Ella me había evitado durante toda la semana, siempre estaba ocupada o salía del santuario para no tener que verme. Y la entendía, ella tenía miedo de arruinar nuestra amistad, pero también me hubiera gustado que me hubiera entendido a mi.

Camine por uno de los pasillos, sabía que por ese lugar se encontraba la habitación de ella, y deseaba que ella saliera por una de esas puertas en este momento.

Y como si mis deseos fueran órdenes, ella salió de su habitación distraída, tenía ojeras bajo sus ojos y se notaba que no había comido bien. Me miro con sorpresa, le di una sonrisa sincera.

— Hola __________. —deje a Lucille en mi hombro y me pare a observarla.

— Hola Negan. —me miro y me dio una leve sonrisa.

— ¿Te encuentras bien? —ella negó.

— Sólo no he dormido bien, eso es todo.

— Ni has comido bien. —ella hizo una mueca.

— Ahora me dirigía al comedor.

— Te acompaño. — ella asintió.

Ambos partimos nuestro rumbo al comedor, estábamos en completo silencio, hace una semana me hubiera dado completamente lo mismo ese silencio, pero ahora luego de todos los hechos ocurridos ya me encontraba desesperado. Elegimos nuestro desayuno y nos sentamos juntos. Apenas llevaba algo de mi plato comido llego Simón anunciando que necesitaba que viera algo. Me levanté despidiéndome de ella y me aleje.

Y definitivamente no había sido un problema pequeño, teníamos unos problemas bastantes grandes dentro del santuario que debían ser resueltos y eso me había tomado casi todo el día, agotado me dirigí a mi habitación junto a mi fiel compañera Lucille.

Mi sorpresa fue grande cuando al doblar la esquina que llevaba a mi cuarto pude divisar su figura fuera de mi habitación, se encontraba paseándose de un lado a otro, se veía angustiada. Me acerque con paso rápido y apenas entré a su campo de visión se tensó. Pare cuando estuvimos frente a frente.

— Te amo, lo supe desde el primer minuto en el que te conocí. — confeso y por la sorpresa Lucille se cayó de mi mano —Siento haber tardado tanto para entenderlo, es sólo que me atore.

La mire procesando todo lo que dijo, me acerque y la tomé en brazos, ella enrollo sus piernas en mi cintura mientras posaba sus manos en mi cuello y hombro.

Sonreí por inercia y la besé, ella correspondió al instante. Abrí la puerta de la habitación entrando junto con ella, mientras ambos sonreímos entre medio del beso.