Capítulo 1
Capítulo 1: Instinto
—Lo he observado por muchos años y te digo que es el indicado. O al menos, lo más adecuado que encontraremos.
—Eso es lo que dijo del hermano mayor.
—El hermano resultó ser inviable por otras razones independientes de sus capacidades.
—También dijo eso de la hermana y fue corrompida demasiado rápido. Sobre él, hay dudas. Es demasiado maleable. Demasiado dispuesto a dejarse llevar por la piedad y la voluntad de otros.
—No si los otros son sus enemigos.
—¿Qué hacemos entonces? ¿Rodearle contínuamente de enemigos?
—Si es necesario, sí.
—Creí que habías dicho que te agradaba ese muchacho.
—Pero si está continuamente rodeado de enemigos no podrá descarrilarse.
Los policías estaban siendo rodeados y aunque habían pedido refuerzos a la ESWAT, el escuadrón aún no llegaba.
Las balas electrógenas volaban de un lado a otro en la calle Chuo Dori del distrito de Novum Ginza. Las luces de colores provenientes de los carteles neón iluminaban perfectamente lo que se había convertido en un campo de batalla.
Los humanos corrían y utilizaban los autos cercanos para protegerse de las balas.
Los androides, en cuanto tuvieran la oportunidad, se escaparían por los callejones más cercanos para que la policía les pierda el rastro.
Aunque su objetivo fuera escapar, no les importaba llevarse vidas humanas en el camino.
Por meses, la policía había rastreado este grupo de androides pertenecientes a una mafia y sabían que esa noche ellos se encontrarían con un grupo humano para comprar sus suplementos de Amrita.
Los vendedores habían huído, pues no les interesaba mucho lo que sucediera con los artificiales.
Esta era la primera misión que se le había encargado a Kim TaeHyung que implicaba combatir androides.
Todos sus compañeros de escuadrón llevaban pesados equipos de material antibalas, similares a armaduras.
Él era el único que no poseía esa densa armadura, pero en su lugar le habían proporcionado vestimentas reforzadas, también antibalas, y un casco ligero que estéticamente era muy similar al de sus compañeros. Sin embargo el casco estaba conectado a su columna vertebral permitiendole controlar sus funciones con su cerebro.
TaeHyung observó con detenimiento la armadura de sus compañeros y se sintió aliviado de no llevar tal peso. El traje que utilizaba le permitía una mayor movilidad y más control sobre su cuerpo.
De toda la gente que estaba allí en el camión, la mayoría hombres, había entrenado con varios en sus prácticas; pero sólo había entablado relación con dos o tres.
Algunos de sus compañeros eran novatos cómo él y otros eran veteranos.
Al menos la mitad de su batallón lo despreciaba debido a su condición que lo hacía especial y diferente al resto.
Al estar ya casi por llegar a su destino, podían escucharse el sonido de las armas y el movimiento.
Algo dentro de él se activo como un instinto y su ojo derecho se iluminó.
Todos los soldados bajaron del transporte y se colocaron en sus posiciones, incluyendolo a él.
Se dividieron en dos grupos.
—¡Escuadrón A! —escuchó TaeHyung a través del auricular en su oído— Dirijanse por el oeste, en la calle paralela, y preparense para abrir fuego. Escuandro B, dirijanse por el norte donde está el departamento de policía, necesitamos combatir el fuego y crear una distracción. ¡En marcha!
TaeHyung, que pertenecía al escuadrón A, se posicionó junto al resto esperando la orden de abrir fuego, pero esa orden nunca llegó.
—¡Sargento, necesitamos refuerzos! ¡Nos rodean y tiene un tirador, coordenadas 35°40′00″N! ¡Repito, coordenadas 35°40′00″N! —Escuchó TaeHyung.
Algunos de sus compañeros de escuadrón, los más inexperenciados, se miraron entre sí sin saber que hacer.
—¡Escuadron A, dividandanse y cubran todas las salidas del area! ¡Soldado Kim, neutraliza al tirador, coordenadas 35°40'00''! —Dijo el sargento.
Siguiendo las ordenes de su superior, se encaminó. La vía más rápida de llegar a su objetivo era por los tejados de las tiendas.
El joven se encaramó al tejado de una tienda de conveniencia por la escalera de emergencia y tomó velocidad, saltando en las alturas.
Divisó a cuarenta metros su objetivo. Allí se encontraba un androide utilizando un arma desde la distancia para disparar a los oficiales de policía.
La velocidad inhumana a la que se movía le permitió correr horizontalmente en un muro por un par de metros y saltar sobre un cartel. El tirador notó su presencia y empezó a dispararle.
Su cuerpo se movía con la rapidez y el impulso de un depredador yendo hacia su presa. Esquivó cada disparo con presición mientras se acercaba cada vez más a su objetivo, saltando de cartel en cartel.
Al llegar al tejado en el que se encontraba el androide, empuñó su katana laser y neutralizó a su objetivo, mutilándolo en dos partes.
El amrita que poseía un color cerúleo salpicó en el traje del soldado aunque él no se inmutó en lo absoluto.
—Sargento, habla Kim. Objetivo con coordenadas 35°40'00'', neutralizado. Cambio —Notificó el soldado.
—Perfecto. El escuadrón A ha neutralizado gran parte del enemigo, pero algunos de ellos han escapado. Revise su zona, en un radio de 200 metros, en busca de posibles objetivos y arrestelos. Si se niegan tiene permiso para neutralizarlos, soldado. Cambio.
—Si, sargento. Cambio y fuera.
Desde las alturas podía verse perfectamente quienes se encontraban en los callejones entre edificios, por lo que comenzó la búsqueda.
El joven brincaba por los tejados, barriendo con la mirada en busca de posibles objetivos hostiles.
En una calle peatonal detrás de Chuo Dori, con múltiples negocios ambulantes y personas comprando comida callejera, dos personas con capucha caminaban con rapidez entre la gente.
TaeHyung bajó por una escalera de emergencia y se adentro en la calle repleta de gente.
Las luces de los negocios y sus carteles hologramas iluminaban la calle y la tintaban de azules y rosas. Las personas paseaban o simplemente se paraban a admirar el trabajo de los chef con prótesis robóticas, que con agilidad rebanaban el pescado y cocinaban en gigantes sartenes. Un anuncio de una mujer holograma encima de un negocio llamaba a posibles clientes a comprar productos de cosmética.
Cuando TaeHyung obtuvo la distancia necesaria, activó su sensor de temperatura y, efectivamente, los sospechosos eran androides.
Apresuró el paso, pidiendo permiso para pasar entre la multitud.
Se encontraba sólo a diez metros de su objetivo, pero para su mala suerte, los androides notaron que estaban siendo perseguidos y todo plan que tenía TaeHyung de arrestarlos sin alarmar o asustar a la gente se fue por la borda.
—¡Detenganse! —Gritó el joven soldado.
La pareja de androides comenzó a correr, empujando bruscamente a la gente y tirando cargamento que llevaban a los restaurantes en un intento de impedirle el paso al soldado.
No le quedó otra opción que hacer lo mismo y empujar a algunas personas para poder pasar.
Con destreza pasó por encima de cada obstáculo que se interponía en su camino.
—¡Sargento, le habla el soldado Kim, localicé a dos androides e intentan escapar. Le envío mi posición!
Los androides se metieron en un pequeño pasillo entre dos edificios, cerrando las rejas detrás de ellos para poder impedir el paso al soldado. Sin embargo, su intento resultó fallido ya que él trepó las rejas y saltó sin problemas.
Esta vez, no había donde escapar.
—Entreguense en este instante al ESWAT o tendré que neutralizarlos.
Uno de los androides cubrió con su cuerpo al otro intentando protegerlo.
El mismo se sacó la capucha y TaeHyung pudo ver su rostro. Se trataba de un androide masculino que físicamente aparentaba alrededor de treinta años y poseía ojos rosados, como todos los androides que no se sometían a cirujías para deshacerse de ese color tan característico.
No pudo ver al otro androide detrás de él ya que cubría su rostro con una mascarilla y su cabeza con una capucha.
—¿Qué más da? Igual sonderán nuestra memoria y nos desmantelarán, bastardos. —Respondió el hombre.
Este activó su mecanismo de pelea y sus ojos rosados se iluminaron, brillando en la oscuridad del callejón. De uno de sus brazos se extendió una cuchilla de cuarenta centimetros y corrió hacia TaeHyung para atacarlo.
Múltiples intentos daba el androide por atacarlo pero el soldado esquivaba cada movimiento.
Sin embargo, la cuchilla logró rozar el brazo de jóven y brotó la sangre azul.
El soldado golpeó al androide en el pecho haciendolo retroceder para tomar distancia de él y activar su katana laser.
—Eres real. —Le dijó el androide perplejo, provocando que el soldado se desconcertara.
—¿De qué hablas? -Respondió.
—He oído rumores sobre un soldado que no es humano pero tampoco androide. Que es ambos. —el androide retrocedió— No creí que fueras real; pero mirate, matando a tu gente y trabajando para quienes te esclavizan.
El soldado se paralizó por un momento, sorprendido por lo que escuchaba.
—Usted no sabe nada. Ahora si no va a entregarse, no me deja opción.
TaeHyung arremetió contra el androide y logró cortar su brazo derecho.
Un chorro de sangre azur brotó de su ahora faltante extremidad y se escuchó un grito suplicante.
—¡Detente, por favor, detente!
Se trataba del otro robot, un adroide femenino que acompañaba al anterior.
El androide masculino embistió con su brazo izquierdo, el que poseía la cuchilla, pero el cyborg bloqueó el ataque con su espada.
El soldado se liberó y esquivo otro de sus ataques. Necesitaba tomar distancia si quería dar un ultimo movimiento para neutralizarlo asi que decidió dar una patada alta a su pecho. Esto provocó que el robot cayera de espaldas en el piso.
Antes de que tuviera oportunidad de levantarse, TaeHyung se apresuró a neutralizarlo.
—Traidor... —Fueron sus últimas palabras antes de desactivarlo.
La cabeza del androide rodó unos centimetros y multiples gotas azures resplandecían en la oscuridad del callejon.
La femina se arrodilló junto al cuerpo muerto de su compañero, sosteniendolo.
—¿Va a entregarse? —Preguntó el soldado sin mostrar una pizca de compasión.
—Por favor, no quiero que me maten, dejame ir. —Suplicó.
El joven soldado apuntó su espada hacia la femina.
—Te estan utilizando —dijo la androide— y cuando ya no les sirvas, te tirarán a la basura. No puedes matar a los tuyos, estamos tan vivos como tu.
El soldado acercó el arma al cuello de la androide.
Al ver sus ojos vaciló e hizo temblar por un segundo su espada. Dos orbes rosados empapados de lagrimas imploraban compasión.
El joven estudió con la mirada su rostro. Poseía una piel dorada y cabello claro.
Su padre le había enseñado toda su vida que los robots no tienen alma, que no estan vivos, y en su lógica, ¿por qué tener compasión por un ser que no siente?
Siempre le dijeron que la causa de su rebeldía se debía a un fallo en su programación; que ellos no tenían emociones ni pensamientos. Sólo hacen lo que les dicta su programa para engañar a los humanos con sus lagrimas artificiales y apariencias angelicales. En su cerebro sólo hay ceros y unos, no hay conciencia.
Si ellos no sienten, ¿por qué aquellos dos ojos color magenta estaban llenos de emociónes? Sobre todo, miedo. Miedo de morir. Aunque le habían dicho que estos seres jamás nacieron.
El joven luchaba en su interior y su espada parecía tiritar.
Escuchó en la lejanía el sonido de una patrulla de policia, seguramente sus compañeros estaban en camino.
Decidió tomar la decisión de bajar su espada, la mujer agradeció y desapareció de su vista.
Miró el suelo donde se encontraba el androide muerto. Observó el Amrita que brillaba allí y en su ropa. Se preguntó si había hecho lo correcto.
Rogaba en su interior para que nadie descubriera lo que acababa se hacer. Esto para su padre significaba un error fatal.
Una luz lo iluminó cegandolo por un segundo. En ella pudo divisar a sus compañeros que se encontraban del otro lado de la reja.
—¡Kim! —Lo llamó uno de sus compañeros.
Entre varios rompieron la cerradura de la reja y se acercaron a él, notando el cadaver del androide muerto.
—Buen trabajo, soldado. —le dijo el sargento— ¿Dónde esta el otro?
—Lo neutralicé a unas calles de aquí, durante la persecusión. —Mintió TaeHyung.
El sargento asintió.
-¿Está herido?
—No, sólo un rasguño que apenas logró penetrar mi armadura. El resto es la sangre del androide, sargento.
Era la primera vez que TaeHyung mentía y esperaba que nadie lo descubriera, porque si lo hicieran es probable que lo sancionen o lo expulsen.
Junto a su grupo se subieron al camión que los había traído a la ciudad. Aún faltaba que volviera del patrullaje una unidad.
TaeHyung podía ver desde afuera que el sargento se veía nervioso y enojado. Se movía de un lado a otro con paso ligero mientras hablaba por el comunicador que se encontraba conectado en su oído.
Al terminar de hablar con probablemente la otra unidad faltante, se acerco asomandose por la puerta del camión para hablar con su escuadrón.
—Soldados, una androide fugitiva se niega a entregarse y ha dañado gravemente a Kwon. Esa perra les esta haciendo pasar un mal rato, vayan a darle una mano al escuadron B, les enviaré las coordenadas. Neutralicen a ese pedazo de metal.
Todos los soldados tomaron sus armas y comenzaron a bajar del camión.
—Kim —Lo llamó el mayor.
—¿Si, sargento?
Los nervios lo carcomían por dentro pero, para su suerte, sabía esconder bien sus sentimientos.
—Varios soldados dicen que vieron a la mujer escapando de la zona donde neutralizaste aquel androide, ¿tú tienes algo que ver?
El soldado miró fijamente a los ojos de su mayor y esta vez sintió remordimiento por mentir. Además, el sólo hecho de pensar que uno de sus compañeros había sido dañado por su culpa, le hacía sentir como un despiadado traicionero.
—Señor, yo...—no podía mentir, quería decir la verdad— yo lo lamen-
—No me interesa, —interrumpió el sargento— si te atacó y escapó, fue un error y no lo vuelvas a cometer...
—Gracias, señor.
—...pero si esa cosa te suplicó y tu la dejaste escapar, —prosiguió y si TaeHyung tuviera cabellos en su cuerpo, estaba seguro de que se le erizarían y sudaría de los nervios— tenemos un problema.
Los ojos del sargento eran oscuros y parecían vacios, inexpresivos. No sentía una pizca de compasión por los androides y no le importaba interesarse en ellos. No sólo para conservar su trabajo, sino porque, además, los odiaba.
—Sólo son un par de tuercas y tubos con rostro humano. Pero te aseguro que no lo son ni estan cerca de serlo. No dudarán un segundo en matarte si te descuidas, porque son maquinas y no sienten. Harán lo que sea para mantenerse activas, su programación así lo dice, no te tragues su discurso, ¿esta claro, soldado?
—Si, señor. —Respondió sumiso.
—Muy bien, Kim. Sólo quería asegurarme de qué lado estas. Si del lado de los humanos, quien siempre te hemos acogido, o de ellos; maquinas vacias de emociones.
—Si, señor. Jamás voy a dudar. —Se inclinó 90° para mostrar respeto a su mayor.
—Muy bien. Ahora quiero que vayas allí y neutralices a esa mierda de metal, ¿me oíste? Porque ellos son así, te matarán sin vacilar, no dudes esto ni por un segundo. Ahora ve.
TaeHyung hizo esta vez una reverencia corta y tomo velocidad, dirigiendose a las coordenadas que le habían enviado.
Corrió unas pocas calles haciendose paso entre la gente, hasta que decidió tomar la ruta más corta que era por los tejados nuevamente.
La agilidad de sus piernas y la altura que tomaban sus saltos eran incomparables con ningún deportista humano. Ningún otro hombre u animal podría si quiera aproximar sus habilidades física... sólo un androide podría igualarle.
Pudo divisar al androide, se encontraba luchando con uno de sus compañeros hasta que vio TaeHyung con sus propios ojos, como atravesaba su armadura con sus cuchillas y usaba el cadaver como escudo contra las balas que el resto de sus compañeros disparaban.
Era la misma androide que dejó escapar, que ahora había capturado a uno de sus compañeros heridos y lo usaba como rehen.
Al principio sintió remordimiento y lamentaba no haberla neutralizado antes. Todo esto era su culpa y si no fuera por su estupidez no hubiera puesto en peligro a ninguno de sus compañeros, pensó.
-¡Rindete, androide, y no exterminaremos a tu grupo! -Habló uno de sus compañeros de la unidad B, que recién llegaba.
-¡Mienten! -respondió la susodicha- ¡¿Cómo se que puedo confiar en ustedes?!
-¡Sabes que podemos sondear tu memoria en cualquier momento, pero si te entregas y sueltas a ese rehen, no te haremos daño a ti o a tu grupo! Te doy mi palabra.
La androide analizó la situación por unos segundos hasta que dejó libre a su herido compañero, que a duras penas caminaba hacia algun lugar seguro.
Kim TaeHyung estaba decidido a no volver a cometer el mismo error otra vez, asi que calculo friamente su próximo movimiento.
El mismo hombre que había negociado, le pidió a ella que se arrodillara. Aún no confiaba en ella.
Sin embargo, el joven soldado no quería tomar riesgos otra vez con esa androide. Si una vez lo había engañado, existía la posibilidad de que sucediera otra vez y no dejaría que nadie más salga herido. Entonces bajó con sigilo del tejado en el que se encontraba y rapidamente se acerco a la androide por la espalda.
La mujer rendida se encontraba de rodillas en el suelo, cubierta de sangre de sus compañeros y unos pocos roces de balas que le habían ocasionado los soldados.
Ella no había notado su presencia pero sus compañeros si lo habían hecho.
Desenfundó el arma, trago aire fuertemente inflando su pecho y disparó una bala al cerebro de la mujer.
La sangre azul salpicó en su ropa y rostro. El cuerpo de la androide calló inerte.
Él joven cyborg poseía una mirada fría y vacía, aunque el iris de su ojo derecho seguía refulgente como una gema.
-Bien hecho, Kim.
-Buen trabajo.
Comenzaron a felicitarlo algunos de sus compañeros con los que tenía más confianza, dandole palmaditas en la espalda o golpes en el brazo.
Contrario a otros de sus compañeros, que lo observaban con miedo o desconfiaza.
El sargento se acercó y él automaticamente guardó su arma, se irguió y lo miro a los ojos.
-Haz hecho bien soldado. Demostraste en que bando estas y creeme, estas en el correcto.
El joven hizo una corta reverencia demostrando gratitud.
-Pero las acciones tienen concecuencias y usted no es la excepción. -lo miró serio y esto despertó nerviosismo otra vez en el pelinegro soldado- He hablado con el general Kim y desea verte. En cuanto llegue a la base comuniquese con él.
-Si, señor.
No estaba nervioso esta vez, puesto que ya había aceptado que lo regañarían y probablemente le caería encima una sanción.
Era justo, pensó, por el daño y muerte que había causado. De hecho, se sentía avergonzado de su comportamiento.
Toda una vida entrenando sin descanso para protegerse y proteger a los suyos, y ahora él era el causante de lastimar a sus compañeros. Bueno, no precisamente él, pero si el androide que dejó escapar.
La gran puerta de la oficina se abrió automáticamente y escucho la voz del general que pedía amablemente que entrara.
Al ingresar en la habitación hizo una reverencia de 90°.
La oficina poseía una enorme alfombra roja y las paredes de concreto estaban adornadas con cuadros y retratos hologramas de generales difuntos.
Toda la habitación tenía un aspecto rústico pero esta vibra antigua era corrompida por los cuadros hologramas y la computadora cuántica que se encontraba sobre el escritorio.
-Sientate TaeHyung -Pidió el general.
El obedeció y se sentó en una de las dos sillas que se ubicaban frente al escritorio.
-Hijo, hoy ha sido tu decimo cuarta misión desde que comenzaste tu servicio, ¿Verdad?
-Si, general -Respondió inexpresivo TaeHyung.
-Pues, me ha comunicado el sargento Hwang que haz cometido un grave error y debido a ello, algunos de tus compañeros han salido heridos...
-Lo siento, señor. -intervino el soldado levantandose de su asiento y manteniendo una reverencia- He cometido un grave error, lo sé, y si desea sancionarme asumiré las consecuencias.
-TaeHyung, siéntate.
El joven sorprendido volvió a su asiento. No esperaba esa respuesta.
-Sin embargo, me ha dicho Hwang que te haz desempeñado bien y se que haz aprendido que tus acciones tienen un efecto en la vida de otros.
TaeHyung asintió agradecido y sorprendido a lo que decía el general.
Esperaba una respuesta más bien decepcionada e incluso enojada de su parte. Ya que después de todo, él era su padre y le había enseñado todo lo que sabía.
-Por años te he repetido infinidad de veces que esas máquinas no tienen alma o sentimientos. Me siento decepcionado de que dudaras de mis enseñanzas y sobre todo de ti mismo. Sin embargo, se que estás listo.
Los ojos de su padre expresaban confianza y calidez, incluso orgullo. Su corto cabello blanco se escondía bajo un boina militar adornada con un emblema dorado en el centro.
-Eres el soldado más rápido y fuerte que poseemos. Capaz de analizar decenas de posibilidades en un segundo para elegir la correcta y asegurar la mayor efectividad. Yo me aseguré de que tu cuerpo tenga la mejor tecnología, incluso superior a la de los androides.
-Gracias, señor...
Respondió desconcertado el joven ya que no sabía el objetivo de esa conversación.
-Eres superior a cualquier humano. Eficiente cuando se te da una orden, lo haz probado en todas tus misiones y simulaciones en la academia. Por eso se que no me volverás a decepcionar. Se te asignará una misión que no puedes fallar de ningúna manera. -el joven tragó saliva con pesadez, pero sin embargo no quería mostrarse inquieto frente a su padre- Eres crucial para asegurar el futuro de los humanos.
-General, nada se interpondrá en mi camino.-Respondió decidido y con coraje.
-Lo se.
-Pero si me permite preguntar, señor, ¿De qué se trata esta misión?
El general tecleó algo en su computador y en un segundo, el holograma de una joven se hizo visible.
-Ella es Jang Heize, 28 años, altura 1.66. Se ubica en la ciudad subterránea de Yaesu.
A pesar de que la fotografía holograma había sido tomada por una cámara de seguridad, Kim TaeHyung observo las delicadas facciones de la joven. Poseía ojos pequeños y cabello ondulado.
Junto al holograma de la muchacha apareció el rostro de un hombre.
-Su difunto padre, Jang Daniel, trabajó para Olympus Enterprices.
-¿La empresa que creó a los androides, verdad?
-Correcto. -se ajustó su corbata- Su esposa Jang MiRae trabajó también para Olympus; ella ahora se encuentra desaparecida.
Esta vez, el general mostró distintas imágenes de archivos y de gente trabajando en dispositivos electrónicos.
-Olympus desarrolló el proyecto After Life que consistía en crear un dispositivo que resguarde la conciencia humana y todos sus recuerdos.
-¿Es eso posible, señor?
-Para Jang Daniel, jefe del proyecto, esto lo era. Sin embargo, fue asesinado. Se cree que por androides que no querían que este proyecto continuara.-todas las imágenes desaparecieron excepto la de Heize-Creemos que esta chica aún continua con el proyecto de su padre y que tiene información que él jamás reveló.
El general cruzó sus manos en silencio y lo miró serio directamente a los ojos como si estuviera estudiandolo con la mirada. Provocando que TaeHyung se incomodara por unos segundos.
-Durante años la hemos buscado y finalmente hemos localizado su paradero. Tu misión será escoltarla, sin levantar sospechas, hasta la central de la ESWAT. Allí ella nos entregará la información que posee y se le otorgará protección.
-De acuerdo, señor.
-Escuchame TaeHyung, no importa si ella se niega, debes traérmela viva. Hay mucha gente en esta ciudad que desea verla muerta igual que su padre, es por eso que te pido discreción. -observó el holograma de la muchacha- El futuro de la raza humana esta en las manos de esta joven. La información que ella posee nos permitiría sobrevivir a la muerte física. Por eso la importancia y confidencialidad de esta misión, quiero estar seguro de que lo entiendes, hijo.
-Padre, no le fallaré. Daré mi vida si es necesario.
-Eso espero. Te enviaré las coordenadas de su ubicación y ve allí mañana por la mañana para comenzar tu misión. Ve armado pero no utilices tu armadura o te reconocerán como soldado al instante.
-Estaré allí.
-Ahora vete, debes prepararte para tu misión.
Al levantarse el joven hizo una reverencia saludando a su padre.
-Buena suerte, hijo. Confío en tí.
Fue lo último que escuchó antes de salir de la oficina.
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