II
151 días antes de.
No conocer el significado de la palabra "compartir" era solo una de las muchas secuelas de haber tenido padre exitosos pero egoístas.
Lincoln lo sabía: siempre estuvo consiente de que podía llorar, hablar sobre su infancia destruida, la vulnerabilidad dentro de su inexistente familia y conseguir lo que se le antojara aunque mintiera cínico; el era el centro de todo, como un ancla que mantenía cercanos a dos bandos enemigos.
Vivió por mucho tiempo jugando a tener el control en beneficio propio mientras ocultaba sus pensamientos. Sí, porque aunque se empeñara en negar una y otra vez haberse visto afectado por aquella separación de padres e hijo, la v3erdad era que le dolía, desde hace mucho. Era solo que al crecer comenzó a sentir que ser el centro de atención no era tan increíble como solía parecerle.
Nunca tuvo que compartir con alguien, ni mendigar atención. El siempre creyó que podia manipular las cosas a su antojo. Y nadie podía convencerlo de lo contrario.
Y por ello, dormir en el suelo resultaba inaceptable.
-Lincoln, Lincoln, despierta. Tengo una idea.
Quiso negarse a abrir los ojos, separo sus parpados entre la poca luz que se colaba por la habitación, pero al hacerlo, se topo con una sombra femenina que lo veía desde arriba sonriendo.
Se reincorporo sobre el piso, e hizo crujir los huesos de su espalda. Después de todo, había pasado la noche en una mala posición.
Se restregó la nariz recibiendo pequeñas descargas eléctricas.
-Entiendo que soy un tipo raro y desconocida. Pero hacerme dormir en la alfombra fue algo muy desconsiderado se tu parte. -dijo mientras observaba a Ronnie quien sentada en la cama le sonreía de manera burlona.
-¿Y que esperabas?¿Que te llevara a la sala o a la habitación de huéspedes? Te recuerdo que no se que haces aquí, ni tu tampoco.
-Mínimo, esperaba a que me dejaras la cama y no me hagas dormir así de incomodo. -reprocho irreverentemente.
-Eres demasiado exigente, deberías estar agradecido conmigo. -le dio la espalda al levantarse.
-¿Que hora es? -pregunto curioso ante el cielo opaco y cambiante.
-Son las cinco treinta de la mañana.
-¡¿Y PORQUE DEMONIOS ME LEVANTAS ENTONCES?! -"Que nivel de desconsideración tiene esta chica" pensó.- ¿Y como es que ya estas vestida?
Ronnie Anne s acerco a él mientras ataba su cabello en un desordenado moño y le dio tres pequeños golpes en la cabeza como intentando insultar su inteligencia.
-Porque si planeo llevarte conmigo a la escuela necesito hacerte pasar desapercibida, tonto. Además, no pude dormir nada anoche, estuve pensando en las posibilidades y ya tengo algunas hipótesis.
-¿Y eso significa que...? -No, a diferencia de ella, el cerebro de Lincoln comenzaba a funcionar hasta mediodía.
-Empecemos por lo esencial. Primero, tu atuendo... apesta. Tenemos que actualizarte- Hizo una pequeña mueca mientras pensaba- o retrasarte, de hecho.
Lincoln se levanto indignado- ¡¿Que tiene de malo mi ropa?! -las camiseras de sus cantantes favoritos, pantalones sueltos y converse blancas eran su estilo.
-Por favor, nadie aquí sabe quien rayos es Lady Gaga, así que esa camiseta fea que tres levantara sospechas. Además, debes usar un cinturón.
-Que tu época no sea adecue a mi ropa no es culpa mía. -dijo alterado.
-Deja de hablar como Bobby; si quieres ayudar harás lo que yo diga.
El albino se recargo en la pared, dejando escapar un leve chasquido de inconformidad mientras se negaba en su interior.
-No te ofendas, Ronnie, pero estoy seguro de que nada de tu guardarropa me quedara, ya sabes porque. ¿No tienes ropa para chico? Pero lo que trato de decir es... t ropa es horrible..
Antes de que siguiera hablando, la pelinegra le lanzón una almohada a la cara que lo hizo callar.
-Aclaro que nunca te dejaría usar mis cosas, preferiría hacerte correr desnudo por la calle antes de usar algo mío.
Lincoln intento tragar saliva; pero lo insólito de esas palabras le hizo atragantarse con la misma, haciéndolo toser.
-Estoy seguro de que no entiendes lo perverso y caliente que sonó eso.
-Y tampoco me interesa, quédate aquí, ya vuelvo.-la chica avanzo un poco y el chico la imito- ¿Por qué me sigues?
-Lo siento, es que no quiero quedarme solo -respondió- ¿A donde vas?
-Iré por ropa de mi hermano.
-¡No! Ya me siento suficiente humillado, Rene!
-Repito, es Ronnie Anne, y Agh. tu mismo dijiste que mi ropa es horrible, además, es de chica.
-Podemos, no se, modificarla. Lo siento, ¿ok? todos cometemos errores.
-Basta. -Negó con la cabeza- MI ropa no va a quedarte bien, pero la de mi hermano si. Así que no hagas ruido y sígueme. O quédate solo.
Trastabillando se abalanzo sobre la latina, per tomarla del brazo en busca de que pare de caminar.
-¿Y que pasa si Bobby nos ve? Mejor dicho a mi, ¿Cómo vas a justificar mi presencia?
-Y por eso te levante temprano. Bobby sale a ejercitarse por la mañana. Así que no habrá problema, vamos.
-¿Y si nota que le faltan cosas?
Comenzó a reír- Vendí su de italiano hace más de dos mese, y el ni siquiera lo ha notado, créeme, estaremos bien. -dijo con cierta obviedad mientras se soltaba del agarre.
Tomo a Lincoln de la muñeca para hacerlo caminar detrás de ella, cuidando cauteloso sus pisadas mientras avanzaban por el pasillo. La habitación de su hermano era el lugar más nauseabundo y prohibido de la casa. O al menos así lucia para ella.
La pelinegra giro la perilla; ambos se adentraron hasta que estuvieron totalmente en territorito ajeno. Habia gorras colocadas ordenadamente en la pared, trofeos de campeonato y zapatos por doquier.
-Salir a correr con este clima ¿Quién demonios hace eso? -dijo Lincoln observando las paredes blancas.
-Un atleta, supongo. Mi hermano cree que ganara la serie mundial, algún día, es talentoso; pero es un presumido de primera. -comento sin mala intención.
Béisbol.
Lincoln vio a Ronnie Anne caminar al armario y abrirlo para comenzar a tomar ropa como si fuera suya; pero había algo que no cuadraba.
¿Cómo era posibles que alguien tan egocéntrico como Bobby nunca mencionara antes algo sobre lo que se suponía que era un prodigio? No tenía sentido, a menos que hubiera dejado de serlo pero... ¿Por que?
El pasado era más depresivo de lo que Lincoln creyó. Era lúgubremente devastador.
Ronnie Anne tomo una camisa de rayas azules y verdes horizontales, extendiéndola sobre los hombros del peliblanco, la midió para contrastar que era casi de la misma talla.
-¿Que haces? -pregunto Lincoln cuándo las suaves manos de la latina se movieron lento sobre su cuerpo.
-La espalada de Bobby es enorme; solo quería asegurarme de que no te quedara demasiado grande.
La chica busco en el piso, un par de zapatillas deportivas que considero apropiadas para el atuendo. Y cargando con el resto de la ropa, volteo hacia Lincoln para entregársela.
-El es un atuendo más de tantos ¿No es así? El jugador que encanta a todos.
-A todas, si sabes a lo que me refiero, todo el tiempo.
La poca empatía que había nacido en el albino, se extinguió- ¿Dices que es el típico prototipo de chico sociables, capitán del equipo, líder de los tarados que hace babear a todas y que es un cretino?
-No ¿como... De hecho, si.
"Malditos estereotipos de mierda..." -Pensó Lincoln.
No tenían mucho tiempo, regresaron a la habitación de la menor pocos minutos después de completar su misión.
- Es oficial, a mi hermana le gustan los idiotas. -dijo cuando finalmente pudo dejarse caer en la cama soltando la ropa que traía consigo.
-Voy a suponer que, entonces, tu padre era un buen padre. -le dijo, tratando de ver su reacción, pero había mucho error en sus palabras.
-Vivo con mi hermana y tu hermano es como mi padrastro ¿Qué crees tu? -soltó aire pesadamente- No lo es, supongo.
La latina tomo algo de dinero del buró y palmeo la pierna del chico en señal de humanidad antes de ponerlo en su bolsillo.
-Es mejor estar consiente de la verdad que ser ignorante toda la vida, creo fielmente en eso.
La forma en la que sus mejillas, y en especial sus ojos parecían aumentar el brillo que hizo que Lincoln se perdiera entre su húmeda boca y su sabiduría.
-¿Eres tu quien inventa esas frases tontas? -dijo con ligera voz intentando terminar con el temblar de su propio cuerpo.
-Son todas mías. -El albino enmudeció ante la felicidad con la que manejaba su actitud. Ahora, el baño esta por allá. Ve y arréglate, porque tenemos mucho que hacer hoy. -termino ella.
-¿Que harás mientras tanto?
Giro la silla que lo esperaba frente a su escritorio.- Dije que tuve varias ideas, las anotare antes de olvidarlas. Y quizá, después vaya a robar un sándwich de la cocina para alimentarme.
-¿Que soy? ¿El perro que llevaste a casa sin permiso de tus padres? -alzo una ceja.
-Si, básicamente sí. Te pondré un collar y te atare si no te comportas.
Lincoln abrió los ojos demasiado sorprendido, sin saber si era intencional o si su mente contemporánea estaba tan corrompida que lograba encontrarle un doble significado a casi todo.
-No tienes idea... -dijo dando un par de pasos hacia atrás antes de caminar en la dirección indicada y desaparecer de su vista al cerrar la puerta del baño de la habitación.
La pelinegra le resto importancia a sus extrañas actitudes y se acomodo en su escritorio mientras intentaba escribir los pequeños detalles que había descubierta hasta ahora, pero se quedo en blanco, no sabía por donde empezar.
Lincoln Loud y la electricidad:
Si las salas en el agua condujeron la energía a través del cuerpo de Lincoln, eso significa que en ese momento una gran cantidad de esta debería moverse a través de él; pero para ello necesitaría alojarse en un material aislante, quizás su cabello o su chaqueta.
Ronnie Anne mordía su lápiz constantemente en busca de una forma de hacer que todo encajase; pero el ambiente se vio eclipsado por un aroma sublime que parecía emanar del primer piso.
No, la latina no podía concentrarse en su investigación cuándo estaba completamente segura de que su madre estaba preparando el desayuno. Cuando el olor de los delicioso waffles recién preparado intentaban seducirla y la materializada miel materializaba frente a ella.
No pudo resistirse; dejo sus apuntes de lado, sin detenerse si quiera a pensarlo y corrió a la cocina en busca de aquel dulce tesoro que le esperaba campante sobre el desayunador.
Los Santiago eran una familia algo peculiar para esos suburbios. Además de tener como padres a una pareja latina que solían residir en México, eran emigrantes en Estados Unidos.
Bastantes años después de haberse consolidado bien gozaban de las recompensas de su esfuerzo. Sus hijos eran pequeños cuándo llegaron a Estados Unidos; pero ya eran ciudadanos; sin embargo, por los prejuicios de la comunidad, ser parte de esa familia les daba un físico llamativo y esbelto, además de una imagen un poco conflictiva, y la menos, digamos que no ayudaba a mejorar esa situación.
Cuándo esta bajo al primer piso, se encontró a su madre de espaldas. Ronnie Anne se asomo sigilosa para evitar ser vista por ella; pero falló terriblemente.
-Que no se te ocurra tocar un solo waffle, Ronalda Santiago, o voy a castigarte. -dijo severa, sin siquiera voltear a verla.
-¡Mamá! Buenos días a ti también. Gracias por suponer que he venido a hurtar un sabroso, esponjoso y delicioso... waffle
-¿Que haces despierta tan temprano?
-Vine a ayudarte con estas delicias.
Las comisuras de sus labios bajaron, mostrando su labio inferior para denotar tristeza mientras batía sus pestañas en un intento de apelar a su lado noble.
-Ni lo sueñes. Son para tu hermano y el resto del equipo, han estado entrenando muy duro. Se merecen una recompensa.
-¿Y que hay de mi? -pregunto indignada.
La pelinegra a quien quien l edad le empezaba a acechar sonrió.
-Tu puede servirte un poco de cereal.
-¿Ves como rompes mi corazón, madre? Solo pido un poco de tu dulce amor y me respondes con un poco de cereal. -La abrazo de lado.
-Oh pobrecita. -sus hijos no podían ser más diferentes, y la menor de ambos siempre había sido un poco más afectuosa.- Ya que me lo pides así, supongo que podría darte uno.
-O dos...
-¡Ronnie Anne!
-Esta bien, lo que nazca de tu benevolencia.
Ambas rieron; la chica s acomodo en uno de los banquillos frente al desayunador, luego ella le entrego un plato con tres waffles apilados y llenos de jarabe.
-Come despacio, no quiero que te atragantes.
-No me digas que hacer, esto es entre la comida y yo.
-Siempre terminas con jarabe hasta en el cabello, así que no me respondas, jovencita.
-Esta bien... -Ronnie Anne sonrío tímida, intentando que sus siguientes palabras sonaran con naturalidad al creer que era el momento de poner su plan en marcha- Oye mamá, por cierto ¿8recuerdas el programa de intercambio?
-¿El que me dijiste que era una perdida de tiempo?
-Si, ese. Pues verás, necesitaba créditos para una asignatura y yo... me inscribí como candidata para recibir un alumno en casa.
La mujer volteo a verla más sorprendida que molesta, dejando caer la mantequillas al suelo.
-¿Hiciste que...?
"Coopera, madre. Necesito justificar al extraño que esta en mi habitación" -Pensó.
-Hoy por la tarde traeré a un chico a la casa.
-¿Con el permiso de quien? Ronnie Anne, cielo, es lindo que quieras adaptarte pero no puedes tomar decisiones sin consultarle a nadie.
-Se que a papá no le molestara, y, tendré un amigo, ¿no era eso lo que querías?
-Me refería a que hablaras con las chicas de tu salón, no que trajeras a otra gente a venir a la casa.
-Mamá, soy la menor y la más inteligente de todo allí. Además de compartir de compartir la mitad de mis clases con mi hermano el galán no es de ayuda que digamos.
Ella suspiro; sus dos hijos se marcharían a la universidad el próximo año.
Le tomo tiempo asimilar la próxima partida de Bobby; fue duro, ni siquiera lo había aceptado por completo y luego una tarde, el director de la preparatoria la llamo para discutir el porque Ronnie Anne debía saltarse el ultimo año de preparatoria e ir directamente a una gran casa de estudios.
No, ni ella ni su esposo estaban listos para dejar ir a su pequeña. Y sabían que Ronnie Anne tampoco estaba socialmente lista para hacerlo.
Su coeficiente intelectual era sorprendente, ella estaba segura de que su hija era capaz de mantener el ritmo de programas avanzados que estaban interesados en ella, pero le preocupaba que pasara tanto tiempo sola lejos de casa.
Creyó que adelantarla solo un año para que pudiera convivir más con su hermano y su grupo de amigos dentro de la escuela la ayudaría a socializar, pero, hasta ahora, no tenían un buen progreso.
-Esta bien -dijo finalmente cediendo- pero prométeme que tendrás todo bajo control.
-¡Lo prometo! -tomo sus cubiertos, sonriendo ampliamente.
Ella la miraba quieta; no tenia ni idea de quien era el muchacho. Las ideas de Ronnie Anne siempre le hacían querer abrazar al extintor ante la latente posibilidad de que quemara la casa, otra vez. Parecía que todas sus decisiones terminaban con ella en urgencias o con los bomberos apagando un incendio en la calle.
La otra pelinegra comenzó a comer, olvidando por completo que tenia un vagabundo en su habitación y sin percatarse de Bobby regresando a casa por la puerta trasera como todos los días.
Su frondoso cabello era sujetado por una liga mientras el sudor aún presente en su cuerpo resbalaba por su cuello. Entro y directamente subió por la escalera a su recamara.
Se quito la camiseta, moviendo los brazos frente al espejo intentando denotar sus deltoides. Y poco a poco mientras caminaba buscando una toalla, se despojo del resto de su ropa, prenda por prenda, dispuesto a tomar una ducha.
Corrió hasta el baño de su habitación, se vio por ultima vez en el espejo y se acerco a la perilla para abrirla, pero al hacerlo esta se desprendió de su lugar.
"Maldición. Había olvidado arreglarla" -Pensó.
Cualquiera pensaría que teniendo una casa tan grande usaría el jodido baño principal o incluso el de sus padres; pero no. Si había algo que Ronnie Anne le petrificaba, era que alguien más tocara sus cosas. Así que, no hay nada mejor que hacer algo que amaba; molestar a su hermana y darse una ducha embellecedora.
Entró. Ladeo la cabeza al ver la cama de su hermana desarreglada, y la mucha ropa ajena que estaba regada por el piso. Le resto importancia, no le interesaba en realidad, pero resultaba imposible encontrar ropa de chico tirada por el piso.
El sonido del agua cayendo le hizo suponer que su hermana estaba en la ducha y Bobby no pudo evitar sonreír malévolamente. Giro con lentitud la perilla cuándo la ducha dejo de sonar. La puerta estaba sin llave, entonces la empujo con fuerza deliberadamente para entrar.
-¡Manos arriba! El inspector de limpieza esta aquí. -dijo simulando con sus manos un arma.
No obtuvo respuesta como lo esperaba, solo una mano que sobresalió detrás de la cortina para intentar tomar la toalla que colgaba a un par de centímetros.
El mayor la tomo antes de que la alcanzara.
-¿Se te perdió algo? -se burlo acercándose a la cortina- Tardas demasiado en la ducha, Ronnie Anne, ¿Qué haces allí adentro?
Lincoln limpio el agua de su rostro, no debía abrir la boca, o estar demasiado cerca de Bobby- La versión joven de su cuñado era más estridente y molesta de lo que imagino.
Su risa sonaba constante por la acústica del pequeño espacio. Lincoln comenzó a pensar que el universo simplemente lo odiaba al ser una fina cortina lo único que lo salvaba de ser cruelmente expuesto. O así fue hasta que Bobby tiro de ella, descubriendo al albino que se escondía detrás de esta.
-¿Sorpresa? -dijo el chico intentando cubrirse.
Trago saliva angustiado de haberle hecho una pequeña fisura a las reglas, o al universo.
El mayor se quedo quieto, absorto en lo extraño de la situación, incrédulo. Le lanzo de regreso la toalla y retrocedió dando marcha atrás hacia su habitación. Lincoln aprovecho para colocarse la toalla; pero los alaridos consternados de Bobby no se hicieron esperar.
-¡Ronalda Anne Santiago Casagrande! ¡Ven aquí ahora o te asesinaré!
La menor de los Santiago con jarabe en los labios levanto la cabeza de su plato y trago pesadamente. Si, estaba en serios problemas.
Salto de su lugar. En cuestión de segundos, y después de tropezarse en las escaleras, llego hasta su habitación, en donde se encontró a dos hombres en toalla. El más alto intento someter a Lincoln quien se sometía inquieto de su agarre, prisionera de la fuerza de su futuro cuñado.
La pelinegra cerro con llave la puerta detrás de ella.
-¡¿Qué demonios haces en mi habitación?!
-¿¡En serio vas a joderme con eso?! -estrecho los ojos, la menor suspiro y avanzo hasta ellos.
-Bobby, por favor, no les digas a nadie, yo...
-Ronnie Anne quiero una explicación creíble de... -inhalo con fuerza- ¿Quién es el y porque esta desnudo en tu habitación? ¿Desde cuándo un chico se fija en ti siquiera?
-No puedo explicarlo, es... muy complejo...y...
-Complejas mis pelotas, ¿Por eso estabas tan extraña ayer? ¿Por qué estabas con un chico?
Su mirada era dominante, y Ronnie Anne siempre fue una mala mentirosa cuándo de su hermano se trataba. Comenzó a ceder.
-Va a sonarte descabellado, y que quizá pienses que lo estoy estoy inventando; pero anoche, él y yo... -Lincoln negó repetidas veces, no podían decírselo. Era imposible ¿Qué demonios le pasaba?
-Ahhh... tuvimos sexo, ajá. Si, eso paso. -intervino el albino rompiendo la regla uno: No hablar con Bobby-Y no me arrepiento... Ambos quisimos probarlo un poco... pero muy fuerte , ya sabes, la edad, las hormonas. Ronnie Anne es excelente, y me dejo dormir aquí.
La electricidad se manifestó entre los dos. Como un disparo de luz que se fundió en el pecho de Lincoln cuándo la barrera de su realidad se hizo menos real al colapsar contra Bobby. No había marcha atrás, habían creado una tangente en la historia.
La cabeza de Lincoln parecía colapsar cuándo la imagen de un Bobby adulto era visible tocarlo. La línea temporal actual donde ambos se conocieron de jóvenes, no debía existir pero ahora lo hacía; y su piel empezó a arder por la corriente del interior.
-¿Ya no eres virgen? -dijo a su hermana menor con cierto temor en sus ojos.- Eso es extraño, creía que morirías virgen, como Robert Hooke... -desconcertado soltó a Lincoln, al hacerlo, el albino volvió a ver a Bobby adolescente.
-Es Isaac Newton, idiota.
Ronnie Anne bajo la cabeza después de aquel reproche. El mayor era un entrometido que no le dejaría en paz hasta saber todos los "detalles", al menos no si no lograban perturbarlo lo suficiente.
-No suelo pedirte favores pero, ¿podrías, por favor, dejarlo pasar? Papá va a matarme si se entera.
El pelinegro mayor pareció dudarlo. No estaba de acuerdo con tal comportamiento; pero tampoco podía hacer demasiado.
-Ten cuidado con eso ¿esta bien? No abuses, no abuses así de tu cuerpo. Y siempre ten en cuenta la protección -froto su cuello y dio un paso en dirección a la puerta- Solo espero no ser tío tan joven
-No te preocupes, no pasará.
-Y tu -volteo a ver a Lincoln enfadado- Ponte algo ¿quieres? ¿no ves que hay una dama aquí?
Tapo los ojos de su hermana un instante y salió de allí; era mucho para procesar. Así que eligió no decir nada más, después de todo era su culpa por andar de metiche. Una vez fuera respiro pesadamente y evitar pensar en que su hermana cada día era más extraña.
Cuándo abandono la habitación, Lincoln se mareo de pronto, como si algo en su sistema se encendiera atacando su cerebro con violencia. Tambaleando, se sentó en la cama.
-Siento que voy a vomitar -dijo comenzando a sudar. Su pecho se inflaba una y otra vez desesperado.
La bombilla de la lampara de mesa parpadeaba subiendo de intensidad mientras la respiración de Lincoln se agitaba más y más.
-¿¡Que hiciste?! Se supone que no debías hablar con él. Ahora te conoce, estas adentro de su memoria.
-No pude evitarlo, maldición. Cuándo regresa a mi época él va a reconocerme. ¿No es así? Estoy perdido.
Ronnie Anne se detuvo a pensarlo y en realidad no encontró mayor inconveniente por lo que sus nervios mermaron.
-Cuándo regreses tu realidad será diferente ¿recuerdas? Una en donde él no estará en tu vida, así no habrá proble... -Ronnie Anne noto la forma en la que ahora todo el alumbrado de la casa parecía enloquecer mientras Lincoln se frotaba la cabeza con una toalla.
-No lo entiendes, después de que lo toque pude ver a su yo futuro. Eso no debería pasar, ¿o sí?
-Entrar en contacto con él altero de alguna forma la línea; supongo que es un efecto colateral de todo esto. La próxima vez que se repita, trata de estar alerta para entenderlo mejor.
-No pasó antes contigo, ¿por qué?
-No me conoces en el futuro, supongo que por eso tengo efecto sobre ti,
Lincoln se mordió el labio. Quizá no tenía ninguna repercusión porque Ronnie Anne ya no existía en su universo temporal.
Pequeñas chispas brotaron cuando sus pies descalzos rozaron contra la alfombra, la chica se movió hacia el, buscando entender a detalle lo que sucedía.
-¿Ronnie Anne? -dijo cuando la latina se acerco peligrosamente a él. La chica estaba de pronto arrodillada sobre la cama, tocando su espalda con lentitud- ¿Qué p-pasa?
-Intento generar una reacción, cállate. -demando con voz lenta y suave.
-¿Acaso no conoces nada de moral básica, o porque intentas manosearme?
-Los electrones son atraídos a objetos que tienen un gran carga positiva, así es como producen chispas, de la fricción entre las cargas. Tu cuerpo... esta lleno de ellas.
La pelinegra se coloco detrás de él y deslizo ambas manos por sus hombros, inclinando su cabeza hacía el frente para que los mechones de su cabello tocaran con delicadeza su cuello.
Lincoln tragó con dificultad sin entender lo que pasaba, e inconscientemente disfruto de la respiración y su calidez de ella sobre su piel.
-E-entonces, mi cuerpo atrae objetos, ¿no? -hablo tenso- ¿Es por eso que estas así de cerca?
-Soy la carga negativa, necesito que la fuerza me empuje.
-Eso suena tan...
El aire caliente entre ambos creció de gran manera cuando Ronnie froto la punta de su nariz entre las hebras hebras claras que decoraban la cabeza del chico, buscando que la electricidad en su interior se manifestara por la fricción de dos cargas opuestas.
Lincoln dejó escapar un pequeño jadeo en aquel momento en el que una leve descarga brotó de él, cuando un pequeño toque eléctrico se desplazo hasta la latina para repelarla haciendo que retroceda un poco.
Parecía una sobrecarga de corriente, incluso la pequeña lámpara en la mesa de noche colapsó, y después de parpadear incesante estalló dejándolo a ambos realmente consternados.
-¡Es increíble! -dijo la pelinegra quien se le había erizado el cabello, levantándose de la cama- Eres energía pura, Lincoln.
-No te ofendas, pero no entiendo una mierda de lo que dices.
-Es simple, significa que... -Ronnie dijo su vista por primera vez al reloj- significa que vamos a llegar tarde. -declaro angustiada de repente.
-¿Qué?
-¡La escuela! Son casi las siete treinta, tenemos que irnos pronto. Termina de vestirte, rápido. -dejó su cuerpo de lado, rompiendo con el calor y la tensión que había creado.
Después de diez minutos de Lincoln arreglándose y de Ronnie Anne intentando hacer algo con su cabello extremadamente lacios, finalmente salieron de la casa esperando que todo saliera acorde el plan.
-¿Supones que vayamos caminando, con este clima?
-Deja de culpar de todo al clima, y no, iremos en bicicleta. Te daré la antigua de mi hermano -Lincoln se rasco la cabeza- Sabes andar en bicicleta, ¿no?
(Nunca me enseñaron) Pensó. -En el futuro son innecesarios este tipo de transportes.
La chica soltó una sonora risa mientras subía a su vehículo de dos ruedas.
-Con lo alta que es la contaminación actual, dudo que en el futuro sean innecesarios, -sonriente, continuo- Como sea, ven, mentiroso. Solo intenta no hacerme perder el equilibrio.
No tenía idea de que pasaba en la cabeza de esa chica, ni de la confianza que le inspiraba, pues era tan espontáneo con él que le hacía sentirse menos desquiciados.
Pasó una pierna por encima de la rueda trasera, y coloco ambos pies sobre los tubos que sobresalían de la misma, sujetándose de los hombros de la chica. Entonces, ella comenzó a pedalear para que ambos avanzaran entre los árboles que cubrían los senderos de esa fría comunidad.
Cada centímetro recorrido le daba a Lincoln la oportunidad de llenar sus pulmones de aire pulcro, con el aroma a pasto mojado cuya existencia había ignorado durante tanto tiempo.
Mientras más se acercaban, la afluencia de jóvenes incrementaba y en poco tiempo estuvieron frente a la gloriosa escuela de preparatoria.
El timbre sonó al igual que el cielo que no parecía resplandecer se nubló aún más indicando que pronto llovería.
-Mierda, nos enviaran a detención, ¡Corre! -dijo, bajando de la bicicleta.
-¡Ronnie Anne, espera!
-¡Date prisa, esto no va a funcionar si no te presentamos antes! Tengo que entregar tus papeles.
-¡¿Qué papeles?! ¿Me hiciste certificado de adopción o que cara...?
-¡Ya basta, solo cállate y corre, no dormí nada por tu culpa!
-¡Ayudaría mucho si te molestaras en explicarme el plan!
Los dos jóvenes abandonaron la bicicleta para correr hacia la entrada. Ronnie Anne se movió veloz en las escaleras principales para ágilmente llegar al pasillo.
Lincoln intento seguirle el paso. Sin prestar atención a su alrededor, sin considerar las consecuencias, únicamente visualizando la delgada figura de la chica y su mochila delante de él.
O al menos así fue hasta que chocó con otra persona, cayendo al suelo junto a ella,
Presionó su mandíbula disimulando el dolor, su espina dorsal se estremeció al instante, y el sabor metálico de su boca volvió a aparecer.
Lincoln se precipito a tomar a la otra persona de la mano, La imagen de una mujer se manifestó ante su tacto, la soltó inmediatamente y su figura mayor cambio a la de una chica.
-¿Her...mana?
Lincoln alzó la cabeza y viendo el cielo pensó:
"Querido universo, si estas usándome para burlarte de lo predecible de la ficción o de la estupidez adolescente, ya suéltame, por favor, ¡Te lo suplico!"
Ella a su lado en el piso, llevó un mechón de cabello rubio detrás de su oreja izquierda mientras arrugaba la nariz.
-¿Disculpa? -dijo viéndole con molestia.
-Quise decir herma... ma... madre-mía, lamento esto. No te vi, estaba apurado y termine lanzándome al suelo. No fue mi intención. Espero no haberte lastimado, lo siento, yo...
-Solo cállate y fíjate en tu camino, ¿esta bien? -se había golpeado la cabeza y su inconformidad era notoria.
-Te ves tan joven... -mascullo. Lincoln estaba en estado de shock, era como verse a sí mismo en versión femenina. Una delicada y femenina versión de él. rubia, mejor dicho.
-¿Gracias?
-¡Oye, Lori! -Detrás de ellos una voz que estaba cansado de oír apareció.- Me recuerdas, ¿cierto?
-Como no hacerlo, me seguiste toda la noche.
-Estuve buscándote para disculparme, pero... parece que estás algo ocupada -dijo con gracia.
Bobby se acercó a dos pasos de ellos; extendiendo su mano hacia la rubia que volteó a verlo avergonzada, y con las pupilas dilatadas.
Ella la tomó, levantándose del suelo para corresponderle con una sonrisa
-Muy ocupada besando el suelo.
-Oh, ¡Que afortunado que soy al estar aquí! Espero correr con su suerte algún día -se burlo, tomando los libros de la chica del piso.- Ahora que estoy aquí, y si al suelo no le importa, ¿Te molestaría si te acompaño a clase, señorita distraída?
Lincoln los veía desde abajo; estaban ligando descaradamente frente a él sin preocuparse siquiera por su presencia. Era la situación más heterosexual cliché que alguna vez vio, y resultaba ser muy incómodo.
(Claro. Ignoren al chico en el piso) Pensó
Se levantó impulsivamente, decidido a separarlos.
-Sí, claro que le molesta -Dio un paso al frente, empujando al latino-. Un tipo acosador que se refiere a ella como "ardiente" con sus amigos y que además la sigue es una obvia molestia.
-¿Y a ti que te importa? -Dijo Bobby molesto por su intromisión.
-¿Qué? -Lori volteó a verlo confundida.
-Es un chico demasiado sociable, todas lo saben. Y ni hablar de cómo trata a las demás chicas, digo, tampoco tiene derecho a acercarse a tu cuando apenas lo conoces.
Ella agitó la cabeza sin entender las palabras de Lincoln, pero encontrando algo de veracidad en ellas.
-¿Bobby? -inquirió en busca de una justificación.
Bobby se quedo mudo un par de segundos antes de reconocer a Lincoln, entonces dijo;
-¿No deberías estar teniendo sexo salvaje "muy fuerte" con mi hermana?
-Terminé hace unos minutos, ¿te molesta? -desafió con sus palabras.
Ronnie Anne regresó por el pasillo en busca de Lincoln solo para encontrarlo a punto de ser golpeado.
El Santiago mayor notó a su hermana a la distancia y desistió ante sus latentes deseos de escarmentar al chico.
-Las clases de cerebritos están por allá -señaló en dirección a Ronnie Anne- ¿Por qué no vas y te coges una chica como un niño pretencioso?
Antes de que Lincoln pudiera contestar, ella lo hizo.
-Si, tienes razón, deberíamos irnos. Nuestras clases de cerebritos pretenciosos nos esperan. -Tomó del brazo a Lincoln, pero esta vez no ocurrió ningún cambio. Su figura esbelta y joven se quedo permanentemente ante Lincoln.
-No, no, no. No me refería a ti, yo...
-Te veré después, Santiago.
-Si, Bobby. Te veremos después -se jactó. El muchacho no pudo evitar sonreírle victorioso a Bobby.
Ambos se movieron por el pasillo hasta llegar a donde Ronnie Anne les había estado observando. Siguieron caminando ahora los tres juntos.
-Este busca pleitos es novio tuyo, ¿cierto? -dijo. Lincoln pasó su vista de una a la otra repetidas veces. ¿Eran amigos?
Ronnie Anne se rascaba el cuelo nerviosamente- Él... esta recién llegado de Escocia. -Ni siquiera estaba segura de su nacionalidad, solo lo supuso por las palabras que se le escapaban a veces.
-Y... ¿es uno de nosotros? -Cruzada de brazos elevó una ceja, curiosa.
-Por supuesto que sí. Lamento si te asustó, es un poco tonto, impulsivo y estúpido, ¿Ya dije tonto?
-Si, René. Ya dejaste en claro lo imbécil que soy.
La risa de ella era melodiosa, y el momento en el que apareció fue glorioso; Lincoln se sintió confortado cuando escuchó ese sonido que tanto amaba. Tan sublime que lo hizo sentir como un niño pequeño.
Ella sonrió extendiendo una mano hacia él.
-Lori Loud, encantada.
La tomó complacido, nunca había visto una sonrisa tan resplandeciente en su hermana. Sentía que estaba ante una gran maravilla de la humanidad una que conocía pero no con tanta intensidad.
"Rápido, coartada, dile que te llamas Louis o algo" Pensó Ronnie Anne. Estuvo a punto de interrumpir cuando el peliblanco le ganó.
-Lincoln Marie, Un placer.
"Ah mierda. Su cabeza si se daño"
Una parte de ella no podía creerle, una parte de ella estaba totalmente segura que cada vez que Lincoln abría la boca la jodía más y más.
Así que la pequeña Santiago se sentenció así misma por dejarlo solo.
La rubia le sonrió en paz, antes de empujar la puerta del salón y entrar en el, dejándolos solos en el pasillo.
-¿Dónde estabas? -preguntó Ronnie Anne susurrando-. Creí que estarías siempre junto a mí, y justo cuando volteó, nada, desapareces e inicias una pelea contra el mismísimo demonio.
Ignoro sus reproches- ¿Por qué no me dijiste que conocías a mi hermana? -dijo con el mismo tono.
-No sabía que era tu hermana, genio.
-¿Desde hace cuánto la conoces?
-Llegó aquí a principio de semestre. Y aparentemente yo soy la única persona además de mi hermano que podemos ayudarla, se podría decir que somos... amigas.
Bingo.
Era todo lo que necesitaba saber.
Se sentía atrapado en una de esas películas adolescentes de ciencia ficción que todos conocen, y para joderlo más, él tenía el papel de chico extranjero odioso.
En su año él era genial, pero aquí, parecía ser ese tipo idiota con complejo de superioridad del cuál él normalmente se burlaría.
Y no quería serlo; pero su boca se movía sola, además de no razonar con claridad. Aparentemente su sentido común ya se había despedido de él. Definitivamente, no estaba pasando un buen momento.
Toda su desgracia era una gran sátira porque era absurda, solo faltaba que empezara a sonar la canción del momento y que su hermana se enamorara de él. Sería muy predecible, y podrían demandarlo por eso.
-¡Es magnífico! Eso me da más oportunidad de separarlos -No pudo evitar abrazarla, Lincoln rodeó completamente a la latina atrayendo su cuerpo hacia él. Su cabeza chocó con su mentón de inmediato.
-¡Auch! Eso me dolió, idiota. -le reprochó viéndole con molestia.
Detrás de ellos, otra persona carraspeó con la garganta causando que se separen.
-La señorita Santiago y el niño nuevo, ¿Piensan entrar a clase?
El maestro los vio extrañados, administración le había trasladado hace hace unos instantes el informe del alumno nuevo. Lo cual era inusual, porque ya había comenzado el semestre.
Ronnie Anne se auto-felicito mentalmente por lo convincente que podían llegar a ser sus falsificaciones, hasta pensó que podría dedicarse a eso.
Es decir, él sabía como funcionaba exactamente el intercambio, lo había hecho ordenar muchas veces esos expedientes en detención. Así que esperaba no haberse desvelado en vano.
Ese estereotipo de esa nerd indefensa en realidad no encajaba con ella. En el fondo sabía que quizá jamás sería científico; pero, definitivamente, tenía mucho futuro como criminal.
Las familias anfitrionas siempre iban al aeropuerto por los chicos del programa estudiantil. Así que no sería sorpresa para los maestros que Ronnie Anne, la supuesta anfitriona, apareciera con los documentos del recién llegado. Cerró los ojos por un segundo en el que dejó su vida en manos de Newton y espero lo mejor.
-Si, si. El nuevo... -murmuró Ronnie Anne empujando al chico para que avanzara.
Ambos asintieron y se adentraron en su salón de clases. Todo parecía preciso, tanto que Lincoln comenzó a pensar que arreglar su destino sería mucho más fácil de lo que creyó.
Sí, todo estuvo bien hasta que notó que estaba dentro de una clase de álgebra avanzada. Suspiró acomodándose junto a Ronnie Anne en dos escritorios en el fondo del salón, después de todo, qué era un pequeño sacrificio por una gran recompensa.
La latina a su lado sacó su libreta de apuntes y tachando sus antiguas anotaciones comenzó a actualizarla.
Lincoln Loud: El tiempo y la electricidad ¿Estática?
El sujeto presenta constantes mareos producto del cambio de espacio en su entorno.
Su campo de visión se divide entre sus recuerdos (la realidad a la que pertenece) y la línea del tiempo actual.
Su memoria es buena, al igual que su habilidad para usar el sarcasmo; lo cual evidencia que su capacidad cerebral se encuentra en óptimas condiciones.
Fue causante de una sobrecarga en una lámpara menos a doce voltios.
Volteó a ver al peliblanco, su rostro parecía completamente perdido mientras su atención estaba en el pizarrón y el maestro que audaz planteaba de nuevo el problema.
Mordió su lápiz por milésima vez en el día antes de escribir:
Posee múltiples lunares en la clavícula, piernas y rostro. Uno específicamente bajo su labio inferior, lo que le da un aspecto peculiar cuando sonríe.
Su sonrisa es muy bonita.
Cerró su libreta de pronto y agitó la cabeza. Todo esto no podía ser más extraño; al menos no para Ronnie Anne.
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