Wei Wuxian se sentía solo: Lan Zhan se había ido de WeiLan hacía unos meses, y estaba muy ocupado en GusuLan intentando sacar adelante a la secta y ayudar a su hermano, que aún estaba muy mal por la traición de Jin GuangYao. Wen Ning y A Yuan también se habían marchado: cuando el General Fantasma le comentó que deseaba ir a Qishan Wen, el devastado y solitario territorio en donde en el pasado se había afincado su secta, para erigir un cenotafio en honor a su familia, el chico sintió que debía ir con él. Ellos eran los últimos Wen que quedaban en el mundo de la cultivación, y debían ir juntos a rendirle homenaje a sus ancestros.

WeiLan marchaba muy bien: después de que lograron reconstruirla, y gracias al nuevo prestigio de sus dos líderes, muchos cultivadores jóvenes se habían acercado para reclutarse. Wei Wuxian tenía la libertad de enseñar sus técnicas, que aunque no eran ortodoxas no usaban energía oscura, pero resultaban ser iguales y hasta mejores que las del cultivo recto.

Yin Pei se había transformado en su sombra: Lan WangJi le había ordenado que lo cuidara bien, y le había dicho que esperaba encontrarlo con la misma salud con la que lo había dejado. El ayudante le cocinaba sus platos preferidos, y se preocupaba cuando lo veía triste, porque sabía que iba a tener que obligarlo a comer:

-¡Otra vez no probaste mi comida, Wei Wuxian! -protestó-. ¡Si adelgazas, Lan WangJi va a echarme de WeiLan!

-No seas exagerado, Yin Pei -replicó Wuxian, sentado en el escritorio y revisando algunos papeles de la secta-. No tengo hambre, en serio. No quiero comer...

-Si no comes, me iré -La inconfundible voz de WangJi lo sorprendió y lo hizo saltar de su asiento:

-¡Lan Zhan!

Los dos se fundieron en un abrazo, y cuando comenzaron a besarse, Yin Pei huyó de la habitación.

-Wei Ying... ¡Te extrañé tanto!

Ninguno de los dos quería hablar más: solo deseaban sentirse luego de tantos meses de separación. El calor del cuerpo de su amado podía sentirse a través de su ropa, y Wei Wuxian le dio unos urgentes tirones al cinturón de Lan Zhan, hasta que logró abrirlo.

-Desvergonzado...

-Sí, pero te gusta...

Volvieron a besarse mientras su ropa caía al suelo. La boca tibia y húmeda que reclamaba la suya y que de a poco comenzó a bajar por su cuello hasta sus hombros, hizo que Wuxian suspirara, con los ojos cerrados. La suave y cálida piel de la espalda de Lan Zhan, surcada por las cicatrices que él había dejado de sentir hacía tiempo, se estremeció un poco por la fuerza de sus dedos, que se tensaron mientras sentía cómo su amado se hundía dentro de él.

No supieron cuánto tiempo pasó: la habitación comenzó a tornarse cada vez más oscura, pero ellos no pudieron soltarse. Cansados, sudorosos, pero aún llenos de deseo, pronto dejaron de verse: la noche había caído y la oscuridad a su alrededor era absoluta. Pero no necesitaban mirarse para sentirse, y ni siquiera se molestaron en encender unas velas.

Después de esperar por horas, Yin Pei se fue a dormir a su habitación, molesto:

-¡Si quieren cenar, que se cocinen ellos...!

***

-¿Cómo está tu hermano, Lan Zhan? -preguntó Wei Ying, mientras jugaba con uno de los largos mechones del cabello de su alma gemela.

-Un poco mejor. Por lo menos logramos que saliera de la cueva fría, pero cuando lo hizo estaba muy delgado y débil -dijo Lan Zhan, que sostenía a Wuxian entre sus brazos, pasando los dedos por su piel, con movimientos suaves-. Los juniors fueron de gran ayuda. Son un buen grupo, y su nivel de cultivo es bastante alto. ¿Y cómo están las cosas aquí?

-A Yuan y Wen Ning se fueron a rendirle homenaje a sus familiares. Me imagino que deben estar corriendo unas buenas aventuras por ahí. Y la secta está muy bien; creo que soy un buen líder -respondió Wuxian, con orgullo.

-No lo dudo. Cuando entré vi a un grupo bastante interesante que entrenaba en el patio. Esa mezcla de técnicas que les estás enseñando es un poco inusual...

Wuxian captó la ironía de la afirmación de su alma gemela, y protestó:

-¡Los nuevos cultivadores que se incorporaron a la secta vinieron por eso, Lan Zhan! ¿Qué quieres que haga, si todos desean que les enseñe mis técnicas?

-Está bien. Si ellos quieren aprender, puedes enseñarles lo que quieras.

***

Unas semanas después, Wen Ning y A Yuan regresaron a WeiLan, y el chico le contó a Wuxian, con los ojos brillantes, todas las aventuras que habían vivido juntos mientras suprimían a un espíritu que se había adueñado de una casa.

-Wen Ning aprendió a usar las cadenas como armas espirituales, y se volvió mucho más fuerte, Wei Ying...

-¿En serio?

-¡Sí, y yo pude ayudarlo con mi música! -El entusiasmo del chico contagió un poco a Wuxian, a pesar de que aún seguía triste porque Lan Zhan había tenido que irse de nuevo. Le había prometido que esta vez iba a ser por menos tiempo, y que cuando estuviera pronto para retornar definitivamente a WeiLan, le iba a enviar un mensaje, porque quería que tanto él como SiZhui y Wen Ning fueran a GusuLan a buscarlo.

Lan WangJi no quiso decirle que su tío le había hecho una oferta: después de que los dos hablaron bastante, y a pesar de que el menor no lo había perdonado del todo, su tío le pidió que regresara a GusuLan como su nuevo líder, y que llevara a Wei Ying, a SiZhui y a Wen Ning con él, si así lo deseaba.

-Lo siento, tío. Han pasado demasiados años, y yo ya no me siento parte de GusuLan. La verdad es que vine para ayudar a mi hermano, y cuando él esté fuerte como para volver a ponerse al frente de la secta, yo me iré a casa con mi familia -le respondió Lan Zhan con respeto, pero con voz firme.

***

Lan XiChen estaba en el salón principal de Descanso en las Nubes, meditando junto a su hermano. Hacía tiempo que su espíritu se había estabilizado, y logró comprender que solo había sido otra de las víctimas de Jin GuangYao. Durante mucho tiempo se sintió culpable de la muerte de Nie MingJue, y por eso había terminado en reclusión.

Frente a él, imponente con su hanfu negro, WangJi llevaba la cinta blanca, con las nubes bordadas, a la vista de todos, envuelta en su muñeca: WeiLan y GusuLan se habían transformado en sectas hermanas, unidas por indestructibles lazos de sangre.

El ambiente de paz y meditación se alteró: Wei Wuxian entró corriendo al salón, y se llevó la mesa por delante cuando se sentó de rodillas a un costado de su alma gemela. Las tazas de té se sacudieron, a punto de caer, y Lan XiChen se estremeció por la sorpresa. Pero WangJi solo se balanceó un poco por el golpe, y pronto recuperó el equilibrio. Ni siquiera abrió los ojos.

-¡Lan Zhan! -gritó Wuxian, casi en el oído de su pareja-. ¡Me voy de cacería nocturna con A Yuan, Jin Lin y los juniors! ¡No me esperes esta noche!

Impasible, el líder de WeiLan le respondió:

-Lleva a Wen Ning para que te cuide, y recuerda que mañana a primera hora debemos partir hacia nuestra residencia.

-¡Muy bien! -Con la misma velocidad con la que había llegado, Wuxian se fue, casi resbalando en el pulcro piso del salón. XiChen lo observó con una ligera sonrisa:

-¿Siempre es así?

-Casi siempre. Ya ha roto varios servicios de té en WeiLan.

Lan XiChen se rió de la afirmación de su hermano, que también esbozó una sonrisa mientras giraba la cabeza en la dirección en que se había ido su alma gemela.

El mayor de los Jades lo observó, complacido: tal vez ese no era el final que esperó para su historia. ¿Habría preferido que su hermano volviera a Gusu? Por supuesto. Pero a pesar de no tenerlo con él, se sentía satisfecho por haber logrado que lo perdonara, y que su hermandad se hubiera vuelto más fuerte.

Y había otra cosa: WangJi era feliz, y eso era lo que más le importaba.

FIN