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03


Sae Wa no lo podía creer. De verdad que no.

Se había pasado toda esa noche rodando como un bollito en la cama pensando que definitivamente aquella hoja no decía su nombre y que se habían equivocado al elegirla como la asistente personal de Yoongi para la próxima campaña de la compañía You, me, Korea.

Era una oportunidad que le había caído del cielo porque de esa forma podría estar cerca de Yoongi como siempre había querido pero al mismo tiempo sentía miedo de aquel hombre que con tan sólo mirarla por un segundo la hacía enmudecer justo como hacía unas horas cuando la reprendió al salir de la oficina.

Si no podía siquiera contestarle o sostenerle la mirada ¿Cómo pretendía conquistarlo?

Se llevó las manos a la cara frustrada y ahogó un grito bajo la almohada. Luego de releer una y otra vez la hoja donde decía que estaría trabajando para él durante los próximos tres meses se quedó dormida soñando con un seductor Yoongi que la agarraba por la cintura y la besaba contra la pared.

— ¡Maldición! —Chilló cuando se dio cuenta que se había parado tarde y que no le daría tiempo de bañarse esa mañana.

Tomó un taxi en lugar del autobús y por suerte no había mucho tráfico. Llegó al trabajo justo a cinco minutos para su hora de entrada y se sintió aliviada cuando por fin pisó su cubículo.

Casi se le cae la mandíbula cuando vio que su escritorio no estaba en el lugar de siempre y que la pared estaba pelada. Absolutamente todo lo que pertenecía a su cubículo no estaba allí y por un momento pensó que la habían despedido.

— Cierra esa boca o te va a entrar —Dijo Taehyung detrás de ella.

— ¿Qué? —Estaba aturdida por su hallazgo.

— Mi polla dentro de tu boca —Dijo con una risita en los labios para luego mirar hacia el mismo punto que Sae Wa.

— Muy maduro, Kim —Refunfuñó ella.

— Tenía que hacértelo al menos una vez, ¿o no te basta con una? —Le dijo con picardía —Uy, ahí va otro. Esta mañana estoy hecho un as con mis chistes.

— Ya cállate y dime dónde están mis cosas —Estaba enfadada. Por lo general se aguantaba los chistes de Taehyung y hasta los respondía con algo más ingenioso pero hoy no estaba de humor.

— ¿Y yo qué sé? —Se encogió de hombros.

— ¿Por qué estas caras tan temprano? —Jimin venía con una bolsa marrón en la mano y alguna cosa a medio comer en la boca —Hola Sae Wa. Esas ojeras me dicen que el dildo que te regalé en tu cumpleaños te la hizo pasar muy bien anoche.

— ¡Mierda con ustedes dos! —Respondió haciendo que espabilaran y se fue hacia el área donde estaba la cafetera.

— ¿Qué le pasa? —Preguntó Jimin a Taehyung —Y yo que le traje el desayuno.

— Le hice el chiste de la polla.

— ¿Cuál de tantos?

— El de que cierre la boca o se la meto —Dijo divertido.

— Ese es muy bueno —Levantó la mano y ambos chocaron el puño.

— ¿Le vas a decir?

— Sí, voy a eso.

Jimin buscó a Sae Wa y la encontró sentada en la mesa con la cabeza entre las manos. A su lado había una taza de café humeante y el celular de la chica estaba vibrando.

— ¿No lo vas a coger? —Preguntó él sentándose a su lado.

— ¿Vienes con otro chiste de cerdo?

— ¡Hey! No fui yo, fue Tae —Dijo indignado —Yo sólo te traje el desayuno.

— ¿Ah sí? —Ella bajó la guardia y miró la bolsa que el peli negro le estaba ofreciendo —Gracias.

— De nada, me debes una mamada por esto —Sae Wa rodó los ojos y le devolvió la bolsa pegándosela al pecho —Es broma, lo siento.

— Hoy no estoy de humor ¿sabes? —Jimin se mordió el labio inferior y volvió a mirar el teléfono de la chica —¿Por qué el narizón te está llamando?

— No le digas así.

— Bueno, ¿por qué el cara de conejo te está llamando?

— Ya para, Jimin. Llámalo por su nombre.

— Ah... —Suspiró con pesadez —¿Por qué Jungkook te está llamando? ¡Y no me hagas preguntarlo de nuevo que ya me agostaste las energías! —Se llevó una mano al pecho indignado. Sae Wa le sonrió.

— Estoy ignorando sus llamadas desde hace dos semanas.

— ¿Y eso por qué? —El peli negro frunció el ceño.

— Bueno ¿recuerdas aquella fiesta? La del bar en Hongdae...

— Ya, te lo follaste —Dijo un poco molesto.

— No. Estaba muy borracha y le hice una...

— ¡Ya, para, para! —Pidió tapándose los oídos —Qué asco escuchar como se la mamaste. Detente —Hizo una mueca de asco.

— No te molesta cuando te cuento las cosas que hago en Neon.

— Es diferente, tengo que verlo en el club de judo.

— Nadie te mandó a presentármelo —Se encogió de hombros —Jimin...

— ¿Qué pasa?

— Ayer viste la hoja, ¿no es así?

— Sí, lo de Yoongi —Dijo indiferente.

— Entonces supongo que sabes que no pude dormir por eso.

— Sae, yo creo que deberías ya olvidarte de ese tipo. Es decir...

— ¿Qué tipo? —Taehyung entró de repente e interrumpió la conversación. Sae Wa rodó los ojos aburrida —Prometo no hablarte de mi polla, Sae. ¿Qué tipo?

— Tienes una fijación con tu falo, Tae —Le dijo Jimin.

— Te he dicho que si lo quieres probar me llames Chimchim pero tú te niegas. Así podría enseñarte por qué lo quiero tanto.

— Lo que digas, no soy bisexual como tú —Le dijo haciéndole señas con la mano de que se fuera.

— ¿Ya Jimin te dijo que te mudaron a la oficina de Yoongi? —Tae se sentó en la mesa y le quitó un poco de café a Sae Wa.

— ¿El qué? —La chica abrió los ojos como platos.

— Mierda Taehyung.

— Oh... —Hizo una "o" con sus labios —Lo siento, mal momento.

— ¿Tenían que mudarme para allá? —Preguntó ella con el ceño fruncido y la mandíbula tensa.

Mierda.

Había fantaseado tantas veces con que Yoongi se lo hacía contra el escritorio que ahora de tan sólo pensar que estarían en el mismo espacio todos los días hasta la noche le generaba unos nerviosos y una ansiedad terribles.

— ¿Por qué no me vinieron a avisar? —Preguntó algo enojada.

— ¿Quién, Yoongi? —Taehyung soltó una risa fingida —Él no busca a nadie, princesa.

— Deberías ir a la oficina a presentarte Sae, hoy comienzas como su nueva asistente —Le sugirió Jimin.

— Joder... joder... —Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.

— Tranquila, Yoongi no muerde. Ese hombre es más pasivo que Jimin —Bromeó Taehyung ganándose una mirada de desaprobación de su amigo.

— De verdad que te voy a dar sin lubricante para que dejes de decir esas cosas, Tae —Dijo ofendido —Anda Sae —Su expresión se suavizó —Yoongi debe estar esperándote y mira que sabes que no tiene paciencia.

— Lo sé —Bufó con un amargo sabor en la boca —Lo sé. Nos vemos más tarde —Se levantó con ambos chicos mirándola con atención.

El castaño y el peli negro se quedaron a solas mientras disfrutaban de un café. Jimin estaba algo preocupado por Sae Wa y Taehyung miraba su expresión divertido.

— ¿Cuándo se lo vas a decir?

— ¿El qué?

— Que le quieres dar contra el lavamanos del baño de hombres —Se burló —Que te gusta, lento.

— ¿Quién? ¿Sae Wa? —Preguntó con los ojos bien abiertos —¿Qué estás diciendo? Ella no me gusta.

— Claro y por eso tienes la tablet llena de fotos de ella —Se burló recostándose de la silla.

— ¿Miraste mis fotos? —Preguntó alarmado —Tae, eso no se hace —Le reclamó —Todas esas fotos las tomamos cuando va a mi apartamento.

— Vaya —Silbó —¿Y con todo y eso no te la has...

— Para, no me la voy a follar y ya.

— Eso no te detiene con las demás —Le dio una sonrisa ladina.

— ¡Pero con ella no! —Gritó. Se detuvo de golpe cuando se dio cuenta que se preocupaba por Sae Wa.

— Mierda Jimin —Su amigo lo miró conmocionado.

— ¿Qué? —Respondió a mala gana.

— Estás enamorado amigo.

— Ya cállate y deja de decir estupideces —Taehyung seguía sonriendo —Además, ¿qué haces aquí? Tú nunca vienes.

Taehyung era uno de los CEO de la empresa al igual que Yoongi sólo que prefería que los demás se encargaran de los asuntos importantes y él sólo les daba el visto bueno.

— Ah, vine por la campaña esa... A ver cuál es el alboroto. ¿Jimin? —Llamó cuando el peli negro se levantó de la mesa.

— Suerte con eso. Hablamos después.

Jimin sabía cuál era el alboroto que se estaba formando. Uno muy grande en su pecho y tuvo miedo de que pronto se convirtiera en un huracán.

***


— Buenos días —Dijo Sae Wa entrando a la oficina de Yoongi.

Logró vislumbrar la figura del peli negro sentado en su escritorio con la mirada perdida en el ventanal que tenía detrás.

— ¿Tampoco te enseñaron a llegar temprano? —Preguntó con sorna girándose hacia ella.

Sae Wa se mordió la lengua para no responderle y pasó cerrando la puerta tras ella.

— Me han dicho que movieron mis cosas para acá —Se atrevió a decir mientras miraba a los alrededores pero no lograba dar con ninguna de sus pertenencias.

— Ya, supongo que debieron decírtelo cuando llegaste —Contestó con indiferencia levantándose de su asiento —Sígueme, eh...

— Sae Wa. Hong Sae Wa —Dijo ella intentando ocultar que no le afectaba que no se supiera su nombre.

— Eso, Hong —La llevó hacia un lado de la oficina donde había una puerta y tras ella una pequeña habitación –más grande que su cubículo anterior- donde estaban todas sus cosas. Estaba bien iluminada y ordenada pero Sae Wa se desanimó al saber qué significaba aquello —Aquí estarás. Te llamaré por teléfono si necesito algo —Dijo señalando el teléfono que estaba sobre el escritorio —Termina de instalarte y acostumbrarte. En una hora te quiero en mi oficina para explicarte qué vamos a estar haciendo estos meses.

— Follando si te dejaras... —Murmuró para sí misma sin darse cuenta.

— ¿Disculpa? —Él no alcanzó a entenderle.

— Que está bien, haré como dices —Yoongi levantó una ceja al notar que la chica le tuteó.

— ¿Cuántos años tienes?

— 22.

— Entonces dime Yoongi-ssi o señor Min. Tengo 25 y no debes tutearme.

— Claro, claro... —Dijo torpemente y al peli negro se le escapó un bufido.

— Qué chica más irrespetuosa —Musitó para sí —Bueno, el tour se acaba aquí. Ponte a hacer lo que tengas pendiente con tu antiguo puesto y en una hora ven a verme, Hong.

Sae Wa se sentía inquieta cuando Yoongi cerró la puerta tras él y la dejó sola en esas cuatro paredes. Siempre quiso estar a solas con él, siempre quiso tenerlo a corta distancia pero ahora no estaba tan segura. Aquel hombre era tan tosco, frío y tan sarcástico que parecía un trago peligroso. Ella lo quería tener en la cama más le era difícil pensar que tenía que aguantarse ese temperamento de mierda todos los días.

Pero pondría su mejor empeño, lo haría. Incluso si tenía que reprimirse todas las palabrotas que quería soltarle cada vez que la miraba con frialdad o la reprendía por cualquier nimiedad.

Terminó de hacer algunas cosas en la computadora y de acomodarse en la nueva oficina cuando se le tensó la piel al escucharlo.

— ¡Hong, te quiero aquí! —Le gritó.

Y Sae no sabía qué esperar de su jefe, si un regaño o un comentario sarcástico por segunda vez en el día.

Unas buenas nalgadas quisiera.

Fantaseó de camino al escritorio de Yoongi y de golpe se borró de la cabeza todos sus pensamientos cuando la vio de pie a su lado.

Era la señora Min.





buenas preciosxs, estaré actualizando más seguido esta historia

ya lo habrán notado pero

sí, habrá contenido sexual

sí, habrán chistes sexuales

sí, habrán muchas palabrotas

los capítulos serán cortos al igual que la historia pero prometo será entretenida. generalmente escribo mucho fluff y dramática  pero quiero intentar cosas nuevas.

lxs adoro.


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