· parte única.
¿Cuándo sales de trabajar?
A las nueve, hoy cerramos antes.
¿Por qué? ¿Me echas de menos?
Puede que sí o puede que no, prefiero dejarlo a tu imaginación.
Me encanta cuando te haces la difícil.
Deja las bromitas, Taehyung.
¿Nos vemos a las nueve y media?
¿En tu casa?
Sí.
¿Te hace un Netflix and chill?
Esa era la idea, idiota.
Por suerte las horas pasaron rápido, y las ansias por reencontrarse fueron muchísimo más llevaderas de lo que esperaban. Taehyung cerró con llave la tienda de fotografía en la que trabajaba hacía unos años atrás. Guardó junto a las llaves sus manos en el bolsillo, resguardándose así del frío primaveral que le había atizado de lleno. Asegurándose de que todo estaba en orden, decidió poner rumbo a su destino tomando su coche que se encontraba a unas calles de donde trabajaba.
Se sentía ansioso y es que, desde que la pelirroja le había mandando aquel mensaje, no podía dejar de pensar en lo que podría venirse con su encuentro. La idea de poder disfrutar de una noche con ella le dejaba sin aliento. Por suerte, la espera tampoco se iba a hacer muy larga ante la cercanía de la tienda respecto al piso de su amante. Y, acelerando más de lo normal, se dispuso a llegar hasta allí.
Yangmi se encontraba igual de ansiosa que el castaño. No dejaba de dar vueltas por todo el piso en el que vivía mientras diferentes imágenes que incluían a Taehyung rondaban por su cabeza. No sentía vergüenza, ni tampoco desesperación pero, la verdad es que le necesitaba ya allí, con ella. Miró el reloj percatándose de que ya casi era la hora y tomó a su vez su teléfono móvil en busca de comprobar si su amante ya había llegado.
Estoy en el portal, ábreme.
Yangmi tragó duro antes de pulsar el botón que abría la puerta del portón. Nerviosa, esperó hasta el siguiente mensaje que la avisara de que Taehyung ya se encontraba en el ascensor. Decidió entonces abrir la puerta esperando a que el chico llegara hasta allí. No es que quisieran mantener su relación en silencio, simplemente era tarde y, preferían avisarse por mensajes que provocar un escándalo que despertara a los vecinos. La pelirroja quiso sonreír ante la imagen del chico pero prefirió contenerse puesto que no quería mostrarle que realmente le había echado de menos. Cuando sus miradas se encontraron, una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo, acelerando su corazón.
—Hola, preciosa —su voz grave casi la deja sin respiración y, justo en ese momento se preguntó por qué Taehyung era tan sexy. Se acercó hasta ella para plantar un casto beso sobre sus labios, empujándola con suavidad al interior de la habitación.
—¿Preciosa es la mejor palabra de ligoteo que se te ocurre? —El castaño se encogió de hombros sonriendo con diversión mientras se quitaba los zapatos.
—¿Por qué no disfrutas y dejas de quejarte tanto? En el fondo sé que te gusta —Yangmi puso sus ojos en blanco ante la falta de modestia del chico.
—Claro que me encanta —dijo con ironía aunque, en el fondo, era cierto. Le encantaba Taehyung, en todas sus maneras.
Sus miradas se conectaron por un segundo en el que Taehyung dudó de si decía la verdad o no. Aunque, se quedó ensimismado pensando en lo muy sexy que se veía aquella chica. Su pelo largo y pelirrojo se mantenía ondulado como naturalmente estaba pero suelto, sin una coleta de por medio que mantuviera despejado su rostro. Había notado que no había cambiado su ropa desde que había vuelto del trabajo porque, no solía vestir así para estar en casa. Pensó incluso que se había quedado así para la ocasión y, no le importaba. Aquellas medias transparentes a medio muslo le estaban obligando a perder su cordura poco a poco y, ni siquiera hablar de aquellos pantalones cortos negros que vestían sus piernas a juego con una camisa de botones del mismo color que cubría toda su parte superior.
Parecía que ambos estaban pensando en lo mismo. Yangmi se perdió en la ropa que vestía Taehyung. Aquellos vaqueros rotos claros dejaban muy poco a la imaginación de la preciosidad de su piel color caramelo y, junto a la chaqueta vaquera con diferentes tonalidades y texturas, le hacía verse desaliñado pero realmente sexy, informal, casi como si ahora mismo se fuera a un festival a disfrutar de un poco de música y alcohol. Pero, sobretodo, Yangmi se perdió en la textura de sus labios ante aquel piercing que residía en ellos.
Sin pensarlo más, la pelirroja se acercó hasta él. Alargó el brazo para terminar de cerrar la puerta principal. Después de hacerlo, recorrió con cuidado el cuerpo del chico hasta llegar a rodear su cuello con ambos brazos. Le miró esbozando una sonrisa antes de sumergirse en aquellos labios rosados que tanto había deseado probar desde que el chico había jugado con ella no dándole un beso en condiciones. Taehyung rodeó la cintura de la pelirroja, fundiéndose en aquel primer pero no último beso de la noche. Solo con ese roce, ya empezaba a sentirse caliente deseoso de continuar por ese camino. Giró su cabeza buscando profundidad aunque, los planes de Taehyung no fueran los mismo.
—¿Qué pasa? —Preguntó con molestia Yangmi mirando los grandes y castaños ojos del chico en busca de una respuesta que justificara abandonar aquel beso. El chico sonrió de lado.
—Antes me dijiste que querías ver Netflix conmigo —bromeó buscando sacar de sus casillas a Yangmi. Le ponía muchísimo que se enfadara—, esto desde luego no es el motivo principal de que esté aquí...
—Dime alguna vez que hayamos quedado para ver Netflix y lo hayamos hecho realmente, Taehyung —el chico sonrió. Le gustaba que fuera así.
—La verdad es que hubo una vez en la que vimos una película...
—¿Hablas de esa vez en la que tardaste diez minutos en besarme y acabáramos teniendo relaciones sexuales como siempre? Sí, quizás te refieres a esa vez —le interrumpió. Taehyung estuvo a punto de sonreír ante el carácter tan sexy que tenía aquella chica, peleona como ninguna otra.
—Algún día terminaré una frase sin que me interrumpas —añadió sacándole una sonrisa a la chica—. El caso es que...
—Es que te vas a callar de una maldita vez porque voy a besarte de nuevo y vas a hacer como si Netflix no existiera —dijo dejándole de nuevo sin oportunidad para terminar de hablar. Yangmi movió su cabeza en busca de rozar los labios del chico.
—No puedo hacer como que no existe —la pelirroja se separó para mirarle mal. Taehyung ignoró esa mirada porque no quería reírse— porque la película que vamos a montarnos es digna de Netflix.
—Claro, digna de llamarse 50 Sombras de Grey, pero en este caso, de Kim —bromeó ya que ambos se apellidaban igual. Taehyung abrió los ojos haciéndose el sorprendido.
—¿Cómo puedes ser tan malpen...
Yangmi decidió que era momento de acabar con los juegos. Sus labios volvieron a reeencontrarse y esta vez, sin intenciones de separarse. Y, aunque en un principio ambos se lo estaban tomando con calma, solo faltó que Taehyung girara la cabeza en busca de una mayor profundidad para que las intenciones del beso cambiaran. Yangmi deslizó sus dedos en el cabello del castaño, jugueteando con cada hebra de ellos comenzando mientras, un deseoso y sensual baile de lenguas que calentó el ambiente.
Taehyung empujó con cuidado a Yangmi, acorralándola entre su cuerpo y la pared blanca del pasillo sin dejar de besarla ni un segundo. La proximidad de sus cuerpos tenía a Yangmi hundida en su propio placer que apenas comenzaba. Deslizó sus manos por el cuerpo del chico, realizando un suave pero ardiente recorrido desde su cuello hasta su pecho, con intenciones de continuar hasta llegar a su vientre bajo. Taehyung por inercia, acercó aún más su cuerpo al de la pelirroja, consiguiendo una pequeña fricción entre sus entrepiernas que provocó un suspiro de placer a ambos, deshaciendo el beso.
Con las respiraciones algo agitadas, ambos se dedicaron una pequeña mirada. Taehyung tenía sus labios rojos debido al carmín que traía Yangmi sobre los suyos y, su pelo se encontraba realmente alborotado también por su culpa. Aunque no pudo detenerse a observar al chico por mucho rato ya que, sin dudarlo, juntó de nuevo su cuerpo al de la chica, provocando una nueva fricción. Yangmi cerró sus ojos llevándose por aquel pequeño roce mientras el castaño recorría ahora su cuello, llenándolo de besos y pequeñas marcas que no durarían por mucho tiempo. La pelirroja se agarró a uno de los antebrazos de Taehyung en cuanto este recorrió sus muslos con sus grandes manos.
—¿Por qué estás tan sensible? ¿No quieres reconocer que me has echado de menos estas semanas? —Preguntó Taehyung con picardía. Yangmi le miró a los ojos.
—¿Y tú? ¿Tú no me has echado de menos? —Preguntó contraatacando. No le gustaba ser dominada, nunca.
—Claro que lo he hecho —dijo, avanzando por su cuerpo, besando la piel que se encontraba detrás de su oreja para después morder el lóbulo de esta. Yangmi intentó resistirse ante su tacto—. Necesitaba sentirte, necesito sentirte —la chica ahogó en un gemido en cuanto Taehyung atrapó su trasero.
—Tae... —dijo como pudo. Sus miradas se reencontraron.
—¿Qué, Minnie? ¿Vas a reconocerlo? —Yangmi se sintió desfallecer ante la pronunciación tan sexual de su apodo pero, no perdió la compostura.
—Claro que voy a hacerlo pero no ahora.
Zanjó besando de nuevo al chico. La agresividad se hizo presente, al igual que el deseo de que aquella situación avanzara. Estaba claro que Yangmi había echado de menos a Taehyung, a todo él. Su presencia era necesaria para que su día mejorara y se estaba dando cuenta de que, lo que había empezado un día como una juego, se había convertido en algo más que eso. Le gustaba aquel castaño creído que era realmente sexy y no podía negarlo. Y menos cuando se encontraba en una situación como esa.
—Ah... —se quejó Taehyung en cuanto Yangmi mordió su labio inferior, aquel donde se encontraba su piercing—... cuidado, pequeña.
Y aunque fue a disculparse por ello, el chico volvió acallar sus palabras besándola de nuevo. Con ambas manos, la tomó por sus muslos provocando que la chica enrollara sus piernas en su cadera, rodeando a su vez, de nuevo, su cuello. El ardor de sus cuerpos se hizo aún más presente ante el roce cercano de sus entrepiernas y la pequeña fricción que ambos ejercían, lenta pero llena de deseo. Taehyung cerró sus ojos en cuanto la pelirroja comenzó a besar su cuello poco a poco, castigándole con cada beso o succión, obligándole a sacar cada sonido que le hubiera gustado guardar.
—V-vamos a la habitación —dijo entrecortadamente. Yangmi levantó la cabeza para mirarle a los ojos y asentir.
Llevándola en brazos, recorrió aquel piso que se sabía de memoria hasta llegar a la habitación principal en la que ella dormía, dejándola caer con delicadeza sobre la gran cama matrimonial que allí se hallaba. Aprovechó para deshacerse de su chaqueta vaquera y, después de su camiseta. Sin dudarlo, se acercó de nuevo a la chica para reencontrarse con sus dulces e hinchados labios por todo lo que los había devorado. Juntos, se deshicieron de aquella camisa con cientos de botones que se hicieron interminables para un Taehyung deseoso de apreciar el cuerpo de la pelirroja. Sonrió al ver que traía como siempre, una lencería negra tan sexy como ella.
—Siempre me he preguntado cómo es que nunca te veo con una ropa interior que no sea sexy —comentó mirándola a los ojos, acariciando sus mejillas. Ella sonrió de lado.
—Porque me encanta verme sexy, ¿no te has dado cuenta de eso todavía? —Taehyung sonrió junto a ella antes de besar castamente sus labios.
—Lo que me he dado cuenta es que todo lo que haces lo haces para ti, y eso me encanta muchísimo...
—¿Te pone? —Preguntó inocente. Taehyung rió sin dudarlo ante la broma de la chica.
—No sé, solo es que me encanta que tengas las cosas claras, cualquier otra persona me hubiera dicho, me lo pongo para ti, en cambio tú has sido sincera y me has dicho que te lo pones para ti, eso me gusta mucho —el corazón de la pequeña chica se agitó ante sus palabras y aquella sonrisa cuadrada del chico que le llegaba hasta los ojos.
Odiaba que a veces fuera tierno, le daban ganas de sumergirse más en él cuando su relación no iba más allá de eso. La conversación se acabó de nuevo por parte de Taehyung, quien una vez más fue en busca de los labios de aquella chica. Mientras tanto, Yangmi recorrió la ancha espalda de su amante, deleitándose en primera persona de la contracción que hacían sus músculos a medida que friccionaban sus cuerpos. Yangmi comenzaba a sentir por fin el abultado miembro del castaño que la volvía loca, dejándola sin respiración.
La pelirroja arqueó su espalda ante la llegada de las manos de Taehyung que buscaban deshacerse de su ropa interior. Momento en el que aprovechó para cambiar de posiciones, dejando al castaño bajo su cuerpo. Este sonrió expectante. La chica acarició el cuerpo de Taehyung delicadamente, casi como si estuviera intentando decirle a su cerebro que hiciera una imagen mental de la suavidad de su piel bronceada y cada relieve que había en ella. Solo paró en cuanto llegó al principio de sus pantalones vaqueros. El chico la miró indicándole que lo hiciera. Yangmi sonrió con picardía antes de desabrochar el cinturón.
—Minnie... —murmuró Taehyung quedando sus palabras en el aire ante el vaivén de las caderas de aquella ardiente chica de pelo color sangre—... joder.
Tapó su cara con uno de sus antebrazos, dejándose llevar por el placer que la chica estaba proporcionándole. Ella volvió a recorrer su cuerpo con la misma suavidad de antes pero, ahora, trazando un recorrido aún más ardiente que despertó más el deseo de Taehyung. Acarició su pelo castaño, bajando por sus mejillas, cuello y deteniéndose un poco en el hueco de sus clavículas para después volver a deslizarse por su pecho y abdomen, llegando entonces al principio de ahora su ropa interior. Todo eso sin dejar de mover su intimidad contra la del castaño. La respiración del chico se encontraba descontrolada, ansiosa.
De nuevo la chica consiguió hacerle sufrir realizando de nuevo el mismo recorrido ahora con sus labios, plantando pequeños besos, mordidas y lamidas por su cuerpo. Los gemidos de Taehyung se hicieron presentes ante el tacto que mantenía su cuerpo ardiente. Sentía que iba a explotar de tanto placer. Yangmi sonrió al verle disfrutar tanto, al deleitarse con lo que estaba provocando en él. Decidió que era momento de dar el siguiente paso. Apartó de su camino la ropa interior que portaba el chico, siendo el primero en quedarse desnudo al completo. Su miembro estaba hinchado y, ante la liberación dejó de doler. Taehyung abrió los ojos para mirarla apoyándose sobre sus codos. Ella también se había deshecho de sus pantalones y ahora se encontraba arrodillada frente a él.
Echó la cabeza hacia detrás ante la atención que Yangmi le estaba proporcionando. Vaya que la había echado de menos. Sus pequeñas y dulces manos le estaban llevando al final de su cordura. Sus gemidos llenaron la habitación junto al calor que estaba sintiendo. Y cuando abrió los ojos, encontrarse con la imagen de la pelirroja dándole el placer que tanto necesitaba le había vuelto incluso más loco. Sus miradas se conectaron antes de que Yangmin se acercara aún más a su miembro y Taehyung ahogara en un grito. Se atragantó con su propia respiración entrecortada al recibir el calor de la cavidad bucal de aquella chica.
Joder. Pensó Taehyung, resguardándose en el pensamiento de que dos semanas habían sido suficientes para hacer crecer su deseo y su necesidad. Como pudo, se sentó en el borde de la cama, rodando consigo mismo aquella chica que atendía su placer. Yangmin miró al castaño preguntándose por qué tan repentino cambio. Él simplemente acarició su pelo, animándola a que continuara. Y eso hizo. Nubló su vista ante el placer que le proporcionaba, alentando su vientre bajo, deseando llegar de una vez al ansiado orgasmo. Ella estaba consiguiendo que Kim Taehyung estuviera solo a su merced y, en cierto modo, también le ponía demasiado. Fue cuestión de tiempo que, cuando Yangmin tocó por última vez con sus labios la punta, este rozara el éxtasis.
Yangmin se separó del cuerpo de Taehyung en cuanto toda su esencia llego a ella. Con la respiración entrecortada y el fuerte movimiento de su pecho se recuperó de todas las emociones que le recorrieron en un segundo. La pelirroja disfrutó de lo sexy que se veía perdido, agotado por lo que ella acababa de hacerle. En cuanto el castaño se recuperó, miró a la chica, quien esperaba a que él se recuperara aún de rodillas en el suelo. Taehyung alargó sus manos para posarlas sobre sus mejillas, acariciando los labios abultados de Yangmi. Levantó el cuerpo de la misma para acercarla un poco a él y besar castamente sus labios.
—Eres magnífica —murmuró consiguiendo que ella sonriera por lo tonto que era. Taehyung entonces, deslizó sus manos por el pecho desnudo de la chica.
Ahora le tocaba a ella. Yangmi cerró sus ojos debido al frío que desprendían las manos del castaño en comparación al calor que desprendía su cuerpo. Taehyung navegó por su vientre consiguiendo que este se contrajera llegando entonces al botón de sus pantalones cortos de cintura alta. La miró a los ojos esperando a que esta le mirara. Yangmi sonrió al encontrarse una expresión llena de ternura que no esperaba. Apoyó sus manos sobre el pelo amoldado y suave pelo del chico llenándolo de caricias que se prolongaron hasta llegar a sus mejillas.
—Por un momento parecía que estabas muy decidido, ¿por qué has parado? —Preguntó en un susurro, acariciando sus mejillas con sus dedos. Él se encogió de hombros.
—Pensaba en algo —el corazón de la chica se agitó al escuchar esas inconexas palabras.
El silencio reinó por unos segundos hasta que Taehyung prosiguió acariciándola. Desabrochó el pantalón, apartándolo de su camino. A la vez que lo hacía, las yemas de sus dedos rozaban las piernas de la chica vestidas de aquellas medias que estaban encendiendo al castaño una vez más a pesar de que no habían pasado muchos minutos desde su orgasmo. Le gustaba mucho esa chica, demasiado. Yangmi echó la cabeza hacia detrás cuando las manos de Taehyung fueron cambiadas por su boca que repartía dulces besos por su cuerpo desnudo. Daba gracias a que mantenía sus manos apoyadas sobre los hombros del castaño porque sentía que se desfallecería en cualquier momento.
—¿Quieres que te diga lo que pensaba? —Preguntó entre besos. Yangmi le miró perdida en su propio placer.
—D-dime —dijo como pudo ante la presión del chico en sus muslos, acercándola hacia él. Sonrió divertido.
—No, mejor voy a guardármelo —indicó dejándola con las ganas. Yangmi rodó los ojos sintiendo la risa del chico sobre su estómago.
—Qué aguafiestas eres...
Pero se calló al sentir cómo Taehyung empezaba a retirar su ropa interior. Por un momento se olvidó de las medias, no quería quitarlas, le gustaban y Yangmi supo que la mejor idea que había tenido era no haberse quitado la ropa que traía. Una vez desapareció su ropa a excepción de las medias, el castaño sonrió de lado expectante. Colocando sus manos entre sus muslos, los separó dejando el espacio perfecto para lo que tenía en mente.
—¿Vas a hacerlo así? —Preguntó atónita. Taehyung la miró.
—Sí, ¿quieres que cambiemos de posición? —Añadió con preocupación—. Es la primera vez que lo hago.
—No, olvídalo, así está bien —aseguró Yangmi aferrándose en sus hombros—. Pero sabes que me flaquean mucho las piernas...
—Yo te aguanto, confía en mí —y con una sonrisa supo convencerla.
Supo que el roce de sus dedos con sus húmedas paredes era un juego cuando introdujo el primer dígito en su interior. Yangmi que arqueó su espalda obligando a Taehyung a aguantarla con fuerza, ella no mentía con sus palabras. Afianzó su cuerpo al del castaño rodeando su cuello con ambos brazos antes de que este decidiera continuar. Friccionó con cuidado, tanteando el terreno antes de introducir otro. Yangmi presa del pequeño dolor, apoyó su cabeza contra la de su amante. Taehyung la miró.
—¿Estás bien? —Ella asintió. Miró hacia el castaño.
—Muévete por favor.
Y eso hizo. Olvidándose del cuidado anterior, comenzó a jugar con sus dedos en el interior de la chica, introduciendo dos más. No tardó mucho en sacarle los gemidos que la chica había querido reprimir todo este tiempo y es que, Taehyung era realmente increíble cuando se trataba de sexo oral. Empapándose con los fluidos de la chica a medida que añadía mayor rapidez, el castaño se detuvo a mirarla por un segundo. Yangmi se encontraba sumida en su placer, con sus ojos cerrados. El chico sonrió, a pesar de lo incómoda que había sido la posición en un principio parecía que ambos se habían acostumbrado. Besó su vientre acariciando la piel de sus pechos antes de darle algo de atención.
—Taehyung... —murmuró al sentir el vacío que llenaba el chico. Agarró su muslo para apoyar su pierna sobre el borde de la cama, teniendo una mayor visión.
Yangmi observó sus acciones hasta volver a cerrar sus ojos al sentir el caliente aliento de su amante rozar su muslo. Primero lo besó, trazando un recorrido húmedo hasta llegar a su intimidad. Acercó el cuerpo de la pelirroja hasta él, quedando el mínimo espacio para después rozar con su lengua su interior. La sensación húmeda y caliente le puso a Yangmi los pelos de punta, recorriendo una corriente eléctrica todo su cuerpo. Acarició el cabello de Taehyung al sentir cómo recorría su interior sin piedad, dándole un placer inexplicable, llevándola al séptimo cielo. Pasados unos minutos, Yangmi tiró de su cabeza hacia detrás obligándole a mirarla. Agachó la cabeza, buscando sus labios mientras el castaño cambiaba su lengua por sus dedos de nuevo. Sonrió al apreciar que Yangmi había llegado al orgasmo.
—Ah... —suspiró deslizando su pie por la cama hasta dejarlo apoyado en el suelo. Había sido intenso, muchísimo.
—Estás muy callada —bromeó Taehyung sacándole una sonrisa. Yangmi apoyó sus manos sobre sus hombros desnudos—. Los dos hemos comprobado que dos semanas es mucho tiempo de margen.
—Y qué lo digas —añadió entrecortadamente, recuperándose.
—¿Lo hacemos? —Preguntó Taehyung esbozando una sonrisa coqueta. Yangmi apartó su cuerpo dejando un claro espacio entre ellos.
—Había pensado que quizás podíamos tomar ahora el té... ¿tú qué crees Taehyung? —El chico rió sin dudarlo, agitando el corazón de la pelirroja. Deslizó su cuerpo para quedarse acostado sobre la almohada, tirando del brazo de la chica en el proceso.
—Era broma, Minnie, ¿por qué eres tan agria a veces? —Ella sonrió de lado. Sabía que era una broma pero Yangmi también quería bromear con él. Abriendo sus piernas, pudo sentir su palpitante miembro bajo su intimidad.
—Lo mío también era una broma, idiota —quejándose, Taehyung aprovechó ese momento para atrapar un preservativo y no perder más el tiempo.
—Ahora mismo lo único que me importa es que me encanta lo preciosa que te ves encima de mí, llevando las riendas —ella puso los ojos en blanco esperando a que él terminara de prepararse.
—Cómo te gusta que te dominen... —sonrió de lado. Una vez acabado, agarró su mano restregándola por todo su cuerpo color caramelo.
—¿Cómo te gusta más, que me domines tú o que yo te domine a ti? —Murmuró inocente. Yangmi sintió su interior arder ante sus palabras cargadas de deseo—. Te has quedado sin palabras por una vez en la vida —ella tragó duro dejándose guiar por la mano del chico que la obligaba a recorrer cada recóndito lugar de su cuerpo.
—Creo que las palabras sobran ahora mismo —indicó la pelirroja sonriendo a la vez que levantaba su cuerpo con cuidado—. No puedo dejar de pensar en las ganas que te tengo ahora mismo —Taehyung sonrió.
—Enséñame lo que sabes hacer, preciosa.
Acogió a Taehyung de una sola vez causando en los dos un amplio y audible suspiro que llenó la silenciosa habitación. Yangmi apoyó sus manos sobre el pecho del castaño aguantando su propio peso, acostumbrándose a toda su longitud. El chico buscó sus labios fundiéndose en un beso ardiente en deseo, en el que, sin palabras pudieron entender lo que el otro buscaba. El baile entre sus lenguas encendió aún más sus cuerpos comenzando un pequeño vaivén que dejó sin aliento a Taehyung. Yangmi le miró desde arriba apreciando la extensión de su cuello, acariciando su nuez.
—Me estás torturando... —comentó por lo bajo aún con los ojos cerrados. El ritmo lento que Yangmi estaba ejerciendo le estaba llevando al borde de perder su cordura, una vez más.
—Te ves sexy cuando lo hago —murmuró sobre sus labios, deslizándose por su mandíbula, pasando su lengua por la extensión de su cuello. Taehyung gimió.
Maldijo por lo bajo dejándose hacer. Yangmi decidió que ya era hora de dejar de jugar debido a sus ansias propias de sentirle más profundo. Dejó de maltratar su cuello con sus labios para erguirse sobre su propio cuerpo, quedando totalmente sentada sobre la erección que traía el chico. Taehyung la apreció pensando entonces que parecía una diosa traía del mismo cielo. Tragó duro al ver que Yangmi limpió sus labios con sus dedos.
—Estás buenísima —ella sonrió con autosuficiencia ante las palabras de un Taehyung que lo único que podía pensar era en lo apretadas que eran las paredes internas de aquella chica y lo mucho que deseaba que ejerciera más ritmo.
—Estás tan cachondo que no sabes ni lo que dices —rió mientras lo decía—. Ya voy a cumplir tus deseos pequeño Taehyung...
El chico levantó su cuerpo para besarle castamente los labios, acción que aceleró su corazón por momentos. Había sido algo tierno que le había descolocado. Aún así, ignoró lo que su corazón le decía y se centró en su deseo. Levantó su cuerpo dejándose caer con fuerza sobre la cintura del chico. Taehyung echó su cuerpo hacia detrás, volviendo a recostarse sobre la cama, mirando a la chica desde abajo. Volvió a pensar que era afortunado de poder compartir algo como eso con una chica como ella. Yangmi volvió a imitar la acción de antes, moviéndose más rápido y con algo de profundidad.
La habitación volvió a llenarse con los gemidos entremezclados de ambos junto a sus entrecortadas respiraciones. Taehyung llevó sus manos a la cintura de la chica ayudándola con sus movimientos antes de volver a encontrarse con sus labios. Un beso que obligó al chico a quedarse sentado sobre la cama con Yangmi encima de sus muslos. Ella hundió sus manos en el pelo alborotado de Taehyung dejándose guiar por la sensación tan exquisita que le estaban dando las caderas del castaño. Taehyung dejó de besarla para soltar un gruñido hundido en placer. Yangmi suspiró excitada ante aquel sonido, juntó su frente a la del chico.
—Tae... —murmuró llamándole por su apodo, el nombrado sonrió con satisfacción. Le encantaba que la pelirroja le tratara con tanta cercanía.
Cambió de posiciones, quedándose sobre la pelirroja siendo él el que llevaba las riendas de aquella situación. Apoyó ambos codos a ambos lados de la cabeza de la chica. Taehyung era un monstruo cuando se lo proponía y Yangmi lo sabía. Sus estocadas eran aún más rápidas que antes e incluso más profundas. Agarraba con fuerza uno de los muslos de la chica mientras que ella afianzaba su agarre a la marcada espalda contraída del chico. Los dos estaban aguantando muchísimo para el tiempo que había pasado desde la última vez.
—¿Y ahora, Yangmi? —Preguntó entrecortadamente. La pelirroja abrió los ojos ante la inesperada pregunta—. ¿Ahora me vas a decir que me echabas de menos?
Suspiró porque, incluso cuando pensó que el ritmo no podía ser más rápido, Taehyung lo había conseguido. El chico besó su cuello, deslizando su húmeda lengua por todo el cuerpo de la pelirroja, dándole atención a sus pechos, haciendo que pidiera más atención. El castaño sonrió cuando Yangmi arqueó su espalda del placer que la recorría. Juntó su frente a la de ella sabiendo que no podía aguantar más aquel ritmo. La pelirroja recorrió con cuidado su espalda, pasando sus manos por el cabello del chico hasta llegar a sus mejillas, buscando su mirada.
—Claro que te echaba de menos, tonto —sonrió con fuerza. Taehyung estuvo a punto de sonreír pero, Yangmi en ese entonces ya había atrapado sus labios.
Y aunque el beso fue tierno, Taehyung alcanzó su punto más alto en ese instante. Su ahogado gemido llegó hasta los oídos de la pelirroja cuando este se separó de sus labios. Pudo sentir el calor de su esencia a pesar de la protección que los separaba y, a su vez, el calor que desprendía su respiración sobre su cuello. El peso de su cuerpo la apresaba contra la cama. Taehyung estuvo por un tiempo de esa manera, recuperando el aliento pero, poco después movió de nuevo su cuerpo ayudando a la chica a llegar al orgasmo también. Yangmi aguantaba muchísimo para su propio gusto pero Taehyung era paciente con ella incluso cuando estaba realmente cansado. En unos pocos movimientos llegó también.
—Taehyung —le llamó una vez recuperó el aliento. El chico levantó su cuerpo manteniendo su peso en ambas de sus manos—, ¿te quedarás a dormir?
—Claro —dijo sin dudarlo ni un segundo. Levantó del todo su cuerpo, saliendo de su interior—, aún tengo esperanzas de que podamos ver algo en Netflix —Yangmi rió ante sus palabras. Taehyung la miró con una sonrisa divertida.
—Pidamos entonces algo para cenar —sugirió observando como el chico tomaba su ropa interior y su camiseta para ponérsela. Su corazón se aceleró con cuidado.
—Vale, ¿quieres algo en especial? —Ella se encogió de hombros mostrando que le daba igual—. Entonces pediré pollo empanado, me apetece —Yangmi negó con la cabeza antes de levantarse para ponerse algo que la tapara.
—Eres un caso aparte —dijo portando una sonrisa. Taehyung le miró con desconcierto.
—Dijiste que te daba igual y...
—Pide lo que quieras idiota, era una broma.
Taehyung sonrió ante su actitud porque, aunque fueran amigos con derechos eran, por encima de todo amigos. O quizás en el fondo realmente se gustaban pero eso daba igual, después de semanas separados iban a tener una agradable noche juntos. Una llena de risas, caricias, besos y deseo.
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