II
Olía a aceite y humo, un tic tac retumbaba en la habitación, no deseaba abrir los ojos y ver la dura realidad...
Estoy atado a una silla con un grupo de habitantes de Steampunk.
Algo frío rozó mi cuello, metal de seguro, temía por mi vida, pero no abriré los ojos.
-Abre los ojos, no engañas a nadie- Dijo una dulce y amenazante voz femenina, no iba a abrir los ojos -Kuro ataca.
Abrí los ojos por inercia y me encontré con un robot de gato, era interesante su estética, es realista, pero nada lo cubría, solo era el metal y los engranajes de distintos tipos de diseños, todos a la medida correcta con su colores dorados... un momento, era hecho de oro, ese maravilloso conductor de electricidad, ideal para mi nuevo invento; negué en mi mente, cierto, ya no tengo mi estudio y herramientas; aunque lo que me pareció más curioso, fueron sus ojos, estaban cubiertos con unas peculiares gafas redondas con correa.
Era extrañamente hermoso y exótico, aunque yo le crearía una cubierta realista para hacerlo pasar por un verdadero gato...
Desgraciadamente, el gato adorable estaba dispuesto para atacar; no importa el tamaño, esos gruesos colmillos de metal te pueden matar sin dificultad.
¿Este es mi final? ¿Por qué no pude haber muerto en el acantilado?
-Kuro ven- Dijo la misma voz.
Solté un suspiro aliviado, no iba a morir, pero mi corazón comenzó a palpitar rápidamente al ver como se acercaba una mujer.
Ella tenía unos 23 o 24 años, no era demasiado alta, no era muy delgada, pero se notaba que estaba bien trabajado su cuerpo por sus brazos descubiertos, de seguro era fuerte; su tez era como la leche; su cabello castaño le llegaba un poco más arriba de los hombros; sus mejillas eran rosadas y regordetas; sus ojos eran grandes y color caramelo.
Su vestimenta era completamente distinta a las mujeres de mi país; ella vestía una camiseta café sin mangas, la cual era cubierta por un corsé marrón de cuero, éste tenía en cada extremo una larga fila vertical de pequeños engranajes; pantalones ajustados de color café oscuro, rodeado por un cinturón grueso, del cual colgaba un pequeño bolso; bototos hasta las rodillas café claro; tenía varios anillos de distintas gemas y metales; en su muñeca izquierda tenía un reloj pulsera rodeado con pequeñas mariposas de metal, en la derecha tenía una muñequera de cuero con una brújula dorada; sobre su cabeza llevaba un sombrero de copa forrado en cuero, el cual tenía un reloj rodeado de engranajes de decoración hacia el lado izquierdo de éste; de su cuello colgaban esas extrañas gafas redondas, sus marcos tenían arriba y abajo 3 conos pequeños de metal.
No sabía que el café y los engranajes se podían ver tan bonitos en una persona.
Creo que estoy enamorado, al menos físicamente.
-Mucho gusto- Dijo con esa encantadora voz, mientras acercaba una silla y se sentaba en ésta con delicadeza.
Amo su voz.
-H-hola- Dije tartamudeando, ella me ponía nervioso.
-¿Quieres saber por qué estás atado?- Preguntó, podía ver diversión en su mirada y como sacaba un revolver.
No otra loca o sádica de nuevo...
No sabía que responder, así que solo asentí.
Ella sonrió y dijo -No sé si tienes alguna prótesis o alguna extraña arma de tu país, mejor prevenir que lamentar.
Tenía razón, antes de que todo se tornara oscuro en mi vida, me dedicaba a hacer prótesis tan realistas que no sabías si era real o no... cabe señalar que dependiendo de la persona y el dinero, podían ajustarse y convertirse en armas letales.
No soy el bueno de la historia.
-¿Cómo es Ciberpunk?- Preguntó curiosa -No puedes negar que no eres de ahí, tu corte de pelo es raro, tienes muchos aretes de colores en tus orejas, aquí los hombres con suerte usan uno, tu ropa es extraña, tienes las uñas pintadas de verde, apestas a un extraño aroma.
Una chica bonita me ha insultado de tantas formas que duele.
Nunca he visto la moda de Steampunk, solo sé de su tecnología anticuada y extravagante. Si esa chica se viste de esa forma, ¿Cómo se vestirán los hombres?
-Mi pelo no es raro, el rapado es lo normal, las chicas también usan cortes similares, mi ropa es la más sencilla que encontrarás en Ciberpunk- Dije serio, uso casi todo negro, verde y rojo, porque allá todo es neón o fluorescente -Hay personas que usan las uñas bien largas y coloridas.
No sé cómo son en Steampunk, pero en donde vivía no hay mucha diferencia entre los estilos de hombres y mujeres.
-Y el olor es causa de que me caí en chatarra y agua sucia, usualmente no apesto- Dije lo último avergonzado, es extraño que apeste a basura, usualmente por mis experimentos e inventos apesto a químicos y humo a causa de las explosiones.
-¿Chatarra? ¿Qué chatarra?
Solté un suspiro, esta charla iba a ser larga. Comencé a explicarle sobre como botábamos los objetos que pasan de moda o ya quedaron obsoletos.
-Interesante...
También tenía curiosidad sobre este país, tal vez termine viviendo aquí, si es que ella me suelta.
-¿Ustedes cómo se rigen?- Pregunté intrigado.
-Es complicado, pero está balanceado, el presidente está escogido por unidad popular, la cabeza principal del ejército y policía, el representante de los burgueses, el presidente del gremio de los sindicatos...- Dijo, podía ver que contaba con sus dedos para no olvidar -También tenemos al congreso...
Estoy seguro de que no logran ponerse de acuerdo nunca.
-El presidente es Nezu, el del ejército es Mirko, Enji Todoroki es el de los burgueses, Aizawa pertenece al de sindicato...- Y continuó hablando y hablando.
-¿Y en el tuyo cómo es?- Preguntó con una sonrisa, era incómodo que me apuntara aún con el revolver.
-Tenemos un presidente que es eterno, se llama All for One y sus compañeros del consejo que el mismo creó- Dije sin más -Los millonarios también aportan mucho y hay demasiada corrupción.
Dudaba que Steampunk tuviera esos problemas.
-No importa el lugar, siempre hay corrupción- Dijo con una sonrisa.
-Bueno, con tanta cantidad de personas votando... no es algo de sorprenderse- Dije burlesco, ella frunció el ceño y miró el revolver.
La jodí, enserio arruiné la interacción...
La chica comenzó a reírse, la muy cruel disfrutaba de mi miseria.
-Hace más de un siglo que funciona de esa forma, al menos no hay tanta pobreza y descontrol en las calles...- Sonrió, algo en su mirada me causaba escalofríos, no sabía si esa chica era buena o mala.
Bueno, no soy quién para juzgar, mis inventos han matado a muchos.
No me gusta la destrucción, pero la creo y a lo grande.
El robot saltó en las piernas de la castaña, ella lo acarició y de alguna forma éste ronroneó.
-¿Quién hizo el robot?- No pude evitar preguntar.
-Yo lo hice- Respondió con seriedad.
Listo, ya estoy completamente enamorado de esa chica... si tan solo no fuera de Steampunk y que no me estuviese apuntando con una pistola, tal vez la habría invitado a beber a uno de esos bares populares en la capital, aunque creo que le falta romanticismo, usualmente puedes toparte con gente en estado etílico, drogada e incluso a muchos a un paso de tener relaciones.
¿Por qué soy tan enamoradizo?
-¿Me estás escuchando idiota?- Preguntó con rudeza.
Fruncí el ceño, podían decirme de cualquier forma, pero jamás idiota...
-¿Por qué brillan tu ojos?- Preguntó mientras apuntaba la pistola en mi frente -¿Es una especie de arma? Dímelo o si no te mato.
Todos en Ciberpunk lo saben, no es un secreto, era la cruda realidad cuando vives en un país como el nuestro.
-Son producto de químicos variados- Respondí preocupado -Mensualmente nos los inyectan para controlar nuestro estado emocional.
Las emociones muy fuertes, como la ira, la tristeza y el amor, son peligrosas, pueden provocar revoluciones y con ello destituir al presidente.
Un pueblo con las emociones exactas, es un pueblo sometido...
-¿Controlar las emociones?- Dijo extrañada, podía percibir un poco de asco en sus palabras -¿Cómo un cuerpo como el tuyo soporta químicos tan fuertes?
¿Me dijo débil? Puede que sea linda e inteligente, pero es cruel y no la he lastimado o insultado.
-No son dañinas, bueno, si te dan las dosis correctas, si no terminarás como un zombie fácil de controlar, pero el efecto dura un mes y si no, pues mala suerte amigo- Respondí con una sonrisa, Ciberpunk es un país donde el más fuerte sobrevive, no se debe sentir lástima por el más débil.
La mirada que me dio fue de desagrado, no sé cómo son en Steampunk, ¿Serán personas positivas y empáticas?
La empatía es peligrosa, creo que jamás la he sentido en mi vida.
-Eres desagradable- Dijo con una mueca.
-Bueno, yo no te he hecho nada, incluso interrumpiste mi intento de suicidio- Dije sin más -Si me mato ya no tendría el mismo efecto dramático que hace un rato.
-Pensé que te caíste de la grieta o te lanzaron- Dijo extrañada.
¿Lanzarme? Me quieren vivito y coleando, Izuku Midoriya vale más vivo que muerto, al menos para el presidente.
-Estaba cansado de la vida en Ciberpunk, es muy dura para las personas como yo- Mentira, mi vida era cómoda, tenía el suficiente dinero para vivir tranquilo -Cuando no eres útil en Ciberpunk, la sociedad te escupe en la cara y vives a base de la chatarra.
Cómo olvidar esa dura época.
La chica me miró burlesca, una sonrisa gatuna se plasmó en su rostro.
-No sé si lo sabes, pero en tu chaqueta tienes una billetera...
Mierda.
-Hay dinero, que es inútil en este lugar, pero está tu tarjeta de identificación- Sonrió con diversión -Te llamas Izuku Midoriya, también tienes una tarjeta con tu oficio...
-Inventor Midoriya Izuku- Dijo sonriente -Experto en prótesis y robótica...
Tragué nervioso, luego recordé que es Steampunk y mi tipo de tecnología no se usa en este lugar, no me pueden utilizar, soy un inútil...
Inútil.
Lo único que sé hacer en la vida, no sirve en un lugar como éste, ahora si deseo morir.
Me siento pequeño, volveré a ser inútil.
Mi cabeza comenzó a doler, malditas emociones.
-Ahora me dirás los motivos reales del por qué te lanzaste- Dijo amenazante mientras cargaba su arma.
Morir a manos de una chica bonita tampoco estaría mal del todo; sonreí, dudaba que ella me dispararía...
-No te lo diré- Dije sonriente, no le tengo miedo a ella...
Se levantó de la silla, se acercó y disparó en mi muslo.
Solté un grito por el dolor, esta tipa estaba loca, ¿Por qué siempre termino sangrando con todas las chicas que conozco?
Lo peor es que yo nunca hago nada.
La puerta se abrió con fuerza y antes de que todo se volviera oscuro escuché.
-¡Ochako! No debes dispararle a las personas- Reprendió una voz masculina.
¿Ochako? ¿Ese es el nombre de esa bonita loca?
Nuevamente recordé la realidad, las mujeres son las más peligrosas.
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