꒰ 003 !
capítulo┊ ✦. :: tres
♡ ﹙accidente﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ
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El domingo por la tarde llegó Isabella Swan a Forks y Lydia estuvo allí para recibirla, justo como Charlie se lo había pedido. Aunque en realidad fue algo extremadamente incómodo pues Lydia trataba de hablar con la menor pero Isabella contestaba con monosílabos o murmuros. Era muy raro y Lydia simplemente pensó que era porque Isabella era una adolescente y ella ya había pasado por esa etapa.
Aún así, los tres fueron a comer para celebrar la llegada de Isabella y la primera semana de Lydia en Forks. Al menos algo así había dicho Charlie, quien era el más emocionado.
Carver cafe fue su destino. Los tres tomaron asiento junto a la ventana y el ambiente se volvió un tanto incómodo al no encontrar un tema de conversación aunque tal vez era la recién llegada la que no se prestaba a las conversaciones y Lydia lo entendía pero simplemente quería salir huyendo de allí. Resistió sus impulsos y se concentró en el plato de comida frente a ella y a hablar con Charlie sobre su primera semana de trabajo en el hospital. Él la escuchó muy atento.
Al finalizar con su comida, Charlie se adelantó a pagar la cuenta completa pese a que Lydia se rehusó. Le resultó imposible discutir con el hombre y no le quedó más que agradecerle y prometerle que ella los invitaría la próxima vez.
Charlie e Isabella se subieron a la patrulla, Lydia tenía que hacer algunas otras compras por lo que simplemente se despidió de ellos de pie junto a su auto.
Su primer parada fue el super, no podía comprar nada que se tuviera que mantener en la nevera pero había algunos otros comestibles que funcionarían para mantenerla viva una semana más.
Luego fue en busca de pintura, Esme había dicho que ella podría ir a comprarla sin el mayor problema pero Lydia quería escoger el color de su preferencia... aunque aún no estaba del todo segura. No quería algo tan llamativo, pero tampoco algo anticuado. Iba más por lo simple pero no quería algo aburrido. Al final se decidió por un color café capuchino y blanco.
Luego de pagar por los botes de pintura y meterlos al auto con ayuda del vendedor, se dirigió a una tienda de productos naturistas. Sólo fue por mera curiosidad y para no llegar tan temprano a casa. Era aburrido estar sólo sentada en el suelo esperando a que fuera de noche. Y ya no había nada que limpiar, por lo que esa tampoco era una opción.
En aquella tienda encontró unas sales de baño bastante interesantes que no dudó en comprarlas junto con unas bombas de jabón y algunas velas aromáticas. Tal vez un largo y cálido baño en la tina le caería de maravilla para comenzar con una nueva semana.
Estaba escogiendo una vela cuando escuchó una voz a sus espaldas.
—La de canela es bastante fuerte pero si quieres algo más suave te recomiendo la de vainilla. Aunque si me lo preguntas, mi favorita personal es la de coco.
Se sobresaltó al escuchar la voz del doctor Cullen. Lo miró con el ceño fruncido y molesta por haberla espantado de esa manera. De nuevo. ¿A caso siempre aparecía de la nada y en completo silencio?
—¿Viene muy seguido a esta tienda, doctor Cullen?
El nombrado sonrió un poco.
—Más o menos. A Rosalie le gustan las sales de baño que venden aquí y a Alice le gustan los jabones —Lydia lo miró sin comprender— lo siento, hablo de mis sobrinas. A veces paso aquí y les llevo unos obsequios.
Asintió.
—Gracias por la recomendación —dejó la de canela y tomó tres de vainilla. Siguió observando los productos mientras se alejaba del rubio pero él no se iba a dar por vencido tan rápido.
—Mi cuñada me dijo que se hará cargo de la remodelación de tu casa.
—Sí, de hecho recién fui a comprar algunos botes de pintura. Yo tengo mal gusto y poco tiempo, así que prefería contratar a alguien.
—Esme es realmente buena y no lo digo porque sea mi cuñada. Ha hecho casas muy bonitas.
Lydia sonrió un poco y asintió.
—Sí, me mostró algunas fotos de sus trabajos y quedé fascinada —llegaron al final del pasillo— Yo creo que ya tengo todo. Nos vemos mañana, doctor Cullen.
El nombrado sonrió de lado.
—Nos vemos mañana, señorita Knox.
Lo miró una vez más antes de dirigirse a pagar y un suspiro salió de sus labios cuando salió del establecimiento. Estar cerca de Carlisle Cullen era extraño, quería correr los más lejos posible de él pero a la vez quería poder admirar su belleza eternamente.
Lydia definitivamente disfrutó su baño aquella noche. Con sales y bombas de jabón junto con las velas aromáticas. La chica se dejó llevar por ese pequeño momento de tranquilidad y cerró los ojos un momento.
Unos amables ojos dorados llenaron sus pensamientos y en la soledad de su hogar, decidió no ahuyentarlo.
🫀
Lydia no tardó en acostumbrarse a su nueva vida. Era notablemente más aburrida que cuando vivía en Minnesota pero en realidad le gustaba. Lo único que no le gustaba en lo absoluto, era Carlisle Cullen.
Cuando estaba segura de que lo estaba superando en algo, él básicamente la humillaba. Cuando mencionó que sabía hablar tres idiomas, Maia mencionó que Carlisle hablaba seis además de que sabía leer latín y griego. Cuando Lydia mencionó que había sacado noventa y seis en el examen para la especialidad, Sarah muy emocionada dijo que Carlisle había obtenido la puntuación perfecta de cien.
Sólo había pasado un mes desde su llegada pero comenzaba a buscar cualquier excusa para superar al perfecto doctor Cullen en cualquier cosa que le fura posible.
Por otro lado, su casa ya era un avance e incluso tenía por fin su cama. Esme era realmente espectacular y varios de los muebles que consiguió, tenían descuento por lo que Lydia pudo reducir un poco los gastos.
Para ese punto, sólo faltaba la cocina y la sala.
Aquel era un jueves bastante tranquilo. Lydia estaba en la recepción mirando unos documentos cuando anunciaron la llegada de una ambulancia. Suspiró pesadamente y dejó el archivo para ir a recibir a los pacientes.
El paramédico le entregó una carpeta.
—Un par de adolescentes. El chico, Tyler derrapó en el estacionamiento de la escuela y golpeó en la cabeza a Isabella —explicó la mujer— ella parece estar bien, pero el chico tiene un sangrado en la cabeza.
Lydia la miró confundida. ¿Hablaba de Isabella Swan?
—Entiendo. Pueden llevarlos a urgencias.
Vio las camillas de ambos avanzar por el pasillo, ella iba detrás por lo que fue fácil reconocer a la hija del sheriff.
—Cristina —la enfermera se acercó a Lydia— por favor tráeme unas gasas y alcohol. También dile a Olivia que llame al jefe Swan y le informe que su hija está aquí —aunque seguramente Charlie ya estaba enterado y llegaría en cualquier momento.
—De inmediato, doctora Knox.
Lydia entró a urgencias mientras se colocaba un par de guantes y se acercó a Tyler que parecía algo más lastimado. Desde su lugar vio a Isabella, parecía estar en shock.
—Isabella, ¿estás bien? —la nombrada miró a Lydia que estaba atendiendo a Tyler. Asintió.
—Bella —dijo rápidamente— ya les dije que no fue nada.
—En un segundo estoy contigo.
Cristina llegó con lo que Lydia le acaba solicitado y comenzó a limpiar la herida de Tyler, el moreno se quejó un poco pero parecía más preocupado por Bella que por él mismo.
—En serio lo siento, Bella —no paraba de repetir.
—Tyler, necesito que mires aquí —le indicó Lydia luego de ponerle un parche en la herida de la cabeza— sigue mi dedo —encendió una lámpara— Parece que estás bien. Aún así me gustaría una radiografía de tu cabeza. Cristina, ¿puedes solicitar a radiología una radiografía de cabeza?
—Por supuesto, doctora.
Entonces entró un muy preocupado Charlie Swan, seguramente estaba por la zona pues no había tardado nada en llegar.
—¡Bella! ¿Estás bien? —miró con enojo a Tyler y lo señaló con su dedo— tu y yo vamos a hablar.
—Charlie, tranquilo.
El hombre se dio cuenta por primera vez de la presencia de Lydia. Eso lo hizo sentir algo más aliviado.
—Bella, ¿estás bien?
—Estoy bien, papá. Tranquilo.
Lydia se acercó a Bella, el enfermero que estaba con ella se hizo a un lado para darle espacio a la doctora.
—Bella, de verdad lo siento. Traté de parar —habló Tyler aún preocupado. Una enfermera lo estaba preparando para su radiografía.
—Lo sé, está bien —contestó Bella con calma.
—¡No! —reprochó rápidamente Charlie— créeme que no está bien.
—No fue su culpa —Bella volvió a hablar.
Lydia se colocó el estetoscopio y escuchó los latidos de la chica, luego se aseguró de que su respiración fuera regular. No había rastros de golpes en ningún lado y todo por dentro sonaba bien.
—Pudo haberte matado, ¿lo entiendes? —Charlie parecía más desesperado. Aunque era entendible, era su hija la que estaba en esa camilla.
Lydia hizo algunas anotaciones en su expediente manteniéndose al margen de la conversación.
—Sí, pero no fue así.
El sheriff miró a Tyler con molestia.
—Despídete de tu licencia.
Lydia casi ríe pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la puerta se abrió dejando ver a Carlisle. La chica rodó los ojos y resopló por lo bajo, ese hombre siempre quería llamar la atención con sus entradas dramáticas.
—Oí que la hija del jefe está aquí —Cullen se acercó con una gran sonrisa.
Lydia sólo se concentró en el expediente entre sus manos y trató de ignorarlo.
—Doctor Cullen —saludó el jefe de policía.
—Charlie —le devolvió el saludo.
Bella miró al rubio con impresión. Igual que la gran mayoría de las personas que lo conocían por primera vez. Cullen se detuvo frente a Bella, pero muy cerca de Lydia, casi se tocan sus brazos.
—¿Puedo ver, Lydia?
Ella lo miró mal pero no iba a iniciar una discusión y le entregó el expediente. Pero se percató de algo... Carlisle estaba usando un nuevo perfume. ¿Cómo podía pensar en eso ahora? Aunque olía realmente bien y Lydia quiso colocar su nariz sobre el cuello del hombre sólo para olerlo mejor. Cullen se percató rápidamente del cambio del ritmo cardíaco de la chica a su lado y el creciente rubor de sus mejillas.
—No hay nada —le explicó mientras él leía— no hay golpes a la vista e internamente todo se escucha bien. Tal vez está en shok pero reacciona bastante bien y habla con fluidez. Creo que va a estar bien.
Carlisle le sonrió a Lydia y asintió.
—Isabella —le habló a la chica.
—Bella —corrigió rápidamente.
—Bueno, Bella. Esa caída fue fuerte, ¿cómo te sientes?
Lydia permaneció a su lado también observando a Bella y los movimientos de Cullen.
—Estoy bien.
—Mira aquí —Cullen encendió la lámpara de su bolígrafo y extendió un dedo, justo lo que ella había hecho con Tyler— podrías experimentar estrés post traumático o desorientación. Tus signos vitales están bien y no hay lesión en la cabeza. Creo que vas a estar bien.
—Es lo que yo dije —murmuró Lydia y pensó que nadie la había escuchado pero Cullen la miró con una sonrisa juguetona. Ella sintió vergüenza por un segundo y se alejó un par de pasos.
—Bella de verdad lo siento. Perdón —habló Tyler y todos lo miraron. Charlie recorrió la cortina de separación para no verlo más.
—Pudo ser peor si Edward no hubiera estado ahí —habló Bella y Lydia la miró con curiosidad, Cullen pareció incomodarse por un momento— él me salvó.
—¿Edward? —preguntó Charlie, Bella asintió— ¿Tu muchacho?
—Sí, fue muy impresionante como llegó tan rápido. No estaba cerca de mi.
—Creo que tuviste suerte —Carlisle le sonrió y le entregó una hoja a Charlie para que Bella pudiera salir— Charlie —se despidió.
—Hasta luego, doctor. Le agradezco —miró a Lydia— también a ti, doctora Knox —la nombrada asintió.
Padre e hija salieron de la sala de urgencias. Quedando sólo ambos doctores.
—¿Tyler está bien? —preguntó Carlisle a Lydia.
—Sí, pero solicité una radiografía. Tenía un fuerte golpe en la cabeza y quiero estar segura de que esté bien.
—De acuerdo. Tengo que ir a resolver unos asuntos. ¿Te molesta si te dejo sola?
—Para nada. Puedo hacerme cargo yo sola —era una respuesta pasivo agresiva.
Asintió.
—No tengo duda de eso.
Le dio un suave golpe en el hombro antes de retirarse. Lydia lo miró con el ceño fruncido pero seguió con sus propios asuntos. Con Carlisle lejos, tenía oportunidad de atender más pacientes.
Un par de minutos tardaron en entregarle la radiografía de Tyler. Todo estaba en orden y le dijo al chico y su madre que podían irse.
Lydia caminó por el pasillo rumbo al comedor cuando vio a Carlisle fuera de su oficina con una chica rubia y otro chico de cabello cobrizo. Fue fácil deducir que ambos eran de la familia Cullen. Pese a ser adoptados, todos parecían tener muy buenos genes.
El chico de cabello cobrizo la miró con el ceño fruncido, ella se sintió nerviosa y continuó a paso rápido con su camino. Carlisle miró a Lydia alejarse por el pasillo por un momento antes de regresar su atención a las dos personas frente a él.
—Ella... —
—Lo que sea que hayas escuchado de su mente, por favor no lo digas en voz alta, Edward —lo interrumpió Carlisle.
El chico miró al hombre algo confundido, pero sus pensamientos eran claros.
—Te gusta —habló en voz baja y ligeramente divertido por la situación.
Rosalie miró sin comprender a Carlisle. Pero el rubio cambió de tema. No era el momento de hablar sobre su vida amorosa.
—El punto es que Edward no debió hacer lo que hizo, pero ya está hecho. Seguro que encontraremos una solución para esto —miró a la rubia— dile a Esme y Evander lo que ocurrió. Los veré más tarde en casa.
Rosalie asintió y se fue junto a su hermano. Por su parte, Carlisle fue a buscar alguna excusa para estar cerca de Lydia.
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