Mi mirada viajó desde el pizarrón hasta el asiento de mi compañero de clase, Kim Taehyung. Él era el mejor amigo de mi novio, y por ende, también mío. Nos llevábamos bien, el único problema que afectaba nuestra relación amistosa era su completa holgazanería. Se podría decir que Kim era el chico más holgazán que alguna vez pude conocer, y eso que mi hermana menor tenía el primer puesto... hasta que fue desplazada por el chico que yacía durmiendo a mi lado.

—¡Señor Park! ¡Señor Kim! —el profesor llamó sonriendo al toparse con mi mirada.

Le devolví el gesto antes de mover el cuerpo dormido de mi compañero en un intento de que este se levantara, pero no pasó nada. Taehyung no despertó.

Suspiré y me levanté de mi asiento, tomé en mis manos "nuestro" informe y pasé al frente sin mi amigo. 

El profesor Lee me miró y luego miró a Kim, quien dormía plácidamente en los asientos traseros de nuestra clase, de su aula.

—Muy bien hecho, joven Park, como siempre presentando excelentes trabajos y tratando de cubrir a sus amigos, sin embargo, el joven Kim no se salvará de esta. —las palabras del profesor me sorprendieron, pues a pesar de ser el tercero en decirme aquello sobre Taehyung, el profesor Lee era uno de los más pacientes y el que siempre le entregaba oportunidades a los desaprobados, pero al parecer, esta vez sería diferente con Taehyung.

Me encogí de hombros, y luego de llegar a mi sitio, me dediqué a prestar atención a la clase y tomar apuntes de lo que no entendía para luego buscarlo en internet y comprender mejor cada tema, era una buena estrategia que Yoongi me había enseñado y que me encantaba poner en práctica al ver que sí daba buenos resultados, pues tanto él como yo logramos superarnos a nosotros mismos, obteniendo un puntaje de 2500 en la última prueba de rendimiento. Claro que yo le gané por medio punto más y por el comportamiento correcto que siempre tenía para con todos los que me rodeaban, sin embargo, él logró ganarme en la feria que organizaba la universidad como motivo de su aniversario. En esta podías presentar cualquier tema que te haya interesado y el ganador recibía clases personalizadas de aquella materia expuesta. 

Podría decir que su exposición me aburrió totalmente, pero no era envidioso y mucho menos un mal novio; incluso aquel día comencé a tomar apuntes de muchas cosas que lograron llamar mi atención, a pesar de no formar parte de su facultad: la de Ingenieros. 

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—Déjame adivinar —musitó—; el profesor Lee ya se cansó de Taehyung.

Asentí, mientras me dedicaba a guardar mis materiales de estudio en el casillero. Yoongi se encontraba a mi lado, inverso en un libro nuevo que al parecer le estaba siendo interesante a tal punto de no dejarlo separar la vista de este.

—Creí que ya no querías leer más de investigaciones científicas. —le recordé, terminando por dejar los libros que ya no me hacían falta y cambiándolos por los que pertenecían a las materias que en menos de diez minutos me impartirían.

—Papá me regaló este de aquí hoy en la mañana, no podía negarme, se veía atractivo. —dijo él, reacomodando sus lentes para que estos no se cayeran.

Hice lo mismo con los míos, y después de cerrar mi casillero, llevé una de mis manos a su rostro para alzarlo y besarlo rápida y castamente. Escuché la risita que soltó en respuesta y pude ver de reojo la felicidad que causé en él con ese simple contacto. 

Así eran nuestros días; entre libros, descansos que pasábamos leyendo o compartiendo datos que el otro desconocía, y entre pequeños, pero muy significativos, besos que solíamos darnos al ver que eran necesarios.

Muchos de nuestros amigos decían que lo nuestro no parecía una relación. Incluso podía decir que no tomaba a Yoongi como a un verdadero novio, solo como a un buen amigo de estudios y a un mejor amigo en cuanto cosas personales, pues contábamos con el otro al sufrir alguna caída, ya sea física o emocionalmente.

—¿Cómo estuvo el profesor Choi? —pregunté mientras caminaba a su lado, cuidando de que no chocara con nadie y de que no cayera en ningún momento. 

—Genial, sus clases de Aritmética me encantan. —su vista seguía en el libro, y aunque a cualquiera le daría mucha rabia ver cómo su novio prácticamente lo ignora por estar pendiente de un libro, yo no era así. Yo solo sonreía al ver que Yoongi se esforzaba demasiado y que quería mejorar con el paso del tiempo, enserio admiraba a mi novio. 

Nos separamos al llegar al final del pasillo y nos despedimos con un casto y rápido beso, nuevamente. 

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Las clases habían terminado, la biblioteca de seguro estaría vacía como cada día al término de clases, y ya suponía que Yoongi y yo iríamos a practicar o buscar algún tipo de información que nos sería útil en estos últimos días. Pero aquello no sucedió, pues cuando suponía que la clase de deportes había terminado, Soohyun, un chico poco inteligente pero con muy buenos dotes para el fútbol, se me acercó e informó sobre la llamada del director. 

Tuve que salir prácticamente corriendo del campo e ir hacia las duchas, dándome un rápido baño y colocándome la ropa limpia en un lapso de cinco minutos.

Al llegar, me sorprendí mucho al ver a mi novio; él estaba hablando confiadamente con el director de la escuela, quien al mirarme tuvo que dejar de reír junto a Yoongi y volver a esa expresión seria, dura.

—Señor Park, es un honor tenerlo a usted también aquí. —empezó por decir él.

Yoongi me miró y me extendió su mano, la tomé y me senté a su lado, teniendo una vista muy directa y clara del director.

El director ignoró nuestro acto y pasó a ver algunos documentos o papeles en su escritorio, parecía que no le importaba en lo más absoluto ver a los chicos más inteligentes de la escuela juntos, y es que ya a nadie le sorprendía ver a "los cerebritos de la universidad" agarrados de la mano o en una relación. 

—Supongo que habrán escuchado sobre la beca completa que está ofreciendo la universidad de Harvard para nuestro mejor alumno.

Y entonces Yoongi y yo nos dejamos de agarrar las manos y decidimos prestar atención a este asunto. 

Mi sueño siempre fue salir del país y terminar mi carrera de Medicina en Harvard o en Stanford, eran buenas universidades que ofrecían grandes opciones y asombrosos futuros. Por lo que escuché, Yoongi también amaba una de esas universidades, y tal como yo, también era parte de su sueño terminar en una de ellas. Ambos estábamos enamorados de las mejores universidades de Estado Unidos.

—En esta semana, todos los alumnos serán evaluados, tanto ustedes como sus compañeros.

El director seguía hablando y compartiendo todos los requisitos necesarios para recibir aquella beca, sin embargo, yo ya había dejado de escucharlo, incluso ya estaba imaginando en el momento de irme a otro país y conocer culturas nuevas.

—¡Yo lo quiero! —me levanté de mi asiento y casi lo grité, mas jamás me dí cuenta que Yoongi también había hecho lo mismo y que ahora... ahora nos estábamos mirando con incredulidad y sorpresa.

Se suponía que yo sería el que quería recibir aquella beca, él ni siquiera estaba pensando en salir del país hace unos meses atrás cuando le pregunté sobre nuestro futuro.

—Yo quiero esa beca. —repitió mi novio.

Abrí mis ojos en par y negué mientras veía al director de la escuela, él parecía algo confundido, pero no nos entregó nada más que una sonrisa.

—Entonces deben sacar un perfecto cien en todas las áreas de este semestre.

Y eso fue pan comido para mí, Yoongi siempre tenía dificultad en Idiomas, mientras que yo siempre obtenía un perfecto 99.9% en todas las pruebas tomadas por la profesora Grimaldi.

—Ganaré esa beca. —dije más que convencido.

Pude sentir la mirada pesada de Yoongi, pero aún así no me retracte. O sea, yo no pensaba dejársela tan fácil a Min. Él y yo antes de haber sido novios fuimos rivales, eso sucedió en secundaria, cuando aún no entrábamos a la universidad.

—¡Olvídate de eso, Park! ¡Yo ganaré esa beca y tendrás que despedirte de mí en el aeropuerto! —sus palabras contenían algo de rabia e ira, podía sentirlo. 

Entonces, me enojé aún más. Mis labios estaban unidos en un puchero que antes le parecía tierno a mi novio, pero que ahora solo demostraba furia, o al menos, trataba.

—¡El que irá a despedirse al aeropuerto serás tú, Min, porque no pienso permitir que me ganes y que te lleves esa beca que por derecho me pertenece! 

Ya habíamos convertido la oficina del director en un lugar de batalla.

Yoongi rió y se acercó lo suficiente, pero esta vez no era para besarme, sino para tratar de intimidarme. Pero estaba claro que mi propio novio jamás me causaría miedo.

—Te ganaré. —susurró con el tono seductor que solo en algunas ocasiones utilizaba antes de iniciar un beso. 

—Eso lo veremos, Min.

Su expresión cambió ante mi respuesta y ahora tenía el ceño fruncido.

—¿Me estás declarando la guerra? ¿A mí? ¿A tu novio? —dijo más que indignado. Asentí—. Pues ten en cuenta que Min Yoongi jamás se rinde.

Y con aquella frase se alejó y salió de la oficina. Yo hice lo mismo a los pocos minutos que él azotó la puerta.

No permitiría que nadie me ganara, yo era mejor que todos. Había obtenido el primer puesto desde que estaba en primaria, no iba a permitir que mi propio novio me quitara esa beca. No tendría compasión con Yoongi, ni siquiera por haber compartido dos años de su vida conmigo, y viceversa. 

Porque Min me había declarado la guerra y eso le daría. Porque nadie era mejor que Park Jimin. Nadie podía superarme, mucho menos mi propio novio.