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Veintidos

-¿En... el hospital? -susurra Leandro con la voz prácticamente comida.
Está... ¿en el hospital? ¿Qué ha pasado? Akira sigue mirando la mesa, pálido.
Shiro coge aire y lo tira lentamente.

-Si. Cuando... anoche. Cuando todos os fuisteis... al rato un tipo entró a por... a por esencia... -el hombre coloca sus dedos en sus labios, cerca de su nariz, en modo de reflexión. Su voz es seria y seca. - ...se fue sin pagar y Adam fue a por él. Y le han disparado en el pecho. - Akira frunce el ceño.

-¿Y quien... -Leandro mira a todxs lxs de la mesa. - ...quien está con él? -Shiro cierra sus ojos. Un silencio da a entender todo lo que está ocurriendo.

-Quien está con él. -repite Akira dolido.

-Nadie. Nadie está con él. -Shiro suena imponente. -No podemos ir al hospital. Ya es suficiente que él este allí sin peros. Sin antecedentes. -Akira gruñe y golpea la mesa.

-¿¡Estás diciendome que está allí, sólo, sin nadie!? ¿¡Que va a morirse sólo o va a despertarse sólo!? -Shiro cierra sus ojos, aguantando y teniendo paciencia.

-Van a llamar. Pidge ha hecho una línea falsa. - Akira bufa.

-¡Genial, Shiro, arreglado! ¿¡Es que no te das cuenta que está sólo?! -Leandro observa a Akira desde su silla. Ve en sus ojos el dolor, podría incluso ver la sangre de Adam gotear desde su pecho. Akira s levanta bruscamente y coge su chaqueta.

-Eh. -ni caso. -¡Eh, donde vas! - el coreano más joven gruñe de nuevo.

-Aki, eh Aki. -coge la mano del coreano. El mismo se gira con la mirada fuera y el ceño fruncido. Leandro agacha suavemente su mirada, en señal de que se relaje. El coreano coge aire y deja que su mano de suelte de Leandro. Agacha la vista y vuelve a su silla. Esta vez cabizbajo.

-Nadie va a ir al hospital sin mi permiso. Todxs aquí tenemos antecedentes. Todxs. -y era cierto. Unos por robar, otros por prostituirse y desacato a la ley, otros por forzar candados y tráfico de datos... por todo. Aquí o juegas o pierdes. O comes o te comen. -No vamos a arriesgarnos.

- Pero Adam... -Hunk suspira. -¿ No podemos ir de alguna manera?

-No. Por el momento no. Si alguien puede llamar al hospital es Corán. -Akira mira la mesa fríamente.

Pasan diez minutos.
Están volviendo a casa.
Akira es el primero en salir.
Leandro le sigue.

-Sube. -su voz da miedo. Leandor traga saliva y sube a la moto. Se aferra a él y cierra sus ojos. Imaginarse a Adam en la camilla, con los ojos cerrados, las manos frías y foreros envolviendole... no le gusta. No le gusta nada. Nada de nada. Le da miedo.
Llegan al piso del coreano. Bueno, ya casi es de ambos... Sube las escaleras en silencio. Llega a casa, tira la chaqueta al sofá y tira las llaves a algún lado. No hace caso a Leandro.

-Aki. Eh. -Leandro le sigue con el ceño fruncido. -Aki, oye. Ignorandome no vas a... -el moreno coge su mano. Akira se deshace de ella rápidamente. -¡Oye yo no he... ! -Akira se gira. Tiene en los ojos lágrimas. Pocas veces le ha visto llorar. Esta no es la ocasión. Sabe aguantar.  -Aki...

-¡Está allí sólo y parece que os da igual! ¡Está solo, en un hospital! ¿¡Y si se despierta!? -sorbe por su nariz y limpia sus ojos. -¡Os la suda mucho, a mi no, no me da la gana que esté solo!

-Aki, no nos da igual. -el coreano le mira con el ceño fruncido. -Oye Aki, vamos... -el moreno, con toda su mejor intención, se acerca a él. Sabe como es de arisco, como es el con los sentimientos. Abre ligeramente sus brazos. Baja la vista.

-Déjame... -el coreano desvía su mirada. -No quiero saber nada. -el coreano de mete en su habitación tras dar un portazo.
Leandro se queda allí, solo, en el salón. Mira el suelo y suspira. Sólo hay algo que puede hacer para cambiar un poco la situación. Un poco o mucho.
El moreno coge su chaqueta, acaricia el mentón de Cosmo y cierra la puerta.

Akira frunce el ceño al oir la puerta cerrarse.

-¿Leo? -murmura. Deja caer la ceniza del cigarro en el cenicero y se acerca a la puerta. -¿Lean? -nada. Leandro se ha ido. El coreano frunce el ceño asustado. Se ha ido por su culpa.

-¡Corán! - Leandro entra al local agitado. -¡Dame una misión rápida, ahora, vamos! - el hombre del bigote suspira y se gira al corcho. Tras el calendario hay una ficha llena de papeles.

-Hachiko ha dicho que...

-A comisión. Calla. -murmura. Corán alza sus cejas.

-No quiero saber nada entonces... -le da un papel.

Misión norte derecha calle XXXXXX: cierre de compraventa. Hombre alto. Pintas deplorables. Tráfico: esencia.

¿Qué significa? Simple.

Leandro espera en uno de los miles de callejones. Espera a que un tipo con ropa desgarrada, sucia y oro en cuello y dedo a aparezca.

Tiene que acabar con los que se favorecen a su costa. Como este.

-¿Lancelot? -Leandro asiente.

-Si.

-Esencia. ¿5 frascos?

-Ajá. ¿De... donde la pillas? -el hombre ríe en voz baja.

-De unos pavos alelados. Ni se enteran. -Leandro ríe en voz baja. Se da la vuelta mientras el tipo busca en sus bolsillos la compra. Leandro se asegura de que nadie mira. En un movimiento rápido saca su dual y la coloca en su espalda.  -Que cojones haces...

-O me la das con el dinero que vale o te juro que te pego un tiro. -susurra.
El hombre saca de si bolsillo una navaja.
-Tira eso.

-Tu dispara y yo te juro que te rajo... -Leandro ríe. Saca la otra dual y la coloca en su cabeza.

-Tengo más manos. -susurra en su oido.

Está con la capucha puesta.
Está ocupado limpiando sus nudillos. Tiene aún sangre y le da algo de asco. Tonto de él que no se da cuenta que sobre la tela de sus interminables piernas hay también sangre. Sangre y tierra.
No es raro que haya tenido que pegarle una pequeña y considerada paliza.
Saca un cigarro y con la pasta que ha conseguido se acerca a uno de esos Burguer Queen.
Compra unas patatas extragrandes, un batido y una hamburguesa.
Y a "casa" de nuevo.

Akira acaba de fumarse el cigarro. Traga saliva y tira el aire lentamente. Bueno el aire... el humo.
Adam.
Adam.
Adam.
Adam.

Hospital.
Hospital.
Por tu culpa.
Por tu puta culpa...
Akira peina su cabello con sus dedos, frunciendo el ceño de nuevo.
Está sólo. Está sólo.
Es que no puede más. No puede seguir así. No puede...

Escucha la puerta.
-¿Leo? -el coreano se levanta lentamente. Con el cigarro en la mano, se acerca a la puerta.
La abre. Oye algo en la entrada.
-¿Lean?... -el moreno está en la entrada. Lleva las bolsas en la mano. -¿Que?...

-Se que te gustan estas patatas. Y... estabas triste y... bueno... siento irme sin decir nada. Y... -busca en sus bolsillos. -He perdido mis llaves de casa. - Akira está mirando. Se le cae el cigarro de la mano. -¿Estás... mejor? - Akira tuerce sus labios. Sus ojos brillan otra vez. -¿Aki?

-Leo... es... es mi culpa. -y una lágrima. El cubano frunce el ceño.

-¿Por las llaves?

-No. - Akira ríe. Y se le escapa el llanto por los labios. Frunce el ceño y se acerca a él. Leandro abre sus brazos ligeramente. El coreano descansa su frente en su hombro. Leandro le abraza con cuidado. -Adam... ha sido por nuestra culpa... - Leandro niega.

-No, eh... Aki... no es verdad... no ha sido nuestra culpa. -el coreano sigue en vi hombro.

No deja de pensar en él.
Y la verdad, que Leandro esté a su lado ayuda mucho.
Ayuda que siempre esté ahí. Con él. Sin entar sólo.

Sólo.

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