Capítulo XIV: Juego de tenis
Capítulo XIV: Juego de tenis.
Jagger
Arnold se encuentra gimiendo de dolor mientras debajo de su cuerpo hay un charco de orina.
Mi reloj dice que apenas han pasado cincuenta minutos, pero él no está hecho para aguantar, para este tipo de dolor, se ha quebrado y siento que finalmente va a hablar.
Dacon se fuma un cigarrillo mientras lo ve dándole un descanso, sus nudillos junto a sus anillos se encuentran llenos de sangre.
Al principio fue extraño ver a Arnold con los brazos atados a los barrotes de una silla y las piernas en otra, está estirado de sus extremidades, con su cuerpo colgando de tal manera que sus músculos se encuentran en tensión de forma dolorosa sin contar todos los golpes que Dacon le ha dado... Y los que yo le di.
Al principio no había sido fácil presenciar todo esto, pero con el pasar de los minutos pude adaptarme, no es algo a lo que quiera acostumbrarme, pero es algo con lo que puedo vivir.
Lindsay no me pidió ser vengada, esa fue mi decisión y también es por mí, por las personas que amo y por las posibles víctimas de esta basura.
—Bryce... —consigue hablar Arnold sin ahogarse con su saliva y sin poder mirarnos debido a la posición, todo lo que puede ver es el techo y apenas de reojo— Él me buscó.
—Ah, parece que finalmente quiere hablar —musita Dacon acercándose a él y apagando el cigarrillo en su cuello, lo que lo tiene gimiendo de dolor.
Puedo ver que comienza a faltarle la circulación de la sangre a sus manos y a sus pies, aunado a ello, sus venas sobresalen por el esfuerzo de cargar con el peso de su cuerpo.
—Me preguntó si era feliz con que me humillaras, vio el vídeo... De tu golpiza... De cuando... Cuando defendiste a Maddie hace unos años.
Ni siquiera sabía que había un vídeo de ese momento, solo me importaba hacerle pagar su canallada.
—Me envolvió, me prometió venganza... Y dinero —continúa antes de ahogarse con la saliva y que parte de ella le corra por la barbilla.
—Eso explica cómo costeas este apartamento —digo viendo a los alrededores del pulcro lugar.
»Así que te envolvieron para violar a una chica y maltratarla, para casi matarla. Guau, tuvo que ser muy convincente para meterte en esa mierda ¿No? Tan inocente caíste en ello, no querías hacerlo ¿Correcto?
—No sabía que... Que él iba a hacer eso.
—Está mintiendo —Me dice Dacon presionando su pie en el estómago de Arnold, hundiéndole el cuerpo hacia abajo por lo que sus extremidades se tensan y él grita de dolor—. Pequeña mierda mentirosa, puedo leer tus mentiras.
—¡Solo grabé! ¡Solo grabé! —Llora— no la toqué, lo prometo ¡No la toqué! Por favor para.
Durante años he querido borrar de mi mente los pocos segundos de ese vídeo que alcancé a ver y los comentarios que hicieron las personas que lo vieron completo y sé ¡Joder! Sé bien que él que grabó no la tocó, pero se masturbaba mientras le decía cosas denigrantes y asquerosas. Escuché a las personas decir cosas como "incluso el que graba se vino sobre sus tetas, esa mierda fue caliente." Estaba ahí y la lastimó, es tan culpable como los demás.
Camino hacia él y lo miro con fijeza lo que lo tiene llorando más fuerte.
—Ni siquiera tienes razones reales para haber hecho esto, la realidad es que eras solo tú siendo asqueroso y sintiendo placer al ver a mujeres ser dominadas en contra de su voluntad. Eras tú con una jodida erección mirando a otros hacer lo que te excita, lo que también querías hacer, pero no te dejaron ¿Verdad?
»He visto tu historial en tu computadora, te gusta ver porno sobre violaciones, dominación y mujeres dormidas siendo usadas en contra de su voluntad. También sé que hay chicas que han querido denunciarte y a las que has intimidado y callado.
»Te atreviste a grabar el dolor de Lindsay como un trofeo, como el premio que querías felizmente compartir con el mundo bajo las órdenes de Bryce. Miraste cómo la lastimaban y la hiciste sentir tu asqueroso orgasmo sobre la piel —Miro a sus ojos hinchados—. Mereces morir.
—No, no, Jagger, por favor.
—Pero la muerte sería un regalo para ti.
»Amas el futbol y parece que has dedicado tu vida a ello, que estás cerca de grandes cosas porque estás en una edad avanzada en donde peligra que nadie te dé la oportunidad —Miro hacia sus piernas extendidas—. Sería una lástima que te lesionaras.
—Por favor, por favor, para.
—No, no vamos a parar —Le hago saber.
Alzo el pie y pateo desde su tobillo hacia la pierna y grita de dolor, la posición facilita el que sus huesos no resistan. Pateo hasta que su piel se rompe y se vislumbra el hueso rompiéndole la piel. Grita lleno de desesperación, sacudiéndose mientras retrocedo con el pantalón salpicado de su sangre.
Me paso el dorso de la mano por la frente sudorosa y por breves momentos siento nauseas, pero tomo profundas respiraciones intentando calmarme.
He estado en peleas, he golpeado a tipos en venganza, pero nunca nada como esto y es difícil que no me afecte pese a que no me arrepiento.
Dacon me da una larga mirada.
—¿Todo bien?
—Bien —consigo decir sintiendo el sudor frío y dejando de mirar su pierna.
—Entonces déjame terminar esto.
Y con una sola patada termina con su otra pierna antes de patearlo lo suficiente fuerte para hacerlo caer al suelo con las sillas incluidas, no se detiene. Le hace un daño más grande en las piernas y patea su estómago incluso consigue sacarle dos dientes más antes de que pare.
Para cuando termina, Arnold no podrá jugar, dudo que pueda siquiera correr o trotar después de esto, que consiga caminar sin algo más que un bastón o muletas es una cuestión de probabilidades que no sé si estén a su favor.
—Tienes un apartamento insonoro para que tus vecinos no escuchen cuando golpeas o abusas de las chicas, es irónico que eso fuese lo que ocasionara que nadie te escuche hoy —Hablo dándole un breve vistazo antes de desplazar la mirada a los alrededores.
Gime en el suelo mientras llora y creo que el dolor lo tiene en alguna especie de shock.
—Si le dices a alguien que te hicimos esto, entonces esto solo será un pellizco de dolor en comparación a lo que te haré —amenaza Dacon—. Tampoco irás a la policía o filtraremos toda tu porquería. Debes admitir los cargos de acoso, maltrato y abuso sexual que dos de tus víctimas se sienten listas para declarar.
»Lo aceptarás y no abrirás la puta boca sobre que te atacamos porque te juro por Austria que vendré por ti. Puedes decir que te asaltaron o tal vez puedas decir que vengaron a una de tus tantas víctimas.
»Si crees que diciéndole a Bryce conseguirás protección, estás muy equivocado, en todo caso te eliminará por creer que tienes exceso de información. Créeme, la cárcel es un mejor lugar que estar bajo su ira o la mía. Hoy tomamos tus piernas, pero si hay una próxima vez tomaré tus brazos, tu puta lengua e incluso tus ojos para que estés atrapado en ese cuerpo de mierda con el que tanto te gusta lastimar. Asiente si lo entendiste.
Consigue hacerlo tras un par de intentos y Dacon se incorpora arrojándole el teléfono a una distancia que únicamente alcanzará si se arrastra, es su única opción para pedir ayuda.
Abriendo su mochila, Dacon saca un pantalón que me arroja.
—Hiciste un desastre con el tuyo y no puedes salir cubierto de su sangre —Me dice encendiendo otro cigarrillo.
Me cambio con rapidez metiendo en su mochila el pantalón sucio junto a las toallitas húmedas con las que nos limpiamos los nudillos.
Le doy una última mirada a Arnold.
Sé que esto no es suficiente, que nada compensa lo que hizo y pese a que muchos dirían que no me sentiré mejor, la verdad es que lo hago, no cambia lo que sucedió, pero se siente bien no ser el que sufre.
Cuando salimos del apartamento cerrando la puerta detrás de nosotros, ya Dacon ha terminado el cigarrillo y bajamos las escaleras sin prisas.
—No le dirá a nadie ni siquiera a Bryce —Me hace saber Dacon—. Estará demasiado ocupado recuperándose del momento traumático que acaba de vivir y cree genuinamente que volveré si habla.
—Y volverías.
—Totalmente lo haría, por eso no me preocupa las evidencias. Es débil, guardará silencio.
La realidad es que Arnold ha tenido muy poco contacto con Bryce después de lo de Lindsay, él obtuvo mucho dinero por lo que hizo hace unos años y era solo una variante para Bryce. De hecho, hace poco lo llamó con el fin de chantajearlo por más dinero por lo que estoy seguro de que los hombres de Bryce podrían venir por él en cualquier momento y acabar lo que comenzamos.
Me alegra haber llegado primero, haber tenido la oportunidad de destrozarlo.
También me alegra que siga vivo porque la muerte es muy fácil y pacífica, merece tormento y angustia, merece perder sus sueños, vivir frustrado y con dolor. La muerte es paz y definitivamente eso es lo último que tendrá.
Ariane no había participado en el daño de Lindsay, ella ni siquiera estaba en Ocrox en ese momento, pero estaba vigilándome en la actualidad y fue parte del encierro de las hermanas Monroe en la fiesta de hace unos meses, era parte de toda esta mierda y lo que le hizo a su hermana es imperdonable.
No soy un justiciero ni creo tener en mi poder de decidir por vidas ajenas, pero sí que puedo decir por mi vida y decido quitarme a las basuras del medio.
—Ariane y Arnold, dos menos —susurro pensando en la lista.
—¿Quién sigue? —pregunta Dacon.
Lo tengo claro, pero aún no es el momento.
***
—¿Cuál es tu problema? —pregunto y él voltea.
Drew enarca una ceja hacia mí antes de ver a su alrededor cerciorándose de que no estamos solos.
Había tenido días con este pendiente, no lo había olvidado, solo esperaba el momento preciso para ir por ello y ese momento es justo ahora.
Aun saboreo la rabia ante el hecho de que esta puta basura siquiera le hablará mierda a Dakota, peor aún, que la tocara y lastimara. Estoy harto de que cada vez que le vienen las ganas quiera molestarla, que sea un maldito estorbo e insufrible queriendo molestar.
O se acaba hoy o simplemente esto entre nosotros se pondrá peor.
—Adivino, te mintió con algún chisme y se victimizó.
—Es curioso que no he dicho nada y ya empiezas a hablar.
Doy la última calada a mi cigarrillo antes de arrojarlo al suelo.
Llevo veinte minutos en las afueras de la cancha de tenis esperando por este pusilánime, pedazo de estorbo que ocupa un espacio innecesario en el mundo.
—Mira, Jagger, estoy harto de tu mierda —Suspira—. Entiendo que te duela que tuve a ese pedazo de culo primero, pero tienes que empezar a superarlo.
»No es mi culpa que ella viniera a mí y puedo ver el atractivo, está buena, parece linda y te deja hacer todo, pero no vale la pena.
Me dedico a mirarlo y luego presto atención a un chico de primer año pasando cerca de nosotros por lo que lo llamo tomándolo por sorpresa.
Es otro jugador de tenis que lanza una mirada entre Drew y yo antes de acercarse.
Parece cauteloso, me mira con una especie de respeto y temor lo que en otro momento me haría reír, pero ahora solo me impacienta.
—No voy a hacerte daño, solo quiero tomar algo prestado —Le hago saber estirando la mano—. Necesito tu raqueta.
—De acuerdo... —dice con lentitud entregándomela y sopeso el peso en mi mano.
—Tienes algo realmente de calidad, prometo pagártela esta semana.
—¿Qué? ¿Por qué? —Se exalta.
—¿Qué? ¿Pretendes retarme a un juego? —Se ríe Drew.
—No, pequeña mierda, te voy a reacomodar la cara de imbécil que Dios te dio —digo antes de tomar la empuñadura con fuerza, ladear el cuerpo, tomar impulso y canalizar el movimiento en mi muñeca.
El sonido resuena por todo el lugar cuando la raqueta golpea desde la barbilla hasta la sien de Drew que se tambalea, el dueño de la raqueta maldice y salta hacia atrás.
—Es curioso que solo practiqué tenis de niño, pero que aún recuerdo ciertos movimientos —Converso.
Drew parece desorientado mientras la comisura de la boca le sangra y ese lado de su rostro se encuentra rojizo. Relajo la muñeca antes de golpearlo desde abajo hacia arriba y esta vez abundante sangre sale de su boca mientras tropieza hacia atrás, pero no le doy oportunidad de reaccionar dándole la tercera que lo hace caer al suelo y sangrar en la nariz mientras un corte debido al latigazo del golpe le atraviesa del pómulo a la mejilla.
La raqueta gotea un poco de sangre y quizá la dañé, pero me agacho y le sonrío a un Drew gimiendo de dolor.
—Nunca más pongas tus dedos sobre Dakota. Ni siquiera respires a su alrededor, pedazo de mierda —Le doy un empujón con la raqueta antes de arrojársela—. No sé cuántas advertencias quieres antes de que me canse y lo lleve más lejos.
»Deja de molestar y estorbar. Supera el hecho de que no le importas, me importa poco si hirió tu minúscula hombría, simplemente déjala en paz.
—Mi papá es el mejor abogado y lo sabes —dice antes de escupir sangre y acunarse el rostro.
—Tu papá le besa los pies al mío, lame el suelo que Mason Castleraigh pisa.
»Quiere que mi padre lo acepté en su círculo de confianza legal, poco le importará que te diera un pequeño toque —Le sonrío—. Prefiere besarlo los pies a mi papá que sobar tu ego.
Poniéndome de pie sonrío satisfecho viéndolo sentarse con el rostro hinchado, rojizo y sangrante. El dolor tiene que ser una mierda y dudo que un calmante le ayude, tardará al menos un par de semanas en volver a la normalidad.
Las pocas personas alrededor me miran, pero no dicen nada más allá de murmurar.
Me giro hacia el dueño de la raqueta que me mira en silencio.
—Sé quién eres, te haré llegar una raqueta nueva, gracias por prestarme la tuya —Le doy un apretón en el hombro y me alejo del lugar sacándome el teléfono del bolsillo mientras me cuelgo en los labios un cigarrillo aun apagado.
Escribo rápidamente un mensaje.
Jagger: ¿Qué tal una cita en el cine? ¿Hay algo que quieras ver?
Dulce: ¡Síí! Eso estaría genial, pero salgo de clase en una hora
Jagger: te esperaré en la entrada de la escuela
Dulce: de acuerdo... ¿No tienes clases?
Jagger: no, estaba jugando tenis
Dulce: ¿Jugando tenis? Eh, no haces eso
Jagger: Hoy sí
Me envía emojis pensativos y sonrío antes de hacerle saber que la esperaré.
Enciendo el cigarrillo y tomo una calada mientras camino por el campus hacia la escuela de negocios en donde me encontraré con Dakota.
Megan me dio un horrible recuerdo del tenis al follarse a mi instructor cuando yo era solo un niño, pero hoy lo suplanto por el recuerdo de haber jugado tenis con el rostro de Drew.
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