Las puertas de Alexandria se abrieron y los camiones de los salvadores entraron a la comunidad. Rick que se encontraba a mi lado me miro con preocupación.

-Vendrían en una semana.

-¿Tenemos algo para darles?

-Nosotros nos quedaríamos sin nada de comida.

-No quiero que Daryl o alguien más muera, podemos conseguir más— asintió no muy convencido.

Negan se acercó con su típica sonrisa fanfarrona.

-Te extrañe— se acercó a mi.

-¿Que quieres?— Rick intervino frunciendo el ceño.

-No le hables así Ricky Dicky— le paso su bate— vine a buscar lo que me corresponde.

-Vendrían la próxima semana— me cruce de brazos y Negan rió sarcásticamente.

-Yo vengo cuando yo quiera, puedo venir mañana o puedo venir en una semana, todo depende de cuanto te extrañe— bufé— Rick dile a Simón donde sacar las cosas.

-Estaré bien— lo mire y él asintió.

Rick se alejó con desconfianza mirando constantemente a nuestra dirección.

-Por fin solos— sonrió.

-Sigues siendo un hijo de puta para mi— lo mire.

-¿En serio? Para mi eres la mujer con la que más me deseó acostar.

-Eres desagradable.

-Esa boca— se acercó y quedo a una poca distancia de mi cara— recuerda que tengo a tu hermanito en mi poder.

-No toques a Daryl.

-Claramente a lo que quiero tocar es a su hermana.

-Creo que los idiotas ya tienen la mercancía, puedes irte— sonreí con falsedad.

-Salvadores— corrigió.

-Lo que sea, ya lo tienen listo— apunte a sus hombres.

-Pero yo no me quiero ir— sonrió, lo mire y su sonrisa se hizo más grande.

-Deja de ser un hijo de puta, en serio Negan.

-Me encanta cuando dices mi nombre— rodé los ojos y me aleje hacia la casa.

-¡Pero que vista tengo, nos vemos preciosa!— lo escuche reír.