamento haberte distraído tanto tiempo. Iré a ver a Jasper.

Lydia no contesta pero no hace falta pues Evander desaparece de la habitación en un segundo. Se queda de pie en medio de la cocina un momento más y luego de respirar profundamente regresa al estudio de Carlisle.

El hombre sonríe mostrando los dientes al verla entrar. Está guardando su material y limpiado algunos restos de sangre.

—Bella se fue con Edward hace unos minutos.

Lydia abraza por la espalda al hombre sin decir nada mientras recarga su mejilla en la suave tela de su camisa. Carlisle frunce el ceño confundido.

—¿Qué sucede?

Ella lo presiona un poco más.

—¿Te gustaría que fuera como tú?

Carlisle se queda estático por un segundo, ¿de donde salió tan de repente esa pregunta? Nunca habían hablado al respecto.

—¿Por qué lo preguntas? —termina de guardar sus cosas en el maletín y recarga sus manos en el escritorio.

—No contestes una pregunta con otra pregunta —habla con sus labios pegados a la espalda del hombre.

Quita las manos de Lydia de su abdomen y da media vuelta para mirarla. Ella parece avergonzada de algo y no voltea a mirarlo. Carlisle la toma de las mejillas y hace que sus ojos conecten con los de él.

—No haría nada que tú no quisieras. Y si quieres ser una humana hasta el final de tus días, estaré a tu lado hasta entonces.

Ella niega con una pequeña sonrisa.

—Estoy preguntando por lo que ti te gustaría.

La mira a los ojos, sus palmas logran sentir la calidez de sus mejillas y le encanta esa sensación.

—Sí. Es algo que me gustaría —confiesa. Se siente tan egoísta pero por primera vez, no le importa— me encantaría pasar la eternidad a tu lado.

—¿Me das un beso?

Él sonríe.

—Todos los que quieras.

Se inclina para besarla. Es un beso suave y hasta cierto punto inocente. No hay nada más que una agradable muestra de afecto que le dice al otro lo mucho que se aman. Al separarse, Lydia lo mira con ojos de cachorro.

—¿En serio me amarías incluso si tengo ochenta años y mi piel está toda arrugada?

El hombre sonríe.

—Incluso así te amaría.



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