Grace.

Mire a Alice que babeaba en la almohada aun, le pique la mejilla un par de veces, pero no se movió.

Mire la ropa que aun llevaba puesta, puedo jurar que es ropa que el ha usado, incluso huele a esa colonia sutil que usa, escuche que tocaron la puerta y corrí abrir.

—Ya esta el desayuno calabacita.

—Enseguida voy papi  deja intentar despertar a Alice.

—Muy bien.

Regrese a meterme a bañar  y de nuevo despertar a Alice, esta vez se sentó como asustada, su cabello era un lío.

—¿Qué pasa?

—Vamos a comer anda, lávate la cara y te espero en el comedor.

Mi padre preparo panqueques con crema mucha crema batida por encima, son mi delirio y siempre los hace en mi cumpleaños, Alice se alistó a la velocidad de la luz y nos alcanzó para almorzar.

—Esto es delicioso señor Mcgregor.

—Gracias, de algún lado saco lo buena cocinera mi hija.

—Sin duda —Alice toma un bocado y me ve —por cierto hay un gato en tu cama, no sabia que tenias uno.

—Oh, no es mío, siempre me visita, luego se va con su dueño, debe ser del mismo edificio.

Me levante para ir por un vaso de leche y sonó el timbre.

—Yo voy.

Cuando abrí la puerta, me jalaron para ponerme aun lado y arrinconarme.

—Buenos días corderito.

—San.

Se inclino y me beso, mordió mi labio antes de separarse.

—¿Cómo Dormiste?

—Bien.

—Me alegra, ¿Qué harás en la tarde?

—Nada.

—Perfecto, pasaré por ti a las cinco.

Se escucharon los pasos de mi alguien acercarse, San se separo un poco y observamos como mi padre se asomaba.

—Buen día Joven.

—Señor Mcgregor, le preguntaba a su hija, si no ha visto un gato por aquí  es naranja y tiene un pequeño collar que dice pumpkin.

Casi se me cae la mandíbula  cuando lo menciono, una media sonrisa se le dibujo  y puedo apostar que él sabía que venía a mi habitación.

—Justo  hablábamos sobre el dueño de ese gatito.

—Suele salir cuando no estoy, pero es raro que salga a la hora de su desayuno.

—Iré por él.

No quería que mi papá viera lo roja que estaba, mire al gato en la cama, este dormía plácidamente. Cuando lo tome en brazos y salí, duquesa empezó a ladrar sin control.

—Dile al dueño de esa cosa, que amarre a su animal, porque mi duquesa se altera mucho cuando lo ve.

—Puede venir a decirle usted, a mi no me molesta que su perro no se comporte, todavía después de lo que duquesa le hizo.

—¿Es San?

Se levantó de la mesa y se arreglo el peinado, Alice abrió los ojos y corrió a la puerta. Salí tras de las dos, llegue hasta a San, entregándole a pumpkin que empezó a ronronear.

—No se preocupe por su gatito, es bienvenido cuando quiera.

—Si, mientras la perra no se incomode—contestó Alice —es un placer verlo de nuevo.

Sonrió cuando la observé  es lógico que sabe quien es y donde trabaja, ahora no me la quítate de encima con eso.

—Calabacita, el joven San  me dijo que te invito a comer como agradecimiento por cuidar a su mascota cuando se escapa.

—Si, eso ¿puedo?

—Si no tengo problema.

—Paso más tarde entonces.

Todo mi ser anunciaba que San tenia todo planeado para esto.

—¿Así que San?

—Cállate y mejor ayúdame a elegir algo.

Miro las opciones de mi armario y nada me gusta, entonces recuerdo mi vestido desgarrado. Veo un vestido amarillo que no es corto pero si algo ajustado.

—Mi mejor amiga no me dice nada, ella ya no me ama —se queda boca arriba en mi cama, yo solo ruedo los ojos y saco el vestido mirándolo— cualquier cosa te quedará hermoso, ese tipo te comía con la mirada, te podrías poner un costal de papas y se le seguiría poniendo dura.

—¡Alice! —le arroje el vestido.

—Solo digo lo que veo, anoche pude haber estado muy ebria, pero vi perfectamente cuando ese delicioso stripper te bailo, sin mencionar el privado, que según tu cara de color rojo paso mas que un simple baile.

—Sigo sin entender en que ve en alguien como yo.

Alice se levanta y me voltea al espejo.

—¿Te has visto? Tienes trasero, busto y cintura, la trifecta perfecta, eres bonita de sentimientos y de rostro, amiga mia, si yo fuera bisexual desde cuando te hubiera devorado completa, no escuches los comentarios de la perra de tu madrastra, ella esta frustrada porque a pesar de todo el ejercicio que hace no logra verse la mitad de bien que tu.

La verdad no se que haría sin ella, es la mitad de mi autoestima porque a veces se me olvida alentarme un poco, asi que Alice hace la mayor parte del trabajo, mientras me ayuda a peinarme le platico un poco sin detalles lo que paso ese dia, ya que cuando ella bebe un poco de mas las algunas mentales son sus principales enemigas, por eso siempre me pide que la acompañe no quiere terminar metida con alguien que no le gusta.

Doy los últimos detalles a mi vestimenta y me miro una vez mas al espejo, Alice se fue hace rato, pues sus padres le llamaron, asi que suspiro fuertemente antes de mirar mi perfil. Papá se fue tambien a cenar fuera con su esposa, solo me pidió avisarle a donde iría y le mandara la ubicación para estar mas tranquilo.

Cuando sali de casa, el ya me estaba esperando en la puerta, mucho mas puntual de lo que me imagine.

—¿Esa fue tu única opción de vestimenta?

Me dice mirándome de arriba abajo, sin ser nada sutil, sus ojos recorren todo mi cuerpo como queriendo grabarse como voy vestida.

—Vamos.

Camina hacia el ascensor sin decirme más, yo casi voy corriendo tras de él, pues con su altura tengo que correr para no quedar varios metros atrás ante si caminar. En cuanto nos metemos al elevador siento cierta incomodidad no se como actuar, tampoco es la reacción que esperaba.

Entro primero al elevador y observo su espalda ancha al pulsar el boton de la planta baja.

—¿Conozco el lugar a donde iremos? De no saber aún, hago practicas en algunos restaurantes, donde soy amiga de los dueños, tienen excelente comida y...

Pulso el botón para parar el elevador, se giro y por instinto me hice hacia atrás golpeando mi espalda con la pared del final.

—Estoy muy seguro haberte dicho sobre ese tipo de atuendos —me acorralo colocando los brazos a los lados para inclinarse —no puedo dejar que otros te vean así.

—Pero el vestido no es corto...

—¿Hable de lo corto de ese vestido? —metió la mano debajo de mi vestido — el problema de que te pongas ropa ajustada —encontró el elástico de mi ropa interior —es que no puedo controlar mi polla en los pantalones, estoy duro, y es seguro que más imbéciles se pondrán así, si te ven, lo cual no es bueno para ellos y mi poca tolerancia.

Jalo la ropa interior, hacia abajo, intente apretar las piernas pero con solo una mirada me indico no hacerlo, se agacho para bajarlas en totalidad y hacerme sacarlas por completo.

—Lindo —las extendió un poco y luego se paró —me las quedaré.

Las guardo en su chaqueta y pulso el botón para avanzar.

—No puedo andar sin ropa interior.

—Lo harás, necesitas aprender a obedecer lo que te digo, te dije que abría un castigo, y apenas estamos comenzando.

No se que somos, este acto es bastante humillante, y aun así estoy demasiado mojada...

Todas lo estamos amiga grace, todas lo estamos.