Salí a las azotea del santuario, necesitaba poder despejarme un poco. Observe los alrededores, todo se encontraba vacío, no se oía ningún ruido del exterior.

La puerta de abrió y pude ver como Negan se debatía entre acercarse o no. Al final término acercándose y se situó al lado mío apoyándose en la baranda y observando el mismo paisaje que yo.

-No quería tratarte de esa manera.

-Da lo mismo Negan.

-Siempre dices lo mismo, me molesta que cada vez que tengamos un problema o una pelea trates de bajarle la gravedad. Siempre dices que te da lo mismo. Esto es una mierda _________, una reverenda mierda.

-Nuestra relación fue una mierda desde el principio, no veo cual es la importancia que le das, ve y acuéstate con alguna de tus esposas— me encogí de hombros sin darle importancia.

-Es que ya no hay ninguna, ese es el puto problema, desde que llegaste ya no hay ninguna. Y tu sigues sin darle importancia a esto— me apunto a mi y luego a él.

-Dijiste que estabas por lástima conmigo Negan, no necesito que nadie tenga lástima por mi. Menos tu, te recuerdo que puedo llegar a defenderme mejor que tu— él bufó.

-La cague, lo siento, la cague hasta el puto fondo.

-¿Si? Mira tu, no me había dado cuenta que la habías cagado.

-Deja de ser una sarcástica de mierda conmigo, por favor.

Me quede en silencio y él bufó. Estaba inquieto, se movía de un lado a otro, tomo mi brazo y me hizo mirarlo.

-¿Te irás?

-¿Me dejarás hacerlo?

-¿Quieres hacerlo?

Solté un suspiro, por más que Negan había sido un completo hijo de puta la mayoría de las veces. Lo quería y lo quería demasiado.

-No, no lo haré— él soltó un suspiro aliviado y me abrazo con fuerza.

-Tuve miedo de que te fueras, no me dejes, sin ti seré un completo idiota aquí. Más de lo que ya soy.

Reí y lo besé. Era un maldito, pero era el maldito que quería y necesitaba a mi lado.