Capítulo III: Sanar heridas.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Estimado Gaara:
Es muy importante para mi saber que Gaara-san confía en mí trabajo, en mi persona, tanto como para otorgarme la oportunidad de comenzar nuevamente. Espero no me malinterprete, realmente me hace feliz este nuevo trabajo, sin embargo, no puedo evitar pensar que me estoy aprovechando de su bondad. Le suplico que me permita pagarle lo que sería correcto por el antiguo patrimonio de su padre, aunque sea en pagos que se adapten, con intereses y sin importar lo que tarde. Deseo ser verdaderamente merecedora de este puesto.
Parecerá poco lo que he escrito, es sólo que me cuesta mucho encontrar las palabras adecuadas para expresarme en este momento. Espero pueda entender lo que siento.
Gracias por todo, Gaara-san. Estaré pidiendo a Kamisama por usted y su familia, que todo entre ustedes esté de maravilla.
Se despide de la manera más amable, su admiradora Hinata Hyūga.
Llevaba algunos minutos viendo su ordenador, había enviado un correo a Gaara, donde al final se despidió como su admiradora. Era una manera indirecta de confesar sus sentimientos, pero creyendo que Gaara no lo entendería de esa forma. Esperaba que Gaara pensara que se refería a admirar su trabajo, no precisamente a él. Así sería más sencillo darle una excusa si su amigo le decía que no tenía sentimientos de ese tipo por ella. Imaginando que el pelirrojo tardaría en darle una respuesta, Hinata dejó de ver la pantalla para centrar su atención en Obito, que descansaba en su regazo luego de que lo hiciera dormir con sus caricias. El menor de sus tres gatitos era el más apegado a ella, no se apartaba tanto y buscaba siempre el momento para jugar o conseguir su mirada. Gai también era muy cariñoso, pero a diferencia de Obito, él prefería tener su espacio cada cierto tiempo. Kakashi era un caso muy diferente a sus hermanos, no le agradaba tanto interactuar con Hinata o cualquier otro humano, tampoco con sus hermanos, disfrutaba más de dormir o descansar en su pequeño colchón. Claro que le tenía aprecio a su familia y su nueva dueña, pero no era muy bueno para demostrar su afecto como Obito o Gai.
Su mascota de collar verde se acercó a ella lentamente, levantándose en sus patas traseras y apoyando las delanteras en la pierna de su dueña. Gai intentaba ver a Obito, lo llamaba a jugar con él, pero su hermano menor desde hace unos minutos no respondía. Hinata acarició su cabeza, y cuando Gai sintió que ella estaba por tomarlo, se apartó y fue a esconderse cerca de Kakashi. Gai era muy leal a sus hermanos, por ese motivo no quería tener contacto con Hinata si Obito no estaba consciente.
La ojiperla permaneció unos minutos analizando la escena, no sabía que había hecho mal para terminar espantando a Gai, quiso ir en su busca, pero el movimiento, aunque fue cuidadoso, despertó a Obito. El menor estiró sus extremidades con demasiada pereza, ronroneaba cada que Hinata le sonreía y acariciaba su pelaje negro. Un extraño sonido en la pantalla hizo a Hinata olvidar por un momento a sus mascotas, de inmediato volvió a acercar su silla al escritorio, con el único objetivo de ver la pantalla para comprobar sus sospechas. Por poco y gritaba al ver que Gaara respondió a su correo.
Querida Hinata:
Entiendo lo que intenta decirme, y no puedo evitar sentirme orgulloso de la persona tan valiente que es. Temari tenía razón al decirme que contratarla era una idea maravillosa, créeme que no me arrepiento, porque estoy más que satisfecho con el trabajo que desarrolló en su estancia en la editorial.
Acepto su petición, cuando esté en Francia, podrá consultar con el editor en jefe Rock Lee el estado de la editorial de mi padre. Será más fácil que él la asesore sobre la manera en que puede pagarme, es un hombre de confianza, que seguramente será de mucha ayuda para usted. Espero que puedan llevarse bien.
Gracias por sus buenos deseos, mi hijo y yo también estaremos pidiendo que todo esté bien para usted. Shinki insiste en querer ver algunas fotos de Gai, por lo que si no es mucha molestia, me gustaría que algunas veces nos comunique de su estado.
Sin más que decir, se despide quien también la ha admirado tanto.
Obito levantaba su cabeza para ver lo que hacía sonreír a Hinata, pero por más que se esforzaba, no entendía las letras en la pantalla del ordenador. Hinata estaba feliz al leer el correo de Gaara, sentía que por un momento, sus sentimientos eran correspondidos.
El atardecer iba adornando el cielo con sus combinaciones de naranja y amarillo, los colores que pintaban el paisaje eran tan vivos que conseguían que le resultara imposible apartar los ojos de esa magnífica vista. Una muestra de las increíbles imágenes de la naturaleza que regalaba Tokio, mismas de las que debía despedirse para seguir sus sueños. Una sonrisa se formó en su rostro al recordar su primer amor, por algún motivo, los atardeceres siempre le hacían pensar en él. Se preguntaba que sería de aquel chico que la cautivó con su brillante sonrisa. Prefirió seguir observando a los trabajadores que subían de a poco sus muebles a un camión de mudanzas, ellos le ayudarían como un último favor de Asuma Sarutobi, quien al igual que Kurenai, se transformó en ese padre que siempre le hizo falta.
Por momentos revisaba su celular, Hanabi no paraba de enviarle mensajes para disculparse con ella, por haber dejado su celular a la vista de su padre, Hiashi fue capaz de ver sus conversaciones. Fue de esa manera que descubrió que Hinata vivía en Tokio, su hermana menor no dejaba de culparse por lo sucedido, a pesar de que la azabache le repetía que no estaba molesta. Hanabi ya tenía la mayoría de edad, y nada le alegraría más que llevarla a Francia también, aunque no quería alejar a su hermana de su vida en Konoha. No después de que Hanabi le contara lo feliz que era saliendo con un chico de su edad, o los nuevos amigos que hacía.
—Señorita, este no es lugar para estacionarse— aquella voz la paralizó por unos segundos, la reconocía tan bien que su cuerpo se estremecía. Lentamente se fue dando la vuelta, con el corazón en la mano y más de mil pensamientos corriendo rápidamente por su mente.
El color azul y el perla se encontraron nuevamente, después de años de no verse. Él se sorprendió con su nuevo aspecto, había cambiado, ella era más hermosa de lo que recordaba. La Hyūga se sentía perdida, no esperaba volver a mirar a quien en el pasado la hizo descubrir un poco del amor.
—Naruto-kun...
—Hinata...— su antiguo compañero de clase vestía el uniforme de oficial municipal, una placa relucía en su camiseta, casi tanto como su cabello dorado.
—¿Es una multa?— la mujer señaló el papel en la mano de Naruto, quien hasta ese momento fue consciente de que ya había elaborado la multa hacia su amiga.
—Sí, en realidad no es mucho lo que se debería pagar— el Uzumaki tenía la vista en el suelo, cada que Hinata lo miraba con sus exóticos ojos, recordaba el daño que le hizo en el pasado —Están estacionados en una avenida, deberían estar subiendo los muebles por la calle de atrás, que tiene menos tránsito— su trabajo jamás había sido tan difícil como lo era ese día.
—¡Señorita!— uno de los empleados de la mudanza se acercó rápidamente, tomando la multa que Naruto extendía y Hinata no tomaba —Nos haremos cargo de esto, es por nuestra culpa— el joven de ojos negros realizó una reverencia tanto a Naruto como a Hinata, rápidamente regresó a su trabajo para mover el camión de mudanzas. La ojiperla simplemente agradeció, seguía aturdida por el encuentro con Naruto, lo que le impedía pensar con claridad.
—Hinata— volvió a repetir su nombre, avanzando un paso hacia ella, con ambos brazos extendidos, como pidiendo permiso para poder tocarla. La Hyūga retrocedió, lastimando el corazón de Naruto al ver el miedo que reflejaba su rostro.
En el patio de la casa de Asuma y Kurenai, Kakashi, Gai y Obito jugaban con la pelota de estambre que Mirai les dejó antes de ir a comer un poco de fruta. El gato de pelaje plateado parecía ser el único en notar la extraña presencia del rubio. Le era posible entender que Hinata no estaba precisamente cómoda a lado del oficial, razón por la que decidió llamar a Obito, que seguía jugando con Gai.
—Obito, creo que deberías ir con Hinata— mencionó Kakashi, provocando que tanto Obito como Gai dejaran su juego para ver a su hermano mayor.
—No, ustedes dijeron que no interviniera en sus relaciones. Y tienen razón— resultaba realmente difícil hacerlo, él quería demostrar que Hinata no buscaba iniciar una relación, pero también entendía que su dueña tarde o temprano conseguiría una pareja. Sería imposible que no sucediera, ella era una persona amable y gentil, además de poseer una belleza única. Sus ojos eran lo que más llamaba la atención de aquel gatito enamorado.
—No me refiero a eso, ese hombre que está con ella...— Kakashi cubría su nariz con ambas patitas, desde que Hinata observó a quien se hacía llamar Naruto, el aroma de ambos había cambiado —No estoy seguro de si es mi nariz que se encuentra sensible, pero creo que Hinata le tiene miedo— el menor se preocupó por el bienestar de su amada, Kakashi y Gai asintieron para mostrarle su apoyo.
Obito giró a ver a su amada, lo que su hermano mayor decía era cierto, Hinata se mostraba cohibida con ese extraño hombre. Dejando de lado a sus hermanos, Obito acortó la distancia que lo separaba de su lado, llamando su atención con ligeros empujones en su pierna izquierda. Hinata aceptó tomarlo entre sus brazos, estar con Obito le ayudaba a reunir valor, sentía que no se encontraba sola. Naruto, por otro lado, era todo un dilema. Por más que trataba de escoger las palabras correctas, no tenía idea de por donde debería comenzar a hablar.
—Hinata, entiendo que estés molesta conmigo, probablemente me odias— el que ella no negara aquella declaración, causó tristeza en el corazón de Naruto —Lo siento mucho, no debí creer ciegamente en Sasuke— la chica tembló al escuchar ese nombre, Naruto no lo notó al estar inclinado a modo de disculpa.
—Por favor... Ya no sigas...— le suplicó con ojos llorosos, el Uzumaki se incorporó de inmediato, la voz quebrada de su antigua compañera le indicó que algo andaba mal.
—Tienes que escucharme— se acercó tanto a ella que incluso se atrevió a tomar sus hombros, la pequeña mujer no dejaba de temblar, remover el pasado siempre resultaba muy doloroso. ¿Por qué de todas las personas tenía que encontrarse con Naruto?, Al menos agradecía que no fuera el amigo de este, esa situación no la sabría manejar.
Naruto la movió ligeramente al ver que ella no respondía. El gato en los brazos de la ojiperla analizaba la situación con detenimiento, no entendía del todo bien quien era Naruto o el tal Sasuke, pero algo era seguro, Hinata no tenía buenos recuerdos de ellos. Dispuesto a defenderla con su vida si era necesario, Obito saltó a la cara de aquel rubio, usando sus garras para rasguñar su rostro. El oficial soltó a su compañera para llevar ambas manos a su rostro, intentaba quitarce al gato de encima, pero fallaba para su mala suerte. Finalmente lo apartó de un golpe, haciendo caer a Obito al suelo. El minino se levantó lentamente luego de la caída, la punzada de dolor en una de sus patas traseras le obligó a ir al suelo nuevamente.
Hinata observaba la escena con sorpresa, de un momento a otro Obito había saltado a defenderla, y ahora por ese detalle parecía estar lastimado. Los trabajadores que seguían subiendo algunas cosas al camión de mudanzas detuvieron su labor, dos de ellos quisieron intervenir en la conversación de ambos adultos, sin embargo, Asuma los detuvo colocando su brazo frente a ellos. Primero debía darle la oportunidad a Hinata de defenderse.
La Hyūga limpió sus lágrimas, la decisión brillaba en sus lindos ojos. Ella no pensaba tolerar que alguien le hiciera daño a sus mascotas. Con pasos firmes caminó hasta estar frente a Naruto, a quien golpeó con su mano derecha, dejando una gran marca roja en su mejilla. Después de eso se giró en dirección a Obito para levantarlo del suelo, su mascota se escondió entre los cálidos brazos de la azabache.
—No vuelvas a tocar a Obito— le advirtió sin apartar sus ojos perla de los zafiros de Naruto, al rubio en cierto momento le estremeció la manera tan fría en que se dirigía a él.
—Lo siento, no quise hacerle daño— se disculpó una vez más, estaba arrepentido de su comportamiento, él no solía atacar a los animales. Solamente lo hizo en defensa propia, aunque no midió adecuadamente su fuerza, por eso terminó lastimando al tierno gatito de Hinata.
—¿Por qué sigues aquí?— le preguntó directamente, queriendo hacerle entender que su presencia no era bien recibida en su casa. Naruto, como de costumbre, no entendió el sentido en que le habló.
—Necesito que me escuches, sin tu perdón no puedo vivir tranquilo— prácticamente le estaba implorando, Hinata terminó cediendo, puesto que no creía que su amigo Naruto debía seguir sufriendo. Resignada a que tendría que mirar al pasado, la ojiperla se encaminó hacia la banqueta, lugar donde se sentó con Obito sobre sus piernas. Naruto no tardó en imitar su acción.
—¿Qué te hace sentir de esa forma?, ¿Por qué crees que debes pedirme disculpas?— ella no lo miraba, a pesar de que se encontraba sentado a su lado. Hinata prefería centrar su atención en Obito, que gustoso recibía sus caricias.
—Cuando Sakura-chan e Ino quisieron golpear a Sasuke por...— se detuvo unos segundos, no quería recordarle que su amigo abusó de ella —Yo lo defendí, creí que Sasuke no sería capaz de algo así. Dije que seguramente tú estabas mintiendo— apretó sus manos con fuerza, todavía recordaba el día en que le dió la espalda a Hinata por defender a Sasuke. En su momento Sakura también lo golpeó, le gritó que no merecía los sentimientos de Hinata. Con esa confesión se sintió culpable, Hinata lo amaba y él se atrevió a decirle que mentía en una situación tan delicada. Todo empeoró cuando Sasuke reconoció su error, Naruto quedó devastado al comprender su que se equivocó. Culpó a Hinata siendo ella la víctima —Lo siento mucho, de verdad lo siento mucho— él lloraba, limpiaba sus lágrimas con desesperación y sorbía por la nariz en un intento por mostrarse todavía presentable. La decepción y dolor que se reflejaban en el rostro de su amiga aquel día es algo que se grabó en su mente.
—Naruto-kun— Obito escuchaba lo que el antiguo compañero de Hinata decía, empero, no lograba comprender por completo. ¿Quién era Sasuke?, ¿Qué le hizo a Hinata?
—No dejaba de pensar en ti desde ese día, me arrepiento de haber hablado sin conocer primero tu versión— Hinata colocó una de sus manos sobre la espalda de su amigo, aun cuando la hirió en el pasado creyendo en Sasuke en lugar de ella, no le guardaba rencor. Al contrario, en ocasiones lo recordaba en momentos alegres.
—Está bien, puedo perdonarte— apartó su mano al notar que Naruto quería acercarse más a ella, todavía no se sentía muy cómoda en su compañía.
—No lo hice por no creer en ti, Hinata. En ese entonces, yo sufrí la acusación de una chica por no corresponder a sus sentimientos— le confesó por fin, queriendo demostrar el motivo de sus acciones. Jamás se le presentó la oportunidad de pedir perdón y aclarar lo sucedido, Hinata desapareció luego de suele día —Pensé que como Sasuke solía ser muy popular, tal vez... Fue una tontería de mi parte, y me arrepiento de mi comportamiento.
—No te preocupes, ya ha pasado— la Hyūga sonreía al gatito recostado en su regazo, luego de revisar su patita, no descubrió una irregularidad. En realidad, Obito no se quejaba del dolor, pero eso no quería decir que no lo llevaría al veterinario más tarde. Pensar en la seguridad de Obito funcionaba para no recordar más detalles de su anterior vida.
—¿Te cambias de casa?— señaló con su dedo índice el camión de mudanzas, sabía que ella no tendría porque responderle, sin embargo, tenía la esperanza de retomar su amistad con ella. Con algo de tiempo, podría tratar de conseguir un poco más que sólo un afecto de amigos. La verdad, es que Naruto no dejaba de pensar en Hinata desde la ocasión en que Sakura lo atacó.
—Sí, en unos días me iré de Japón— su sorpresa fue grande, no imaginaba que Hinata haría una mudanza de ese tipo. Sus sueños de poder mostrarle sus sentimientos se vinieron abajo, ella dejaría el país, y a pesar de que siendo tan impulsivo, Naruto era capaz de seguirla a donde fuera, no se atrevería a hacerlo. Notaba que Hinata no estaba muy feliz con su cercanía, aunque pareciera haberlo perdonado.
—Es una lastima, debes estar tan ocupada... Yo quería invitarte a comer ramen— suspiró dramáticamente al mismo tiempo que cubría su frente con su mano derecha, su pose tan exagerada causó una risa en su acompañante.
—Ese es el Naruto-kun que recuerdo— escondía su boca con ayuda de sus manos, su primer amor siempre la haría reír por su forma de ser.
—En mi defensa, diré que mis mejores amistades comenzaron comiendo un tazón de ramen— se señaló a si mismo con el dedo pulgar y una gran sonrisa dibujada en el rostro, Hinata le creía, Naruto era conocido por ser un gran amante del ramen. Además de que solía invitar a muchos de sus antiguos compañeros a su puesto de ramen favorito.
—No dudaré de tu palabra— no recordaba algún momento en que lo hubiera hecho, Naruto se caracterizaba por ser una persona leal a sus sueños y principios. Era la principal razón por la que se enamoró de él.
—Creo que has cambiado, Hinata— acarició sutilmente su mejilla, empero, rápidamente se alejó. La mirada de aquel gato negro asustaba un poco —Pareces ser aún más madura, y dejaste un poco tu timidez. Incluso golpeaste mi mejilla, lo cual admito que merecía— fue más sencillo para Naruto hablar de ese tema con una pequeña broma. Todavía se sentía mal por lastimar al gatito de Hinata, y no encontraba la manera de disculparse. Tal vez por ese motivo la mascota de su amiga se mostraba hostil con él.
—Bueno, no pensaba permitir que lastimen a Obito— el pelinegro sonrió con gran satisfacción, al diablo los consejos de Kakashi y Gai, Obito se esforzaría e incluso haría lo imposible por obtener el amor de esa hermosa mujer. Por algo los dioses la cruzaron en su camino.
—Espero que me disculpen por eso, no debí hacerlo— la chica seguía con la vista puesta en Obito, por lo que Naruto decidió dirigirse a él también —¿Qué dices pequeño Obito?, ¿Puedes perdonar a este oficial?— el gatito se mostró indiferente ante sus intentos por tocarlo, aunque al final se rindió al ver la mirada llena de entusiasmo de Hinata. De igual manera, el rubio no acariciaba su cabeza tan mal...
—¡Oh!, Al parecer lo estás consiguiendo— la azabache era feliz, Obito ineractuando con Naruto era lo más tierno que vería ese día. Su gatito realmente disfrutaba de la compañía de ambos.
—Hinata, ¿Podríamos seguir en contacto?— no dejaba de acariciar a Obito, y a pesar de que ya no se mostraba enfadado, la mirada llena de rencor volvió al terminar esa pregunta.
Ese hombre de ojos profundos lo traicionó cuando empezaban a llevarse mejor.
—¿Hum?
—Quiero decir, ¿Me darías tu número?— insistió ante las dudas de la ojiperla, no importaba si ella se iba lejos, por lo menos tendría la esperanza de que era posible volver a verla.
—Sí, lo haré— accedió ella, escuchando a Obito maullar, aunque sin entender a que se debía su extraño comportamiento.
—Gracias, Hinata.
—Gracias a ti, Naruto-kun— y antes de que la mujer que amaba se apartara de su lado, Naruto se atrevió a besar su mejilla. La sorpresa y el sonrojo en el rostro de ambos, provocó la gran furia de Obito.
Semanas antes.
Dentro de la residencia Hyūga, el ambiente aparentaba una completa calma. Los empleados se retiraron temprano por petición de Hiashi Hyūga, que esperaba una visita importante, y no se arriesgaría a tener gente entrometida. Antes de que eso sucediera, el mayor de los Hyūga se tomó un tiempo para tener una comida con su hija Hanabi, quería de alguna forma arreglar la mala relación que tenían, aunque aquello era prácticamente imposible. Sus únicas hijas debían odiarlo, eso era seguro, y todavía al tener en cuenta esa posibilidad, prefería negarlo. "Era solamente una etapa", es lo que siempre se repetía. Si lo hacía tantas veces, probablemente lo terminaría creyendo.
Observó con una sonrisa a Hanabi, su hija menor le prestaba más atención a su celular, demostrando que no tenía interés por entablar una conversación. También se había encargado de elegir el lugar más alejado del comedor. En ese pequeño momento, le fue posible comprender lo mucho que su hija cambió desde que era una bebé. Ya no había rastro de la niña alegre que solía jugarle bromas, y que terminaba siendo reprendida por su hermana mayor. Su aspecto sufrió otro gran cambio, su cabello castaño y corto creció casi a la altura de su cintura, Hanabi además era más alta y tan bonita como su hermana Hinata. Tal vez existía un detalle que se mantenía similar, su carácter. Hanabi todavía era muy fuerte emocionalmente, de las únicas personas que se atrevían a enfrentarlo.
—Hanabi, hija mía...
Su voz se detuvo con el cambio tan drástico en la expresión de la castaña al recibir un mensaje, los ojos perla de Hanabi se lanzaron hacia él como dos grandes dagas, dispuestas a atravesar su pecho —Pero que demonios, ¿Cómo te atreves a amenazar a Hinata?— su grito estuvo acompañado del fuerte golpe de sus palmas contra la mesa.
—Hanabi, no uses esas palabras con tu padre— llamó su atención con un tono de voz moderado, no estaba molesto por la falta de respeto de su hija, ya esperaba que Hanabi reaccionaría de esa manera.
—¿Mi padre?— se burló al tiempo que tomaba su tenedor para señalarlo con el —Neji-niisan y Toneri-san han sido más un padre para mi que tú.
—Hanabi...
—¿Es que no lo entiendes?— para ese punto, Hanabi estaba demasiado enfadada como para medir sus palabras —Te odio. Las únicas hijas que tienes, te odian más de lo que puedes imaginar— el tenedor que sostenía en su mano, terminó siendo clavado en la madera de la mesa.
—Por favor, no me separes de Hanabi.
—¿Dónde está mi hermana?
—¿Por qué eres tan frío conmigo, Hiashi?
—Mi madre, ella está... ¿Fue por su culpa?
—No quiero estar contigo, quiero a Onee-sama.
—Me iré, pero jamás pienso volver. Y no voy a retirar mi palabra.
—¡Todo es tu culpa!
—Onee-sama es lo único importante para mí. ¡Tú no eres nadie!
—Te odio.
—Yo perdí ese lugar en el momento que salí de casa.
Hiashi tomó su cabeza con ambas manos, algunos fragmentos de su pasado se presentaban tan rápido, que no conseguía ni diferenciar la voz de su esposa, su hija mayor y su hija menor. Lo único que se reproducía a la perfección, era la imagen de sus hijas mostrando un total desprecio a su persona. No intentó contener sus lágrimas, no le era posible hacerlo. Su estado de shock le provocaba que por segundos, no reconociera el lugar donde se encontraba.
La menor de los Hyūga comenzó a reír al ver a su padre llorar, a su vista, Hiashi solamente fingía delante de ella —Aquí no hay nadie, no debes actuar con el papel de padre afligido. Sabes bien que mereces todo esto— la ira de Hanabi estaba lejos de terminar. Su padre se había atrevido a amenazar a su hermana mayor, ahora Hinata le decía que se iría de Japón para iniciar un trabajo en Francia, lejos de su padre. Hanabi no estaba dispuesta a perder a Hinata por completo, ella necesitaba de su hermana, y justo cómo sucedió hace años, lo que ocurría era culpa de Hiashi Hyūga.
—¿Quién eres tú?— lo analizó durante varios minutos, su padre realmente parecía confundido. Lo que obtuvo con eso fue otra rabieta de su hija.
—No creas que puedes engañarme, tus estúpidas farsas sólo funcionan con Toneri-san— Hanabi tomó su celular antes de iniciar su camino de regreso a su habitación, no tenía apetito después de esa discusión. Hiashi, por otro lado, continuaba confundido, sin poder recordar el nombre de la joven frente a él.
—¿Dónde...?
—Solamente te diré que aplicaré el examen en una universidad de Francia. No puedo esperar el día en que por fin me aleje de ti— la castaña no espero una respuesta, abandonó la habitación sin mirar atrás.
Toneri esperaba pacientemente a que Hanabi decidiera salir con sus amigos, para poder hablar con Hiashi Hyūga sobre el asunto que tanto atemorizaba a uno de los mejores empresarios del país. Pasaron algunas horas desde que llegó a la casa donde anteriormente vivía Hinata, y la menor de las hijas de Hiashi no dejaba de hablar sobre lo detestable que era su padre. Toneri debió recurrir a darle un poco de dinero y sugerirle comprar un obsequio de despedida para Hinata, su plan funcionó como esperaba.
Dentro del estudio donde Hiashi solía permanecer grandes noches sin poder dormir, los dos hombres de piel pálida se encontraban sentados sobre un sofá, ninguno con la intención de hablar sobre lo sucedido con Hanabi. El albino fue el primero en iniciar la conversación, mostrando los resultados de los exámenes que le practicó a su paciente.
—Lo siento, Hiashi-san. Mis sospechas resultaron ser ciertas— una gran pena cubría el rostro de Toneri, quien no sabía que debía hacer para ayudar a la familia Hyūga. Hiashi no dijo nada por quince minutos, solamente sostenía su cabeza, que dolía a pesar de haber tomado un medicamento.
—¿Cuánto tiempo?
—Los síntomas ya han comenzado... E irán empeorando— le informó, sintiéndose triste por el futuro que esperaba Hiashi —Me encargaré de buscar a Hinata, elle debe saberlo— trató de animarlo colocando una de sus manos sobre su espalda.
—No, quiero obtener el perdón de mi hija, pero no por lástima.
El albino bajó la mirada, no podría ir en contra de la voluntad de uno de sus pacientes. Al menos no de momento.
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Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Hice unos separadores para esta historia, la imagen que utilice es obra de Mairim89 ✨
Comenten cual de los tres es su favorito, yo no me he podido decidir, además de que creo que abusé mucho del color morado... Espero que a ustedes si les guste ❤️
Los dejaré aquí abajo, ojalá me puedan ayudar con esto 😅
• Hanabi tiene dieciocho años, Hinata veinticinco y Obito en años de gato es de quince años al igual que Kakashi y Gai. (A los que leyeron el veintitrés, me disculpo, anoche estaba más dormida que despierta xd)
• ¿Pueden adivinar cual es la enfermedad de Hiashi?
• No sé si con este capítulo quedó un poco más claro el pasado de Hinata, o si los dejé más confundidos 😅
• Con este capítulo logré introducir a un nuevo personaje, atentos que será importante 👀
• ¿A quien quieren como próximo encuentro amoroso de Hinata? 🌚
• Los invito a seguirme en mi cuenta alternativa, está en mi descripción del perfil ✌️ También tengo cuenta en Instagram, aprezo como inari_nun, puede que les responda más rápido los mensajes en Instagram 😅
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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