Capítulo 11
No me siento bien, no me ha gustado pelearme con Rick. No es algo que buscara.
¿De verdad lo había hecho tan mal?
No había pensado, lo acepto, fui imprudente ,pero estoy aquí y ellos también.
Si no me hubiese llevado a esos caminante conmigo, tal vez no siguiésemos aquí, tal vez Carl habría muerto.
Infinidad de cosas pasan por mi cabeza mientras cruzo la calle de camino a ninguna parte.
Estoy tan enfadada que apenas escucho mi nombre salir de los labios de Daryl.
Pestañeo y freno en seco. Siento como el corazón me da un vuelco y busco una excusa para mi misma.
"No me jodas Dakota"
-¿A donde vas con tanta prisa?
El moreno de ojos azules está sentado en el césped que rodea el negro y contaminado lago de Alexandria, apoyado en el blanco camión que ahora muestra rastros de humo y sangre, igual que un lienzo ya no tan blanco.
Juro que podría pintar esa imagen toda mi vida.
Los pájaros han vuelto a cantar y el calor se pega en mi piel.
-Tenía que salir de aquí-contesto- me siento atrapada.
Daryl sonríe para si mismo, como si entendiera esa sensación y me fijo en sus manos, que juguetean con el cordón negro que ya había visto en ocasiones anteriores.
Decido acercarme y sentarme a su lado, manteniendo una distancia prudente.
Dejo descansar los músculos de mi espalda y bajo la cabeza, permitiendo que el pelo caiga a los lados de mi cara.
Mantengo los ojos cerrados por miedo a llorar hasta que el moreno rompe el silencio.
-Gracias por venir a buscarnos.
Esa frase golpea mi estómago como un puñetazo y levanto lentamente la vista.
-¿Daryl Dixon dando las gracias?-digo a modo de broma.
El hombre que está sentado a mi lado deja escapar una especie de carcajada y siento calor inundando mi cuerpo.
-No ha sido nada- respondo seria, diciendo nada más que la verdad.
-Tampoco serví de mucha ayuda-concluyo.
Daryl me mira, pero esta vez sus ojos no desprenden el mismo frío glacial.
-¿Te has buscado problemas con Rick?
-Bingo-contesto respirando hondo.
-Está nervioso... por lo del chaval-dice deshaciendo un nudo del cordón.
-Lo se.
Y realmente sé que tiene razón y que no intentaba hacerme daño con sus palabras.
-De todas formas... no creo que me quede mucho más aquí.
Miro a los ojos de Daryl que expresan curiosidad pero ni una pizca de preocupación.
"¿Y qué te esperabas Dakota?"
-No tienes por qué hacerlo, parece que te estás ganando un sitio aquí-dice tranquilo.
Yo hago una mueca, mezcla de incredulidad e ironía.
-Pareces buena chica-concluye.
-Todos tenemos nuestro lado oscuro Daryl Dixon.
Me levanto y tras sacudir la hierba de mi trasero le tiendo una mano.
Noto como contempla mi extremidad ,barajando las opciones hasta que acaba aceptando el gesto y con un pequeño tirón de mi parte se levanta.
Asiente con la cabeza y comienza a darme la espalda cuando recuerdo el por qué de mis apresurados pasos de antes.
-Daryl.
Él se da la vuelta y nuestras miradas se cruzan durante una milésima de segundo.
-¿Tienes un cigarro?-concluyo.
Dixon palpa sus bolsillos y con un rápido movimiento me tiende el último de la cajetilla.
-Oh no-digo moviendo las manos en el aire- acabalo tu mejor.
Pero el moreno insiste haciendo un movimiento con la mano para que lo coja.
Acepto el regalo tímidamente y enciendo el último cigarrillo con una cerilla.
-A la próxima... invitas tú- dice tras una pequeña pausa.
Sin dejarme tiempo a reaccionar se da la vuelta y prosigue su camino.
En mi cara se ha dibujado una sonrisa que sería difícil de borrar incluso con agua ras.
Miro el suelo e inspiro el cálido humo que se cuela por mis pulmones, dibujando un circulo con el pie.
No se cuanto tiempo llevo andando cuando entro por la puerta de la nueva y bonita casa de Rick.
Parece que no hay nadie así que corro al baño y dejo correr el agua.
Mis prendas de ropa caen al suelo y poco después noto el agua caliente hacer carreras por todo mi cuerpo.
Dejo que caiga en mi cara esperando poder despejar mi mente pero no sirve de nada. Miro la bañera y me encuentro a mi misma absorta en la suciedad y la sangre que resbala con ella.
Más sangre que suciedad. Mucha más.
Decido apoyar la cabeza en los azulejos de la ducha mientras el agua resbala por mi espalda porque empiezo a sentir como mi mundo da vueltas.Pero la situación no mejora en absoluto y tengo que salir de entre la cascada.
La adrenalina ha desaparecido por completo de mi organismo y empiezo a sentir dolor en varias partes de mi cuerpo.
Agarro la toalla como puedo y la coloco al rededor de mi pecho mientras camino con pasos inestables.
Bajo las escaleras lentamente, dejando huellas de pies mojados por mi camino e intentando mantener los ojos abiertos.
Al fondo del pasillo veo la silueta del sheriff pero me doy cuenta de que no voy a llegar.
-¿Rick?
En un intento desesperado, su nombre se escapa de entre mis labios antes de que mi cabeza toque el suelo.
Cuando abro los ojos, noto que mi cuerpo se balancea hacia los lados mientras mis pies rozan la pared. Levanto la mirada y esta vez es Rick quien me lleva en brazos. Su expresión es seria.
Noto una punzada de dolor en el hombro, similar a la que sentí cuando Negan hundió su cuchillo en mi pierna.
Negan. Al final todo me llevaba a él, cualquier cosa.
Mis ojos se abren pero yo apenas veo nada, solo pienso en las cosas que he descubierto hoy. Los hombres de la carretera y su singular presentación asesinando a una persona del grupo. Pertenecían a los salvadores. A Negan.
¿Dónde había estado metida todo este tiempo?¿Cómo podía haber sido tan inocente?
Tiene gracia que sea ahora cuando me doy cuenta de las cosas ...pero nunca nada es lo que parece. Yo no soy lo que parezco.
Una palabra se escapa de entre mis labios pero no consigo escucharla.
Cuando abro los ojos todo lo que veo es oscuridad hasta que una pequeña puerta se abre.
Luz clara se cuela por el hueco y consigo identificar el lugar en el que me encuentro. Muevo las manos intentando escapar pero tal y como pensaba... están atadas.
Empiezo a asustarme y a tirar de ellas pero no consigo zafarme.
Una sombra me tapa la luz y tras levantar la cabeza me encuentro con la silueta oscura de un hombre, con hombros anchos y el pelo muy peinado. No hace falta que se acerque más a mi para saber quien es.
Negan me mira mientras balancea a Lucille, intimidándome.
-Bienvenida Dakota-dice sonriente.
Volver a escuchar su voz hace que un escalofrío recorra mi columna vertebral.
-¿Me has echado de menos?
Mi ex profesor de economía dobla las rodillas y se posiciona a mi altura, mirándome a los ojos.
-Yo a ti si-dice dando una vuelta a mi alrededor.
Trago saliva e intento hablar pero mi voz se ha ido, como siempre.
-Verás Dakota... te mandé a Alexandria con una misión- dice tras una pausa.
Yo le veo dar vueltas por la pequeña cabaña de madera en la que empezó todo.
-Pero no la has cumplido.
Esta vez su voz se torna más dura y mis músculos se tensan.
-No me gustan los traidores-dice posando una mano en mi hombro.
-¡De echo es lo que menos me gusta de este puto mundo¡- dice tirando de mi extremidad hacia atrás y provocando que la frágil silla en la que estoy sentada caiga al suelo.
El golpe de mi espalda contra el suelo me deja sin respiración.
-Ni los muertos, ni el hambre o el resto de colonias me gustan menos que los putos traidores- continúa.
-Y tú precisamente deberías saberlo maldita zorra.
No es la primera vez que me insultaba pero me había olvidado de lo que me hacía sentir.
Veo como levanta su bate rodeado con alambre de espino y ya se que es lo que viene después. Imagino como el bate se hunde en mi cráneo sin apenas esfuerzo.
-Sabes que no me gustan los traidores Dakota- dice con una amplia sonrisa -Y ya sabes lo que hago con ellos- dice entes de lanzar el bate en mi dirección.
Abro los ojos a la vez que su nombre sale de mi boca en forma de grito y me encuentro en otro lugar completamente distinto con otras personas completamente distintas.
Me incorporo como si no pudiese respirar y un dolor punzante aparece en mi hombro. Me quejo y la cabeza de Rick aparece en mi campo visual.
-¿Qué ha pasado?-pregunto desconcertada.
-Tenías un balazo en el hombro, no muy profundo.Está todo bien-dice tras una pausa.
-¿Como ha llegado una bala a mi hombro?-pregunto intentando moverlo.
-Puede que ese hombre de la carretera si llegara a disparar.
Miro hacia el marco de la puerta y no me hace falta mirarle a la cara para saber quién es.
-Hijo de puta...-susurro.
A la mañana siguiente,tras ir a ver a Denisse me entero de la muerte de Deanna y corro a visitar a Carl.
El mini sheriff bromea y me lo tomo como una buena señal.
Michonne me dice que tiene que descansar así que me marcho y poco después entro en el garaje de Aaron.
-¡Hola Dakota¡Me alegro de verte y de que ya estés en pie-dice abrazándome con entusiasmo.
Sonrío y le doy un pequeño abrazo pero mis ojos se posan en la ancha espalda de Daryl, que se inclina sobre la moto ,haciendo unos pequeños ajustes.
Mi mirada recorre la oscura y morena piel que recubre sus musculosos brazos. El aceite se extiende por ellos y mi mente se va por las ramas, pensando en lo mucho que me encantaría que pasara sus manos por todo mi cuerpo.
"Dakota" me grito a mi misma mientras mis mejillas se tiñen de rojo ante mi propio comentario.
Estoy tan metida en mis pensamientos que no me he dado cuenta de que Daryl se ha dado la vuelta y sus ojos están clavados en los míos.
-Ehhh... venía a deciros que ya estoy lista para salir de nuevo-digo carraspeando.
-No.
Hago una mueca y miro de nuevo a Dixon; ésta vez con odio.
-¿Cómo que no?-pregunto con cierto tono de rebeldía.
-Estás herida-contesta- solo nos retrasarías.
Mi boca se abre pero antes de que pueda contestar Aaron me corta.
-De echo Daryl... iba a decírtelo hoy- se para.
El moreno de brazos cruzados le fulmina con la mirada mientras yo contemplo la escena.
-Yo no podré salir mañana así que irás con Dakota.
Veo como la boca del chico que está apoyado en la moto se abre pero Aaron vuelve a frenarle.
-Antes de que protestes-una carcajada sale de su boca- tengo que decirte que es una excelente tiradora y sabe muy bien lo que hace.
Daryl deja escapar un bufido de entre sus dientes y sigue con lo que estaba haciendo, enfadado.
Aaron me guiña un ojo y yo le sonrío.
El rubio sale del garaje y camino hasta donde trabaja el concentrado ballestero.
-¿Has recuperado la moto?-pregunto apoyándome en la mesa que está frente a el.
-No... ésta no es la mía-dice sin levantar la vista del aparato metálico que está reparando.
-¿A que hora salimos mañana?-pregunto intentando romper el hielo.
-Vete con tus estúpidas preguntas a Aaron y déjame trabajar- dice mirándome con mal humor-eres peor que una patada el culo.
Una sonrisa torcida aparece en mi boca mientras salgo del garaje, no sin antes dejar caer la caja de herramientas que estaba en equilibrio sobre el sillín de la moto.
-Es gilipollas- afirmo mientras me siento en la encimera de mármol de la cocina de Rosita.
Ella se ríe y me pasa una de las galletas de Carol.
-No se cómo hablar con él-exclamo- es un puto témpano de hielo antipático y engreído.
-Créeme, se que es difícil. Llevo más tiempo con él y no hemos tenido una conversación más larga que las que he tenido con...Heath.
Resoplo apartando un mechón de pelo de mis ojos y termino la crujiente galleta.
Paso el resto de la tarde con Carl, leyendo su cómic favorito en voz alta y sintiéndome absurda imitando las voces de los superheroes, pero Carl se ríe así que sigo leyendo con entusiasmo.
Cuando abro los ojos, la luz ha desaparecido de la habitación del herido chico y mi cuerpo está tapado con una gruesa manta. Carl duerme a lo largo de la cama, cosa que me hace sonreír. Es un niño muy dulce y en el fondo sufre más de lo que se atreve a expresar.
Me levanto con cuidado para no despertarle y salgo de la habitación en puntillas para después cerrar la puerta con cuidado.
Camino por el amplio pasillo frotando mis ojos , buscando una habitación vacía... sin suerte. Decido que dormir en el sofá es una buena idea así que me acomodo e intento conciliar el sueño.
Tampoco tengo suerte en eso porque en cuanto mis músculos empiezan a relajarse, una voz ronca y profunda me despierta o más bien me asusta.
-¿Has hablado con Aaron?
En cuanto abro los ojos, mi corazón empieza a patear mi caja torácica al ritmo de mil tambores.
-No le he visto-digo mirándole directamente a los ojos.
"A ver quién intimida a quién ahora" pienso divertida.
Daryl asiente y pienso que he ganado y que va a salir por la puerta con el rabo entre las piernas. Ingenua de mi.
-¿Cómo va la herida?-pregunta cambiando el peso de una pierna a otra.
Creo que es un acto reflejo; que lo hace cuando está nervioso porque no es la primera vez que veo al ballestero haciendo ese movimiento.
No puedo evitar llevar la vista a sus manos, que juegan nerviosas.
-Ah, bien-digo como si nada-sólo me rozó.
Aparto la tira de la camiseta negra que llevo y retiro la venda blanca que cubre mi hombro, dejándole ver el orificio.
Con cuidado se sienta en el sofá y apoya sus dedos en mi piel, dudando.
Ese pequeño e insignificante contacto provoca que una corriente eléctrica recorra cada terminación nerviosa de mi cuerpo.
Hago una mueca cuando vuelve a colocar la venda y dejo la camiseta en su sitio.
Se levanta y camina en dirección a la puerta mientras yo me vuelvo a acomodar en el sofá pero no sale de la sala todavía.
-Mañana a las 6.
Sonrío porque sé que he ganado nuestro pequeño juego y enseño un pulgar levantado a modo de afirmación.
Miro el reloj de mesa, marrón y desgastado y suspiro tras calcular que sólo dormiré cuatro horas ésta noche.
Y sin darme cuenta ,una sensación ya conocida rodea mi cuerpo y me veo a mi misma en mi cama. En mi única y verdadera cama, en mi casa, en mi urbanización y en mi ciudad. Estoy tumbada sobre la colcha blanca con estampado de plantas, dibujando cualquier cosa en mi cuaderno de tapas oscuras cuando miro la hora en mi móvil. Esa noche tampoco dormiría todo lo que me habría gustado.
Y desde esa noche, nunca volví a dormir plácidamente.
Cierro los ojos escuchando las agujas del reloj marcar los minutos y segundos pero pronto, ese sonido degenera en otro completa y absurdamente distinto.
Esta vez solo veo a Lucille, sobre un fondo tan oscuro como la inexistente conciencia de Negan. Gotas de sangre se desprenden del alambre que rodea el cuerpo de madera del arma y golpean el suelo. Una tras otra, sin pausa.
Unas manos fuertes y ásperas me sacan del trance y cuando abro los ojos percibo como tímidos rayos de sol se cuelan por las ventanas , algo sucias, de la casa.
Daryl es el dueño de esas manos, que me balancean con cuidado.
-Vístete y coge tus cosas, nos vamos en 20 minutos.
Paso las manos por mi frente y los lados de mi cara, llegando hasta el cuello y me incorporo tratando de regular mi respiración.
Corro al baño y tras lavarme los dientes y recoger mi pelo en una coleta alta bajo las escaleras. Noto cómo algunos mechones se escapan y acarician mis pestañas así que los aparto con la mano.
Cuando salgo del porche, la nueva moto de Daryl está aparcada frente a mi y como no hay moros en la costa, dejo mi mochila en el suelo y me subo en ella.
No es tan cómoda como la de aquel novio que tuve, pesa más y está algo oxidada pero me encanta. Paso las manos por los manillares y la arranco con cuidado. Suena, pero no excesivamente. Es agradable ver algo que todavía funciona. Me inclino sobre ella para admirarla más de cerca y noto como mi pelo recogido con un coletero cae hacia delante.
-¿Vas a conducir tú?
Al escuchar su voz levanto las manos lo más rápido que puedo, provocando que la moto recorra unos metros hacia delante. Me asusto pero consigo frenar y me bajo lo más rápido que puedo, esperando cualquier reacción por parte de su dueño.
-Todavía tienes que hacerte con ella-dice lanzando la mochila que yo llevaba antes y que atrapo al vuelo.
Sonrío y admiro su cuerpo mientras se sienta en la moto. Se maneja como pez en el agua.
Yo aguardo al margen, esperando que me de alguna especie de señal, que no tarda en llegar.
-¿Vas a montar o prefieres ir andando?
Su voz vuelve a ser fría pero yo lo dejo pasar y asiento.
Subo a la parte trasera de la moto y acomodo mi trasero en el desgastado asiento, intentando no rozar mucho la espalda de Daryl. No me gustaría incomodarle.
Con un rápido movimiento, la moto arranca y mi pecho golpea los músculos del ballestero, que no dice nada.
Agarro los laterales del asiento y me mantengo firme mientras cruzamos la vaya metálica de Alexandria y nos perdemos en la carretera que cruza el bosque.
El trayecto inicial dura varias horas, en las que no hablamos ni paramos, simplemente observo el salvaje paisaje salpicado con caminantes aquí y allá mientras el moreno conduce. Es una sensación agradable, avanzar tan rápido.
Creo saber donde hemos dejado la moto. Es una especie de urbanización que estaba marcada en el mapa que le enseñé a Eugine.
Está bastante cambiada en comparación a las fotos persistentes en los carteles. Las ventanas de algunas casas están rotas , hay basura por todas partes y los arbustos crecen salvajes.
Ambos miramos a la misma dirección así que no hace falta que ninguno diga nada. Dejo que Daryl camine delante porque no quiero desafiar su posición de macho alfa.
Coloco la tira de mi mochila sobre mi hombro bueno y mantengo mi mano en el mango del puñal. No tengo miedo pero mi corazón late rápido e indomable. No es nerviosismo sino excitación.
Daryl camina decidido y da ordenes que me aseguro de cumplir al dedillo.
"Yo entro primero, yo mato primero. Si encontramos a alguien quiero que mantengas la boca cerrada. Yo hablaré" Eran las palabras que se habían resbalado de su boca.
Yo, yo, yo.
"Parece Negan" pienso mientras abro un armarito de la cocina.
Está vacío, como todos los de las otras casas que hemos saqueado. Apenas hemos conseguido nada de comer.
Busco en el salón cualquier cosa que nos pueda ser útil pero me detengo cuando el casi imperceptible silbido de Daryl llega a mis oídos. Me está llamando.
Subo las escaleras enmoquetadas de dos en dos y le busco por el pasillo. Se encuentra en la habitación del fondo y se lleva un dedo a la boca.
No hacía falta ese gesto para que supiera que debía estar callada así que le miro y ruedo los ojos.
El ballestero alarga el brazo en mi dirección y dudo antes de agarrar su extremidad, con cuidado.
Rápidamente coloca mi cuerpo tras el suyo y siento unas ganas enormes de lanzarme a su cuello. Me encanta que un hombre intente protegerme ,aunque nunca sea necesario. Puedo cuidarme solita.
Admiro como su musculosa espalda se tensa mientras sube y baja al ritmo de su respiración.
Antes de que me de cuenta, abre la puerta y entra con una amplia zancada. Yo le sigo.
Ninguno de los dos nos esperamos nada de lo que encontramos en esa pequeña habitación. ¿Qué posibilidades había? Tal vez un 30 por ciento.
Antes de que pueda retroceder junto al ballestero, unos 4 caminantes me han cortado el paso. El hedor es nauseabundo y con una rápida mirada cuento a 10 mordedores, rodeándonos , listos para devorarnos.
Daryl no tiene sitio para sacar la ballesta así que hundo el cuchillo en la cabeza del muerto más próximo a mi posición.
-Dakota.
La voz de Daryl retumba en mis oídos mientras clavo el puñal en el segundo cráneo.
Miro de refilón y veo como el moreno rompe el cristal de la pequeña ventana con el puño y pienso en lo mucho que le va a doler... eso si salimos vivos.
En apenas segundos su mochila desaparece por la ventana e intento seguirle.
Decido que salir de espaldas es la mejor opción, no podía dejar que ninguno de esos putrefactos cadáveres me arañara. Pero obviamente, mi plan no sale como lo esperaba y cuando estoy apunto de sacar la última pierna de esa infecta sala, un muerto se abalanza contra mi.
Noto sus manos golpear mi abdomen ,que está protegido por una chaqueta de cuero y poco a poco , todo el peso de su cuerpo cae sobre mí. Recorro sin darme cuenta los escasos metros de la especie de balcón en el que estamos y de un momento a otro, mis pies dejan de rozar cualquier tipo de superficie.
Apenas tengo tiempo de reaccionar cuando lanzo mi mano, a la desesperada, intentando agarrar cualquier cosa firme mientras el caminante que me había atacado, cae por mi derecha y se estrella contra el suelo. El aire se escapa por mi boca a cada segundo pero el momento de golpearme contra el suelo no llega.
Abro los ojos y por fin soy consciente de que es lo que me está manteniendo viva. La mano de Daryl sostiene la mía pero intuyo que tiene problemas porque puedo ver como los caminantes se amontonan en la ventana. Si no me suelta, acabarán mordiéndole.
-Suéltame la mano Daryl
-No
-Rudo cabezota, van a acabar devorándote. Suelta mi mano o lo haré yo-amenazo.
Veo en sus ojos que se resiste a aceptar la idea.
-Tengo una idea-grito- déjame colgada del borde y cuando acabes con esos, me ayudas a subir.
Lágrimas resbalan de mis ojos por el esfuerzo.
-¿Crees que aguantarás?
-¿ A caso lo dudas?-digo obligándome a mostrar una sonrisa juguetona. Tenía que sonar convencida.
Mi mano deja de notar el cálido agarre de Daryl y como puedo, agarro la cornisa con ambas extremidades, rezando para no caer.
Se podría decir que el ballestero hizo rápido su trabajo pero cuando estás en esta situación, cada segundo parece una eternidad.
Estoy barajando las opciones, debe haber 4 metros de caída y como mucho me rompería un brazo o una pierna. Pero antes de tomar la decisión decido observar el terreno.
Las manos empiezan a sudarme en cuestión de segundos y mi corazón amenaza con pararse.
Hay unos 50 muertos abajo, esperando su tierno bocadito de carne fresca.
-Daryl...- le llamo con un hilo de voz.
Nadie responde.
-No aguanto mas-suplico.
No puedo escuchar nada, solo percibo un potente zumbido en mis oídos y temo que sea tarde, que algo malo le haya pasado al rudo Daryl Dixon.¿Eso es imposible, verdad?
No puedo aguantar más y aunque intento evitarlo, mi mano izquierda suelta la tubería a la que estoy agarrada. Los dedos de la mano que aun se aferra empiezan a soltarse.
Y entonces, mi último dedo cede y mi cuerpo empieza a descender, rápido y pesado.
"Soy pienso para muertos" pienso.
Hola a todos. Espero que os haya gustado este nuevo capítulo. Como veis os he traído más Dakyl.
Si os ha gustado ( espero que si ) votad y comentad. ¡Me encanta saber vuestras opiniones!
Ahora tengo que hablaros de un tema un pelín más serio.
A partir de éste capítulo pondré un mínimo de votos que deberá cumplirse para que pueda subir el siguiente. Sé que es un royo. Lo siento mucho de verdad. No me odiéis.
A los que siempre votáis, quería deciros que sois todo; muchas gracias.
Espero que por esto no paréis de leer la novela y menos después de este capitulo porque puedo afirmar que el capítulo 12 es EL CAPÍTULO.
El mínimo de votos para que suba el 12 serán 25 así que teniendo en cuenta que suelo tener 20/ 21 no lo he subido mucho.
Aquí me despido, espero que os haya gustado y gracias por vuestro apoyo. #TeamDakyl
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