Cinco
Akira termina sujetando el pelo de Leandro desde su frente. Está cara al váter, vomitando como un capullo. Sus ojos permanecen cerrados, y Akira nota su frente llena de sudor. Le resbala la mano, vaya. Leandro deja de tirar líquido por la boca y apoya su cabeza en el borde del váter.
-Oye levanta de ahí la cabeza. -murmura. Leandro niega al sentir su mano en su mejilla.
-Aki... me muero, Aki... me muero... -Akira solo puede reír por lo bajo. Acaricia su mejilla pecosa.
-Que dices tonto... estás borracho... -sonríe y ladea su cabeza. Ahora Leandro le ve de forma correcta, no ladeado. -¿Quieres que te traiga agua? - Leandro asiente. -¿Quierea vomitar más? -niega. -Ahora vuelvo. -se levanta. -Vomita en el váter, anda.
Acaba siendo llevado a rastras por Akira. Leandro apenas puede andar recto. Ya no sólo por el pedo que lleva encima sino por el mareo y la deshidratación.
Leandro termina en la cama de Akira, con un barreño a los pies de la cama y una toalla húmeda en la frente.
-Vomita en el cubo, ¿vale? - Leandro asiente. Le pesan los ojos. -No bebas tanto tío.
-Lo siento. - su voz está raspada. Mucho vómito...
-No pasa nada. Descansa. -coloca su puño delante suya. Leandro lo choca y esconde su mano de nuevo. Akira sale por la puerta.
Es por la mañana. El tráfico sigue siendo una mierda y las prostitutas madrugan. Los oficinistas se dejan de tonterías y se van a los bancos a robar y robar. Los extranjeros duermen en persianas metálicas o en comisarias. El resto, siguen en los suburbios.
Akira sigue mirando el dinero. 500 pavos, dios mío. ¡500! Es una gozada de dinero.
Da un trago al café. Está tan amargo como la mitad de la humanidad por la mañana.
-Hola, bella durmiente. -murmura Akira al ver el cuerpo delgado y cansado de Leandro recorrer su pasillo. Acaba aterrizando en el sofá.
-Me va a estallar el cerebro, loco... - su voz está peor que por la noche.
-¿Y la entrepierna no? Ves a mear por lo menos tío. Quita eso de mi vista. - su mano se coloca en un lado de su frente. Sus mejillas empiezan a arder. Vale que tiene confianza con él pero... joder.
-Ya he meado. No mires y ya... -se tapa dicha zona con un cojín. El perro de Keith, Cosmo, le mira fijamente. - Hola bonito... -susurra.
-Quita mi cojín de tu polla, puto cerdo. -le tira uno de los bollos que habia traído. -Y come. Yo me voy a ir a hablar con Shiro. -suspira y deja la taza en la pila.
-¿Por? -el cubano tiene una mano en el mentón de Cosmo, y otra sobre el cojín que tapa la zona prohibida. Cuando la nota más relajada, quita el cojín.
-Ahora que hay dinerito, voy a conseguir esencia.
-Tío...
-Déjame. Cuando dejes de beber y ser tan cerdo lo hablamos. -se suelta el pelo y se va al cuarto. -Cosmo, 공격 ( gong - gyeog // ataca ). -y el mencionado muerde la mano de Leandro.
-¡Hijo de...! -y sisea de dolor al gritar.
Las calles apestan a alcohol. A alcohol y gasolina. Siempre huelen a gasolina.
Se oyen pitidos, claxon, frenazos, voces y pasos escritos con tacón. A Akira se la suda. Sólo piensa en ese botecito irisado y brillante, en la sensación después de inyectárselo y en los botes que puede conseguir con al menos 200 pavos. Tampoco conseguirá muchos pero sabiendo que es Shiro, no se hará mucho de rogar.
Llega al Altea's Rocket. La puerta está cerrada. Toca varias veces.
-Soy yo, Akira. -Corán abre.
-Perdona, Akira. Ya sabes, a estas horas...
-Ya, los polis se aburren. -el coreano de quita la capucha. -No salgais. Hace un frío asqueroso. -se sienta en la barra y mira a su alrededor. -¿Limpiando?
-Hasta las seis de la tarde. Entonces volvemos a lo de siempre.
-¿Hoy baila Allura? -Corán asiente. -¿Hace algo después del baile?
-Creo que no. -el hombre canoso y pelirrojo frunce el ceño. -¿Pero tú no vas en la otra acera, Kogane? - Akira no tiene otra que reír.
-Si, si. Es para Leandro. ¿Le reservas habitación?
-Claro. Debes decírselo eh.
-No va a negarse... -sonríe y mira la puerta del fondo. -¿Está Shi... Hachiko?
-Si. Pasa. Juraría que no está ocupado. - Akira de levanta del taburete.
Toca a la puerta con los nudillos.
-Ah... si... pasa. -Akira entra. Shiro está con los ojos clavados en un papel.
-Hola Shiro.
-Hachiko, Kira. Hachiko.
- Que más te da. -suspira. -Anda, dame tres botes. - Shiro no evitar soltar una carcajada. Se oye un pequeño golpecito por la zona de las patas de la mesa. Akira no ve nada estando de pie.
-¿Tres? ¿Tienes pasta? Por que el moratón de tu mandíbula dice lo contrario. -asiente. -Mira, que responsable. ¿Y como no se de esto?
-Por que lo conseguí anoche, en tu fiesta multitudinaria. -planta el dinero en la mesa. El chasquido seco hace alzar las cejas a Shiro. -Tres, por favor. -sonríe.
-Vaya vaya, ¿te ha follado alguien? -Shiro saca de la nevera tres frasquitos. Se encarga de meterlos en una caja que se asemeja al corcho, y en una bolsa que parece de farmacia. Akira ríe por lo bajo.
-Gracias Hachiko. - su nombre suena en una cancioncilla tonta. -Y no, no me han follado. No como a ti. - Shiro alza una ceja confuso. -Adiós Adam. Adiós Hachiko. -Akira sale de allí. Hachiko sonríe mientras masajea su sien.
- Que hijo de puta... -Adam asoma su cabeza bajo la mesa.
-¿Has gemido o me ha visto? -Adam limpia su labio con el perfil de su mano. Está de rodillas.
-Que va. Es que ese chico es demasiado atento. -niega sonriendo. -No has acabado, cielo. -dice mirando al de cabello café.
Akira llega a casa sin que le cacheen. Tampoco es la primera vez. No, es una receta. No, no es droga agente. Podemos... ¿llegar a un acuerdo? Una, dos y... ¡capturado! Policía estúpido ha sido capturado por las piernas de macarra astuto.
Tira las llaves y cierra la puerta. Frunce el ceño al oír una risa de miel.
-Vete de mi casa, McClain.
-Cosmo me quiere mucho. ¿Que dices, que me quede a vivir? Pero tu dueño no me deja... -Akira niega.
-Salvame, dios...
-¿Que dices pequeño, que se toca por las noches pensando en mi? Mirale, y parecía que no quería... -Akira coge aire y lo tira.
-¿Sabes que parece? Que tu cara es un aeropuerto, por que las hostias vuelan Leandro Álvaro...
-Cállate... -susurra por lo bajo.
-Está tarde nos pasamos por "Altea's Rocket". Pero nada de pedos o comas etilicos. -Akira vuelve a mirar la cartera una vez guarda la esencia. Se da cuenta de algo que había pasado desapercibido por completo. Claro, el dinero ciega.
El DNI del dueño. Las tarjetas de crédito. Dinero. Dinero e información.
¿El nombre? Morvok. Uno de los galra.
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