— Hola. — El alfa llega hasta donde están los dos omegas y deja el helado que llevaba para el castaño en el carrito de compras.

— Si, hola.

Los tres se miraban fijamente en la sección de frutas y verduras de el supermercado, Francisco quería que la tierra se lo tragase, se sentía avergonzado y triste, el alfa en el que tenía un crush desde que lo vio por primera vez cuando el alfa se mudó al edificio, no había notado nada que encendiera sus alertas de que fuera un alfa con pareja, ningún olor a omega, ningún anillo a la vista y no parecía que nadie más viviera con el alfa en ese departamento.

— ¿Se conocen? — Juani rompe el incómodo silencio.

— No, bueno, algo así. — Francisco siente los nervios recorrer su cuerpo, al igual que la vergüenza. — Somos vecinos.

— Si, no nos conocemos demasiado, ni siquiera sabemos nuestros nombres.

— Bueno, los presentó y ya. Esteban, él es Francisco, Francisco el es Esteban. — Juani siente que puede cortar con una tijera la tensión que se respira, el rubio y el castaño estrechan su mano en un incómodo saludo.

— Un gusto.

— Igualmente, bueno, yo ya me tengo que ir, me dio mucho gusto conocerte Juani y por fin saber algo de ti, Esteban — El nombre del alfa se siente amargo en la boca del omega, parpadea varias veces para intentar disipar las lagrimas de sus ojos. — Suerte con su embarazo y felicidades.

══ ✧ ❀ ✧ ══

══ ✧ ❀ ✧ ══

══ ✧ ❀ ✧ ══

══ ✧ ❀ ✧ ══