Ahriel fulmino con la mirada a su hermano — Alexander Gerard, ni siquiera lo pienses maldito infeliz.

Alexis suspiro frustrado — Ahriel entiéndelo, Niklaus Mikaelson es de armas tomar y Marcel lo sabe por eso te iras con Davina

Ahriel frunció el ceño enojada no porque la mandaran con su única amiga de su edad que tenía si no por el hecho de que su padre y su hermano dirigieran su vida como les diera la real gana. Keir miraba la pelea desde el umbral de la puerta, no muy de acuerdo con la decisión.

— ¡Me tratan como si fuera cristal Alexander! — Exclamo Ahriel — ¡Como si me fuera a romper con el más leve de los roces!

Alexis suspiro con pesar, había captado las palabras no pronunciadas detrás de esa declaración — No eres débil Ahriel lo que pasa es...

—No Alexander — Ahriel lo señalo — Lo que pasa es que ustedes me creen débil, incapaz de defenderme, el hecho de que no sepa luchar no significa que soy débil

Ahriel suspiro antes de levantarse de la cama tomar sus cosas y colgar una mochila en su hombro antes de dirigirse a la puerta de su habitación

—Ahriel ¿A dónde vas? — Ahriel le sonrió tan falsamente a su hermano ese tipo de sonrisa que detestaba porque Alexis estaba muy acostumbra a las sonrisas de amor de su hermana.

—Voy a suicidarme con solo respirar cerca de un original — Dijo con sarcasmo — O moriré envenenada por tocar al hibrido original la verdad no sé cómo me apetece morir ¿Qué me recomiendas tu Alexander?

—Ahriel...No puedes irte sin la compañía de Keir.

Ahriel soltó su mochila antes de mirar amenazante a sus dos hermanos uno del corazón y el otro de sangre — Ni siquiera se les ocurra seguirme o... buscare la forma de burlarlos y no sabrán de mi por unas horas

Ahriel salió de la habitación como alma que lleva el diablo, Alexis iba a seguirla pero Keir lo detuvo — ¡Keir se está yendo sin protección!

Keir negó con la cabeza — La conoces Alexis tu hermana no está hecha para estar en una jaula, si le cortas las alas seria matarla Alexis.

—Keir...

El vampiro tatuado negó con la cabeza — Deja que se vaya amigo mío, estará bien.

[...]

Ahriel suspiro con pesar mientras caminaba con el cobijo de la noche y siendo guiada por las estrellas. Sus pensamientos eran un revoltijo de emociones confusas, Ahriel pateo una botella que estaba en su camino. Que más daba haber luchado por su libertad si la amarraban con cadenas que la asfixiaban con agónica protección. Ahriel caminaba por las calles solitarias de Nuevo Orleans, ya era de noche y no había hablado con su hermano estaba lo suficientemente enojada como para hablarle y ya había evadido a 5 vampiros que la estaban siguiendo. Se regodeó en ese hecho ella era humana y había logrado evadir a los vampiros de su queridísimo padre, estaba feliz y triunfante hasta que lo vio.

Ahriel se quejó y con las manos temblorosas coloco una mano en su corazón que palpitaba con desconcierta rapidez, suspiro varias veces antes de tambalearse, Ahriel logro sostenerse de una pared cerca de ella, y es que aquella opresión no desaparecía, y de repente las imágenes de su padre le inundaron la mente, Ahriel quiso gritar la opresión se hizo más fuerte, más dolorosa.

— ¡Ahriel! — La joven se recargo en los brazos de su hermano del corazón — ¡Por dios Ahriel! ¿Qué te pasa?

Ahriel negó con la cabeza, ni ella misma sabía que le pasaba —Marcel...mi padre.

Keir negó con la cabeza, agradecido de que ella no se haya enterado de la fiesta que se llevó a cabo en la mansión, donde por supuesto Niklaus Mikaelson estaba presente, y aunque estaba consciente de que su amigo Alexis estaba un poco obsesionado con mantenerla a salvo. Él estaba de acuerdo lo que no comprendía era la manera tan asfixiante en el que Alexis trataba de protegerla, él se daba cuenta de la magnitud del daño que le estaba haciendo a Ahriel quien a menudo veía más de lo que se le mostraba.

Como si su don fuera el de ver el alma de las personas, aquel pensamiento lo hizo estremecer. Porque no todo el mundo era bueno, por lo menos no con los que solían sonreír más y su preciada Ahriel solía ver primero lo bueno y después considerar lo malo.

—Keir me duele mucho — Un susurro apagado, ojos brillantes, mirada desesperada — Keir...

El vampiro de piel tatuada la cargo y la acurruco a su pecho, porque a pesar de ser ya una creatura de la noche su corazón jamás soportaría ver el pesar y el dolor en los ojos de una mirada que siempre le había dado miradas de amor.

—Tranquila Ahriel — Susurro Keir mientras comenzaba a caminar — Todo va a estar bien, ya lo veras.

Ahriel sollozo, el dolor una constante molestia. Keir bajo la mirada un momento, un solo segundo basto para descubrir lo que le estaba pasando a su hermana. Ha el vampiro se le fue la sangre del cuerpo, se le helo la respiración, su garganta se secó. Unas marcas de brillo dorado se reflejaron en la piel blanca de la joven, marcas que después desaparecieron. Como si jamás hubieran aparecido.

— ¡Demonios!

Lo mismo que le paso a Alexis quine paso prácticamente semanas sin hablar con nadie

El primer marcador del poder de Ahriel.

[...]

— ¿Qué paso? — Alexis entro al cuarto de su hermana de manera apresurada donde Keir lo esperaba vigilando a su hermana — ¿Qué le paso?

—Está comenzando Alexis — Keir le explico lo que había visto y como la había encontrado — Sinceramente pensé que jamás despertaría su poder.

Alexis suspiro, renuente, enojado porque su hermana era demasiado joven como para que su poder despertara — Nuestro poder viene de los sentimientos, de la conexión entre nuestros seres amados, el mío despertó cuando ella estaba en peligro. El de ella despertara cuando se sienta atacada o sienta que necesita defender a los que amas.

Keir negó con la cabeza — No Alexis, ella ni siquiera sabía lo que estaba pasando, creo que esto tiene otra razón.

— ¿Cuál?

—Los originales — Keir suspiro — Ellos son muerte, dolor, pesar. En cambio ella es vida, felicidad, amor, ternura. Alexis creo que su poder despierta por ellos.

Alexis considero la idea, y claramente lo que le decía el tatuado no era tan descabellado — De todos modos no podemos detener el proceso si ya está iniciando.

— ¿Cuánto crees que tarde en despertar por completo su poder?

Alexis suspiro —Si tu teoría es cierta, no tardara mucho

[...]

Ahriel se despertó con la sensación de cansancio de haber corrido más de mil kilómetros, con movimientos suaves y cautelosos se sentó en la orilla de su cama, dirigió su vista a los dos par de bultos de musculo y poco cerebro que estaba en su sillón. Sus hermanos dormían como bebes, los dos en posiciones incomodas, sonrió con amor esa era su familia, disfuncional, loca, y...tan amorosa.

—Ya despertaste Ahriel — Marcel le sonrió a su hija adoptiva quien como niña pequeña se sonrojo antes de caminar hacia él y abrazarlo — Nos tenías preocupados Ahriel

—Lo siento papa — Dulces palabras pronunciadas con voz apenada, Marcel le acaricio la mejilla a aquella niña de ojos cielo que siempre parecía guardar amor para aquellos quienes la amaban. — Pero...Alexis el...

—Él es tu hermano mayor Ahriel — Marcel le coloco un mechón castaño de la joven detrás de sus orejas — Él quiere protegerte, pero su forma no me agrada así que hagamos un trato

Ahriel alzo una ceja — Escucho

—Tú te quedas hoy aquí en casa — Ahriel iba a protestar, Marcel alzo un mano para callarla — Y yo hablare con Alexis para que te deje ser libre un poco mas

Ahriel considero la idea —Porque no me quedo con Davina y tú hablas con Alexis

Marcel negó con la cabeza con un sonrisa — Tú te quedas hoy y mañana te vas con Davina es mi última oferta

Ahriel rodo los ojos con una sonrisa y asintió de acuerdo, Marcel beso su frente antes de marcharse de su habitación.

Ahriel suspiro resignada y camino hacia su balcón en donde cultivaba sus propias flores, era de madrugada, la hora sin luz pero con ella, la hora en donde no era ni de día ni de noche. Ahriel acaricio de manera suave los pétalos de una flor que había perdido la lucha por sobrevivir y se había marchitado. Con tristeza miro a aquella flor que había recogido de un jardín botánico, el encargado la iba a tirar pero su insistencia lo había obligado a vendérsela.

—La vida no fue buena contigo ¿verdad? — Murmuro Ahriel, quien sin saber cerró los ojos y deseo haber salvado a aquella flor que durante semanas se había negado a morir, abrió los ojos con lentitud antes de entrar en un pánico absoluto

La flor ya no tenía sus pétalos secos ni ese color marrón, ahora rebosaba en vida y brillaban con un color tan vivo, sus hojas ahora de un hermoso verde. Ahriel quito su mano de aquella flor que brillaba en luces blancas. Ahriel miro sus manos asustada. ¿Ella había hecho eso?

— ¡Alexis! ¡Keir!

Ahriel jadeaba de horror.

Porque aquella flor antes muerte, ahora se regodeaba en un vida de hermosos colores brillantes

Porque ella la había tocado.

Porque ella lo había deseado.

¡Oh estaba tan jodida!