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30


Taehyung caminó de prisa hasta su apartamento con la intención de meterse a la ducha y olvidarse de lo que había pasado esa noche, no quería volver a ver la cara del señor Min nunca más en su vida pero últimamente aquello le era imposible.

Desde que había pagado su deuda para evitar que fuera a la cárcel por un altercado en un club nocturno donde Taehyung solía ir, el señor Min se había aprovechado de aquello para manipularlo a su antojo. Si tan sólo esa noche se hubiese comportado, si tan sólo esa noche aquella chica no hubiese resultado muerta... Entonces él no estaría a merced del señor Min. 

Terminó de ducharse aún sintiendo el vapor salir de su piel, se echó encima de su cama aún desnudo y sintió como las sábanas se le pegaron a la piel húmeda.

Taehyung se maldijo internamente al recordar el sobre que ahora yacía sobre el escritorio con varias fotos dispersas.

— Demonios, Sae Wa —Murmuró para sí mismo. 

En aquel sobre, Sae Wa era la protagonista de un gran número de fotos que habían sido tomadas en distintos lugares y distintas situaciones. Llegando a su apartamento, comiendo en algún local, saliendo de la oficina... Taehyung sólo podía imaginarse que Min había estado espiando a la pobre chica cuando la mínima posibilidad de que Yoongi estuviese relacionado con ella se le cruzó por la cabeza.

Pero, ¿en qué pensaba Min?

Taehyung sabía de las atrocidades que esa familia era capaz de hacer, el mismo Yoongi había sido víctima de ellas por tantos años y ahora... Ahora que su amigo sonreía y que conocía lo que era la felicidad luego de tanto tiempo temió que se la arrancaran de golpe una vez más y que el pelinegro no pudiera soportarlo.

Él y Hoseok no podrían soportar ver a Yoongi quebrado como aquella noche cuando corrió a su casa y pidió que lo salvaran pero ahora... Taehyung se sentía sucio, pensaba que era el peor traidor de todos si le seguía el juego a Min, sin embargo, su reputación, su vida y el nombre de su familia estaba en juego por un estúpido error.

Min lo tenía en sus manos.

Las lágrimas que se desbordaron de sus ojos se sintieron como ácido quemándole las mejillas cuando finalmente terminó de vestirse y tomó su móvil para llamar a su amigo. 

Para seguir las instrucciones de Min aunque eso le estuviese consumiendo por dentro.

***


Sae Wa estaba jugando con los mechones de cabello negro que caían sobre la frente de Yoongi mientras que este parecía entretenido en su computador portátil. Luego de la larga conversación que tuvieron donde Yoongi destapó cada uno de sus secretos, habían hecho una promesa interna de no ocultarse nada el uno al otro.

Eso incluía a Neon, sólo que Sae le había jurado que ella misma se encargaría de contarle todo cuando terminara de asimilar la dura realidad que Yoongi había tenido que enfrentar durante su juventud.

Yoongi sólo asintió y prometió darle el tiempo que necesitara pues él mismo había requerido de cierta preparación para abrirle su alma y corazón a la chica.

Él no temía nada ahora que Sae sabía de las manchas en su piel y todo el veneno que tuvo que consumir en el pasado gracias al demonio que lo torturó por tantos años. Sin embargo, ahora era ella quien temía de sólo pensar la imagen que podría hacerse Yoongi de ella cuando le confesara su secreto con Neon.

— ¿Hoy nos quedamos en casa? —Preguntó Yoongi aún con la mirada clavada en el computador.

Sae salió de sus pensamientos y detuvo su juego con el cabello de él.

— ¿Tenías planes?

El chico se encogió de hombros.

— Es sólo que no quiero que te aburras de verme aquí sentado haciendo tonterías —Dijo él cerrando la laptop para dejarla a un lado de la cama —Porque te aburres, ¿no? —Aquella pregunta fue hecha de forma tímida aunque Yoongi trató de disimularlo.

— ¿Dime como alguien pudiera aburrirse en el paraíso?

Yoongi soltó una risa seca y luego la atrajo hacia él besándole la frente con delicadeza. 

Sae era para él lo que nunca había imaginado: calma y serenidad. Aquellos dos sentimientos eran muy difíciles de encontrar en una persona pero allí estaba él deseando quedarse enclaustrado en la cama mientras ella estaba a su lado diciendo cualquier frase que le hacía desear querer entregarle el mundo entero.

Pero aunque no pudiera darle ni la mitad del universo por lo menos le podía entregar su corazón, el mismo que estaba latiendo en su pecho por ella y para ella.

— Tú si que sabes hablar —Dijo con la voz algo ronca para luego sonreírle cerca de los labios.

— Y tú sí que te ves bien cuando sonríes —Respondió ella pegando su nariz a la de él. La piel de Yoongi estaba fría.

Yoongi estaba a punto de cerrar los ojos y dejarse llevar por los labios de Sae cuando sintió su teléfono vibrar en la mesa de noche.

— ¿Quién...

— Taehyung —Dijo con el ceño fruncido —¿Me esperas?

Sae asintió.

Yoongi salió hacia el pasillo para tomar la llamada y cuando regresó de nuevo a la habitación había algo en su mirada que hizo sentir inquieta a Sae Wa.

— ¿Pasó algo?

Yoongi estaba buscando un abrigo negro en el armario.

— Dice que es urgente que nos encontremos, no sé que ha pasado o si es algo de la compañía.

— ¿Vas a dónde?

— A su apartamento. Sae, ¿me esperarás? Cuando regrese prometo que haremos algo pero... —Frunció el ceño mientras se colocaba un largo abrigo que casi rozaba el suelo —No me gustó el tono de voz de Taehyung.

— Está bien —Dijo ella cubriéndose hasta el cuello con las sábanas. 

Yoongi la miró como si le doliera separarse de ella en ese momento. Se apoyó con una rodilla en el colchón y le dio un beso suave en la frente.

— Volveré, no me extrañes —Dijo en tono de broma.

— ¿Por qué no lo haría? —Respondió ella con una delgada sonrisa en sus labios y lo vio partir.

***


Daegu significaba para Yoongi una sarda de cosas que iban desde matices más oscuros hasta los más claros. Pensaba en ello mientras iba en su auto camino al apartamento de Taehyung y se le vino a la mente que algún día le gustaría dejar aquella ciudad atrás y empezar desde cero en otro lugar, preferiblemente con Sae Wa.

A decir verdad ahora nada lo detenía y aunque Min todavía creía tenerlo bajo su poder la verdad es que lo único que lo ataba a él era Yoonmi y ella ya había dejado claro que no quería tener a Yoongi cerca. Por ello, ahora realmente no tenía mucho que perder si un día tocaba la puerta de la empresa y le decía a Min que se iba a largar lejos de él.

Para cuando aparcó delante del edificio donde vivía el castaño se había hecho un par de planes en la cabeza que iban desde el momento en que le decía adiós para siempre a Min hasta el nuevo apartamento que compraría sólo para él y Sae en algún otro lado de Corea, o quién quita, del mundo.

Dio un par de golpes a la puerta del castaño antes de demandar con voz burlona que le abriera.

— Ábreme la puerta, Kim —Dijo cuando ya había tocado dos veces y el chico no le abría.

— ¿Tienes que ser tan dominante? —Preguntó el otro finalmente. Yoongi notó que estaba en bata de baño y que el rostro de Taehyung lucía demacrado como si hubiese estado llorando. Incluso, el menor de los dos no se atrevió a mirarlo a la cara.

Yoongi prefirió no abarcarlo de forma tan directa.

— Entonces... ¿querías que te echara el champú o te enjabonara? Porque tanta urgencia... —Bramó lanzándose en el sillón de la sala.

Taehyung soltó una risa seca y se dirigió hacia un pequeño bar que tenía para servir dos vasos de alcohol.

— Se me había acabado el acondicionador, entonces... 

Yoongi rió con los labios apretados y tomó el vaso que le tendió su amigo. Taehyung aún no se atrevía a mirarlo a la cara.

— ¿Estabas con alguien?

El menor negó con la cabeza y se sentó en un taburete del bar.

— Llevo tiempo sin traer a nadie aquí.

— Ya... Entonces, ¿querías mi compañía?

Taehyung dio un trago a su vaso y arrugó el rostro. Estaba pensativo y eso empezaba a desesperar a Yoongi. No le gustaba que le rehuyeran de esa forma y menos Taehyung, ya que este siempre era directo y no tenía filtros.

— ¿Qué te pasa? —Preguntó finalmente el pelinegro.

El castaño lo miró mientras se mordía el labio inferior de los nervios y se pasó una mano por el rostro.

— Taehyung empiezo a pensar que cometiste un homicidio y que en tu cama encontraré un cadáver —Dijo dejando el vaso a un lado —Si no es eso, dime qué mierda te pasa para que pueda ayudarte.

Taehyung no podía traicionar a Yoongi, no cuando él siempre había sido su amigo y había estado en los momentos más grises. Sentía que su corazón podría romperse en mil pedazos de tan sólo pensar en pedirle a Yoongi lo imposible.

Yoongi tiene que darle un hijo a su esposa. 

Las órdenes de Min eran claras, necesitaban un sucesor para que ambas familias pudieran mantener los lazos antes de que la familia de aquella mujer terminara con la asociación y los negocios de Min se fueran a la mierda. Taehyung sabía que esa era la realidad de la actualidad situación de Min y la empresa, sino fuera porque tenía esa alianza ya hace unos meses la compañía probablemente hubiese tenido graves problemas financieros.

A eso se debía la urgencia y por eso Min no quería soltar a Yoongi. Por eso también estaba usando a Sae Wa... Por eso lo estaba usando a él.

— Espera —Dijo Taehyung levantándose del bar para buscar le sobre en su habitación. Arrastraba los pies mientras venía de vuelta a la sala y cuando le tendió el sobre a Yoongi su labio inferior temblaba.

Taehyung no podía pedirle a Yoongi nada que él no quisiera hacer, no se lo podría perdonar. 

— ¿Qué es esto? ¿Tus cartas de amor? —Pero Yoongi dejó de bromear cuando vio la expresión de terror en la mirada de Taehyung.

Estaba poniendo a su amigo por encima de él mismo. No le importaba si Min revelaba que había estado involucrado en la muerte de una chica, no le importaba si usaba esa carta en su contra y terminaba siendo desheredado por su familia. 

Él adoraba a Yoongi y Hoseok por sobre todas las cosas porque habían sido más que sus amigos, habían sido su verdadera familia cuando por el trabajo de sus padres se quedaba completamente solo.

— Tú sólo... —Las ácidas lágrimas volvían a quemarle la piel cuando Yoongi empezó a abrir el sobre con manos temblorosas.

¿Qué era eso que ocultaba ese sobre para que Taehyung estuviese así?

— Tú sólo debes cuidarla, ¿no? —Dijo el chico con las mejillas húmedas —Tú la amas, ¿no es así?

Yoongi abrió los ojos como platos cuando empezó a sacar las fotografías una a una.

— Y la vas a proteger de Min.

Yoongi dejó caer varias fotos haciendo consciente lo que Taehyung acababa de decirle.

Sae Wa estaba en peligro.

— Taehyung, ¿qué mierda significa esto? 

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