1.- Agradecer.
Si pudiera describir a Negan en tres palabras serían: Hijo de puta. Pero dentro de esas palabras y esa personalidad se encontraba un hombre con un pasado, que había perdido todo por un par de piernas bonitas y su mal carácter.
Había conocido a Negan cuando él y Simón se encontraban buscando algo en el bosque, los idiotas no se habían fijado que los seguían bastantes caminantes, así que yo decidí darles una mano, luego de acabar con todos él me ofreció vivir en el santuario.
-Me salvaste la puta vida— él me dio una sonrisa sarcástica.
-¿Si?, mira tu no me había dado cuenta— bufe y me cruce de brazos.
-Te ofreceré algo— se acercó a paso lento con su bate— te invito a vivir con nosotros al santuario, bajo mi protección.
-¿Bajo tu protección?— lo apunte— ¿la misma que acabo de ver?, no gracias, prefiero vivir— lo escuche reír.
-Tendrás una cama, comida y todo lo que desees, ¿o no Simón?— se dirigió a tu acompañante y él asintió.
-Si no me gusta, me iré– lo mire y él sonrió.
-Créeme, no te querrás ir. Soy Negan— estiro su mano.
-___________— tome su mano.
Y claramente tenía razón, no me fui nunca más, la comodidad que tenía en el santuario, no la tendría en ningún otro lado. Negan se había encargado de que ningún hombre se acercará a mi, además de darme una habitación, ropa y comida sin necesariamente tener que juntar puntos.
Además de hacer eso, él se había encargado de conocerme, hablamos de nuestro pasado, de nuestras tristezas y de nuestras mayores alegrías, ambos conocíamos una parte del otro que no se mostraba con nadie más.
-Siempre me arrepentiré de no haber tratado como Lucille se lo merecía— me miro con tristeza.
-Por algo pasan las cosas Negan, todos tenemos algo de que nos arrepentimos.
-¿De qué te arrepientes tu?
-Me arrepiento de no haber cuidado a mi hijo como se lo merecía— me miro atentamente— murió cuando lo atropellaron, fue un descuido mío, yo tenía que estar observándolo y estaba pendiente de otra cosa— reprimí mis ganas de llorar y él me abrazo, era un abrazo sincero, como el que ambos necesitábamos.
Las conversaciones que teníamos ya sean profundas o sólo una conversación estúpida, no había llevado a formar un lazo de amistad, más allá de la que él tenía con sus hombres.
-Eh pedazo de idiota, levántate de mi cama— le tiré una almohada que tenía en la mano y se la tire.
-La próxima vez que hagas eso romperé tu puto cráneo con Lucille— me apunto con su dedo.
-Tus amenazas no sirven conmigo, pedazo de mierda— él bufó y se levantó.
-¿Contenta?
-Bastante para ser sincera— él rió y se acercó para besar mi mejilla.
Actos como esos fueron de poco a poco enamorándome de él y de paso haciendo que él se enamorara de mi también. Las muestras de cariño iban en aumento, si no era él el que me besaba en la mejilla o me abrazaba, era yo la que lo hacia. Y claramente la sorpresa y felicidad fue grande cuando ambos pudimos besarnos por primera vez.
-Que conste que traigo a las personas que quiero y les tengo confianza a este lugar— se volteó para mirarme.
-¿Haz venido sólo tu verdad?— él asintió.
La azotea del santuario daba una vista privilegiada tanto al bosque como a lo que quedaba de ciudad, pero sobre todo al atardecer.
-Me gusta bastante esté lugar— posó su mirada en mi y yo sonreí.
-Es precioso— sonreí.
-Es mejor con la compañía adecuada— lo mire y me acerque a abrazarlo.
Al separarnos y aprovechando la poca distancia, él se encargó de cerrar toda distancia que había, besándome.
Y eso era uno de los segundo mejores recuerdos que tenía junto a Negan, ya que claramente el primero era cuando ambos nos habíamos enterado que seríamos padres.
-Tengo que hablar contigo— cerré la puerta de la habitación que ambos compartíamos y él frunció su ceño.
-¿Hice algo malo?— reí y negué.
-Toma— extendí las dos pruebas que confirmaban que un pequeño ser estaba creciendo dentro de mi, una era un test y la otra una ecografía.
Negan tomo las dos cosas con un poco de desconfianza, las miro y luego de unos segundos reacciono levantándose y corrió a abrazarme.
-Seremos los mejores putos padres de la vida— reí.
-Lo seremos.
Y ahora después de cuatro años, nos encontrábamos ambos junto a nuestro pequeño de tres años que nos alegraba los días.
-¡Papá mira esto!— nuestro pequeño que decidimos llamar James, apuntaba a un ciervo que se encontraba a unos metros de nosotros.
Negan se agachó para quedar a la altura de él y le explicó ciertas cosas del animal mientras James miraba sorprendido, ese momento agradecí de todas las cosas que tuvimos que pasar para estar juntos.
•~~~~~~~~•
Primera historia🙊💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro