La ciudad. Oh, la ciudad.
Nos encontramos en vete tu a saber que siglo. Siguen habiendo motos, coches, coches eléctricos y motos eléctricas. También hay bubbles, coches que flotan igual que una burbuja. Original, ¿a que si?
La ciudad ha sucumbido a los encantos del capitalismo y ahora la noche es el atardecer. De no ser por la Luna no se sabría si es de día por culpa de la luz de los putos neones. Aún así te acostumbras. Como he dicho, es una sociedad que se ha tirado sin condón el capitalismo, y ahora se basa en vender y vender. En tomar y timar. Así que para la luz de neón, gafas de aviador, literalmente.
Hablando de consumir... que haya mucha modernidad no borra los barrios, los suburbios, los bares nocturnos y el alcohol caro y pijo. No, claro que no. Ni eso ni las drogas. Eso sí que no.
Pero ahora no tienen ese nombre. Ahora somos refinados. Ahora es esencia.

Son las tantas de la noches. Las persianas cuelan luz fucsia y lima entre ellas.
En la mesa redonda hay cuatro personas y unos papeles en el centro.

-Empieza por ese. Cuanto antes acabemos... mejor. -su cabello blanco resbala por sus hombros y aterriza en sus brazos, en sus bíceps. Suspira y cierra sus ojos. -Tengo un sueño que me muero joder... - susurra.

-Leandro Serrano Álvaro. Alias Leandro McClain. -una chica de cabello corto y labios pintados de negro lee en voz alta de forma desenfadada e interesada. -Nació en Cuba pero la vida da muchas vueltas y... acabó en Altea. -su dedo desfila por sus labios. -No llegó a los estudios superiores por una pequeña cosita llamada TDAH.

-¿Ese crío tiene TDAH? -una chica de melena larga, aros dorados como su propio brazo de grandes y cabello naranja y rubio se hace presente.

-Llamarlo crío le quita la importancia que tiene. -el de cabello blanco interrumpe a la enérgica. -Sigue.

-Varios antecedentes y de conducta estrecha al alcohol.

-Quien no. -dice la pelirroja de nuevo.

-Control de armas como las duales y con muy buena puntería. Tiene fama de francotirador.

-Es un panchito hiperactivo con buena vista. Sigue. -el albino se mira las uñas.

-Akira Kogane. Es...

-¿Hijo de Texas Kogane? -la de melena larga frunce el ceño.

-Si. Cierra la boca ya joder tía. -el albino salta. Mira a la de pelo corto y asiente en señal de seguir.

-Eso parece... No hay mucho sobre él. Curso algo de estudios superiores pero no le llegaba el dinero. Antecedentes, posesión de armas y... rumores de posesión de esencia.

-Imposible. -el albino sonríe victorioso. -Es imposible. Simples rumores. -sus ojos ambar se levantan a la chica de labios negros. -¿Algo más?

-No... bueno... relaciones con Hachiko y... -frunce su ceño. -No se que pone... da igual. Eso. -el albino apoya las palmas de sus manos en la mesa y se impulsa con ellas. Se levanta y sonríe.

-Bien. Hay que quitarse de en medio a esos. Están cogiendo una cama que no me gusta. Que yo sepa en Altea no hay sitio para tanta gente... así que... -el albino esboza una sonrisa de oreja a oreja. Peina su pelo de nuevo y se acerca a la puerta. -Que no salga de aquí. Yo hablaré con el jefe. Si os vais de la lengua... os la cortaré. -ambas chicas asienten. Y se da cuenta de la ausencia de una. -Y Narti.

-Está en... en lo suyo, ya sabes... -la de pelo largo suspira.

-Que no se repita. Y ya me habéis oído. -abre la puerta y sale de allí. No sin antes coger las fichas. -Esto me lo quedaré yo. No es que no me fie... bueno, mentiría. No me fio. Adiós, ricuras. -Lotor desfila con una sonrisa. Antes de cruzar la puerta mira a Ezor de reojo. -Y tú... quiero que consigas pasta esta noche...

-Si. -Lotor desaparece.
Ambas de quedan mirando la nada.

-¿Te hace una ronda de chupitos?

-Si... -Acxa responde en un suspiro agotado.

Las noches son hijas de la locura. Las noches no son para dormir. Dormir es para imbéciles. Es en la noche donde se gana y donde se pierde.

Es entre calles y olor a azufre donde los neones traen el tráfico.
No necesariamente de coches.