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07


El lunes por la mañana Sae Wa no se sentía nada preparada para verle la cara a todos en el trabajo, especialmente a Jimin o Yoongi. Uno le había confesado sus sentimientos y el otro la amenazó con la mirada. Se sentía tan mal que estuvo sacándose ambas espinas del corazón en Neon no sólo el viernes como siempre solía hacer sino también el sábado y el domingo.

Sae Wa hasta llegó a pensar que tenía un grave problema de auto destrucción donde el sexo con extraños era parte de ello y que definitivamente solucionar sus conflictos internos era algo que no sabía hacer.

— ¿Será que dejarás de ver pornografía por las noches? —Taehyung la sorprendió desde atrás mientras estaba a punto de abrir la puerta de la oficina de Yoongi —Esas sombras bajo tus ojos están empeorando más.

— No estoy para juegos, Taehyung —Dijo a mala gana dispuesta a abrir la puerta.

— Mierda, Sae. Ven acá —La tomó por el brazo y la jaló hacia atrás haciendo que se diera media vuelta —¿Qué te pasa?

— ¿A qué te refieres? Sólo no estoy de humor para tus juegos hoy.

— Lo siento —Dijo levantando las manos en señal de rendición —Es que eso de tenerlos a ti y a Jimin con cara de culo y sin sentido del humor me tiene deprimido.

Sae Wa escrutó el rostro de Taehyung en busca de alguna pizca de sarcasmo pero encontró que el chico le estaba hablando sinceramente.

— ¿Qué pasa con ustedes dos? ¿Se pelearon o... algo así? —Se rascó la nuca desviando la mirada hacia un lado y en ese momento Sae lo supo.

— Tú lo sabías, ¿verdad?

— ¿El qué? —Trató de fingir.

Jimin le había contado todo.

— De que le gusto a Jimin —Lo enfrentó.

Taehyung no sabía que responder. Se supone que Jimin era su amigo pero Sae Wa también, sin embargo, había escogido esconder el secreto del chico.

— Pues...

— Mierda, ni siquiera contigo puedo contar —Dijo dejándolo con la palabra en la boca mientras entraba a la oficina apresuradamente.

Sae Wa pensaba que Yoongi todavía no había llegado pues todavía era muy temprano, sin embargo, se quedó paralizada cuando lo vio sentado al fondo de la gran mesa de su oficina con un periódico en la mano. Tenía una chaqueta roja que lo hacía resaltar entre los rayos de sol que se colaban por la ventana, su típica mirada indiferente se paseó desde el papel que sostenía en sus manos hasta la mirada de Sae.

— Buenos días.

La chica hizo una reverencia corta e inmediatamente sin mediar palabra alguna caminó hacia su cubículo y se encerró sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho. Ayer le había contestado mal a Yoongi y este le había recordado cuál era su lugar.

A pesar de que los últimos días se había comportado amable y hasta le llevaba café, Sae Wa terminó de comprender de una vez por todas la noche anterior que Yoongi era su jefe y nada más, que pasarse de la raya con él podía costarle caro.

Se sentó en su habitual silla e inmediatamente revisó la lista de cosas que estaban planificadas para hoy. Arrugó el ceño cuando leyó que había una reunión sobre la campaña fuera de la oficina por la tarde y deseó que Yoongi no pensara en llevársela de compañía.

Tenerlo cerca sólo empeoraba las cosas.

Se puso a hacer su trabajo diligentemente y olvidó como de costumbre desayunar. Esta vez Yoongi no entró por la puerta a llevarle un café y al mediodía sintió como todos abandonaban la oficina para ir a comer, excepto ella que otra vez se estaba saltando el almuerzo otra vez.

Escuchó que tocaron la puerta de su oficina y se sobresaltó cuando todo el silencio se vio interrumpido por la voz de Jimin.

— ¿Se puede? —Abrió la puerta despacio dejando ver las mejillas pronunciadas del chico que buscaba a Sae con la mirada.

— Hola —Dijo ella sin despegar los ojos de la computadora.

— Hola —Pasó y se quedó de pie delante del escritorio de la chica.

Ella se puso nerviosa pues no sabía cómo reaccionar o qué decir luego de lo de ayer.

— Puedes sentarte, Jimin —Él estaba cabizbajo.

Hizo como ella pidió y se mantuvo cabizbajo sin llegar a mirarla.

— Siento mucho lo de ayer —Empezó apenado —No quería hacerte daño ni decirte todas esas cosas.

Sae frunció el ceño y esta vez sí lo miró.

— Jimin...

— No, escucha Sae. Todo esto ha sido mi culpa, si desde un principio te hubiera dicho todo esa noche no hubieses ido a mi casa o nada de esto habría pasado.

— Ya pasó, no podemos hacer nada.

— Igual quería venir a disculparme contigo —Jimin subió las manos y dejó ver una bolsa blanca de plástico de donde sacó un envase transparente que contenía roles de sushi —Y decirte que entiendo que no correspondes a mis sentimientos pero que a pesar de eso quiero que sigamos siendo amigos.

— Será algo difícil luego de esto —Sae miró el sushi —Pero sólo dame algo de tiempo.

— El que quieras —Dijo sintiéndose algo deprimido —Pero Sae... lo que te dije sobre Neon no es mentira.

— ¿Tanto te molesta que vaya?

Jimin asintió.

— No creo que sea buena idea ya, digo... ya lo probaste y pienso que deberías darte la oportunidad de estar con alguien que te valore. Ahí sólo va gente desdichada y aunque no sea conmigo —Bajó la mirada —Deberías encontrar a alguien. No vayas más a Neon, por favor.

Sae se mordió el labio inferior y escrutó el rostro de Jimin para finalmente soltar un cansado suspiro.

— No puedo Jimin. Neon es un escape para mí.

— Por favor, Sae —El chico se sobresaltó. Quería sacar a Sae Wa de ese mundo para siempre pero ella no se lo permitía —Deja de ir, si quieres follar con alguien para olvidarte de Min Yoongi entonces... —Frunció el ceño, sabía que lo que estaba a punto de decir era una estupidez —Entonces úsame a mí.

Ella abrió los ojos como platos cuando Jimin le ofreció aquello pero aunque lo consideró por escasos segundos inmediatamente se levantó del asiento y tomó a Jimin por el brazo para sacarlo de su oficina.

— ¿Qué haces? —Preguntó él mientras era empujado fuera del lugar —Sae Wa por favor, deja de...

— Fuera. No puedo creer que sigas empeñado en arruinar nuestra amistad.

— ¡Sae!

— No voy a hacerte eso Jimin —Le dijo antes de cerrar la puerta —Nunca voy a usarte. Ya cometí ese error una vez —Y dicho esto trancó la puerta y se devolvió hasta su asiento enterrando su rostro entre las manos para llorar de frustración.

¿Por qué le tenía que gustar alguien como Yoongi? Pero lo más molesto de todo era... ¿por qué no podía olvidarlo? ¿Por qué insistía en buscar en otras personas lo que él nunca iba a darle?

***


Jimin tenía un humor de perro al que Taehyung no estaba acostumbrado.

— Pero es que serás estúpido Chimchim —Le dijo su castaño amigo —¿Cómo te vas a ofrecer así? ¿Eres una puta acaso?

— Es que ya no sé qué hacer, Tae —Dijo frustrado llevándose las manos al cabello —Una cosa es que le guste él y la otra es que siga yendo a Neon. Es decir... es divertido sí pero Sae tiene una obsesión con ese lugar.

— O con Yoongi y simplemente se desquita allá.

— Igual. Mierda, no sé qué hacer.

Taehyung estaba preocupado por Jimin pero sobre todo por Sae Wa. Sus conductas auto destructivas la iban a llevar por un mal camino y eso no sólo la perjudicaría a ella sino a Jimin.

— Yo pienso que debes dejarla —Le puso una mano en el hombro —Ella es mi amiga y la quiero pero si no quiere entrar en razón no puedes dejar que te arrastre a su agujero de mierda. ¿Entiendes?

— No digas eso, no está en ningún agujero...

— Jimin, por favor. Neon es un agujero de mierda. Hasta podrían matarla en medio de un fetiche raro y a ella parece no importarle.

Jimin calló. Él había experimentado en carne propia las cosas que la gente podía hacer en Neon. De hecho él había dejado de ir a ese lugar no por miedo a enfermarse de alguna cosa como le había dicho a Sae, sino que en una de las veces que estaba follando con una extraña esta le pidió que la ahorcara mientras lo hacían y él se aterró tanto que se fue corriendo y nunca más volvió.

— Igual no voy a dejarla —Se levantó de la mesa.

— ¿A dónde vas?

— Iré a hablar con ella de nuevo.

— Jimin...

No podía quedarse de brazos cruzados y haría lo que fuera por ayudarla. Caminó hasta la oficina de Yoongi donde encontró que el pelo negro estaba sentado en su escritorio leyendo algo en su tablet. Todo estaba en silencio y esa calma se vio interrumpida por Jimin.

— ¿A dónde vas, enano?

— A hablar con Sae.

— ¿Sae? Deberías llamarla con más respeto —Dijo con sarcasmo.

— Ella y yo somos amigos —Dijo empezando a sentir cierto malestar en él.

— Está bien —Se encogió de hombros —Pero no deberías molestarla tanto.

— Ya, Yoongi —Dijo frunciendo el ceño —No iré a molestarla, sólo quiero hablarle.

— Ayer no quería hablarte y ya has venido temprano, no la molestes tanto.

— Pero... Necesito que...

— Jimin —Sentenció el peli negro mirándolo fijamente —Te dije que no.

Jimin tensó la mandíbula y apretó un puño.

— Aquí Hong es mi empleada al igual que tú. Afuera puedes hacer lo que te de la gana, enano —Finalizó suavizando la expresión —Ahora vuelve a tu trabajo.

Aquellas palabras le sentaron muy mal en el estómago a Jimin pero después de todo Yoongi tenía razón, estaba pasando la línea que separaba el trabajo de la vida personal. Sonrió forzosamente y se dio media vuelta para salir de la oficina de Yoongi dejando a este último con la mirada perdida hacia el pasillo que llevaba a la oficina de Sae Wa.

¿Qué estaba pasando entre Jimin y la chica? Ella le había dicho que sólo eran amigos pero la actitud de Jimin empezaba a desconcertarlo. Se le ocurrió entonces que debía preguntarle a Hong pues no quería que las cosas de su vida personal entorpecieran su trabajo, no ahora que la campaña estaba cerca.

Se levantó de su escritorio y caminó a paso lento hasta la oficina de la chica. Abrió la puerta lentamente y se encontró con que Sae Wa estaba concentrada en el monitor de la computadora con el ceño fruncido. Tras sus gafas pudo ver que grandes ojeras se dibujaban en el rostro de la chica y temió que de verdad su trabajo se viera interrumpido por algún problema personal con Jimin.

— Hong —Llamó él.

Sae se levantó de inmediato e hizo una leve reverencia. ¿Qué hacía él ahí? Seguramente era para hablarle sobre la reunión que tendría en un rato.

— Sí.

— He echado a Jimin de mi oficina hace un momento —Dijo calmadamente —Venía a molestarte otra vez.

Ella tragó duro, no quería que Jimin saliera lastimado y saber que lo habían echado le había caído mal.

— Gracias —Se limitó a decir y Yoongi pensó que había hecho algo bueno —Pero... —Se sentía tan mal por su amigo hasta el punto de llorar por él y por no corresponder a sus sentimientos.

— ¿Hong? —Sae se había quedado a mitad de oración cuando sus ojos se empezaron a tornar rojos por reprimir las ganas de llorar.

— Lo siento —Se aclaró la voz.

¿Por qué no podía corresponder a los sentimientos de su amigo y en lugar de eso le gustaba el tipo indiferente que tenía delante? No se dio cuenta cuando Yoongi acortó la distancia entre ellos y sus manos se colaron por las patas de sus lentes. Fue removiéndolos poco a poco con tanta lentitud que Sae creyó que estaba soñando o que todo estaba en cámara lenta.

Yoongi le estaba retirando los lentes mientras la penetraba con la mirada y su boca estaba en una perfecta línea recta.

¿Qué estaba pasando?

— ¿Por qué tienes esas ojeras en tu rostro, Hong? —Preguntó con la voz un poco ronca —¿Tus problemas no te dejan dormir?

Ella titubeó, sentía la garganta seca por tenerlo a esa distancia.

— ¿Y por qué lloras tanto? —Se refería a sus ojos enrojecidos —¿Es por culpa de Jimin... o por mí?

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