Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26


Daegu, 2010.

Diecisiete años.

Diecisiete años y todo un historial de atrocidades vividas, heridas profundas y manchas en la piel. A esa edad Yoongi tenía tanto el cuerpo como el alma hechos pedacitos y hasta ahora nadie podría unir cada una de sus partes y recomponerlo.

Yoongi era un muchacho roto y todos lo sabían. Claro que, todos ignoraban la causa del por qué ese chico de cabello negro era tan frío, solitario y su mirada siempre lucía vacía —excepto cuando estaba con Hoseok y Taehyung, allí era el único momento en el que sus labios se curvaban en una tenue sonrisa— y por eso nadie se le acercaba.

Por eso y porque cada vez que una chica en la secundaria intentaba entablar una conversación con él o se le acercaba por cualquier motivo, el chico huía despavorido y sufría ataques de pánico en el baño de chicos.

Sólo Hoseok lo podía sacar de allí luego de tranquilizarlo y Taehyung era quien daba las explicaciones alegando de que Yoongi era un chico muy tímido.

Así había sido la mayoría de la vida estudiantil del pelinegro. Traumática, solitaria y difícil de digerir. 

Nadie sabía todo el dolor que ese pequeño cuerpo albergaba, nadie hasta que un día la culpa, el asco y el odio no pudieron seguir siendo ocultados tras los ojos de Yoongi y entre lágrimas y gritos le confesó todo a Hoseok y Tae una noche en la que el pelinegro se escapó para dormir en la casa del menor de los tres.

La señora Min había sobrepasado los límites esa noche y lo había drogado para amarrarlo a la cama. Los empleados habían sido despachados temprano y como siempre el señor Min estaba en un viaje de negocios así que esa noche aquella mujer tenía un plan trazado en su mente. Aún más perverso, aún más desalmado.

Quería amarrar a Yoongi y golpearlo mientras lo violaba.

¿Creían que esos juegos eran sólo de hombres repugnantes? Pues la señora Min era igual de perversa y enferma.

Preparó la cena y no se le insinuó en ningún momento al chico cosa que le extrañó al pelinegro, incluso no había bebido y estaba cuerda.

¿Será posible que...?

Si Yoongi llegó a pensar que ese día dormiría en paz en su cama si ser tocado por la señora Min, estaba más equivocado que nunca. Cuando se fue a recostar a eso de las once de la noche su cabeza empezó a dar vueltas, sus labios y manos se adormecieron y una extraña debilidad se apoderó de su cuerpo.

Se llevó una mano a la boca cuando sintió leves ganas de vomitar y el sudor se escurría por su frente, se levantó de la cama para ir al baño y lavarse la cara con la idea de que quizás era que la comida le había caído mal pero falló. La luz del pasillo se coló en su habitación cuando la señora Min entró llevando una soga consigo en las manos.

No podía ser casualidad y Yoongi lo entendió.

Sus pupilas se dilataron y su pecho empezó a subir y bajar rápidamente cuando la vi acercarse violentamente hasta él. 

— ¡No, no! —Lloriqueaba mientras forcejeaba con la mujer que se le había echado encima —¡Por favor, Dios no!

Pero su lengua casi no respondía, su cuerpo estaba débil y la sed le estaba torturando la garganta. Definitivamente ella le había puesto algo a la comida y Yoongi tontamente no se hubiese imaginado que la señora podría llegar hasta ese límite.

Creía que ya había visto todos los horrores del mundo pero esa noche conocería unos cuántos más.

  — Cállate, Suga —Dijo mientras le colocaba la soga en una de las muñecas y la ataba al metal de la cama —Hoy vamos a jugar algo mejor.

Sus ojos cargados de lujuria, de perversidad y de vileza serían algo que nunca podrían borrarse de la mente del pelinegro. Jamás podría olvidar aquella mirada que le calaba los huesos.

Su cuerpo seguía sin responder pese a los intentos por zafarse de los dedos del demonio y finalmente terminó con ambas manos atadas a la cama al igual que los pies. 

Los nudos dolían, los tobillos y muñecas empezaban a ponerse rojos por la fuerza que ejercía la soga pero más dolía lo que esa mujer estaba por hacerle. Tomó una especie de varilla con una tira de cuero al final y empezó a azotarlo en el abdomen.

— ¿Esto te gusta?

Los ojos de Yoongi se llenaron de lágrimas y el miedo era tangible pero sus gritos eran ahogados por el pañuelo que la señora Min había atorado en su boca.

— ¡Ah! —Los sollozos eran apenas visibles y Yoongi sentía como la piel se le iba a desprender si seguía recibiendo aquellos azotes.

La señora Min se inclinó sobre su pecho y empezó a lamer como de costumbre, a contaminar la pálida piel del chico con su saliva y su lápiz labial rojo.

— ¡Mírame! —Le dio una bofetada al chico que hizo que saliera momentáneamente del trance que se encontraba a causa de la droga, todo le daba vueltas, tenía ganas de vomitar y sentía el cuerpo dormido.

Tomó con fuerza las mejillas del chico para que la mirara mientras se deshacía de su ropa interior y lo empezaba a montar, claro que la respuesta siempre era la misma y es que Yoongi no podía tener una erección en semejante situación por lo que el pobre chico pasaba por el doloroso y tedioso proceso de ser estimulado por la mujer.

Con su boca, con sus dos manos, ella empezó ese juego infernal que le arrancaba el alma a Yoongi una vez más.

— Vamos, cariño —Dijo con su venenosa voz hasta lograr lo que quería y fue allí cuando aprovechó rápidamente de empalarse a sí misma con el miembro del chico.

— ¡AH! —El desgarrador grito de Yoongi se esparció por la casa cuando logró sacar un poco el pañuelo de su boca —¡AH, NO POR FAVOR! —Gritó con las pocas fuerzas que tenía y cualquiera que lo hubiese escuchado habría jurado que estaba siendo asesinado.

Y en cierta parte era cierto, esa mujer lo asesinaba para luego revivirlo y así sucesivamente hasta que realmente lo matara un día de esos.

— ¡Cállate! —Dijo nerviosa la mujer y antes de perder la cordura por los gritos de Yoongi lo golpeó tan fuerte que el pelinegro acabó desmayado.

¿Mala o buena suerte? Quizás ser violado dormido le ahorraba el dolor de los golpes y el asco de verla montarlo mientras gemía, lo cierto es que para cuando Yoongi despertó estaba más destrozado que nunca y sus muñecas y tobillos aún dolían a pesar de no tener ya la soga.

Se despertó en la madrugada magullado mientras se hacía un ovillo en la cama y miraba las marcas de su cuerpo. Ya no podía más, no podía.

Arrastró los pies fuera de la cama y se puso un largo suéter negro que casi lo cubría todo junto a su pantalón de pijamas blanco, se tambaleó por las escaleras porque el remanente de las drogas aún le afectaba. Bajó casi a trote los largos escalones y aunque afuera estuviera nevando le importó poco quemarse los pies con el frío cuando corrió fuera de aquel maldito lugar.

Caminó, corrió, lloró y sollozó mientras iba al único lugar en el que podría conseguir refugio.

La casa de Hoseok.

— ¿Yoongi? —Su amigo estaba estupefacto cuando lo vio caer frente a él.

Hoseok miró por encima de su hombro para ver que sus padres y su hermana no se hubieran despertado y se llevó con cuidado el cuerpo desmayado y frío de su amigo.

— Tae, Tae... —Taehyung se había quedado a dormir esa noche en su casa y cuando el castaño despertó de su profundo sueño se encontró con un Hoseok muy asustado que lloraba a mares y a Yoongi entre sus brazos —Algo le pasa a Yoongi.

Corrieron a arroparlo con las mantas para intentar calentarlo y cuando lo removieron para ponerle una ropa seca miraron horrorizados las marcas que tenía en la piel.

¿Qué demonios estaba pasando?

A Taehyung se le cruzó por la cabeza que sus sospechas de que la señora Min lo golpeaba eran reales pero lo que escuchó luego cuando Yoongi despertó a las dos horas fue algo que nunca olvidaría.

Aterrador, diabólico y doloroso. 

Yoongi les contó todo lo que había estado sufriendo los últimos años y el miedo que tenía a quedarse en la calle si decía algo, a ser abandonado y morir de hambre.

Hoseok y Taehyung supieron ese día que nunca iban a abandonar a su amigo y los tres lloraron cuando el menudo pelinegro de piel lastimada y ojos vacíos les pidió entre lágrimas que por favor, que por favor le ayudaran a salir de ese infierno.

 — Sálvenme, por favor...   

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro