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Capítulo XIII: ¿Aun quieres esto?


Capítulo XIII: ¿Aun quieres esto?

Jagger


—¿Te quedarás conmigo esta noche? —susurro contra la boca de Dakota que no se detiene de darme besos continuos, no es que tenga una queja al respecto.

—No puedo, tengo que adelantar parte del trabajo final del seminario, ya sabes, en donde estoy con Chad —susurra contra mi barbilla, jugando con sus dedos en mi cabello.

Está sobre mí a horcajadas, en el jardín de la facultad de derecho, en donde hemos desayunado y pasado un rato juntos antes de que ella tenga que ir a su próxima clase, la mía fue suspendida.

—Puedo ayudarte —Me ofrezco.

—Parece que te gusta demasiado ser mi tutor —Sonríe y presiono mi mano del centro de su espalda para pegarla a mi torso antes de meter un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Me gustan todas las posibilidades que hay luego de darte tutorías y eso hace que tengas más tiempo libre para mí.

—Eres un pegajoso —Se burla y planto un beso en el centro de su garganta que la tiene suspirando.

—¿Me culpas por querer pasar más tiempo contigo? Pocas veces podemos simplemente vivir el momento.

—Eres mi primer novio universitario.

—¿Y qué tal lo estoy haciendo?

—Perfecto —Se inclina dándome un beso—. Además, tengo que admitir que me da satisfacción que muchos sientan envidia, todos quieren estar contigo, pero me quieres a mí.

—Solo a ti —Le garantizo y me besa la sien antes de presionar su barbilla sobre mi cabeza, masajeándome el cuero cabelludo.

—Ojalá pudiésemos estar siempre así.

—Sabes que las relaciones no son siempre felicidad y buenos momentos.

—Sí, pero tampoco es peligro e incertidumbre —suspira—. Sin embargo, eso fue lo que nos acercó ¿No?

—Hum te recuerdo protestando mucho al principio. Eras dura e inaccesible —Sonrío, aunque no puede verme—. "Yo no juego Jagger" "Me gustan las etiquetas" "Nadie creerá que estás saliendo conmigo" "deja de jugar" "esto es por mi hermana" —Hago una mala imitación de su voz y se sacude sobre mí con la risa.

—Solo cuidaba de mi corazón.

—¿Y ahora?

—Prefiero dártelo y que lo rompas, a privarlo de enamorarse de ti.

—Eso es tan romántico —digo y aunque no puedo verla, sé que se sonroja — y para que lo sepas, no te romperé el corazón.

No decimos más durante largos segundos, ambos somos conscientes de que ya debería ir a clases o llegará tarde.

—Me gustas con el cabello así de largo, no creí que fuese posible que te vieras aún más guapo.

Se aleja lo suficiente para que una vez más podamos vernos y m retira mechones que ya me cubren las cejas y casi los parpados.

—Me gusta pasar mis dedos por el.

—Y también tirar de él cuando follamos —agrego y sonríe—, pero debo cortarlo un poco antes de que se meta en mis ojos.

—Déjame hacerlo, así evitaré que quites demasiado.

—¿Ahora eres mi estilista?

—Soy una novia precavida.

Mis manos van a su cintura y le planto un beso en la boca profundo y lento antes de volver a hablar.

—Mírate, la estudiante que me creía mafioso y que parecía negada a enamorarse.

—No estaba negada.

—Apuesto que luchaste un montón.

—No demasiado.

—Humm...

Ríe dándome un golpecito en el hombro y luego nos besamos otro poco más antes de que se levante y tome su bolso junto a un libro.

—Pasaré por tu apartamento en la noche para que me ayudes con el trabajo, no desperdiciaré tu oferta.

—Bien, espero tengas buenos apuntes —Me estiro y me pongo de pie sacudiéndome la parte trasera del jean—. Iré a encontrarme con Maddie, pero primero le conseguiré un café.

—Ella me pidió que saliéramos un día juntas, me parece que quiere que seamos amigas.

—¿Eso está bien contigo?

—¿Ser amiga de la mejor amiga de mi novio? Suena como una decisión inteligente.

No puedo evitar sonreír y darle una palmadita en el culo antes de besarla brevemente.

—Te veo más tarde, Dulce.

Comienza a alejarse y no ha avanzado demasiado cuando se gira y arqueo una ceja hacia ella.

—¿Qué sucede?

Las mejillas se le sonrojan y respira hondo antes de decir en voz alta, que aun así me cuesta escuchar, pero consigo entenderla:

—Te quiero.

Muevo la cabeza y suelto una risa antes de morderme el labio, pero ella ya se ha dado la vuelta y se está alejando, me aclaro la garganta.

—¡También te quiero, Dakota! —grito y se paraliza antes de voltear totalmente sonrojada por las personas que nos miran.

De hecho, hay un montón de gritos y bromas al respecto mientras dicen mi nombre, pero me gano que ella me arroje un beso antes de que apresure el paso a su clase.

—No puedo creer que tengas novia —se lamenta una chica pasando a mi lado.

—Yo tampoco —digo sin perder la sonrisa.

***

—Te ves bastante feliz —Me dice Maddie tras darme un abrazo en saludo y tomar el café super dulce con crema batida que le ofrezco—. Gracias ¿No hay café para ti?

—Me veo normal —digo mientras comenzamos a caminar por el campus— y sobre el café, ya desayuné con Dakota.

—No te ves normal, te ves radiante y tienes una sonrisa petulante de "soy un puto rey" —Me asegura y no puedo evitar reír—. ¿Es por Dakota?

Cuando no respondo, hace un sonidito de deleite dándome un pequeño empujo, volteo a verla y tiene una gran sonrisa.

—Definitivamente es por ella ¡Te gusta un montón!

—Hace más que gustarme —digo y ella se detiene haciendo que yo también lo haga.

Maddie me ve con grandes ojos llenos de sorpresa, incredulidad y emoción.

—Estoy enamorado —Me rasco la parte baja de la nuca.

Su boca se abre de manera exagerada y estirando la mano se la cierro antes de que me dé un manotazo y emita un gritito demasiado agudo que me hace encogerme y que ocasiona que las personas nos miren.

—Increíble, decir que estás enamorado te hace sonrojar.

—No es cierto.

—¡Por supuesto que sí! Estás súper sonrojado y no te ves adorable, te ves sexi y lo digo sanamente sin ningún tipo de atracción hacia ti.

—Era importante aclarar la falta de atracción —comento y ella asiente.

Se saca el teléfono con rapidez y toma me una foto antes de que siquiera me dé cuenta. No pierde tiempo en enseñármela y ¡Maldición! Estoy sonrojado.

Maddie ríe pellizcándome la mejilla y le doy un pequeño empujón, pero también estoy riendo.

—Borra esa foto.

—No, se la enviaré a Dakota.

Y ni siquiera me esfuerzo en detenerla porque ya está escribiendo con rapidez antes de mostrarme su mensaje enviado.

Maddie: este sonrojo es todo tuyo ¡Eres mi orgullo!

Y apenas pocos segundos después, Dakota le responde con una captura del fondo de su pantalla que ahora es la foto que mi amiga le envió.

—¡Joder! Ustedes son tan dulces ¡Ella es una lindura!

—Cállate —digo retomando mi caminata, pero mordiéndome el labio inferior para no sonreír.

Nuevamente una sonriente Maddison camina a mi lado solo que esta vez enlaza nuestros brazos antes de dar otro gran sorbo a su café.

—Esperé mucho por verte así de feliz y enamorado. Sé que hay mucha mierda alrededor...

Lo peor es que realmente ella no sabe todo en detalle, pero sí lo suficiente para que no confíe en cualquiera y sea cuidadosa.

Me siento culpable de que Seth sepa tanto, pero él es quien estaba conmigo cuando ese niño austriaco apareció, de acuerdo no es un niño, y sabe exactamente quién es Dacon o para quién trabaja. Solo lo sabemos Seth, James y yo hasta el momento.

Cuando Dakota me había preguntado por el tipo enorme intimidante, le había dicho que habría contratado seguridad capaz de hacer cualquier cosa y ese "cualquier cosa" la inquietó, sin embargo, no alegó debido a que sabe qué tipo de peligro representa Bryce y Maddie piensa lo mismo. Sin embargo, sé que tengo que ponerlas al día, evitar los secretos en nuestro pequeño circulo y que sepan la manera en la que ahora podríamos ser los dueños del juego.

No, no podríamos, seremos los dueños del juego.

Dacon en realidad es bastante discreto, sobre todo teniendo en cuenta que los "enemigos" no deben de saber que tengo contacto con una familia austriaca dedicada al crimen que desprecia incluso más que yo a Bryce. Y en realidad Dacon no me cuida el culo precisamente, él está aquí para ensuciarse las manos y eliminar a cada uno de ellos a mi señal.

No se siente tan bien tener el control o destino de la vida de alguien más, tengo que ocultar cualquier sensación de culpa que quiera invadirme y para eso siempre me recuerdo lo que ellos hicieron, lo que posiblemente quieren hacerme y cómo podrían lastimar a mis amigos, a Rose, a Dakota.

Ya hice mi elección y no voy a retractarme.

Nunca más quiero ser una presa.

Las notas han sido escazas, pero eso no quiere decir que no dejen de llegar. A Rose de tanto en tanto le envían mensajes, pero no aluden al vídeo sexual exactamente, ahora son simples burlas de fotos de cuando estuvo inconsciente en esa fiesta, de cuando la lastimaron y marcaron en el costado con el comienzo de la palabra perra.

No me relajo, sé que el peligro es enorme, pero de alguna manera saber quiénes son parte de esto, me da una sensación de control y fuerza para no dedicar mi vida únicamente a ello.

Soy más que una venganza, soy más que un estudiante al que quieren hundir. Me gusta tener la normalidad cotidiana de un estudiante haciendo su tesis incluso si dura poco, me gusta tener espacios para ser un novio y crear momentos con Dakota, me gusta pasar tiempo como ahora con mis amigos o simplemente bromear con James.

Cuando me gradúe no solo quiero llevarme malos momentos, también quiero asegurarme de tener momentos increíbles que no tema recordar, momentos épicos que me hagan sonreír y pensar: bueno, la universidad fue una mierda, pero también fue increíble.

Me doy cuenta de que Maddie sigue hablando por lo que vuelvo a conectar con lo que dice, escuchándola decir lo feliz que está por mi relación con Dakota, lo bien que me sienta tener novia y que quiere llorar porque estoy enamorado.

—Exagerada.

—Jagger, es una verdad absoluta —Hace un pequeño silencio que me hace mirarla de reojo antes de que nos detengamos en la fuente de la sabiduría en donde de hecho hay pocos estudiantes sentados en las bancas y solo una arrojando una moneda con lo que espero sea un buen deseo.

»No me malinterpretes, quise mucho a Lindsay y fui su amiga hasta donde ella me lo permitió —Nos detenemos frente a frente—. Me hubiese gustado ser más cercana a ella, pero solo tuvo ojos para ti, toda su agenda giraba en torno a ti y la única vez que se lo comenté eso no salió muy bien.

Una de sus manos va al bolsillo frontal de mi suéter, pero como no consigue nada va al bolsillo delantero de mi jean, consiguiendo una moneda que no duda en quedarse para sí misma.

—Lamento que nosotras nunca pudimos resolver eso porque luego todo sucedió —suspira jugando con la moneda en sus dedos—, pero la quería y ella era una persona increíble. También sé que la querías, Jagger, que te enamoraste, pero no quiero que te tomes a mal lo que te voy a decir.

»Te veías bien con Lindsay y honestamente no sé exactamente cómo o qué sentías por ella, eso solo lo conoces tú, pero esta felicidad que veo ahora en ti, no estaba. La complicidad, los toques, el apoyo mutuo que Dakota y tú se dan, es otro tipo de amor... Te ves tan feliz, como si ni siquiera pudieses entender cómo es posible.

»Cómo si sintieras tanto que te duele, como si temieras algún día perder esa sensación, como si te doliera imaginar el próximo respiro por miedo a que todo desaparezca.

—Eso suena dramático incluso para ti.

—Sabes de lo que hablo —Da otro sorbo a su café—. Solo quiero que sepas que no está mal enamorarse de nuevo ni vivir otro tipo de amor. No está mal que sientas que tus sentimientos son más fuertes ahora y que te des cuenta de que conocer a Dakota ha sido un hito importante que no te gustaría cambiar, qué pienses que quizá todo debió pasar para poder conocerla. No tienes que sentir culpa.

»No hay culpa por vivir la oportunidad que se te presenta, de amar de una manera más adulta y madura, de una forma en la que Lindsay no podrá, porque tú estás vivo, Jagger y mereces ser feliz. Mereces amar y ser amado con la misma fuerza de regreso.

—¿Vas a llorar? —pregunto tras carraspear mi garganta y ella ríe.

—No, no lo haré, pero me alegra haberme sacado todo esto del pecho. Así que patea todos esos culos y se feliz con tu amor.

Me guiña un ojo y camina hacia la fuente, cerrando los ojos y pidiendo un deseo que no me dirá antes de arrojar mi moneda.

—¿Quieres pedir un deseo? —Me pregunta y niego con la cabeza.

—No por ahora, además, te llevaste la única moneda que tenía.

—Fue un préstamo.

—Qué evidentemente no vas a pagarme. Me has robado muchas monedas desde el primer año y nunca me las has pagado.

—¡Porque ninguno de mis deseos se ha cumplido! —Se defiende de inmediato.

—Has pedido tantos que al menos un par debieron cumplirse. Si sumara todas las monedas que me has quitado, seguramente serían mil libras.

—Qué mentiroso y exagerado —Se ríe.

—Al menos pide un deseo por mí.

—Vale, pero seguiré tomando tus monedas.

Retomamos la caminata y tengo que prestar atención a tres minutos de quejas sobre James en la fiesta de hace cuatro noches, la fiesta en la que me fui con Dakota. Digamos Dakota que pasó casi todo el fin de semana en mi apartamento y fue increíble, no solo por el sexo, también lo fue por hacer algo tan básico como conversar, cocinar, ver películas y sentirme mimado por mi novia.

—¿Cuánta tensión sexual son capaces de acumular Jamie y tú? —La interrumpo y se ahoga con lo poco que queda de su café.

—¡Jagger!

—¡Vamos, Maddie! Sabes que simplemente te enoja que salga con otras por celos y que te enoja que te coquetee, pero que no haga nada y que, si lo haga, sea casual como con las demás.

—Eso no es cierto.

—Cuando conociste a Jamie me dijiste que era precioso, listo y divertido. Estabas suspirando por él.

—Sí y luego vi que se tira a todo lo que le pasa por el frente.

—También has tenido sexo con chicos dentro y fuera del campus, no te pongas juzgona. Además, Jamie no miente, siempre dice lo que ofrece.

»Le gustas, Maddie, pero los dos están jugando a coquetear y odiarse, sin tomar realmente en cuenta que quieren saltar el uno sobre el otro.

—James solo quiere follarme y sentir que se rascó la piquiña de años. No soy un objetivo para tachar en la lista de ningún hombre.

Esta vez soy quien detiene la caminata y voltea a verla. Tiene el ceño fruncido, pero también la nariz y las mejillas sonrojadas por la conversación.

—Hemos aprendido que el tiempo a veces se nos escapa de las manos ¿Qué pasa si mañana ya no hay oportunidad para ustedes? ¿Sabes que es terrible? Vivir con arrepentimientos de no haber hecho las cosas cuando podías.

Su ceño se frunce aún más mientras se muerde el labio inferior.

—Tal vez deberías tener esta conversación con él —Termina por decirme y sonrío—. ¿Qué?

—Quieres que le diga toda esta charla para que él dé el primer paso y te invite a salir.

—Eso no es cierto ni siquiera dije que me gustara.

—Te encanta.

—Eso no es cierto, Jagger.

—Te mueres por besuquearte con él.

—Cállate —comienza a caminar con rapidez y la alcanzo mientras rio.

—Ah, te pone tímida todo esto de estar loca por Jamie, pero está bien, tendré una charla con él para alentarlo a dar el primer paso a su historia de amor, tal como quieres.

—¡Yo no dije que quisiera tal cosa!

—Tranquila, hermanita, te conozco bien y sé qué es lo que quieres.

—Qué idiota —dice riendo y le paso un brazo alrededor de los hombros.

Permanecemos en silencio durante pocos minutos y luego hace la apertura perfecta cuando habla de unos conocidos de Londres, por lo que espero el momento justo para hacer la pregunta casual.

—Así que Arnold sigue yendo a la universidad en Londres.

—Sí —dice apretando los labios como todas las pocas veces en las que hablamos de su exnovio abusivo.

»No he hablado con él si eso es lo que intentas averiguar, sabes que lo saqué completamente de mi vida ni siquiera lo sigo en redes sociales. Me ha escrito, pero lo he bloqueado, sin embargo, me enoja que todos lo siguen invitando a las fiestas después de lo que me hizo.

Después de golpearla y de que yo le diera una golpiza cuando lo supe.

—Esas personas no son tus amigos, Maddie.

—A veces me pregunto si le ha estado haciendo eso a las chicas que vinieron después de mí —aprieta con fuerza su vaso—, parece injusto que solo fuese golpeado, se recuperara y pudiese tener pase libre para hacerlo de nuevo.

—Ya sabemos que la justicia es una mierda.

—Cada día me decepciona más. Él incluso juega al futbol y tiene fanaticada esperando que un día se vuelva grande.

—No es tan talentoso —digo con una mueca.

—Cómo sea, espero nunca ascienda, una persona así no puede tener poder.

Asiento de manera distraída mientras caminamos sin ningún destino en mente.

En nuestro camino se interpone un grupo de chicas que nos entregan volantes con la palabra "desaparecida" junto al nombre de Ariane y su foto, también llevan pancartas sobre injusticia por la desaparición de una estudiante, pero las autoridades les están pidiendo que se retiren.

Al igual que Maddie me detengo a ver el volante. Es Ariane sonriendo, con ojos alegres que las personas no saben que escondían un montón de asquerosidad y oscuridad, era una buena actriz.

—Abel está afectado por su desaparición, creo que nunca lo había visto tantos días lucido sin drogarse —dice Maddie—. ¿Crees que ella está bien?

—No lo sé.

—¿Y si Bryce está detrás de esto? ¿Y si es su víctima, Jagger? Si es un perverso que cree que, porque tuvo citas contigo, ella es una manera de llegar a ti.

—Es una posibilidad —digo con simpleza, sin importarme— o podría simplemente haber jodido a la persona equivocada y estar pagando las cosas horribles que hizo.

—Jagger —dice mi nombre en un tono inseguro y alzo la mirada para encontrarme con la suya.

Traga y sus ojos tienen muchas preguntas a las que simplemente respondo con un asentimiento y tomo su brazo para que continuemos caminando.

—Hay cosas que es mejor no saberlas, Maddie. Acciones que tienen sus razones y solo para que lo sepas, ella no era una buena persona.

Continuamos en silencio antes de que me pase el brazo por la cintura pegándose a mi costado.

—No se lo diré a nadie —promete—. Si dices que lo merecía, yo te creo.

***

—Londres es tan desagradablemente frío —Se queja Dacon desde la parte trasera de la camioneta en la que estamos.

Se supone somos un servicio de telecomunicaciones, algo bastante clásico de películas según mencionó James, pero es cierto que no levanta sospechas, sobre todo cuando afuera hay tres hombres que Dacon contrató y que asegura "no quieren morir y obedecerán" que fingen estar arreglando el cableado.

—¿Por qué te quejas del frío? Todo sabemos que Viena no es un puto verano eterno —Le hace saber James mientras come una ensalada de frutas, alegando que su rutina de alimentación es muy necesaria, pero creo que come debido a los nervios.

—Todo está listo por acá —dice Seth tecleando algo en dos de las portátiles sin despegar la mirada de las pantallas.

—¿Qué hacemos con la chica? ¿Esperaremos que se vaya? —pregunta James.

—Ya se está yendo —Hago saber viendo a la rubia salir por la puerta del edificio.

No luce muy feliz, de hecho, se ve cabreada, sea cual sea el caso agradezco que se vaya.

—Llámalo y dile que bloquee las cámaras de la calle —Le digo a Dacon que llama a "otro que no quiere morir y obedecerá" que sirve de apoyo para Seth, quien no puede cubrirlo todo solo.

Dacon habla en alemán y James y yo lo vemos sin entender, pero mi amigo asiente masticando un trozo de sandía. Cuando Dacon finaliza la llamada, toma una mochila negra y verifica que el micrófono y auricular que tiene oculto estén encendidos.

—Muy bien, estoy listo para esto, será tan aburrido —dice Dacon con sequedad o no sé si es su acento lo que hace sonar que todo le molesta o le fastidia.

—No lo mates —repito y rueda los ojos.

Él alemán no es precisamente feliz de escuchar mis órdenes y tengo que aceptar que en esto de vengarse tiene muchísima más experiencia que yo, por lo que de alguna manera sabe cómo terminar de construir mis ideas y mejor aún: ejecutarlas.

—Listo para irme a jugar —dice tras colocarse unos anillos grandes en ocho de sus dedos, menos en los pulgares.

—¿No deberías llevar una máscara? —pregunta James terminando de comer.

—No, es mejor si no olvida mi cara así sabrá que si abre la puta boca vendré a asesinarlo y así entenderá mejor el mensaje —Me mira—. ¿Quieres que diga tu nombre?

Asiento con lentitud.

—Bien. Nos vemos en un rato.

Baja de la camioneta cerrando la puerta detrás de él y tomo asiento en una de las sillas intentando no perder de vista ninguna de las pantallas por demasiado tiempo.

—Creo que los nervios me están dando dolor de estómago —confiesa James.

—No vayas a cagarte aquí —dice Seth sin mirarlo—, pudiste haberte quedado en Nottingham.

—¿Desde cuándo Seth es un tipo rudo? —Me pregunta James y no le respondo mirando a Dacon lucir elegante con su camisa negra de cuello alto y mangas largas, no se ve sospechoso.

Abre la reja del edificio con facilidad como si fuese cualquier propietario y luego todo es silencio porque no hace ningún sonido al subir las escaleras hasta el piso cinco.

—Puedes echarte para atrás, Seth, no tienes que ser parte de nada de esto —Me escucho decirle y él voltea a verme.

—Soy parte de esto, quiero ayudar y me necesitas. Puedes conseguir a cualquier experto en tecnología y todo esto, pero nadie en el que puedas confiar completamente.

Tiene razón, pero aun así se siente mal involucrarlo pese a que él tomó la decisión.

James tiene miedo, pero se niega a dejarme solo, a no estar conmigo y ayudarme porque me dice que eso hacen los amigos: "viven y mueren juntos", lo que le aseguré que no era cierto, pero no le importó.

Había pasado dos semanas y media desde que había conocido a Die, desde que Dacon estaba a disposición de ayudarme y finalmente tomé uno de los nombres de la lista. Me gustó ordenarlos por importancia, desde el miserable hasta él peor de todos ellos.

Había tenido una idea de lo que quería, pero Dacon había escuchado atentamente antes de señalarme los espacios en mi plan, los puntos débiles y cuáles podrían fortalecerse. Seth se había encargado de los detalles de cámara, seguridad y audio, guiándose por las instrucciones de Dacon.

Para este punto, siento que Dacon podría estar impartiéndonos clases sobre cómo ser criminales.

—Quiero estar ahí —digo poniéndome de pie.

—Jagger... —sisea James intentando tomarme el brazo.

—Necesito estar ahí. Ya sabrá mi nombre, da igual que vea mi cara.

—Jagger quiere unirse —dice Seth por el micrófono mientras tomo un auricular y me lo pongo, abriendo la puerta de la camioneta antes de escuchar cualquier respuesta.

La puerta se encuentra abierta tal como lo dejó el alemán.

—Usa el ascensor, Jagger, la cámara está desconectada —Me dice James y voy directo a ello.

Para mi suerte el ascensor ya se encuentra ahí, así que marco el piso cinco y espero a llegar. Cuando las puertas se abren, salgo y Dacon enarca una ceja hacia mí.

—Pensé que te perderías la diversión.

Me encojo de hombros metiendo las manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón.

—El plan sigue siendo el mismo —Le hago saber.

—Dudo que te contengas de golpearlo —dice—. Hazte a un lado, que no te vea.

Ubico mi espalda contra la pared mientras él toca la puerta y espera con una expresión de aburrimiento en el rostro tras acomodarse sus lentes de montura.

La puerta se abre junto a un "¿Sí?" de una voz masculina que reconozco.

—Servicio a domicilio —Le dice Dacon con sequedad y el acento bastante marcado.

—No pedí... Espera ¿Te envió Bryce? —Lo último lo susurra.

Mi cuerpo se tensa y siento la rabia aparecer con tanta fuerza. Esta puta basura.

—No, no trabajo con basura austriaca, pero vine con este británico —Asiente hacia mí que despego la espalda de la pared y asiento ante su evidente reconocimiento—. Ahora bien, no gritarás, no correrás y no hagas la cosa tonta de creer que puedes llamar a alguien y menos a Bryce, porque no funcionará, además dudo que le importes.

»¿Este es el tipo que estamos buscando, Jagger?

—Sí, este es Arnold.

—He dejado a Maddison en paz —dice intentando cerrar la puerta y Dacon mete el pie para impedirlo mientras avanzo, Arnold retrocede.

Miro hacia sus manos, su rostro y todo él en general.

—Nunca debiste ponerle un dedo encima a Maddie —Le hago saber y Dacon cierra la puerta detrás de nosotros— y nunca debiste escuchar lo que sea que Bryce tuviese para ofrecerte.

Nos mira con nerviosismo. Tiene un cuerpo atlético y es unos pocos centímetros más alto que yo, pero sabe que entreno para defenderme y que el tipo que traigo conmigo no es un ciudadano promedio.

Sabe que está en desventaja.

—No sé de qué me hablas.

Avanzo hacia él y le pateo una pierna haciéndolo caer al suelo al ser tomado por sorpresa. No dudo en arrodillarme en el suelo y tomar un puñado de su cabello antes de alzar el puño.

—Lindsay Hoffman, la chica que violaste en grupo, maldito asqueroso.

Bajo el puño sobre su nariz con mucha fuerza sintiendo el crujido segundos antes de que la sangre brote, pero vuelvo a darle otro golpe y otro.

—Te lo dije, no ibas a contenerte de golpearlo —dice Dacon, pero apenas lo escucho mientras mis golpes bajan al estómago de Arnold.

»Muy bien, ahora déjame hacer mi trabajo.

Estoy jadeando y con la mano llena de sangre cuando decido detenerme, viendo su rostro ensangrentado, pero aun reconocible.

Él usó una máscara, pero ahora sé que era su rostro el que estaba debajo, que fueron sus manos, todo su maldito cuerpo lo que tocaron a Lindsay. Uno de sus verdugos.

También una persona de mierda que quiere disfrutar el hundirme, que está dispuesto a atacarme una vez más, a ser parte de este juego en donde me creen débil.

Me levanto y Arnold intenta hacerlo también, pero Dacon suspira tomándolo del cabello y comenzando a arrastrarlo hacia la sala mientras él grita de angustia, dolor y miedo.

—Siempre gritan —suspira Dacon antes de detenerse y patearle la mandíbula.

Veo un diente caer en algún lugar del suelo y Arnold comienza a llorar mientras su boca sangra.

—¿Aun quieres hacer esto? —Me pregunta Dacon.

—Jagger, por favor, por favor —Me ruega Arnold.

Lindsay también rogó y él no la escuchó.

Él quería escucharme rogar.

Él seguramente es parte de algún plan asqueroso que Bryce tenga hacia mis amistades, Rose, mi novia.

Llevo mi mirada a Dacon que se acomoda los lentes en el rostro esperando mi respuesta

—Aun quiero esto —confirmo, siguiéndolo mientras arrastra del cabello a Arnold.

Después de hoy podré tachar su nombre de la lista.

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