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Una vez parado el autobús, Francisco se levanta para ayudar a sus alumnos a bajar y una vez abajo les comienza a dar las indicaciones.

— Muy bien, mis amores, recuerden que debemos estar siempre juntos, debemos ser ordenados y amables con los bomberos, ¿entendido?

— ¡Si! — Sonríe al escuchar como sus alumnos gritan emocionados.

— Hagan una fila, como los trenes, todos atrás de Marco. — Los niños comienzan a acomodarse, toma la mano de su alumno y observa la entrada del lugar, donde un hombre está aparentemente esperándolo, Francisco supone que es uno de los bomberos. — Muy bien, vamos niños.

Guía a sus alumnos hasta el hombre que había visto, él le sonríe amablemente y estrecha su mano.

— Buen día a todos. — Los niños responden a coro con un "Buen día"— Me llamo Fernando y como verán, soy un bombero, ¿les parece bien si los guío adentro?

Los niños vuelve a decir que si y Francisco le sonríe. — Lo seguimos.

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