Capítulo 9
Siempre me han dicho que soy un culo inquieto y como tal no puedo quedarme dentro de los muros de Alexandria.
Corro hacia la armería pero está cerrada así que vuelvo a casa de Rick y cojo las pocas armas que encuentro, entre ellas la antigua ballesta de Daryl.
Desteñida y golpeada.
Rebusco en todos los cajones de la casa y en la mesita de la entrada encuentro una caja de puros; la abro y dentro veo varias bengalas de emergencia.
-Me las llevo-susurro.
Cojo una chaqueta del armario y salgo corriendo con la mochila rebotando en mi espalda pero una persona bloquea la puerta.
-Eugine-digo intentando disimular.
-¿A donde vas?-pregunta mirándome fijamente a los ojos .
Decido que mentirle solo me retrasará y que ya han pasado mucho tiempo allí fuera.
-Salgo buscar a Glenn y los demás -hago una pausa- pero no puedes detenerme-concluyo nerviosa.
-No tenía pensado hacerlo-dice tranquilo y calmado- de echo creo que Rick ya debería haber salido a por ellos.
Yo sonrío y saco un mapa del bolsillo trasero de mi pantalón.
-¿Estás dispuesto a ayudarme?
-En lo que esté en mi mano, si.
Eugine hace un calculo rápido con los datos que tenemos y recuadra la zona del mapa en la que deberían encontrarse.
-¿Cómo piensas llegar hasta allí?-pregunta serio- no puedes salir por la puerta.
-Hay una alcantarilla, puedo salir por allí- digo recordando el camino por el que seguí a Maggie y a Aaron.
-¿Acaso no hay caminantes?
-Si ,si que los hay, pero tengo que intentarlo-digo tratando de apartar la inseguridad de mi sistema nervioso.
El chico de peinado extraño me acompaña hasta la entrada de la alcantarilla y me desea suerte, a su manera.
Enciendo la linterna porque apenas veo mis pies e intento respirar por la boca ya que el olor es insoportable.
Encuentro varios mordedores muertos y pienso que tal vez mi misión sea más imposible de lo que imaginaba que sería.
Me asomo por la rendija y las cabezas de varios muertos me sorprenden.
La linterna se me cae al suelo y busco en la mochila.
Encuentro lo que busco y enciendo la bengala , lanzándola todo lo lejos que puedo.
La llama roja y parpadeante contrasta en la oscuridad de la noche y la luz procedente de ella ilumina a varios mordedores que se dirigen atontados hacia su posición. Empujo los barrotes pero no ceden.
Vuelvo a empujar pero hay algo que bloquea la puerta . Dirijo la luz a todos lados y no me puedo sorprender menos cuando veo la cabeza de un mordedor haciendo presión entre los barrotes.
Empujo con las manos pero está húmedo y resbaladizo así que saco un brazo por esa especie de puerta y tiro desde fuera.
Estoy tan preocupada por la duración de la bengala que no me doy cuenta de que el brazo de ese mordedor amenaza con arañarme.
Me sobresalto y me caigo de culo en el fango que cubre cada centímetro de la zona así que saco el puñal del cinturón y lo hundo en su cráneo.
-50 PUNTOS-digo con frustración y pateo la parte superior de su cabeza dejando libres los oxidados engranajes.
La llama aún brilla en la oscuridad y corro en dirección a los coches protegidos con lanzas de la entrada.
Antes de avanzar 500 metros ya estoy cubierta de sangre y sudor.
Corro todo lo rápido que puedo, esquivando a todos los muertos que encuentro, notando como la mochila golpea mi espalda con cada zancada que doy.
Es el momento de encender otra bengala para que todos los mordedores se alejen de mi y pueda escabullirme entre los coches para salir de este infierno.
Cuando me subo en el asiento del conductor y consigo mantener la respiración miro por el espejo retrovisor y se me ponen los pelos de punta cuando veo a más de 200 caminantes amontonándose tras los muros del pueblo y lo peor es que a cada momento, llegan más.
Y entonces tomo una decisión , tal vez estúpida ,pero Dakota es así.
"No tienes miedo de tomar decisiones estúpidas y arriesgadas"
La voz de Negan inunda mis oídos y aprieto el claxon del coche; una y otra vez haciendo que todos esos muertos se giren hasta encontrarme.
Empiezo a hacer un puente con los cables del coche, manteniendo la linterna apretada entre mis dientes.
El coche se resiste a arrancar y veo por el espejo retrovisor que los muertos ya casi han llegado.
Si rodean el coche, estoy muerta.
Hago un ultimo intento , siguiendo los mismos pasos que mi profe de economía se había asegurado de enseñarme, y tras unos instantes de espera consigo arrancar el motor. Al principio no escucho nada y pienso que es así como Dakota Torres acabará sus días pero un rugido se va abriendo paso entre todo ese alboroto.
Piso el acelerador tan fuerte que noto como la piel de mi herida arde.
Al principio, el coche ,apenas tiene velocidad lo que me hace temer nuevamente por mi vida pero con el paso de los segundos, voy moviéndome más y más rápido.
Saco la última bengala de la mochila y tras encenderla la saco por la ventana, haciendo ondas en el aire, con la intención de traerlos hacia mi.
No dejo de pitar y finalmente consigo llevarme a más de tres docenas de muertos de la puerta y si muero , por lo menos habré hecho algo bien entre todo este caos.
La adrenalina recorre cada terminación nerviosa de mi cuerpo y no puedo evitar gritar; nunca había hecho algo tan arriesgado como esto. Nunca me habían dejado.
La hija del jefe, todo el mundo me veía como tal.
Para ellos ni siquiera era una superviviente más, creían que apenas sabía apretar un gatillo.
Lo que no sabían era que ya había salvado la vida de su "Jefe" varias veces.
Por eso era tan importante para mi la tabla de puntuaciones, solo ahí podía demostrar de lo que realmente era capaz. Pero nunca era suficiente.
Cierro los ojos y me veo allí, subida a la plataforma sujetando mi querida pistola entre las manos, apuntando a la cabeza de varios caminantes y atravesando todas y cada una de ellas con la misma bala.
Y desde que estoy en Alexandria, por primera vez, siento nostalgia; al fin y al cabo , esa había sido mi casa durante mucho tiempo.
Sigo conduciendo , disminuyendo la velocidad ahora que la llama de la bengala se había extinguido. Algunos mordedores se habían redirigido al bosque, aunque todavía siguiendo el sonido de mi claxon, otros seguían el humo de mi tubo de escape.
Conduzco todo lo que queda de noche y parte de la mañana, siguiendo al pie de la letra la dirección marcada por Eugene.
Saco la cabeza por la ventana, intentando calcular el numero de muertos que llevo tras de mi porque si Daryl y los demás están atrapados, lo último que quiero es aumentar el tamaño del problema.
Cuento unos treinta así que paro el coche y esquivando las puntiagudas lanzas de madera, me alzo sobre el techo del Ford focus gris que antes conducía.
Descuelgo la ballesta de mi hombro y con dificultad coloco la primera de las 12 desgastadas flechas que encontré.
El arma pesa más que la Ar-15 que suelo usar para este tipo de asaltos pero la mantengo firmemente apoyada en mi hombro.
Respiro hondo y la primera flecha atraviesa la cabeza de dos muertos y cae en el suelo. Una sonrisa se forma en mi boca y coloco la segunda que ésta vez se incrusta en la frente de otro.
Las flechas se acaban antes de lo esperado pero me he llevado a un amplio numero de mordedores por delante.
Saco una de las pistolas de la bolsa y tras instalar el silenciador agoto el cargador en segundos.
Quedan unos 10 caminantes, que ahora están rodeando el coche, alzando sus manos en un desesperado intento de atrapar carne fresca.
-Esto debería ser fácil-digo arrodillándome y hundiendo mi cuchillo en el cráneo del primer caminante que encuentro.
Termino con el sufrimiento de 6 de ellos pero cuando pensaba que ya estaba a salvo decido que caerme del coche era la mejor opción.
Mi cuerpo rebota en el suelo y el aire se escapa de mis pulmones , que se quedan vacíos durante unos segundos que se me antojan una eternidad. Los oídos me pitan y un quejido sale de mi boca.
Abro los ojos en cuanto soy consciente de la situación en la que me encuentro y busco con la mano mi cuchillo.
Está demasiado lejos y me es imposible recuperarlo.
Los 4 mordedores restantes se apresuran y juro que puedo leer sus hipotéticos pensamientos desde donde estoy.
"Comida"
Mi cabeza empieza a buscar una salida pero descarto esa posibilidad desmotivadoramente rápido.
Las lágrimas se amontonan en mis ojos y justo cuando decido darlo todo por perdido veo como un muerto encaja sus costillas en una de las lanzas.
Mi corazón da un vuelco y agarro la única que está a mi alcance. Tiro de ella y consigo moverla unos centímetros. Vuelvo a tirar y vuelve a desplazarse, pero no lo suficiente.
Un grito sale de mi boca,producto de la desesperación absoluta y con un último tirón ,todo el peso de la lanza recae en mis manos; justo a tiempo porque uno de esos hijos de puta ya está aquí.
Posiciono la punta de mi nueva arma y atraviesa la cabeza de el muerto sin mucho trabajo. Lo mismo hago con el segundo y el tercero. Es el cuarto el que me da más problemas.
El caminante tropieza con los cuerpos de sus compañeros y la lanza se clava en su pecho.
Su avanzado nivel de descomposición no ayuda y poco a poco , el maltrecho cuerpo se resbala por el resto de la lanza.
Pesa demasiado y sus dientes están a punto de rozar mi cara cuando me doy cuenta de lo agobiada que estoy.
Apenas tengo espacio para respirar y con un último intento,impulsado con la ayuda de la adrenalina producida por el estres, desvío el cuerpo de la criatura hacia mi derecha.
Me subo sobre esa cosa y agarro la pequeña navaja que llevo en la bota y antes estaba totalmente fuera de mi alcance.
La clavo repetidamente , con fuerza y rabia y cuando por fin logro respirar de nuevo me dejo caer en el suelo.
Tras recoger todas las flechas de Daryl vuelvo al volante y con la mirada fija en la carretera consigo llegar hasta esa especie de pueblo o urbanización. No sabría muy bien como definirlo.
Las calles acumulan basura y restos de lo que antes era civilización. Algunos caminantes se pasean por ellas, sin un rumbo fijo.
Seguramente sean algunos de la horda, que se han desviado así que busco alguna señal de mis compañeros.
Paseo por varias calles y justo cuando planeo marcharme veo unos casquillos de bala y marcas de neumático por la carretera.Me agacho a recoger uno de ellos y sigo el rastro.
Parece que un coche ha atravesado una verja y cuando me asomo descubro que es el coche que Sasha conducía.
Está vacío y no hay rastros de sangre. Me digo a mi misma que es una buena señal.
Pero no veo ni rastro de Daryl o su moto.
Encuentro una huella en un charco de barro y se que alguno de ellos la ha dejado ahí por una razón.
Entonces me fijo en el coche que está atravesado en la entrada de este sitio y sé exactamente de que se trata. Es uno de los coches de Negan, lo había visto alguna vez por el pueblo.
Me pongo de puntillas para mirar el interior y tengo que apartar la mirada.
Son ellos, sin duda; pero ¿que estarían haciendo aquí?
Sigo mi camino y mis ojos reaccionan cuando ,en una puerta blanca leo el apellido del rebelde Daryl Dixon.
Está escrito con lo que parece piedra , en mayúsculas y sin pensármelo dos veces entro. Apenas he puesto un pie en esa especie de oficina cuando dos fusiles me apuntan a la cabeza.
Levanto la vista y cuando por fin soy capaz de enfocar, puedo respirar tranquila.
Siento unas terribles ganas de lanzarme a los brazos de los dos amigos pero me contengo. Sasha sonríe y alguna que otra carcajada se escapa de su boca. Abraham acaricia su barba.
-¿Y Daryl?-pregunto expectante.
Sasha no dice nada y es Abraham quien me explica que están esperándole y que si está vivo nos encontrará de un momento a otro.
Siento un nudo en el pecho y me sorprendo a mi misma; estoy nerviosa.
Les cuento todo lo que ha pasado en Alexandria y Abraham sale por la puerta, casi tan enfadado como preocupado.
-¿Rick sabe que has venido?
-No-contesto-pero me imagino que se habrá dado cuenta... salí de allí haciendo todo el ruido posible.
-Eres una suicida-dice en broma pero con tintes de seriedad.
-No, solo quería hacer algo. Odio quedarme con los brazos cruzados
Sasha me mira y me abraza; es un abrazo breve pero lo agradezco.
-¿Crees que Daryl estará... vivo?-pregunto intentando parecer neutral.
-Estoy segura-dice levantando las cejas- es un cabrón duro.
Yo asiento y muerdo mis uñas ,pensando en cuales son los motivos que me llevan a preocuparme por él, por ese frío y misterioso hombre, ese al que no he visto nunca sonreír, que me lleva en brazos pero luego me ignora.
Y entonces me doy cuenta de que sus ojos hacen que me vuelva loca y esa dureza hace que me encienda. De alguna manera sé que realmente, no es el hombre que quiere hacernos creer, que no es ese témpano de hielo, que realmente sufre y quiere, como todos aquí. Que le asusta perder a su familia y crea un escudo de indiferencia.
Abraham entra por la puerta y me sobresalto, dejando de lado esos sentimientos.
Trae una bolsa enorme, seguramente llena de armas y un lanzagranadas RPG colgado del hombro.
Me acerco corriendo a la mesa para inspeccionar todos los juguetes nuevos que ha traído y de reojo veo como el pelirrojo se acerca peligrosamente a la chica de tez oscura.
Cojo el lanzagranadas , que pesa mucho mas de lo que esperaba y apuntó hacia la ventana cuando escuchamos un camión aparcar en la puerta de nuestro refugio. El corazón se me sale del pecho cuando veo al rudo Daryl Dixon salir de la cabina.
Sasha y Abraham salen por la puerta y le dan una calurosa bienvenida; yo salgo de última y nuestros ojos se encuentran. Siento un escalofrío cuando sus ojos recorren mi cuerpo; de arriba a abajo y se posan en la ballesta que llevo en la espalda.
-¿Y ella que hace aquí?-pregunta levantando ligeramente el brazo para señalarme.
Yo me quedo callada y mis mejillas se encienden , ese comentario me ha sentado bastante mal. No esperaba que se alegrara de verme pero joder, tampoco hace falta ser tan borde.
-He venido a buscaros-contesto- atacaron Alexandria mientras estabais fuera y ahora varios cientos de muertos amenazan con tirar los muros- prosigo seria-estaba preocupada y he venido a buscaros, siento que no te guste pero he arriesgado mi vida por vosotros tres,me he llevado a unos 50 muertos y he casi muero en el intento. No pretendo que me deis las gracias, ni mucho menos pero si espero un poco de amabilidad.
Dicho esto me quito la ballesta de la espalda y la dejo en el suelo, sin mucho cuidado, igual que el lanza granadas y me dirijo al coche que me había traído hasta aquí.
-Voy detrás de vosotros-digo sacándolos del trance.
Doy un portazo con la puerta y estoy pensando seriamente en volver con los salvadores mientras intento arrancar el coche.
No hay manera, haga lo que haga no funciona y pego un puñetazo al volante.
Apoyo la cabeza en el desgastado cuero negro y alguien abre la puerta del conductor. Despacio, miro hacia esa dirección y veo a Daryl de pie, con una expresión seria.
-¿Que?-pregunto rodando los ojos.
-Muévete- dice haciendo una seña hasta el asiento de al lado.
Yo lo hago y gateando me coloco a su lado; no sin antes sonreír ante la indiscreta mirada del hombre a mi trasero.
El moreno se sienta y con un rápido movimiento arranca el coche.
Me mira con superioridad y yo resoplo, dirigiendo mi mirada de nuevo hacia la carretera. No hablamos durante el trayecto; él se limita a mirarme de reojo de vez en cuando y yo coloco los pies en el salpicadero, como solía hacer antes en el coche de mis padres.
El camión al que seguimos frena y Daryl hace lo mismo.
-No te muevas- me dice serio.
Como si fuera a hacerle caso.
Le veo salir del coche, con su pañuelo rojo en el bolsillo y le imito. Él me escucha y se da la vuelta, mirándome con una indudable expresión de " Te dije que te quedaras en el coche"
Sonrío con malicia y paso por su lado, arrancando el pañuelo rojo de donde estaba y colocándolo en mi bolsillo trasero.
Le escucho protestar pero sigo mi camino, sin intención de frenarme.
Pero mis intenciones nunca se cumplen y esta vez no iba a ser menos.
Mis ojos se abren por completo y siento como el aire se escapa de mis pulmones, como si chocase contra una pared. Escucho los latidos de mi corazón acelerarse a cada segundo. Tengo que parpadear, esperando estar equivocada pero la imagen que tengo frente a mi no cambia.
Noto el cuerpo musculoso de Daryl situarse detrás de mi y tensarse.
No saben lo que les espera y yo tampoco.
Mi cabeza da vueltas a la situación y barajo todas las posibilidades. Van a descubrir mi tapadera, van a delatarme y luego van a matarles. No me dejarán volver a Alexandria.
El hombre que tengo detrás da tres pasos y se pone delante de mi, cubriéndome con su brazo y parte de su cuerpo.
Un suspiro sale de mi boca y las únicas palabras que salen de ella son las siguientes.
"Son ellos".
Daryl entiende a que me refiero y yo entrelazo sus dedos con los míos, incoscientemente. Al principio duda e intenta mantener la distancia pero después me sostiene la mano firmemente.
Que empiece la fiesta, pienso.
Lo primero que quiero hacer es daros las gracias , hemos llegado al primer 1K!! MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO, A TODOS.
Os debo mucho más de lo que creéis, gracias por el apoyo y seguir aquí al pie del cañón. Es un placer para mí hacer algo que os gusta .
Como veis, en este capítulo ha habido más interacción entre Daryl y Dakota. ¿Qué os ha parecido? Otra vez más , muchas gracias por todo. Os quiero. #TamDakyl
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