Capítulo 20
Un dolor punzante y profundo me trae de vuelta y aunque me gustaría quedarme un poco más allí , la luz atraviesa mis pupilas y consigue despertarme.
Una bocanada de aire inunda mis pulmones y algo agarra fuertemente mis muñecas.
Intento incorporarme, de echo casi consigo hacerlo pero dos manos agarran mis hombros y me anclan a la mesa.
El dolor vuelve con fuerza y un grito sale desde lo más profundo de mi garganta.
-Dakota por dios, deja de moverte.
La voz de Rosita se abre paso en mi embotada cabeza y la miro a los ojos, suplicante.
Intento hablar pero no soy capaz de articular palabra.
La latina pasa su mano por mi frente y me pide tranquilidad. Me asegura que no queda mucho y justo cuando decido creerla, una nueva y brutal embestida de dolor carga contra mi abdomen y vuelvo a viajar a ese sitio en el que tan bien me encontraba momentos atrás.
Mis padres están sentados en la mesa del comedor, hablando animadamente sobre cualquier banalidad.
-Dakota, te estamos esperando- dice mi madre señalando mi lugar en la mesa.
Está tan guapa como la recordaba, con su pelo negro como el carbón bien atado en una coleta. Sus ojos verdes desprenden seguridad.
No me había dado cuenta de lo mucho que la echaba de menos.
Mi padre me mira y vuelve a preguntarme que si vengo de pasar la tarde con mi novio.
-¿Que novio papá? - me río - sabes que no tengo.
Mi hermano se mofa por lo bajo y le doy en la cabeza con la palma de mi mano mientras me siento en la silla.
-¿ Y ese chico de la moto quién es? No me dirás que es solo un amigo - dice metiéndose un trozo de pan en la boca.
Abro los ojos de par en par y un recuerdo cruza mi mente. Es fugaz, casi imperceptible.
Es Daryl.
Los cubiertos se caen de mis manos y cuando miro al frente, la sala empieza a oscurecerse y la mesa a alejarse. Mi silla está anclada al suelo.
Mi familia me mira pero nadie dice ni hace nada.
La oscuridad vuelve a comerme y en cuestión de segundos he vuelto a perder lo que tanto añoraba.
Estoy sentada en la silla de madera, esperando.
-¿Hola? - digo por fin
-Dakota
El oxígeno se escapa de organismo y cuando miro a mi alrededor, buscando su escondite, descubro que mi localización ha cambiado.
Prefería la oscuridad.
Noto como sonríe cada vez que dice mi nombre, infinidad de veces. Una detrás de otra.
Pronto, solo es ruido lo que escucho y desesperada busco una salida.
Ya conocía esa pequeña cabaña de madera, había intentado huir; ya sabía que no podía escapar.
Ya sabía lo que pasaría ahora.
Vuelvo a abrir los ojos y descubro, con liberación que ahora es Maggie quien está a mi lado.
Lucho para controlar mi respiración y me acomodo de nuevo en la camilla.
-Estás despierta
Asiento con la cabeza y me obligo a contestar.
-Eso parece.
Mi voz suena estrangulada, áspera. Como si llevase mucho sin hablar.
Maggie se da cuenta y lleva una pajita a mis labios.
El agua hace maravillas y en cuestión de segundos puedo afirmar que me siento mejor.
-¿Cuanto llevo dormida?
-Casi un día entero. Está a punto de amanecer.
Llevo mis ojos a la ventana y aunque todavía está oscuro, la claridad empieza a percibirse.
-¿Que me ha pasado?
-Nos salvaste- afirma la chica que tengo al lado-... Carol te disparó; se asustó. Te moviste muy rápido, no sabíamos que iba a pasar, no te enfades con ella...
-No estoy enfadada con Carol- la tranquilizo.
Maggie me mira directamente a los ojos.
-Lo entiendo, de verdad- le aseguro.
-----
-¿ Y que me pasó? Quiero decir, después del disparo.
-La bala solo te rozó; no tocó ningún órgano vital pero perdiste mucha sangre.
Miro a la castaña, haciéndole entender que quiero saber más.
-Estuviste perdiendo sangre cerca de dos horas; eso es mucho.
-Y ...¿cuando podré salir de nuevo?- pregunto incorporándome.
Maggie me ayuda a sentarme en el borde de la camilla.
-No es una herida profunda así que no creo que tarde más de una semana en cerrarse. Descansa un par de días y luego podrás empezar a hacer algo. Pero poco a poco, que nos conocemos.
Yo río por lo bajo porque sé que no aguantaré dos días en la cama.
-Los demás ...¿están bien?
- Todos están intactos. Nos salvaste Dak, a Carol y a mí... a mi bebé. Nunca podré agradecerte lo suficiente que arriesgaras tu vida para...
-Maggie, está bien- la corto- no tienes que decir nada- digo aceptando la manta que me tiende.
Mi abdomen está cubierto de vendas y el sujetador que llevo está bastante ensangrentado así que la manta me viene bastante bien.
- Quiero ir a casa.
-No puedes, debes quedarte aquí, descansa.
-Pero estoy hecha un asco, mírame.
-En cuanto se te pase el efecto de los calmantes no querrás moverte, te lo aseguro. Quédate, yo te traeré ropa limpia.
Asiento de mala gana y vuelvo a tumbarme en la camilla, intentando no hacer muchos movimientos bruscos .
-Pero antes, debemos hablar de algo.
Su tono me preocupa y mi corazón empieza a latir con fuerza.
Acepto con la cabeza y ella se sienta en la silla que tengo al lado.
-Mientras estabas inconsciente, Denise te hizo unos análisis...
-Continúa- le ruego.
-Tus niveles de gonadotropina están algo altos. ¿Sabes que es es la gonadotropina?
Yo niego con la cabeza.
-Son las hormonas presentes durante un embarazo.
Mi cuerpo se hiela y empiezo a negar con la cabeza.
-No es nada seguro, puede ser por cualquier cosa, solo queremos quedarnos tranquilas ... después de- su voz se corta.
-Después de que Negan me violara- digo cortante.
Maggie asiente con la cabeza y posa en mi mano un test de embarazo.
Ya había usado uno de estos hace tiempo y fue uno de los peores momentos de mi vida.
-Te dejo sola.
La chica de ojos verdes sale por la puerta y no me da tiempo a decirle que realmente, no quiero estar sola.
Cuando apoyo todo el peso sobre mis pies, un calambre asciende desde mis piernas hasta mi herida.
Hago una mueca, resistiendo el dolor y poco a poco, voy separándome de la camilla.
El proceso es sencillo, haces pis en el palito y esperas. Nunca se me habían hecho tan largos 3 minutos.
No paro de mirar el pequeño rectángulo que te deja ver el resultado mientras salgo del baño. No levanto la vista ni una milésima de segundo.
Noto como todo mi alrededor empieza a moverse, cada vez más y más rápido, con movimientos circulares. Mis ojos su nublan justo cuando veo el resultado del test.
El sonido de una puerta chocando contra la pared me asusta y el palito se cae de mis manos.
Intento llegar a la camilla pero sé que no voy a conseguirlo cuando veo el cuerpo de Dixon difuminarse para luego volver a enfocarse.
De su boca sale mi nombre y mientras estiro la mano persiguiendo a la camilla, pienso en lo bien que le quedan esas seis letras en su boca.
Dakota.
---
No paso allí demasiado tiempo; apenas un minuto entero.
Solo lo suficiente para ver con total claridad su cara triunfante y sonriente.
Daryl me trae de vuelta y lo primero que veo son sus ojos claros, muy cerca de los míos.
Con cuidado me deja en la camilla y desaparece de mi campo de visión por unos segundos.
Cuando vuelvo a ver su cuerpo, mis ojos se dirigen rápido a lo que lleva en la mano. El test.
Le miro expectante, asustada y agobiada. Había olvidado cuál era el resultado.
El ballestero me mira a los ojos y cuando por fin habla, noto como su voz tiembla.
-Toma
Su mano se posa en la mía, y el palito cae en ella, con cuidado.
Mis ojos siguen fijos en los suyos y en ellos puedo percibir ... ¿miedo?
Mi pecho sube y baja con rapidez e intentando mantener la compostura llevo la vista al cuadrito de resultados.
El aire se escapa de mis pulmones y una lagrima moja mi mano.
Noto como el hombre que está a mi lado se tensa y da un pequeño paso hacia atrás.
Mi cabeza se mueve de lado a lado y las palabras se escurren entre mis labios.
-Es negativo.
Percibo como los hombros de Daryl bajan de golpe y sus ojos se cierran por unos largos segundos.
Siento la necesidad de abrazarle porque en estos momentos me da igual la razón de nuestro enfado. Ni siquiera la recuerdo.
Pero tengo miedo.
Tengo miedo de lanzarme a sus brazos y solo encontrar un hueco vacío. Tengo miedo de que el frío Daryl sea el que ocupa su cuerpo.
Pero , ¿que es la vida sino decisiones?
Decisiones difíciles que marcan la diferencia y crean un antes un después.
Apenas tardo unos segundos en tomar mi decisión.
Y le abrazo.
Y él me abraza.
Sus brazos rodean mi cuerpo y mis uñas se clavan en su camiseta como si fueran a arrebatármelo y tuviera que luchar por el.
Lucharía por el.
Las lágrimas caen sin cesar de mis ojos y resbalan por mis mejillas hasta su camiseta.
La sensación de angustia se apodera todavía más de mi cuando Daryl lleva su mano a la parte de atrás de mi cabeza y hunde sus dedos en mi pelo.
Aspiro su aroma a suciedad, sudor y tabaco como si fuera a ser la última vez.
Con las pestañas empapadas en lágrimas separo mi rostro de su pecho y una sensación cálida crece en mi interior, empujándome hacia su boca.
No la ignoro.
Siempre he pensado que funciona como un imán.
La atracción entre dos personas... es magnética, innegable, eléctrica.
Entre nosotros fluye electricidad.
Con mis manos todavía en su espalda, noto como sus labios se posan en los míos. Ardiendo.
Mi boca se abre y aunque el beso empieza despacio, en apenas segundos su boca carga contra la mía.
La desesperación es palpable. Por ambas partes.
Daryl lleva sus manos a los lados de mi cuello, reclamando una menor distancia entre nosotros y yo hago lo mismo.
Ambos abrimos la boca para coger aire y acabamos respirando casi al unísono.
-Lo siento.
Esas dos palabras salen de su boca en forma de susurro. Apenas audibles.
-Lo siento. No lo sabía.
Sus manos retiran torpemente el pelo de mi cara y yo solo parpadeo. Como una estúpida.
-Le mataré yo mismo.
No consigo decir nada. Quiero decir muchas cosas pero he enmudecido. Solo le miro. Apreciando cada uno de sus rasgos.
Una lágrima resbala de mi ojo derecho.
-Apestas a alcohol Daryl Dixon.
Me odio a mi misma porque lo único que sale de mi boca es una estúpida e insignificante tontería pero parece que era lo único que necesitaba el ballestero.
Una pequeña, casi diminuta sonrisa torcida se dibuja en su cara.
Sabía que Daryl no se pronunciaría sobre el tema. No me pediría perdón por haberme vendido delante de Rick y los otros. Sé que el tema será tabú a partir de ahora pero no me importaba.
Sé que con el "Lo siento" se refería a que sentía lo que Negan me hizo pero era suficiente para mí.
No habría esperado ni siquiera esas dos palabras.
---
Mis párpados pesan y mis ojos empiezan a cerrarse. Tengo que luchar por mantenerlos abiertos pero cuando el sueño me vence, lo último que veo es la silueta del ballestero fumando en la ventana.
Espero que no se marche, pienso antes de quedarme dormida.
Esa noche no sueño nada; y lo agradezco. No más viajes a mi subconsciente por favor.
Cuando abro los ojos es Denise la que estaba a mi lado, leyendo un enorme libro de medicina.
Me muevo con lentitud porque la herida duele mucho más de lo que recordaba y miro a mi médica, algo decepcionada por la ausencia de Daryl.
-Acaba de irse- dice nerviosa- hace unos 10 minutos.
La doctora asiente con la cabeza y cierra su libro, concienciándose a si misma.
-A ido a hablar con Rick y a tomar unas aspirinas.
Yo sonrío porque recuerdo lo borracho que estaba.
Un sentimiento doloroso cruza mi mente y pienso que tal vez, todo lo que pasó ayer fue producto del alcohol.
Tal vez, Daryl vuelva a ser el de siempre.
---
Tras la revisión de Denise, podría decir que casi toda Alexandria se pasó por la enfermería para verme.
Todos menos Daryl.
Carol me pidió perdón infinidad de veces aunque realmente no hiciese falta .
Maggie se deshizo del test de embarazo y Rick charló animadamente conmigo.
Al final de la tarde, hacia las 8, Denise me dio la baja y me permitió dormir en casa del líder , en mi habitación.
Seguía sin haber visto a Daryl.
Había empezado a enfadarme, a sentirme utilizada e infravalorada cuando la puerta de mi habitación se abrió y el ballestero entra con algo entre las manos.
Yo le miro con frialdad a los ojos pero en eso no hay quien le gane.
-¿ Piensas dormir aquí ?- pregunto molesta.
-Tranquila fiera, solo he venido a traerte esto- dice lanzando un pequeño bote a mi cama.
-... llevo todo el día buscando uno - dice con desprecio.
Agarro el envase y le pregunto por su contenido.
-Es para los moretones; dejaran de doler.
Miro la crema , que es verdosa y espesa mientras mi cuerpo se mantiene estático.
-Lo siento- digo mirándole a los ojos.
Dixon solo parpadea y se mueve hacia la ventana. A mi lado.
Su pelo se balancea con el aire del exterior y yo me siento en la cama.
-¿Me ayudas?
El ballestero asiente con la cabeza pero sé que no se espera lo que estoy a punto de hacer.
Paso la sudadera por mi cabeza y la dejo caer al suelo. Hago lo mismo con mis pantalones.
Los ojos de Daryl observan cada centímetro de mi cuerpo y una imagen de horror se dibuja en sus ojos.
Llevo mi vista al espejo de la habitación y no puedo evitar retirarla.
No porque esté desnuda. La desnudez nunca había sido un problema para mí, estaba acostumbrada.
Todas esas manchas grises azuladas y amarillas eran lo que me horrorizaba.
Cubrían cada palmo de mi piel, de distintas formas; unas más grandes que otras, unas más negras que otras.
Los brazos del ballestero se mueven como resortes. No se esperaba esto.
Sus dedos rozan mi piel, con cuidado pero con seguridad; recubriendo todas las marcas impresas en mí.
Su respiración empieza a agitarse, junto a la mía. Con cada roce, con cada caricia.
Retiro mi pelo hacia un lado pero él deja lo que estaba haciendo.
Me doy la vuelta, intrigada por el cese de su tarea cuando me encuentro con el Daryl ardiente que tan poco se parece al frío.
Sus manos se abalanzan contra mi cintura y coloca mi cuerpo en la cama, mientras deja besos por todo mi cuello.
No consigo reaccionar y en menos de un segundo sus manos están en mi zona más íntima.
Cierro los ojos disfrutando de la inmensidad de sensaciones pero algo vuelve a mi cabeza.
La humedad, el frío, el terror, la impotencia, la frustración... la humillación.
Negan.
Con un chillido lo aparto de mi, utilizando manos y piernas, obviando que las lágrimas han empezado a caer.
Daryl se aparta, asustado y desconcertado mientras yo me hago un ovillo entre las sábanas.
Tapo mis ojos con las manos, intentando buscar un rincón de oscuridad en el que no vea su cuerpo desnudo apoderándose de mi.
Lloro.
Todo viene de nuevo.
Todo vuelve a empezar.
Y justo cuando pienso que el ballestero va a marcharse, ofendido y humillado, su pecho se pega a mi espalda y una sábana cubre mi cuerpo.
Su brazo me acerca más a el y no se mueve del sitio. En toda la noche.
Apenas podía hacer un movimiento, apenas podía cambiar de posición porque el brazo de Daryl se tensaba como un perro que defiende su territorio de una persona non grata.
Y sé que aunque Dakota solo es propiedad de si misma, estaba bien saber que el ballestero no dejaría que la tocaran.
Hola a todas!! Espero que os haya gustado el capítulo. Quería un momento Dakyl y esto es lo que os he traído.
Un poco de conexión nunca está de más !
Si os ha gustado, espero con ansia vuestros votos y comentarios. Muchísimas gracias por apoyarme y hacer esto posible. Os quiero.
#TeamDakyl
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro