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Neighbor_Kookmin📍

Neighbor


El pequeño Jungkook observaba fijamente al frente, con sus pequeños ojos brillantes podía ver el escondite del dragón, era una gran montaña oscura con una cueva mohosa, ese era el escondite del gran dragón verde, con escamas de piedras esmeraldas, nunca había visto una piedra así pero su mamá dijo que era verde y muy bonita, su dragón era verde y bonito también así que era perfecto.

Jungkook arregló su casco de caballero y acomodó su espada en su cintura, iría a la cueva. Sus pequeños pies dieron pasos firmes todo el tiempo, cruzando todo el baldío arrenoso que lo separaba de la montaña, las nubes estaban grises y el cielo oscuro pero él no se detendría, tenía que llegar hasta el dragón, estar solo en un lugar oscuro no debía ser lindo, tal vez el señor dragón era como él y no le gustaba la oscuridad, debía apresurarse para hacerse su amigo y salvarlo de la oscuridad.

─¡Kookie cariño, es hora de almorzar! ─llamó su mami y Jungkook suspiró muy inconforme por eso, incluso hizo un puchero y una pequeña pataleta por la frustración.

La montaña desapareció, el señor dragón volvió a ser su pequeña figurita de juguete sobre un pequeño montículo de tierra y su casco y espada de caballero volvieron a ser un balde y un palo de golf de su padre, le molestaba mucho que lo interrumpieron en su juego pero era su mami, debía dejarlo pasar, así que Jungkook volvió a suspirar, se quitó el balde de la cabeza y el palo de golf de su cinturón, tomó a su dragón verde de encima del montículo y entró a casa.

─Ya estoy aquí mami─anunció, luchando por lograr sentarse sobre la silla pero era muy difícil por sus piernas cortas.

Su madre llegó a su ayuda.

─Te he preparado una comida deliciosa─dijo ella, sentándolo y dejando muchos besos sobre sus mofletes  abultados─agh, Jungkookie es el niño más bonito del mundo.

Más besos fueron repartidos por todo el rostro del pequeño Jungkook que sonreía gustoso ante el cariño que le daba su madre, sus pequeñas manos acunaron las mejilllas de la mujer y dejó un besito sobre su nariz, era su manera de devolver todo ese cariño que le otorgaba su progenitora.

Ella sonrió complacida.

─Comamos.

Ella sirvió el almuerzo de Jungkook en su plato favorito, que era uno de color verde de cuando era bebé, Jungkook amaba mucho ese plato porque era especial, no era como los demás en la cocina, tenía otra forma y color y que fuera suyo lo hacía más interesante.

─Oh Kookie, se ha mudado otra familia a la casa que solía ser de los señores Kim─dijo su madre, llevando los palillos con arroz a su boca─tienen un hijo de tu edad, tal vez puedan jugar juntos.

El pequeño Jungkook frunció su rostro pensativo, por una parte no le gustaba que los señores Kim se fueran, le agradaban mucho pero la idea de tener un amigo para que lo ayudara a rescatar al dragón no parecía mala idea.

Jungkook era un niño muy alegre e imaginativo y por eso no solía agradarle mucho a los otros niños, mientras sus compañeros querrían hacer pagar al malvado dragón Jungkook querría salvar al señor dragón, esa diferencia hacía que los demás niños estuvieran en desacuerdo con él y por ende no quisieran jugar con él, Jungkook no entendía que estaba mal.

Esa tarde su madre lo llevó consigo a saludar a los nuevos vecinos, ambos estaban en la puerta esperando a que fuera abierta.

Y si, la puerta se abría pero no había nadie ahí, o eso pensaron Jungkook y su mamá hasta que vieron como una pequeña cabecita roja se asomó con mucha precaución por el espacio de la puerta.

─Jiminie te he dicho que no debes abrir la puerta solo, puedes caerte porque no llegas a la cerradura y es difícil para ti─se escuchó una voz femenina y entonces la puerta fue correctamente abierta por fin.

Una linda mujer con mejillas abultadas y ojos pequeños los recibió, el niño pelirrojo era la imagen viva de ella, a excepción del color de su cabello.

Jungkook estaba muy curioso por ese pequeño niño, realmente quería tocar su cabello, ¿si era rojo significaba que quemaría?.

─Oh, buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarles? ─pregunto la mujer.

─Buenas tardes, somos los vecinos de al lado, soy Jeon Jeunha y este es mi hijo Jungkook, veníamos a saludar.

─Encantada de conocerlos, soy Park Mirae y este es mi pequeño Jimin─dijo la señora Park con una sonrisa─¿gustan pasar?, estaba haciendo té.

Jungkook observo a su madre, esperando que está dijera que harían, su madre sonrió y asintió.

Jungkook estaba muy bien sentado en el sofá de los Park junto a su mamá, estaba muy quieto, ni siquiera se movía, su madre le había enseñado que debía estar tranquilo cuando estuvieran de visita así que él estaba cumpliendo con su palabra. El niño pelirrojo lo miraba desde el sofá de enfrente, igual que él sentado junto a su madre pero este estaba aferrado a su brazo como si intentara esconderse de él, a Jungkook le gustaba mucho el juego de las escondidas pero si no le avisaba no era divertido.

─¿Jiminie por qué no invitas a Jungkook a jugar al jardín? ─el niño miró a su madre y asintió lentamente y entonces miró a Jungkook.

─Está bien Kookie, ve.

Con la aprobación dada el pequeño Jungkook siguió al otro niño hasta el jardín, era amplio y bonito como el de su casa.

─¿A qué quieres jugar? ─preguntó Jimin bajito.

─¿Tu cabello quema?.

El niño lo miró extrañado y Jungkook se sintió torpe, realmente quería hacerse amigo de ese niño de cabello extraño.

─No, ¿quieres tocarlo?.

Jungkook asintió repetidas veces, realmente quería. El niño se acercó y movió su cabecita roja hacía adelante, el pequeño Kook acercó su manita con mucho cuidado y con su índice y su pulgar acarició un mechón.

El niño había dicho la verdad, aunque parecía fuego no quemaba, era muy suave.

─Tu cabello es muy bonito─confesó cuando retiró su mano.

─Mi cabello es como el de papá, mamá dice que es extraño encontrar a personas coreanas con cabello rojo pero como papá no es de aquí tengo cabello rojo.

Jungkook abrió sus ojitos y su boquita formó una tierna “o” ante la explicación, eso era algo que no sabía y siendo un niño muy curioso describir cosas nuevas le resultaba fascinante.

─¿Jugamos a salvar al señor dragón de la montaña oscura?.

Preguntó sin pensar Jungkook, aunque luego de hablar sé sintió muy tonto, no quería que Jimin se negara a jugar con él por su culpa.

Aunque el niño pelirrojo asintió muy contento, con las mejillas rosas y una gran sonrisa que volvía sus ojos líneas.

Jungkook fue un niño solitario hasta ese día, hasta que conoció al pequeño Jimin.

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