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꒰ 013 !

capítulo┊ ✦. :: trece
♡ ﹙drama familiar﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ

Lydia abrazaba con mucha fuerza el brazo de Carlisle para no caerse aunque el rubio apenas sentía una suave presión. Escuchaba los acelerados latidos de su novia y simplemente acarició la mano que reposaba en su brazo.

—Aquella mujer es mi madre —murmuró Lydia pero Carlisle la escuchó fuerte y claro— el de la izquierda es mi padre y frente a ellos están los padres de Jonah. La de cabello negro es la hermana menor de Jonah.

Carlisle no dejó de mostrar una sonrisa mientras asentía en comprensión.

—Pues vamos a decirles hola.

Lydia rió y por un segundo se sintió más relajada pero el sentimiento no duró lo suficiente cuado la madre de Lydia notó la presencia de su hija. Le dio un suave golpe a su esposo para que mirase y el hombre también notó la presencia de su hija mayor. El hombre dejó ver una radiante sonrisa.

—Lydia, me alegra que llegaras —habló su madre con entusiasmo.

Lydia se separó de Carlisle solo para abrazar a sus padres y luego regresó a su lado. Sonrió con incomodidad a sus ex suegros.

—Lydia, me alegra que vinieras —le dijo su suegro.

—Mi madre insistió —no supo a dónde mirar, pero recordó a Carlisle— él es Carlisle Cullen.

Presentó al hombre detrás de ella y los cuatro miraron con impresión. Resaltaba muchísimo en esa habitación. La hermana de Jonah tenía la boca ligeramente abierta mientras lo observaba, sus mejillas se tiñeron de un suave color rosa.

—Es un placer conocerlos —dijo con amabilidad y una agradable sonrisa.

—Marcelle Knox —se presentó el padre de Lydia mientras extendía una mano. Su tono fue algo tosco pues no confiaba mucho en los hombres que se acercaban a su hija.

—Es un placer conocerlo, señor Knox —tomó con firmeza la mano del hombre aunque sin ejercer demasiada fuerza pues no quería lastimar a su suegro.

—Delilah —fue el turno de la madre.

Ambos estrecharon sus manos aunque la mujer frunció el ceño y miró a Carlisle con terror por un milisegundo. Acción que no pasó desapercibida por el hombre pero ambos disimularon muy bien. El rubio sintió algo de curiosidad pero ya tendría tiempo de preguntarle a su novia más tarde.

—Ellos son Marianne y Felix Rigby, los padres de Jonah —Lydia los presentó— ella es Alessandra, su hermana.

Luego de las presentaciones hubo un incómodo silencio. Todos miraban a Carlisle embelesados.

—¿Donde se conocieron? —preguntó Delilah para romper la tensión.

—En el trabajo. Carlisle también es doctor en el hospital comunitario de Forks.

—Supongo que ustedes dos son pareja —fue el turno de Marcelle para hablar aunque se aclaró un par de veces la garganta.

—Sí, lo somos —Lydia pasó su brazo por la espalda del hombre para abrazarlo y todos miraron la forma en que sus ojos brillaron tan intensamente al ver al hombre. Carlisle besó la frente de la chica y luego le dirigió una sonrisa.

—Lamento aparecer sin avisar, fue algo de último momento.

—Ni lo menciones —habló Félix con una gran sonrisa— siempre hay espacio para uno más en estos eventos.

Lydia siempre se había llevado muy bien con el padre de Jonah y luego de su ruptura, el hombre mantuvo contacto con la chica aunque no duró mucho.

—Ven, Lydia —le habló su madre— tal vez quieras ver a tu hermana antes de la ceremonia.

—No sé si esa sea una buena idea —frunció el ceño— soy la última persona que quiere ver hoy.

—Tonterías. Vamos.

Miró a Carlisle como si estuviera pidiendo auxilio pero ambos sabían que no iban a poder retrasar mucho más aquel momento.

—Tranquila, todo estará bien —murmuró.

—De acuerdo. Nos vemos más tarde —se separó del rubio para caminar junto a su madre.

Ambas salieron en silencio del salón y caminaron por un largo pasillo.

—Supongo que lo sabes —habló la mujer con bastante calma— que tu novio es un frío.

Lydia la miró confundida.

—Mamá... —

—Por dios, cariño. No soy tonta y hay muchas cosas que jamás te dije. Hay al menos cinco generaciones que vivimos en Forks.

Lydia se detuvo y miró a su madre tratando de buscar alguna explicación.

—Entonces... ¿tú sabes de ellos?

—Por supuesto. Aunque jamás imaginé que tú comenzarías a salir con... uno de ellos —dejó salir una risita— admito que el hombre es muy atractivo. Y si te trata bien, supongo que no importa. Amor es amor.

Volvieron a caminar pero esta vez Lydia sonrió.

—Ellos dijeron... que no percibían mi olor —dijo de pronto la chica— ¿sabes por qué es eso?

La mujer tarareó en respuesta.

—Hablaremos después de la boda. ¿Bien?

—De acuerdo —quería saberlo todo ahora, pero se resignó.

Llegaron a la habitación donde Lilian esperaba. Lydia suspiró, arrepentida por estar allí. Su madre llamó un par de veces pero no esperó respuesta cuando abrió la puerta y asomó la cabeza. Lydia no escuchó la pequeña conversación pero entró cuando su madre la tomó de la mano.

La sonrisa de Lilian se desvaneció lentamente, por su parte, Lydia se sintió ligeramente mareada. El vestido de Lilian era parecido al de ella... un segundo... ese era su vestido. Se mordió la lengua para no comenzar a gritarle. Probablemente su madre no tenía ni idea pues el vestido era completamente sorpresa para todos.

—Creí que no vendría —habló Lilian en voz baja pero sin dirigir sus palabras a su hermana.

—Ya somos dos —Lydia se cruzó de brazos evitando mirar a su hermana menor.

—Yo le insistí para que viniera. Por favor niñas, ambas son mis hijas y sé que ustedes dos tienen conflictos que arreglar pero podemos pasar en familia una vez más. Háganlo por su padre y por mi.

Ambas se miraron. Lilian parecía irradiar rabia, aunque no tenía ningún derecho para sentirse de esa forma. Aún así, no le dirigió palabra alguna.

—Creo que esperaré en el salón —Lydia salió a paso rápido de la habitación. Quería llorar de rabia, ¿cómo se atrevía a usar su propio vestido? ¿Cómo era que su madre le había pedido presentarse a esa boda sabiendo lo que podía ocasionar?

Todos sabían que Jonah había engañado a Lydia con su hermana menor. Todo el mundo lo sabía y aún así estaba allí presente como si nada. Lo que no entendía era por qué habían aceptado la unión de ese par. A menos que...

—¿Lydia? —se detuvo al escuchar su nombre.

Al voltear se encontró con Jonah. Quiso gritar y maldecir de pura rabia. Ya tenía suficiente con haber visto a su hermana usando su vestido de novia y no tenía muchas ganas de ver a su ex prometido también.

—Jonah —trató de sonreír pero sólo salió una mueca.

—No tenía... pensé que no vendrías.

—Sí, todos en este edificio estamos de acuerdo.

Se miraron fijamente un momento con cierta incomodidad. Ninguno sabía qué decir.

—Luces... realmente hermosa.

Ella rodó los ojos.

—No lo hagas, es ridículo incluso para ti.

Torció la boca para ahogar una amarga risa.

—Supongo que ya visitaste a tu hermana —se cruzó de brazos.

—Ella es la menos feliz de verme aquí —suspiró— no pude evitar notar que está usando mi vestido que según recuerdo había dejado guardado en MI departamento.

Jonah dio un paso atrás tragando con fuerza saliva.

—Lydia... —

—Ni lo intentes. Al menos pudiste comprarle uno nuevo. Según recuerdo te nombraron director del hospital hace un año. Incluso este lugar parece que costó una fortuna y ella tuvo que usar MI vestido.

—Lo siento. Fue algo... saqué algunas de mis cosas del departamento y ella estaba conmigo.

—No me interesan tus disculpas, Jonah. Sabes que jamás podré perdonarte y vine sólo por mi madre.

—Lo entiendo.

Hubo un momento de silencio.

—¿Puedo preguntarte una cosa? —habló Lydia luego de liberar un profundo suspiro. Su cabeza comenzaba a palpitar y sólo deseaba irse.

—Por supuesto, lo que quieras.

No debería hacer preguntas de las que no quería escuchar la respuesta pero para este punto ya nada le importaba.

—¿Cuando comenzó todo?

—Lydia, no creo... —

—La verdad, Jonah. Sólo dime la verdad.

Él bajó la mirada y luego la volvió a mirar a los ojos.

—Recuerdas... ¿recuerdas el cumpleaños de tu padre? ¿La fiesta sorpresa?

Lydia se quedó muda.

—¡Eres un...! —se quedó en silencio tratando de recuperar su cordura— ¡Cuatro meses! Cuatro malditos meses llevábamos juntos en ese momento —lo empujó— ¿a caso tienes mierda en la cabeza? —lo empujó de nuevo pero él no puso resistencia alguna— es mi hermana menor, Jonah. De todas las personas en el mundo, ¿por qué mi hermana?

Jonah frunció el ceño y se cruzó de brazos. Ahora él parecía ser el ofendido por toda esa situación, aunque no tenía ningún derecho.

—No es un secreto para nadie que tu hermana te envidia desde que son niñas. Tu siempre fuiste el centro de atención por ser una clase de genio pero, ¿ella? La dejaron de lado.

—No es una excusa y no trates de culparla a ella —una lágrima escapó— estuvimos juntos cuatro años, Jonah. Me engañaste por cuatro años con mi propia hermana.

—La amo, más de lo que nunca te amé. Pero admito que cometí un error.

Lydia dejó salir una risa.

—Ella sólo te usó, Jonah. Como bien has dicho, ella siempre ha tratado de obtener lo que yo tengo. Ella quiere ser como yo, así que no te sorprendas cuando descubras que sólo fuiste algo más en su lista.

—Ella me ama.

—Ella sólo se hizo la víctima para atraparte. La pobre Lilian, que siempre ha vivido bajo la sombra de su hermana —dejó salir una risa sin gracia— ¿a caso te dijo que cuando tenía diez y ella nueve, ella tomó a mi hurón y lo dejó a mitad de la carretera cuando iba rumbo a la escuela? ¿Te dijo que se cortó el cabello a los once y le dijo a nuestros padres que yo lo había hecho? ¿Te dijo que arruinó mi tesis de la universidad, borrando cada uno de los archivos que tenía de respaldo? Por supuesto que no, porque ella siempre es la pobre Lilian que vive bajo la sombra de su grandiosa hermana. Creo que definitivamente son tal para cual —sonrió— felicidades por tu boda, por cierto. No creo que haga falta recordarte que me fui de la ciudad porque no soportaste que te dejara y me rogaste entre llantos que te perdonara.

Lydia dio media vuelta para continuar con su camino, al dar vuelta al pasillo se detuvo para limpiar sus lágrimas. Seguramente todo su maquillaje se había arruinado pero trató de arreglarlo lo mejor que pudo. Definitivamente había sido una mala idea ir.

Suspiró profundamente antes de regresar al salón. Una suave música resonaba y había más invitados que hace unos minutos. Vio a Carlisle que seguía hablando con su padre y sonrió al notar que ambos parecían muy animados. Se acercó, abrazando a Carlisle por la cintura. El hombre de inmediato notó los ojos rojos de la chica pero guardó las preguntas para más tarde.

—Este chico es grandioso —le dijo Marcelle a su hija— creo que me agrada más que el anterior.

Lydia rió mirando a Carlisle.

—Es mucho mejor, sin duda.

Marcelle liberó un gran suspiro, realmente parecía molesto por algo. Le dio un pequeño sorbo a su copa y miró a su hija.

—Le dije a tu madre que no insistiera en llamarte. Todos nos sentimos bastante incómodos y si no fuera porque tu hermana espera un bebé, me habría opuesto rotundamente a esta boda.

Miró fijamente a su padre. ¿Bebé? ¿Lilian esperaba un bebé de Jonah? Sí, era justamente lo que supuso. De lo contrario no habrían accedido a esta tonta fiesta.

—No tenía idea de eso —habló con voz queda.

—Nadie lo sabe a excepción de nosotros y los padres de Jonah. Ni siquiera Alessandra lo sabe. Tiene dos meses.

—Debí imaginarlo.

—La ceremonia va a comenzar, iré a buscar a tu hermana —el hombre sonrió y se marchó.

Entonces Carlisle se paró frente a Lydia, ocultándola con su propio cuerpo. La tomó con suavidad de las mejillas para observarla esperando una respuesta. Las lágrimas se volvieron a acumular en sus ojos mientras lo miraba.

—Ella está usando mi vestido. Estoy segura que entró a mi departamento a sacar cualquier cosa que fuera de su agrado y se quedó con mi vestido. Luego me encontré con Jonah y discutimos en el pasillo —explicó rápidamente.

—Ven aquí —la atrajo hacia su pecho y la envolvió entre sus brazos— está bien, no vale la pena llorar por ellos.

—Lo sé, pero me siento tan furiosa y... creo que no debí haber venido.

—Nos podemos ir si quieres.

Ella negó.

—Aún tengo mi arma secreta.

La miró confundido.

—¿Arma secreta?

—Tú, por supuesto.

Ambos rieron. Lydia se separó del hombre y limpió su rostro nuevamente.

—Creo que ya sé qué hacer.

—No me veo tan horrible, ¿cierto?

—Luces hermosa —salpicó besos por toda su cara hasta que escuchó la hermosa risa de su novia y se detuvo para besar sus labios con suavidad.

Fueron a sus lugares y esperaron a que la ceremonia diera inicio. Lydia miró todo con atención y aplaudió cuando todos lo hicieron. Sinceramente se alegraba de que Jonah y su hermana hicieran lo que hicieron pues de otra manera nunca hubiera conocido a Carlisle y ese hombre era sin duda lo mejor que le había pasado en su vida.

Lydia se dio cuenta que lo había estado mirando más tiempo del necesario y cuando él lo notó, ella se acercó para besarlo.

—Te amo —las palabras simplemente salieron, no logró procesarlas hasta que ya las había dicho. Casi se arrepiente de haberlas dicho sin pensar. Casi.

Carlisle la miró con sorpresa pero una sonrisa se extendió por su rostro en un instante, olvidando completamente el lugar donde se encontraban. Volvió a besarla y al separarse unió sus frentes.

—Te amo, Lydia.

Ella sonrió. Nunca había escuchado palabras más sinceras que esas. El color rojo recorrió su rostro en un segundo.

Luego de la ceremonia, los novios pasaron a la pista de baile para bailar. Lydia los observó desde su lugar, dándose cuenta entonces que aquel vestido en realidad nunca le había gustado, lo había elegido simplemente para complacer a Jonah. Era corte sirena completamente liso de la falda y de encaje en la parte superior, el escote era en forma de corazón y en la espalda se extendía un largo velo. No se notaba el embarazo de su hermana.

—¿Está todo bien? —preguntó Carlisle en voz baja.

—Sí. Sólo pensaba.

La noche siguió tranquilamente hasta que los novios se acercaron a la mesa de Lydia, donde también estaban los padres de ambos novios.

Lilian miró entonces a Carlisle como la mayoría de las mujeres lo hacían. Sonrió torpemente mientras se acercaba casi corriendo para presentarse. Lydia y Carlisle se pusieron de pie.

—Creo que no me has presentado a tu amigo, Lydia —sus ojos permanecieron en el hombre.

La nombrada rodó los ojos con irritación.

—Carlisle Cullen —se presentó él mismo con una amable sonrisa— y en realidad no soy su amigo, soy su novio.

Lilian quiso sonreír pero en su lugar frunció el ceño. Carlisle notó la forma en que los celos comenzaron a consumir a esa chica.

—Un gusto, Carlisle —le sonrió coquetamente— espero que más tarde puedas concederme un baile.

—Jonah Rigby —se hizo notar el hombre mientras extendía su mano. Interrumpió la respuesta de Carlisle, para su fortuna.

Lilian pareció verdaderamente molesta por esa interrupción pero no dijo nada.

Carlisle lo miró pero tomó rápidamente su mano aplicando más fuerza de la necesaria y casi escucha tronar un par de huesos. Jonah no se quejó ante el dolor que sintió pero hizo una mueca.

—Un placer —sonrió.

—Espero que estén disfrutando de la fiesta —habló Lilian sin dejar de mirar a Carlisle. Dio un par de pasos para estar más cerca de él.

—Lo hacemos. Es una bonita velada.

—Me alegra.

No dejó de mirarlo hasta que Jonah la tomó del brazo para que siguieran caminando a saludar a los demás invitados. Lydia y Carlisle volvieron a tomar asiento. La chica casi se suelta a reír pero se contuvo.

—Y esa es mi hermana y mi ex.

—No es lo que esperaba.

Lo miró con curiosidad.

—¿Esperabas algo?

Se encogió de hombros.

—Tal vez.

Lydia sonrió mostrando los dientes y se puso de pie casi de un salto. Extendió la mano en dirección al hombre.

—Vamos a bailar.

—Tienes suerte de que sea el mejor.

Él no lo pensó ni un momento cuando tomó su mano y se puso de pie para caminar junto a ella hasta la pista de baile. A pesar del mal momento de antes, ahora disfrutaban del pequeño momento. Sólo ellos dos, sin importar nada más. Ni Lilian ni Jonah ni nadie.



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