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━PROLOGE





Se recargo en un viejo árbol seco, tratando se regular su respiración, tratando de tomar fuerzas de donde sea, buscando la valentía que lo llevo a tomar a la bebe que inocentemente dormía en sus brazos, su hermana. Sus padres habían tratado de sacrificarla, habían tratado de arrebatarle la vida al bello ángel de ojos celestes que sostenía entre sus protectores brazos, casi lo habían logrado. Pero su corazón de hermano no pudo soportar ver la muerte de la creatura a la que había visto nacer y a quien había jurado proteger. Su hermana se removió entre sus brazos inquieta de repente, Alexis susurro murmullos que trataban de adormecer a la bebe. Su respiración aun jadeante por el miedo.

—¡Donde estas maldito mocoso!

Alexis contuvo su respiración y apretó aún más a su hermana contra su pecho, un intento inútil de protegerla de la mierda del mundo, un intento de cubrirla con su cuerpo más grande para protegerla del frio bosque que el había usado como escondite. Las sombras de los arboles fungiendo como escudos que los ocultaba de sus padres. Alexis jadeo al oír pisadas cerca de él.

—¡Puedo oler tu miedo mocoso! — Grito el infame demonio que tenía como padrastro — Devuélveme a mi sacrificio, y considerare el hecho de no matarte.

Alexis negó con la cabeza, sobre su cadáver le entregaría a su hermana a aquellos dos seres humanos quienes no merecían el título de ser llamados padres, lucharía hasta el último aliento por su pequeña, pequeña hermana quien lo miraba en esos momentos con una sonrisa inocente, la sonrisa de un ángel a quien estaba dispuesto a proteger, por la que estaba dispuesto a luchar aun con el terror atorado en su garganta.

Ahriel como el mismo la había bautizado en la alegría de tener a alguien más en el mundo, no solamente era el contra el mundo ahora tenía el motor que lo impulsaba a desafiar sus peores temores.

—Empiezo a aburrirme de jugar — grito su padrastro con fastidio — solamente quiero el corazón palpitante de la criatura ¿Qué tan malo es eso para ti Alexis?

Muy malo, porque darles a su hermana significaría la muerte de la misma. Alexis cerró los ojos y deseo con tantas fuerzas haber podido lograr su cometido, haber podido darle a su hermana una vida feliz, haber podido salvarla. Pero ya no tenía a donde correr, si se levantaba de donde estaba el ruido daría su ubicación y con las pocas fuerzas que le quedaban era una presa fácil. Que estúpido había sido al pretender huir cuando apenas y podía cuidarse el mismo, ¿Cómo hubiera cuidado de su pequeña hermana a los 9 años?

Alexis lloro porque esta probablemente la última noche de vida de su hermana, Alexis sabía muy bien que a él no lo matarían. Solamente lo azotarían de nuevo como castigo y lo harían presenciar la muerte del ángel que tenía en los brazos y que con tanto esfuerzo trato de proteger.

Alexis lloro por el destino de ella —Lo siento

Susurro con todo el dolor de su corazón, Alexis suspiro varias veces, cerró los ojos antes de llorar desconsoladamente en silencio, llorando en silencio tratando de prolongar la vida de su hermana. Cuando abrí sus ojos, miro los ojos celestes de su hermana quien como un cachorrito ladeaba la cabeza en confusión, quien hacia pucheros de tristeza por las lágrimas de su hermano, era asombroso como siendo inocentes bebes podían sentir la tristeza de quienes los amaba.

Alexis beso su frente con todo el amor que su corazón pudo albergar, despidiéndose de esa alma pura, quien le dio las fuerzas para enfrentar sus demonios. Y decidido a correr hasta que las fuerzas le fallaran, lucharía hasta el último momento por la vida de su hermana.

Se levantó lo más silencioso que pudo, suspiro varias veces antes de aferrar el pequeño cuerpo de la bebe. Y correr.

— ¡Mocoso hazme las cosas más fáciles! — Alexis no paro de correr aunque sus pequeños pies protestaron por el esfuerzo. Corrió por la vida de la inocente creatura que tenía contra su pecho y quien inocentemente reía por el ajetreo de la huida de su hermano.

Tal vez fue el deseo de Alexis por salvar a su hermana, tal vez fue el destino quien de una forma caprichosa no quiso dar fin a la vida de los dos hermanos, tal vez fue dios quien conmovido por la fuerza y determinación del niño a salvar a su hermana decidió intervenir en el destino de los mismos, o tal vez fue porque ellos dos portaban sangre divina del cielo.

Por las razones que hayan sido, Alexis no dejo de correr, ignoro el dolor de sus pies descalzos, ignoro los raspones de sus rodillas, ignoro su cansado y adolorido cuerpo. Porque si le hacía caso a los gritos de su cuerpo ya no habría por que luchar, pues su vida sería condenada a una eterna oscuridad sin la luz y la esperanza que le dio su hermana al nacer.

Alexis tropezó con una raíz que sobresalía de la tierra con su cuerpo protegía al venerable cuerpecito de su hermana, y lloro por el dolor mientras se aferraba a ella. Trato de levantarse de seguir luchando por una vida nueva, por un comienzo lejos de las sombras y el dolor. El destino movió sus piezas de su juego favorito y por ello Marcel Gerard estaba en el bosque un impulso por buscar el silencio y la tranquilidad del bosque, pero a pesar de que trato de no seguir el olor de la sangre no pudo ser indiferente ante tan exquisito aroma y los sollozos del niño y con cautela y rapidez se acercó a él, lo tomo de los brazos.

Alexis se sobresaltó y trato de alejarse, pensando que era su padrastro. Pero Marcel lo detuvo con su fuerza vampírica, Alexis afirmo el cuerpo de su hermana cerca de su cuerpo. No dejaría que el desconocido se la arrebatara.

Marcel no pasó desapercibido aquel gesto, así como los raspones y el corazón agitado del niño que tenía en su mirada más madurez de la que le correspondía a su edad — ¿De quién huyes?

Alexis aun receloso susurro — De mi padrastro.

Marcel frunció el ceño estaba a punto de preguntar por qué cuando el demonio que se hacía llamar así mismo padre grito — ¡Alexis entrégame a la creatura y me asegurare que tu muerte sea tan rápida como la de tu hermana!

Alexis tembloroso se abrazó aún más si era posible de su hermana y con las fuerzas que le quedaban se escondió detrás de las solapas de Marcel, con la mirada llorosa suplico — Salva a mi hermana, sálvala a ella.

Y con el dolor de su corazón Alexis le entrego él bebe al desconocido, Marcel se estremeció. El niño no suplico por su vida, no intento salvar su propia vida si no la del bebe que con ojos curiosos lo miraban con alegría propia de un niño que aún no conocía las porquerías que tenía para dar la sociedad. La pequeña carcajada que soltó la bebe conmovió su corazón así como los diminutos bracitos que se alzaban así el en un intento por ser cargada por él. Miro a los ojos del niño en donde solo encontró una férrea determinación por salvar a la bebe.

—Yo les daré tiempo para que usted corra — Dijo Alexis, un intento por convencerlo de llevarse a su hermana — El no puede encontrarla, no pueden.

Marcel suspiro, conmovido por el sacrificio que estaba dispuesto a hacer aquel niño por su hermana, dando su vida por la de ella, dejando atrás la posibilidad de una vida para que su hermana tuviera una dejándolo todo por ella. Tomo una decisión que jamás pensó hacer.

Una que marco el rumbo de su destino.

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