5.
Tercera persona
A la mañana siguiente, Charles despertó con un intenso dolor de caderas. Erik no había sido amable con el, no le había hecho el amor como antes, preocupándose de su cuerpo, entregándole placer. No. Erik le había follado, de manera ruda, hasta brutal.
Con cuidado se levanto de la cama, notando que el alemán no estaba en la habitación, no había desayuno ni una nota en el velador.
Era solo el, con marcas en su cuerpo de haber sido follado.
Se levanto con cuidado de la cama, sintiendo como sus piernas temblaban, el blanquecino liquido corrió por sus piernas pero no se atrevió a darse una ducha, tomo un poco de papel del baño y se limpió rápidamente, pero no fue lo suficiente.
Erik entró luego de correr y le quedó mirando sin ninguna expresión en su rostro.
-pensé que ya te habías ido- habla con tono indiferente caminando hacía su armario para sacar ropa.
-me estaba por ir...- Charles le mira entrar y luego baja la mirada a sus manos- Erik... ayer...
-Ayer paso porque estaba de ánimo- hablo volteándose para mirarle- y tú también, por o visto eso es lo que quieres- hablo frió pero sin desviar la mirada- quieres sexo, si tengo ganas voy a follar contigo, sino, no -le mira frunciendo el ceño- seré tu amigo sexual.
Erik no le dejo decir nada, tan rápido como las palabras habían salido de sus labios, el alemán se había metido en el baño para cambiarse.
Le miro y sintio su corazon oprimirse. Pero eso era lo que él habia escogido.
Charles se vistio rapidamente y con la excusa de tener una horrible resaca, se quedo recostado todo el día.
Erik ni se atrevió a pensar en lo que había pasado. Solo queria hacer un gran agujero en la tierra y meterse adentro y no salir nunca mas.
Amigos sexuales, claro, una estupida idea.
Solo el saldria lastimado de ese estupido acuerdo.
Pero ahí estaba, mas que dispuesto si Charles queria repetir la noche anterior o cualquier noche que estuvieron juntos.
Porque a pesar de todo lo que había pasado.
Erik siempre amaría a Charles.
Erik.
Esa mañana, corrí intentando despejar mi mente.
¿Que era lo que Charles quería?
Por un lado, no quería ser sólo el tipo con el cual tenía sexo, pero por otro, era la única relación que podría mantener con él.
De esa noche paso una semana para que Charles tocará mi puerta.
-Hola, Erik- hablo con una nerviosa sonrisa.
-¿Necesitas algo?- pregunté en el tono más frío que la sorpresa me permitió.
-yo... bueno...- el jugaba con sus dedos y se me hacía la cosa más tierna del mundo.
Pero debía controlarme.
-quieres sexo- dije en tono frío.
-no, yo no... ahh... yo... -le tomé del brazo y le metí en la habitación.
-no era una pregunta- le tire sin cuidado a la cama- quítate la ropa.
El me miró y bajo la mirada comenzando a quitarse la camisa, solté un suspiro y le tomé de manera brusca para quitarle los pantalones.
-¿E-Erik?- me miró sorprendido.
-quieres sexo, te lo daré, pero no me pidas que sea delicado, por que eso sólo lo haría con mi pareja- dije tirando de su ropa.
No dijo nada más y luego de terminar, me miró intentando tocarme.
-no- dije sosteniendo su mano- no quiero ni caricias ni besos, sólo sexo y luego te vas- dije poniéndome de pie para ir al baño.
Tercera persona
Luego de aquellas palabras, Charles se fue a su habitación.
El llanto en sus ojos no se detenía mientras el abrazaba la almohada que había sido de Erik.
Mientras Charles lloraba, y Raven caminaba a su habitación para consolarle, Erik tenía la cabeza apoyada en la pared de la ducha.
No lograba entender como era que habían llegado a eso. Cuando fueron a buscar a Jean todo había estado bien, pero de un momento a otro todo se fue por el caño.
Sintió que su corazón se rompía cada vez más a medida que el tiempo pasaba, pero ya se había ido acostumbrando al dolor. Aunque este no iba a desaparecer.
En la mañana, cuando apenas había probado bocado, un par de manos se estrelló contra el espacio libre de la mesa en la cual Erik estaba.
-¿Que se supone que haces, Lehnsherr? -hablo la chica frente a él, aunque Erik ni se inmutó.
-buenos días, Raven- dijo bebiendo su café.
-nada de buenos días ¿¡Qué te ocurre!?- Erik le ignoró haciendo que la chica le tomará de la ropa- disfrutas viendo a Charles sufrir, ¿Verdad?
Erik le miró fijo unos segundos para luego tomar el brazo de Raven.
-¿Yo? Raven, Charles fue quien me pidió el maldito divorcio, fíe él quien me pidió firmarlo, fue el quien quería acabar con todo, yo sólo fui lo demasiado idiota para darle todo lo que quería- respondió el alemán subiendo cada vez más el tono de voz.
Pero esa pequeña discusión se vio interrumpida por un pequeño escándalo.
-¿Que demonios pasa?- ambos caminaron a la puerta del lugar viendo con diferentes expresiones lo que sucedía frente a ellos.
Raven estaba un poco feliz, pero Erik, Erik, estaba a un más molesto que antes.
Porque frente a él, se encontraba Charles, hablaba con una gran sonrisa en su rostro mientras un enorme sujeto tenía su brazo en su hombro.
Lo peor no era que ambos estaban juntos, ni que estuviesen hablando tan animadamente, como si se conocieran de toda la vida.
Lo peor para Erik era que aquel sujeto abrazaba y tocaba la mejilla de Charles y a este no le importaba.
Es más, Charles sólo se sonrojaba un poco cada vez que aquel hombre le tocaba.
-¡Logan!- hablo con una gran sonrisa la chica para correr a los brazos de aquel sujeto.
Y en el pequeño momento que la mirada de Charles se puso en la suya, supo de inmediato que no podría ganarle a aquel sujeto.
Y se sintió más idiota que antes por haber firmado ese papel.
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