Capítulo XI: ¿Y si...?
Capítulo XI: ¿Y si...?
Dakota.
—Pareces pensativa —Me dice Charlotte y le doy una rápida mirada antes de desplazar la mirada a Avery que una vez más intenta bajar el dobladillo de su vestido ajustado que definitivamente no se le ha subido.
—Solo pienso en cuán extraño me parece ser la hermana Monroe que viene a una fiesta, esto era cosa de Rose —respondo.
»Normalmente sería ella quien estaría aquí y yo en algo más tranquilo.
—Pero Rose sí ha venido —Me dice Avery asintiendo hacia el frente.
La verdad es que me cuesta entender a lo que se refiere porque a simple vista no me doy cuenta de ello, pero entonces veo a una hermosa mujer igual a mi hermana sentada en un sofá de esta hermandad con nada más y nada menos que Guido.
Mi sangre se hiela y luego se calienta.
¿Pero qué le pasa?
La mano de Guido está por encima de su rodilla y tiene la cabeza inclinada con una pequeña sonrisa mientras Rose habla gesticulando mucho con las manos, de esa manera en la que finge ser tonta.
Odio demasiado cuando ella juega a la chica tonta, que es básicamente siempre que está rodeada de las personas del campus.
No entiendo qué hace Rose aquí.
Desde el ataque de hace unos meses ha ido a pocas fiestas, apenas un par y solo las que dio su hermandad. Participa en eventos festivos realizados en el campus y pueda que haya ido a tomar unos tragos a pubs locales con sus amigos, pero las fiestas estaban descartadas porque me dijo que la ponían ansiosa y no se sentía segura.
No pregunté si vendría a esta fiesta porque asumí que no había cambiado de opinión, ella tampoco lo mencionó y ahora está fingiendo pasar el momento de su vida con Guido.
¡Guido! Que evidentemente, tras muchas de sus palabras, aunque no haya pruebas, tiene que ser parte de toda esta mierda.
—Pensé que Guido era una persona prohibida —comenta Charlotte pareciendo desconcertada—. Ustedes me dijeron que él era un imbécil y que me mantuviera alejada, que ni siquiera le comprara hierba.
—No deberías fumar hierba, reduce tu capacidad motora debido al estado de relajación —dice Avery frunciendo el ceño—. En realidad, deberías evitar las drogas y punto. No son un complemento necesario para vivir una experiencia universitaria.
—Guau, esa ha sido la oración más larga que te he escuchado decir, Avery —Se asombra Charlotte antes de sonreírle— y fue increíble incluso si me diste un sermón moralista.
Es posible que Avery le responda algo, pero no presto atención porque la mano de Guido asciende hasta la mitad del muslo de mi hermana, instándola a abrir las piernas para acariciarle el lado interno.
—Las veo luego —digo de manera distraída y Avery me toma de la muñeca.
—¿Te vas?
Puedo vislumbrar su ansiedad.
Cuando me dijo que vendría a la fiesta le dejé en claro que las probabilidades de que pasará el tiempo con Jagger y me fuese con él eran muy altas, pero ella me había dicho que podría con ello y se sintió aún más segura cuando Charlotte se unió a nosotras.
—Jagger aun no llega ¿Te quedas otro poco? —Casi me implora y ¡Mierda! Espero no que no esté teniendo un ataque porque me sentiría muy culpable.
Lanzo una mirada a Rose a quien Guido ahora le susurra algo en el oído, él tiene los dedos están debajo del dobladillo de la falda de mi hermana.
—Me quedaré contigo, Avery, hoy tú y yo somos un dúo dinámico o una pareja —asegura Charlotte enlazando su brazo con el de ella.
Comparto una mirada con Charlotte y me asiente haciéndome saber que estará con nuestra amiga y compañera de piso durante la fiesta.
Con lentitud Avery me libera el brazo, tomando un profundo respiro antes de darme una sonrisa.
Sé que Chad, el presidente estudiantil de mi escuela que le gusta, está en la fiesta y también sé de manera dolorosa que llegó con una chica con la que se tocaba mucho, no es que Avery haya hecho algún comentario, pero tengo la sensación de que había venido a esta fiesta con la ilusión de salir de su zona de confort y acercarse a él.
—Estoy segura de que me iré pronto —Me hace saber en voz baja.
Lanza una breve mirada hacia Chad, confirmándome que es muy consciente de que él tiene una mano en el culo de su acompañante mientras ríe con un pequeño grupo de amigos y amigas.
—Nos iremos juntas cuando quieras hacerlo —Le garantiza Charlotte atrayendo su atención hacia ella— e incluso puedes conocer a otro tipo que...
—No vine a ligar —La corta Avery—. No quiero eso.
—Bien, yo tampoco vine a ligar, así que es noche de chicas, vamos por unas cervezas.
—No me gusta la cerveza —alcanzo a escuchar a Avery antes de que comiencen a alejarse.
Sacudiendo la cabeza tiro del dobladillo de mi vestido hacia abajo y comienzo a caminar hacia mi hermana que está dejando que Guido le bese el cuello mientras se ríe y se mantiene hablando.
La mirada de Rose conecta con la mía y por un segundo parece sorprendida, pero luego me da una mirada que pretende tener algún tipo de autoridad sobre mí, pero está equivocada si cree que en este momento es la sensata o si piensa por un segundo que me quedaré sin hacer absolutamente nada mientras se jode la vida y toma las decisiones equivocadas.
Para llegar hasta ella debo atravesar el centro de la casa en donde muchos bailan y aunque aún ni siquiera es la medianoche, ya veo que hay un par de borrachos y hace un rato vi a personas esnifando cocaína e ingiriendo píldoras de diferentes aspectos, lo gracioso es que constantemente o al menos cada pocos meses salen los artículos distinguidos e importantes a decir que Ocrox maneja un uso de las drogas "bajo" entre sus estudiantes, cuando de hecho tengo la impresión de que el consumo cada vez incrementa más.
Me queda muy poco para alcanzar a Rose que me envía miradas que gritan que me detenga, pero apresuro mi paso, sin embargo James aparece justo frente a mí con una gran sonrisa, que cualquier otro día le correspondería, pero hoy solo quiero que se quite del medio.
—Apartarte.
—Guau, qué ruda —No borra su sonrisa—. No puedes ir ahí, Dakota.
—¿Quién lo dice? ¿Tú? ¿Jagger? Porque no me importa, apártate, James —intento pasarlo y de nuevo se interpone.
—Todo está controlado —quiere calmarme y retrocedo cuando intenta tomarme la muñeca.
—¿Controlado? Todo lo que veo es a mi hermana ser un señuelo de un depredador.
Aun puedo recordar a Guido interceptándome hace unos meses de camino a encontrarme con Jagger en la cancha de tenis, todavía puedo recordar mi miedo cuando me restregó su erección y dijo todas esas cosas horribles sobre follar a una de las hermanas Monroe.
—Lorena y yo estamos vigilando, no dejaremos que nada le pase a Rose, te lo prometo. Confías en mí ¿Verdad?
Me inclino a un lado para ver mejor detrás de él y aunque Guido ya no le besa el cuello a Rose, sigue estando cerca. Siento rabia e impotencia porque me doy cuenta de que Rose preparó esto con ellos y de que no me lo dijeron.
—No sabía que así trabajaban los equipos, ocultándose las cosas y dejando atrás a uno de ellos.
James alza las manos como si me pidiera calma.
—Mira, solo estoy ayudando. Puedes enfadarte, pero esta no fue mi idea y solo cumplo con mi parte que es cuidar a Rose.
—Cómo sea —digo dando otro vistazo a mi hermana antes de girarme para ir a donde están los barriles de cerveza.
Muy pocas personas me saludan y quienes lo hacen estoy segura de que se trata más de que me asocian con Jagger. Tomo un vaso rojo haciendo la corta fila antes de rellenarla con cerveza que tiene demasiada espuma y que sabe asquerosa, por lo que termino dejándola sobre la mesa y girándome para ver a todos viviendo su momento en la fiesta.
Desde este punto no puedo mirar a Rose, pero supongo que no me necesita cuando me ha dejado totalmente afuera de esto. Tampoco hay rastros de Jagger, no ha llegado y aunque habíamos quedado de venir juntos, me había enviado un mensaje hace horas que decía que me alcanzaría aquí.
Pues no me ha alcanzado.
Tal vez debería encontrar nuevamente a mis compañeras de piso e irnos, sacarme este vestido nuevo que me ilusioné al ponerme, quitarme el magnífico maquillaje sutil que Avery trabajó en mí y liberarme el cabello de la cola alta que quizá está demasiado apretada porque exageré.
—Pareces bastante enfadada ¿Eh? —Me dice una voz masculina que reconozco.
Al voltear me encuentro con Alec, amigo de Rose, y podría sonreírle si de hecho a su lado no estuviese Drew.
—Hola, Alec —ignoro adrede a Drew.
No es que con Alec tenga el mejor precedente y que estemos super bien siendo amigos luego de que viviéramos aquel incómodo episodio del que no hablamos, pero francamente no es una basura, antes conversábamos con normalidad y es menos incómodo que Drew.
—¿Yo no merezco un saludo, Dakota? —pregunta el susodicho.
Todo lo que hago es darle una breve mirada antes de enfocarme únicamente en Alec que mira de Drew a mí y siendo un muchacho listo, parece sacar sus propias conclusiones sobre la tensión y animosidad entre nosotros y ahora él también está tenso lo que vuelve todo más incómodo.
Estoy con el tipo que me usó y al que tiré por unas escaleras, y también estoy con el amigo de mi hermana a quien le ¿Gusté? Me gusta pensar que ya no le gusto y que saca sus propias conclusiones sobre esta situación.
—Púdrete, Drew —digo finalmente intentando pasarlo, pero me toma del brazo con demasiada brusquedad.
—¿Qué pasa? ¿No tienes a Jagger babeando detrás de ti y te sientes insegura?
—No hablo con basuras.
—Ah, pero sí las follas ¿No? Porque eso lo recuerdo.
Alec no habla, simplemente avanza y sin despegar la mirada de mí, quita uno a uno los dedos de Drew de mi brazo, me es inevitable no hacer una mueca porque su agarre fue fuerte y se ven las marcas de sus dedos que seguramente mañana serán un moretón.
—No toques a Dakota de esa manera —Le dice Alec con seriedad.
—Por favor, dime que no eres otro babeando por ella porque te diré que no es tan buena, aunque tal vez con Jagger ya aprendió algo.
Agradezco que ya no me siento humillada por sus palabras y que he aprendido a entender que no soy el problema, no lo fui. No hay nada malo sobre mí en lo referente al sexo, no soy frígida o mala a en ello, no soy un error ni siquiera el suyo.
Así que no hablo, simplemente canalizo mi molestia y luego sonrío, lo que lo toma por sorpresa.
—Eso es lo que te duele ¿Verdad? —digo con lentitud—. La certeza de saber que con él estoy mejor, que no me importas y que estoy con Jagger, alguien que tiene mucha más influencia, poder y reconocimiento que tú.
»Dices tanto que soy frígida y que Jagger pudo enseñarme algo nuevo que te aterra que sea verdad. Temes que simplemente me canse y diga que eres un amante terrible que solo sabe conseguir un orgasmo para sí mismo y no para nadie más. Que contigo no conocí de orgasmos, que puedo mirarte sin sentir ni una pizca de deseo y que en mi mente y según mi percepción, Jagger es superior a ti en muchos sentidos y con justa razón.
»No es que deba hablarte de mi vida sexual, Drew, pero tienes razón, he aprendido un montón con Jagger y el aprendizaje más grande es no llorar, mendigar ni quedarme con alguien que solo sabe empujar, gruñir y correrse. En realidad, me compadezco de Alondra, quedarse contigo es como perder un juego.
—Pequeña perra... —Parece que viene contra mí, pero Alec se interpone y sacude la cabeza en negación.
—Creo que debes ir a otro lugar de la fiesta, Drew.
Tienen una lucha de miradas antes de que Drew suelte un bufido.
—Cómo si ella valiera la pena, ya la escuchaste, es la perra de Jagger, no se abrirá de piernas para ti por mucho que te esfuerces.
—Auch, supongo que te di muy duro en tu ego y hombría —Le digo a su espalda que se tensa ante mis palabras, pero finalmente se aleja.
—Deja de jugar con él, Dakota.
—¿Qué deje de jugar con él? No he hecho absolutamente nada y eso es lo que pasa, que ese imbécil cree que puede jugar conmigo e intimidarme y me tiene harta —Me doy cuenta de que estoy moviendo mucho las manos y trato de controlarme—. Es la primera vez que me defiendo, que realmente le doy donde le duele y vienes a decirme "deja de jugar con él, Dakota" —imito su voz—, prefiero jugar con él a que juegue conmigo.
»Estoy simplemente cansada de ser la chica buena y quedarme callada para evitar conflictos. No tengo por qué soportar que me llamen perra y menos frente a otras personas con el fin de humillarme. No merezco nada de las cosas que dice Drew y nunca le volveré a dar el poder de lastimarme. Qué se pudra él y que se pudra cualquiera que quiere hacerme daño porque estoy harta.
Tras mi arrebato ambos permanecemos en silencio y la música resonando junto a personas conversando llenan todo el espacio de la mansión. Alec me mira fijamente cómo si intentara entender mi arrebato y luego me sonríe.
—¿Ahora por qué sonríes?
—Es la primera vez que te veo tan decidida sobre algo o defendiéndote —Hace una pausa y ríe—. Realmente lo humillaste y es cierto que se lo merecía.
—Gracias por quitarme su mano de encima.
—Tonterías, no me agradezcas por algo que debería ser perfectamente normal. Te estaba lastimando.
—¿Por qué eres amigo de una basura así?
—Mismo equipo de tenis ¿Recuerdas? Y pensé que no estaba tan mal... Pero ¿Cómo es que te follaste a alguien así?
Me sonrojo y él arquea ambas cejas.
—Creí en tonterías, pero por suerte abrí los ojos... Luego de que me dejó.
—¿Estás diciéndome que no solo te lo follaste sino que también le permitiste ser quién te dejara?
—Era tonta, ya no lo soy y no se lo digas a nadie, es sumamente vergonzoso.
—Sí, lo es —Se ríe.
»Así que por qué parecías tan enfadada desde un principio.
Decido no mencionar lo de Rose aunque como su amigo ya debió de verla en todo ese espectáculo con Guido.
—Porque mi novio no ha llegado —decido optar por esa respuesta—. Me pregunto si me plantó.
—No creo que Jagger sea tan estúpido como para dejar a su hermosa novia sola.
—No es como si yo fuese un caramelo que le van a robar o no tuviese voluntad de rechazar los avances de cualquier tipo que crea que porque mi novio no está quiero ser infiel.
—Así que hoy definitivamente eres ruda ¿Eh? Hermosa indirecta la que me has dado, pero tranquila, solo estoy siendo amistoso por aquí —Me hace saber dándome un ligero empujón con su brazo antes de ubicarse a mi lado.
—¿Estoy siendo muy malvada?
—Estás siendo sexi con tu crueldad ¿Qué fue lo que me dijiste? Ah, sí, que estás cansada de ser la chica buena. Ahora das totalmente un salto para convertirte en la chica mala despiadada.
—Estúpido —Me rio paseando la mirada nuevamente por el lugar.
¿En dónde está Jagger?
Al que sí veo es a Eric, quien está con dos desconocidos para mí, pero justo entonces Chad y su cita se unen a ellos. Para mi fortuna Eric no me mira y parece estar disfrutando de la fiesta.
—Ah, parece que todas tus conquistas se reunieron en un mismo lugar, miras a Eric.
—No es así —Esta vez soy quien le da un empujón—. Eric y yo no fuimos nada ni siquiera amigos, Drew fue un error y tú eres el amigo de mi hermana que me cae bien. Y mi novio no está.
—Es una buena defensa, aunque reducirme a amigo de tu hermana es bastante cruel, pensé que al menos era tu amigo.
—No, no lo eres, pero me caes bien.
—Supongo que gracias.
—¿No deberías estar ligando con alguien como siempre?
—Sí, pero Drew me cortó el rollo cuando se acercó a "conversar" —suspira—. Debería ponerme en ello nuevamente ¿Estarás bien aquí sola viéndote toda enojada y con cara de culo?
—Estaré bien —Garantizo rodando los ojos.
—¿Ben y Lena siempre discuten en las fiestas? Pocas veces los veo ser felices —dice Alec asintiendo hacia la izquierda.
Y en efecto, mi amigo debe de estar escuchando otro de los reproches o ataques de Lena, sin embargo, parece no prestarle atención mientras mira a los alrededores hasta que su atención cae en mí y me sonríe, le devuelvo el gesto lo que tiene a Lena volteando a verme con molestia.
Alzo la mano en un saludo falso que solo la irrita más y rio por lo bajo sin poder evitar bajar la mirada hacia su vientre plano, en donde según la declaración de mi buen amigo, se encuentra el feto que lo llamará papá en unos años.
Me siento algo mal de dudar de la paternidad de Ben, pero es que supongo que estoy en negación, sin embargo, ese no es mi asunto.
Lena toma la mano de Ben y se lo lleva para que yo no pueda distraerlo de escuchar toda la basura que tiene que estarle diciendo.
—Lena nunca es feliz —digo.
—¿No lo es? —Se ríe Alec—. Eso depende de la perspectiva porque la he visto ser feliz en otras ocasiones sin Ben.
—¿Qué quieres decir? —Giro hacia él.
—Son simples comentarios —desestima y su sonrisa vacila viendo detrás de mí—. Ah, mira, aquí viene tu novio.
No me giro, pero poco después siento el brazo de Jagger deslizarse por mi cintura desde atrás mientras me atrae hacia su pecho y presiona un beso en mi mejilla.
—Hola, Dulce —dice en un susurro—. Hola, Alec.
No me pierdo el filo cortante en su saludo hacia Alec, quien se limita a darle un asentimiento antes de mirarme.
—Te veo luego, diviértete, chica mala —Se despide antes de alejarse y dejarme a solas con Jagger.
Bueno, tan solos como podría estarse en una fiesta de hermandad.
No me giro para mirarlo, pero ahora sus dos brazos me rodean, entrelazando sus dedos a la altura de mi abdomen y apoyando su mejilla contra la mía tras agacharse lo suficiente para lograrlo.
—Así que tienes bromas secretas con Alec —comenta en un tono casual que ni él mismo se cree.
—Sí, hicimos un montón de bromas privadas mientras no llegabas.
—Hummm, eso no me gusta.
—Hay muchas cosas que a mí no me gustan de esta noche —digo con sequedad y se incorpora, haciéndome girar para que su mirada se encuentre con la mía.
Da un paso hacia atrás y entonces sus ojos hacen un recorrido en mí. Desde mi peinado hasta mis pies envueltos en unas botas trenzadas con poco tacón y se encarga de hacer el recorrido visual de regreso, lamiéndose el labio inferior cuando llega a mi rostro.
—Es la primera vez que te veo usar ese tipo de verde tan oscuro, te ves impresionante.
—Sí, bueno, gracias.
Él como siempre se ve muy bien con una camisa de mangas largas blanca que, aunque oculta sus brazos tatuados, deja al descubierto los tatuajes de su cuello, además, su cabello ha estado creciendo y cuando no lo peina cae sobre sus cejas de una manera que tienta a peinárselo. Como casi siempre, trae un jean oscuro y esta vez unas botas marrones. No hay chaquetas y eso permite que se aprecie la manera en la que se moldean sus bien formados brazos.
—Lamento haber llegado tarde, pero tuve un día complicado con Seth. Debí llamarte, pero tenía cosas pasando por mi cabeza y necesito ordenarlo.
Miro fijamente hacia esos ojos grises y no sé si es que doy demasiadas vueltas y busco encontrar algo, pero vislumbro algo que antes no estaba, parece decidido e incluso más seguro.
—No solo estoy enfadada por eso, Jagger.
—Bien, creo que debemos buscar un mejor lugar para hablar.
Me toma la mano y nos guía hacia el jardín trasero en donde hay menos personas, pero huele tanto a hierba que frunzo el ceño, sin embargo, el premio mayor se la llevan el grupo de cuatro personas que esnifa cocaína mientras se ríen.
Jagger nos hace ir lo suficiente alejados de ellos, pero lo suficiente cerca de la casa para que aun la música resuene, sin embargo, al menos podremos escucharnos.
—Simplemente dilo, sabes que me gustan las cosas claras, que hablemos y resolvamos cualquier cosa que te moleste, Dulce.
Me muerdo el labio inferior ubicando mis manos en mis caderas y él movimiento hace que mis pechos jueguen a ser más de lo que son, lo que se gana su atención antes de que me cruce de brazos y su mirada vuelva a la mía.
—¿Sabes que cruzarte de brazos empuja más tus tetas hacia afuera?
Dejo caer mis brazos a los lados y finjo no darme cuenta de que se muerde la comisura de la boca para no sonreír.
Me concentro en las razones de mi enfado para no pensar en lo mucho que me gusta ese gesto.
—Me enviaste ese mensaje simple y lo entendí, pero quedamos a cierta hora aquí, Jagger y han pasado más de dos horas en las que ni siquiera me enviaste un mensaje y no se trata simplemente de sentirme plantada. Se trata de que sabemos que no estamos llevando una vida normal.
»De que pudo pasarte algo de camino aquí, de que ¡No sé! Podrías estar en una piscina ahogándote nuevamente, en manos de ese tal Bryce o quien sea que lo ayude. Me dijiste una hora y no estabas, no me escribiste, no me llamaste y ¿Qué me garantizaba que estabas bien?
Se queda en silencio durante unos pocos segundos antes de asentir.
—Tienes razón, lo siento. Debí ser más sensato, tenía muchas cosas en la cabeza y me dispersé.
Jagger nunca se dispersa y tengo la sensación de que hay más que no quiere decirme en este momento o algo que lo tiene pensativo y más analítico de lo normal.
No esperaba que me diera la razón tan rápido, lo que me tiene guardando silencio y a él arqueando la ceja a la espera de que continúe al hacerme un ademán con la mano.
—Luego descubro que Rose está en esta fiesta casi sentada en el regazo de Guido ¡Guido! Una de las personas más repugnantes de la universidad —Bajo mis brazos para apretar las manos en puño—. Y ella me dio esa jodida mirada de "aléjate," pero eso no fue todo, James apareció diciéndome que tenían todo bajo control, que seguía órdenes, tu orden ¿verdad? Y no me dijiste nada. Es mi hermana.
—Y Rose no es una niña, Dakota, tú misma lo has dicho y lo sabes.
Hago una pausa breve porque no estoy acostumbrada a escucharlo decir mi nombre con tal seriedad. Sí cuando se trata del dormitorio.
—Sé que Rose no es una niña, pero se está exponiendo.
—Todos lo estamos haciendo.
—Y lo entiendo, de verdad lo hago, Jagger, pero ¿Por qué no decírmelo? ¿Por qué mantenerme en la oscuridad? Dijiste que somos un equipo, no dejas de decirme que te cuente cualquier eventualidad y tuve que saber que el plan de mi hermana jugando con esa serpiente estaba en marcha porque la vi. Ponte en mi lugar, me mantuviste a oscuras.
Exhala con lentitud y se pasa una mano por el cabello que nuevamente le cae sobre la frente.
—Lo de Rose fue improvisto. Francamente no es un plan que siquiera me guste, pero la conoces y conmigo o sin mí lo iba a hacer, era mejor tener a alguien vigilándola —Abro la boca para interrumpirlo, pero se me adelanta y continúa—. No lo planeamos hace tiempo para ir a tus espaldas y sabes que era una posibilidad que este plan de ella sucediera, me dijiste que mejor ayudarla en su locura que dejarla ir sola.
—Lo hice, pero pensé que estaría al tanto cuando sucediera y él estaba tocándola... Era demasiado.
—Rose no es una niña —Me repite— y ambos sabemos que no es tonta. No va a tener sexo por información, tampoco lo dejará llegar lejos, no lo permitiría ni ella ni yo y sé que tú tampoco.
»Tampoco fuimos con este plan escondiéndotelo. Sucedió hace quizá exactamente tres horas, cuando apareció en mi casa, ataviada en ese vestido diciéndome que vendría a la fiesta y que necesitaba mi apoyo o simplemente lo haría sola. Jamie estaba ahí y se ofreció, y Lorena es el apoyo. Eso es todo, no confabulamos contra ti, no te sacamos del equipo y no fue mi decisión.
»Le has exigido a Rose que respete tus decisiones, ya sea de salir conmigo o de involucrarte en todo esto, haz lo mismo por ella, déjala tomar sus decisiones, si con nuestro apoyo estará a salvo entonces aquí estaremos. Rose quiere ser parte de esto, Dakota, a Rose también le cansa ser una víctima y si esto la hace sentir mejor, más fuerte y dentro del equipo, entonces que así sea.
Da pasos hacia mí y me toma la barbilla con sus dedos para que todo lo que pueda mirar sean sus ojos grises.
—Entiendo que quieras cuidarla, que estés acostumbrada a ello, pero ella también quiere demostrar que es capaz de cuidar de sí misma. Ella es fuerte, Dakota, es una Monroe ¿Crees que Rose no tiene miedo de que te lastimen como tú temes por ella? Y aun así te deja tener poder y voluntad propia para tus decisiones, merece que le des lo mismo. Confía.
—Confío en mi hermana —murmuro y la tensión de mi cuerpo me abandona—. Es difícil pensar en que pueden lastimarla y ver a Guido tocándola...
—No dejaremos que pase nada con él, lo prometo y ella tiene el control, no podrá ir muy lejos si constantemente Rose lo está dopando para que no se le pare y esté atontado
Abro los ojos con sorpresa y él me guiña un ojo, deslizando su mano hasta la parte baja de mi nuca y bajando el rostro para presionar su frente de la mía.
—Era una precaución que debía tomarse, no es moralmente correcto, pero ¿Va a enfadarte que dopemos un poco a Guido para que no esté como un baboso sobre Rose?
—¿No escuchaste a Alec? Ya no soy una chica buena —Bromeo y rueda los ojos haciendo una mueca con sus labios.
—La verdad preferí no escuchar nada de lo que decía.
—Humm ¿Celos?
No me responde, en lugar de ello sin dejar de mirarme, ambas manos van a mi trasero por encima de la tela de mi vestido ajustado y me pegan a su cuerpo, arqueándome para moldearme a él que se inclina sobre mí.
—¿Me carcome la cabeza pensar en qué hablaron mientras no estuve? Sí —susurra contra mi boca.
—Pero sabes que no te engañaría ¿Verdad? —Llevo mis manos a su cabello.
—Lo sé, confío en ti —Me asegura—, pero odio pensar en Alec o cualquier otro intentando encantarte y hacerse el listo y agradable para que les sonrías. Odio que piensen que tienen siquiera una oportunidad contigo.
Siento un cosquilleo y mucha emoción. Nadie nunca ha sido tan apasionado sobre mí como lo es Jagger, es como si me mostrara una parte de sí mismo que casi nadie conoce. Atrás deja al Jagger analítico y racional, cuando se trata de mí y sus emociones me da la impresión de que simplemente decide sentir.
—¿Qué pasó con el Jagger que decía que los celos eran una cosa irracional que no sentía? —Lo fastidio.
—Ese Jagger enloqueció y comenzó a sentir demasiado por la chica dulce —Sus dedos se extienden en mi trasero, ya no solo me toca, él agarra mi carne—. Me vuelves irracional, me haces conocer de los celos y de la necesidad de querer pasar cada segundo con alguien, el no cansarme de mirarte o tocarte y vivir con el constante deseo de tener más de ti, de nosotros.
Sus palabras me dejan con el corazón acelerado, porque si entendí bien...
—Jagger...
—¿Te he dejado sin palabras, Dulce?
Atino a asentir y él sonríe de una manera que me tiene parpadeando más que un par de veces.
Jagger es tan hermoso que dudo que siquiera se haga una idea de lo deslumbrante que es cuando sonríe de tal manera que el brillo llega a sus ojos.
—Pero lo entendiste —prosigue con sus palabras.
Asiento.
—Y te sientes exactamente igual.
Asiento de nuevo y ríe por lo bajo contra mis labios dándome un beso suave.
—En ese caso, todo lo que nos queda es besarnos.
—De acuerdo —susurro enredando mis dedos en su cabello.
—Ah, así que Dulce recupero su voz.
—Solo bésame —ordeno.
Y su risa se escucha por pocos segundos antes de que me bese, pegándome a su cuerpo para que pueda sentir cada centímetro de él. Y aunque no consigo percibir los latidos de su corazón algo me dice que son tan rápidos como él mío.
Mientras nos besamos su cuerpo comienza a balancearse al ritmo de la canción, introduciendo su lengua en mi boca y saboreándome de una manera que me hace estremecer. Chupa y muerde mis labios, grabándome con su beso este momento y cuando necesitamos respirar, me hace girar, recargando mi culo contra su entrepierna endurecida y deslizando sus manos por mis costados hasta envolverme con sus brazos de una manera posesiva que no me molesta mientras bailamos y su aliento golpea el lateral de mi cuello plantando pequeños besos.
No necesitamos estar en una pista de baile rodeado de otras personas, hacemos nuestro pequeño momento de anticipación mientras bailamos con el eco de la música filtrándose.
Giro de nuevo en sus brazos, pasándole los brazos alrededor del cuello y parándome de puntillas antes de besarlo con lentitud, siendo esta vez la que toma la iniciativa de saborearle y rozar mi lengua con la suya antes de plantar pequeños besos en su mandíbula perfecta y marcada hasta llegar a su oreja. Siento una de sus manos en una nalga y la otra tiene los dedos unos pocos centímetros por debajo de mi vestido.
—¿Y si quiero irme? —pregunto en un susurro.
—Entonces nos vamos.
—¿Y si te quiero a ti?
—Entonces me tienes.
Trago y me aprieto más a su cuerpo sintiendo su erección contra mi cuerpo.
—¿Y si quiero que me folles?
—Entonces te follo.
—Y si... —Hago una pausa y me aclaro la garganta—. ¿Y si te digo que te quiero?
—Serías una tonta al pensar que yo no te quiero.
Sonrío y continuamos moviéndonos abrazados, bailando al ritmo de la canción y disfrutando por primera vez en mucho tiempo de una fiesta juntos. Aunque en realidad, esta es la primera vez que la pasamos tan bien, tan juntos, tan unidos.
—Muy bien, quiero irme —anuncio y su pecho se sacude con una risa.
—¿Quieres que te acerque a tu piso y luego me vaya a mi casa?
—Qué gracioso, Jagger, tal vez eso es lo que deberíamos hacer ahora.
Sus dedos me aprietan el culo antes de tirar de mi labio inferior entre sus dientes.
—¿Mi casa o tu piso? —murmura plantando besos desde una de las comisuras de mi boca hasta la otras, deteniéndose a besar mis labios.
—Tu casa —consigo decir entre sus cortos besos que no dejan de llegar—, es grande, tienes tu propia habitación y no tengo que pasar a escondidas.
—También tengo una ducha —Me susurra en el oído— y una sala de estar, un jardín trasero, un pequeño armario, el sofá si James no está y un balcón.
—¿Ves? Entonces debemos ir a tu casa —digo haciéndolo reír otro poco más antes de que me bese y entrelace nuestros dedos.
Me encanta cuando Jagger ríe porque entonces es cuando se relaja y realmente disfruta, es cuando suelta las responsabilidades, el peso que muchos ponen sobre él y la culpa que no suelta.
Cuando Jagger ríe es cuando se toma el tiempo de pensar solo en sí mismo, disfrutar y ser tan normal como podría serlo un muchacho de su edad.
Cuando Jagger ríe le doy más espacio de mi corazón, me enamoro más.
—Muy bien, Dulce —dice dándome un par de palmadas en el culo—, vamos a casa.
En unas horas (mañana) viene la próxima actualización.
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