CAPÍTULO. 04
04
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Jungkook estaba aburriéndose. Se encontraba sentado en la silla de una cafetería, esperando que su cita con Suni terminara de una vez.
Era linda, no lo podía negar, pero en ese momento solo podía pensar en lo mucho que el parloteo de Suni le aburría. Habían quedado juntos después de recordar una noche de sexo increíble, pero ahora que la conocía mejor, ya no sentía ninguna atracción.
Cuando terminaron sus respectivos cafés, Suni sugirió ir a su casa, pero él inventó una excusa y se marchó de allí.
Antes de regresar a casa, pasó por la pizzería y compró una pizza cuatro quesos tamaño familiar. Pensó que se comería las sobras para desayunar al día siguiente, pero al llegar al edificio, se le ocurrió una idea mejor.
Llamó al timbre y esperó. No sabía si Jimin estaría en casa un sábado por la noche, pero la puerta se abrió rápidamente, resolviendo sus dudas. Jimin lo miró con sus expresivos ojos marrones, y Jungkook sintió algo, un hormigueo extraño que ascendió por su estómago y que decidió ignorar.
—Servicio de pizza a domicilio —canturreó Jungkook con una sonrisa.
—Yo no he pedido una pizza —dijo Jimin riendo.
—¿No? Pues espero que ese no sea motivo para no dejar pasar a la pizza y a quién la porta dentro de tu piso.
Jimin parpadeó antes de preguntar con incredulidad en su voz:
—¿Quieres que cenemos juntos?
—Sí, a estas alturas no te ha quedado claro, es que debo estar haciendo algo muy mal.
Jimin volvió a reír, se apartó para dejarlo pasar y cerró la puerta tras de sí.
—Es de cuatro quesos, espero que te guste —comentó Jungkook mientras se acomodaban en la mesa.
—Hay pocas cosas que no me gusten.
—Sabes que eso podría malinterpretarse de muchas formas, ¿verdad? —bromeó Jungkook.
—Solo si tienes una mente retorcida como la tuya.
—Ouch. Veo que me has atrapado.
Cenaron recordando viejos tiempos, cuando ambos aún iban al instituto y su vida carecía de las complicaciones de la madurez. Jimin recordó lo mal estudiante que era Jungkook, lo mucho que faltaba a clase y lo desmotivado que parecía siempre. Jungkook le dio la razón y compartió cómo cambió su perspectiva cuando descubrió su vocación en el periodismo.
Sin quererlo, Jungkook comparó esa velada con la que había tenido unas horas antes. Era inevitable pensar en lo mucho que estaba disfrutando de la conversación con Jimin en contraposición con lo aburrido que se había sentido con Suni.
Mientras preparaba té y sacaba algunas galletas de una caja, Jungkook lo pensó: Jimin era precioso. Inteligente, dulce y listo. ¿Por qué no se había fijado en él antes? ¿Quizás porque siempre lo había visto como uno de los mejores amigos de su hermano?
—¿Te gusta el té de manzana con canela?
—No lo he probado nunca.
—Pues ya verás, te encantará.
Mientras Jimin servía las tazas, Jungkook se encontraba perdido en sus pensamientos. Sabía que lo que estaba sintiendo no era una buena idea, especialmente considerando la relación de Jimin con su hermano, era su mejor amigo. Además, recordaba la confesión de Jimin sobre ser virgen, lo que le hizo reflexionar sobre la importancia de la primera vez para él. La idea de que alguien más pudiera tocarlo no le agradaba en lo más mínimo.
Jungkook sacudió la cabeza para despejar sus pensamientos y dio un sorbo al té, confirmando su delicioso sabor.
—¿Cómo te va con los tipos de la app? —preguntó, interesado.
Jimin se encogió de hombros con expresión resignada.
—Por ahora no hay nada reseñable, la verdad.
—¿Con cuántos chicos de la aplicación has quedado?
Jimin se mordió el labio antes de responder con cierta vacilación.
—Pues con uno, y la cosa no funcionó muy bien. Yo pensaba que sí, porque la pasamos genial, y me pareció notar cierta química entre nosotros, pero no volví a saber nada más de él. Me bloqueó de sus contactos —confesó, mostrando una ligera tristeza en sus ojos.
Al ver su expresión, Jungkook comprendió que aquella no había sido una buena experiencia para Jimin. Maldijo mentalmente al chico en cuestión por haberlo hecho sufrir de esa manera, consciente de que ese tipo de comportamientos eran lamentablemente comunes en las aplicaciones de citas.
—Bueno, tampoco vas a encontrar el amor en la primera persona con la que quedes. Como dicen por ahí, para encontrar a un príncipe hay que besar antes muchas ranas.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Jimin.
—Hablas como si supieras algo sobre el tema, señor rompecorazones.
Jungkook se encogió de hombros con determinación.
—Quizás no sé nada sobre el amor verdadero, pero estoy seguro de que ahí dentro existe alguien perfecto para ti —dijo, señalando el móvil de Jimin que aguardaba sobre la mesa.
—No sé, Jungkook, últimamente no estoy muy optimista con este tema. Quizás no existe una persona perfecta para mí. Quizás mi destino es estar solo —respondió Jimin con pesar, mostrando su desánimo.
Ver la tristeza en los ojos de Jimin lo afectó profundamente. Jungkook podía sentir lo mucho que ese pensamiento lo hacía sufrir y quiso borrar cualquier atisbo de duda de inmediato.
—Yo te ayudaré —declaró con determinación.
—¿A encontrar a alguien? —preguntó Jimin con el ceño fruncido, mostrando su sorpresa ante la propuesta.
—Sí, ¿por qué no?
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Ambos terminaron su té y se sentaron en el sofá. Jungkook le pidió a Jimin que se sentara a su lado y le tendiera su celular.
—Primero, vamos a repasar tu perfil. Veamos… —Jungkook entró en el perfil de Jimin y leyó su biografía en voz alta—. "Me gusta cocinar, leer y los maratones de series. Busco una relación estable. Abstenerse aquellos que solo quieren divertirse."
—Dios, ¿hacía falta leerlo en voz alta? —preguntó Jimin, avergonzado.
—No, no, me gusta, muy… corto y conciso. Aunque yo le daría una vuelta. A ver… —Jungkook tecleó algo y le devolvió el teléfono—. A ver qué te parece ahora.
—Busco un amor como el de los cuentos de hadas, ¿serás tú mi príncipe azul? Si la respuesta es afirmativa, debes saber que cocino como los dioses, soy el mejor de las compañías viendo series y disfruto como nadie de una buena lectura. ¿Qué esperas para conocerme? —Jimin arrugó el ceño horrorizado—. Por Dios, Jungkook, esto es… demasiado atrevido para mí.
—Es divertido, sexy y directo. Llama la atención y de eso se trata esto, ¿no? —argumentó Jungkook.
Lo vio dudar, pero finalmente asintió con la cabeza y le devolvió el celular.
—Y ahora hablemos sobre la foto de perfil.
Era una foto estilo carné donde Jimin sonreía a la cámara de forma comedida. No estaba mal, pero era... impersonal.
—¿Qué le pasa a mi foto de perfil? —preguntó Jimin, visiblemente molesto—. Está bien. Es dulce y sencilla.
—Está bien, está bien, pero de tan dulce y sencilla es sosa. No dice nada de ti. Veamos qué encontramos por aquí… —Jungkook abrió la aplicación de Instagram y empezó a mirar las fotos en las que Jimin salía etiquetado. Eligió una en la que estaba sentado en una mesa de MoonBeam y sonreía desinhibido. Bajo la opinión de Jungkook, estaba precioso. Realmente precioso. En esa foto sí que se percibía la chispa que se encendía en Jimin cuando se divertía.
—¿Esta? —preguntó él, mirándolo con desconfianza.
—Esta es perfecta. Confía en mí —le pidió Jungkook, mirándolo a los ojos.
Jimin asintió y dejó que Jungkook subiera esa foto al perfil.
—Bueno, y ahora que ya tenemos esto listo, vamos a buscar hombres, ¿te parece? —propuso Jungkook, aunque notó una extraña sensación en su estómago al decirlo. Sin embargo, decidió ignorarla y se pasó la noche entera haciendo match con Jimin en busca de la persona ideal para él.
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