꒰ 014 !
capítulo┊ ✦. :: catorce
♡ ﹙sentimientos﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ
—Bisturí —solicitó Lydia y Cristina rápidamente dejó el instrumento en su mano— aguja e hilo.
—Aquí tiene, doctora.
—Ahora, bandita adhesiva.
—¿De Spiderman o Hello Kitty?
—¿Amy?
—Spiderman.
—Oíste a la niña.
—Enseguida.
—Y listo. El señor Pelusin ha concluido con su cirugía y fue un excelente paciente —Lydia le colocó la ropa al pequeño Koala de peluche y luego lo extendió a la niña junto a ella— ya no se le saldrá el relleno pero no olvides traerlo en unos días para revisarlo, ¿de acuerdo?
Amy tomó su peluche para abrazarlo, luego miró a Lydia con grandes ojos de agradecimiento.
—De acuerdo. Gracias, doctora Lydia.
—Es un placer —le sonrió.
Amy se fue corriendo mientras reía.
—En serio te gustan los niños, ¿no es cierto?
Ambas mujeres voltearon a ver al doctor Cullen. Lydia puso los ojos en blanco mientras se ponía de pie y se quitaba los guantes que había usado.
—Creo que iré a... los dejaré solos —Cristina tomó una carpeta entre sus brazos y se fue con una gran sonrisa. Siempre hacia eso.
—Su padre entró a cirugía hace media hora y ella estaba en la sala de espera muy asustada. Vi que su peluche estaba roto y sólo le pregunté si quería que lo atendiera. Parece que ahora está más calmada.
Carlisle sonrió enternecido. Cada día le gustaba más esa chica, no había duda de eso.
—Eso fue muy lindo de tu parte.
Notó que Lydia quería decir algo más pero al final no lo hizo, en su lugar le dirigió una sonrisa. Muy en el fondo, Carlisle lo sabía, Lydia soñaba con tener hijos pero eso era probablemente lo único en el mundo que jamás le podría dar.
Se acercó a ella para tomarla de las mejillas.
—Carlisle, acordamos que nada de muestras de afecto en el trabajo.
El hombre puso ojos de cachorro. Lydia sonrió antes de mirar hacia la única entrada de ese consultorio y se puso de puntillas para darle un rápido beso en los labios.
—Fue el último, lo prometo.
—Eso has dicho desde las ocho de la mañana y cada hora vienes a buscarme para que te de un beso.
Él rió.
—Me declaro culpable —inclinó su cabeza un poco para volver a besar a la chica, esta vez tomando más tiempo y profundizando el beso.
Escuchó los latidos de Lydia acelerarse, ella pasó sus brazos por su cuello y se dejó llevar por un segundo. Hasta que escucharon que alguien se aclaraba la garganta. Lydia se separó muy asustada de Carlisle y el hombre sólo rió por lo bajo. Él sabía perfectamente bien que alguien se había acercado.
—Disculpen la interrupción, doctores —era Sarah— una ambulancia viene en camino. Una familia de tres, tuvieron un accidente automovilístico, todos están estables y los paramédicos informaron que son lesiones menores.
—Gracias, Sarah. Ya vamos —contestó Carlisle con suavidad.
La enfermera asintió antes de marcharse. Lydia miró a Carlisle con reproche.
—No volveré a caer en tus juegos perversos.
—¿Perversos? —preguntó divertido.
—Sí, perversos.
Tomó su estetoscopio y lo guardó en la bolsa de su bata, luego salió del consultorio con Carlisle siguiéndola de cerca con una sonrisa.
A las ocho y media de la noche, ambos estaban en el auto del hombre rumbo a la casa de Lydia. Mientras tanto, Lydia se dedicaba a cantar las canciones de la radio y Carlisle se reía en voz baja.
—No puede ser que no te sepas esa canción. Es buenísima —habló Lydia subiendo el volumen.
—Lo siento. No soy muy conocedor de la música actual.
—No importa, conmigo a tu lado aprenderás cada una de esas canciones.
Ambos sonrieron y Lydia siguió cantando.
—Por cierto —Carlisle colocó una mano en la pierna de la chica— Alice quiere hacerle una fiesta de cumpleaños sorpresa a Bella. ¿Te gustaría venir?
—No creo que a Bella le encante el festejo, pero seguro. Ahí estaré.
Se detuvieron frente a la casa de la chica pero ambos permanecieron en el auto un momento en completo silencio.
—¿Está bien si me quedo esta noche? —preguntó Carlisle y usó el mismo tono tímido de la primera vez.
Lydia no entendía porqué seguía siendo bastante tímido al respecto pero le resultaba adorable.
—Sabes que sí.
Carlisle salió rápidamente del auto y luego ayudó a Lydia a salir, ambos entraron a la casa en silencio pero apenas la puerta se cerró tras ellos cuando Lydia saltó a los brazos de Carlisle para comenzar a besarlo.
🫀
—¿Te puedo preguntar algo? —habla Lydia, que estaba acostada en el pecho de Carlisle trazando pequeños círculos sobre su piel.
—Por supuesto —el hombre le dirige una rápida mirada pero sus ojos volvieron al techo.
—Se supone que estás muerto, ¿no es así?
—Sí —frunció el ceño.
—Entonces, cómo es que... tu aparato reproductor logra —levantó su dedo índice— levantarse. No hay sangre que ayude a que eso suceda.
Carlisle deja salir una risa que contagió a Lydia.
—Me encantaría explicártelo, pero no estoy tan seguro. Muchas veces e intentado descubrir los secretos tras los vampiros pero es muy complicado. Mi suposición es que probablemente es la ponzoña, en lugar de sangre, circula el veneno y funciona más o menos de la misma manera. Con la diferencia de que el veneno nos ayuda a curarnos más rápido y nos mantiene con vida. Por decirlo de algún modo.
—¿Qué mas has descubierto?
El hombre lo pensó por un momento.
—No mucho en realidad. Tengo más preguntas que respuestas.
—Quiero saberlo, por más simple que sea.
—A diferencia de nuestro sistema digestivo, el sistema nervioso no cambió demasiado. Siento tu calidez, ¿sabes? Siento tus manos recorriendo mi fría piel y me gusta tu calidez. Hueles a miel y toronja, es una combinación bastante peculiar pero la percibí desde el momento en que llegaste al hospital, no entiendo por qué los demás no logran percibirlo.
—Me has dicho cosas sobre mi, pero nada sobre ti.
Carlisle deja ver una sonrisa ladina.
—Puedo ver con mucha claridad a una distancia considerable, puedo escuchar incluso si susurras afuera de la casa. Soy muy rápido y fuerte. Todo lo que siento, lo siento con más intensidad —toma a Lydia de la cintura y la hace sentarse sobre su abdomen— cuando digo que te amo, lo hago de una forma que ni siquiera te imaginas. Si fuera capaz de respirar, me habrías robado el aliento hacía tanto tiempo —sus posiciones se intercambian— siempre que te veo, toda mi cordura se desvanece —deja un rápido beso en los labios de la chica— eres la única razón por la cual ha valido la pena vivir tanto tiempo. Conocerte, fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida.
Lydia sonríe tontamente ante las palabras del hombre y toma a Carlisle del cuello para besarlo.
—Eres demasiado cursi, ¿lo sabías?
—¿Te molesta?
—Ni un poco.
—Ahora duerme, mañana tenemos que ir a trabajar y estarás de mal humor si no descansas.
—Iba a quejarme pero tienes razón.
Carlisle besó su frente y se acomodó en la cama junto a ella. Lydia lo volvió a abrazar antes de cerrar los ojos y caer profundamente dormida. Carlisle también cerró los ojos y dejó que los latidos de su corazón llenaran sus oídos.
: ‹𝟹 todos los votos y
comentarios son muy
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