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Linky

Diez años después.
Lisa pasó todo este tiempo pensando en una forma para traer a su hermano de vuelta a la vida. Después de tres años de su muerte, aún no había encontrado nada, pero al fin pudo descubrir una manera muy versátil para enmendar todo. Un viaje en el tiempo, una idea muy descabellada pero no tenia nada más. Era todo lo que tenía y después de unos años, ya había podido reunir todas las herramientas necesarias, algunas ilegales y otras compradas en ferreterías. Pero las más difíciles eran las que debía obtener de instituciones de gobierno, como laboratorios, silos de misiles del ejército y lo más difícil... El pentágono. El donde se encontraba ahora.
—¡Detente! —le ordenaba un soldado. —¡Agh! —grito el pobre al perder la cabeza.
—¡Muévete! —gritaba una joven de dieciséis años, cabello café que le llegaba hasta los hombros. Usaba sus grandes anteojos en donde tenía instalada una computadora personal con inteligencia artificial, media 1.72 gracias a una fórmula que inventó para aumentar su altura, era más alta que Lori por un par de centímetros. Llevaba un traje negro que le cubría todo el cuerpo, el cual diseño hace años, poseía extrañas decoraciones metálicas que la hacían ser casi invisible, llevaba una tableta en su brazo derecho y unos botones en el izquierdo. Llevaba una chaqueta negra estilo Dante de Devil May Cry que le llegaba hasta las rodillas.
Tenía un arma de fuego que usaba para matar a los que intentaban impedir que logrará su objetivo. Regresar con su hermano mayor. —¡Aun lado! —saltó por encima de un par de guardias y los golpeó en la nuca, noqueándolos al instante.
Corría por los largos pasillos llenos de máquinas y personal de gobierno. Esta misión de búsqueda era más difícil de lo que esperaba. Los disparos le daban de lleno en el cuerpo, por suerte el traje era blindado y las balas rebotaban.
—¡Adiós! —Saco su arma y disparo una ráfaga de balas que impacto en cinco soldados a la vez. —... Ya falta poco. —Estaba cerca de la salida... Ya casi era libre... Ya casi llegaba a su destino... Pero...
—Atención, usted no está autorizado para estar en esta institución de gobierno. Por lo que deberá ser arrestada. —Un extraño robot de dos metros de alto salió del techo y le bloqueó la salida. —Por favor, ponga las manos en donde pueda verlas... —Ordenaba el robot. Era como un humano pero tenía su cuerpo color plateado oscuro. Llevaba una machine gun con balas rastreadoras, por lo que sería difícil esquivarlas.
Al ver que la Loud genio no se movía, él se acercó.
—Procediendo al arresto —se acercó a Lisa y estando a punto de ponerle las manos en encima. —¡Error! ¡Error! ¡Enemigos localizados! ¡Abriendo fuego inmediatamente!
De la nada se alejo de Lisa y empezó a disparar contra los soldados del ejército. Estos no tuvieron más opción que cubrirse para no ser alcanzados por las balas.
—"Patético, yo te cree y puedo controlarte con solo pensarlo" —Pensó Lisa.
De la nada se hizo invisible y salió del edificio. Una parte de la edificación estaba en llamas.
—Todo listo para regresar con Linky... —Dijo Lisa. Miró por última vez el extraño micro chip que robo del laboratorio de operaciones secretas del pentágono y lo guardó.
Sin mas que decir, regreso a casa. Ella y sus hermanas aun vivían en la casa que ella pago con dinero robado. La muerte de Lincoln hizo que se volvieran muy unidas. Ella no estaba interesada en decirles que se fueran, mientras no interfirieran con sus planes, todo estaba bien.
Sus padres se encontraban de vacaciones en Florida. Ya se habían retirado y Lisa les pagó unas largas vacaciones, no le interesaba si volvían o no algún día.
Entro sigilosamente a su habitación, presionó un botón en su brazo y el traje se encogió hasta tomar la forma de un reloj de muñeca de color dorado, muy práctico. Quedó vestida con un pantalón café y una bata de laboratorio, no usaba camisa por lo que dejaba a la vista un sostén color verde. Se notaban unos pechos normales, no tan grandes, no tan pequeños.
Se le notaba un abdomen marcado, no perdió tiempo y durante años se dedicó a hacer ejercicio, además se inyectaba en el cuerpo sueros fortificadores que eran mejores que los esteroides los cuáles ella inventó. Era una chica hermosa, lastima que estuviera un poco loca y obsesionada. Podría dejar su obsesión con su hermano muerto y tener una buena vida, mando al diablo su trabajo en la universidad. Creo unas docenas de inventos para el ejército solo para obtener fondos y no levantar sospechas. Pero nada más. El gobierno la clasificó como científica de alta gama sin necesidad o intención de ayudar a la humanidad. Osea, una vaga inteligente que le vale una mierda todo.
Desarmó su reloj y colocó el microchip. Al instante su reloj empezó a emanar una luz azul y una pantalla apareció en frente suyo, en ella habían fechas y eventos que le pasaron a ella y a su familia.
—... Lo logre —en su rostro se formó una pequeña sonrisa, solo debía ingresar la fecha y listo. Pero lo apagó al instante. —Debo alistarme para salir esta misma noche... —Se dispuso a salir de su habitación y se fue al baño. —Nadie sabrá que me fui. —Hablaba mientras se duchaba. —Debo salvarlo...
Termino de ducharse y se puso ropa limpia, la cual era idéntica a la que llevaba. Bajo las escaleras y se dirigió a la cocina. Se preparó una docena de sándwiches, suspiro al ver que tenían corteza. Si, podía infiltrarse en una base secreta del gobierno y salir sin un rasguño. Pero no podía quitarle la corteza y cortar sus sándwiches en forma de triángulos isósceles.
Lincoln siempre se equivocaba al nombrarlos pero ella no lo corregía. Hace tiempo que no tenía recuerdos sobre ella con su hermano y eso le dolía mucho.
Soltó un suspiro cansado.
Se sentó en la mesa de la cocina y empezó a comer. Soltaba gruñidos al sentir el sabor de la cortezas, en verdad las odiaba.
—¿Si quieres yo las puedo retirar? —le dijo una joven rubia de dieciocho años, 1.72 de alto, pantalón azul, camiseta blanca y una chaqueta negra, tenis blancos, además de grandes pechos, tenía una gorra roja sobre su cabeza.
—No gracias, Lana —le dijo ella con una pequeña sonrisa. —Así está bien...
Lana se encogió de hombros y se dirigió al refrigerador. Saco un cartón de leche y empezó a beber sin usar vaso. A Lisa ni a ninguna otra le importaba si usaban vaso o no. Podían hacer lo que quisieran, menos triunfar en la vida.
Al final, las mayores no pudieron seguir con sus vidas. Las más menores no hacían mucho con sus vidas. Lily que era la más pequeña estaba en primer año de secundaria, la joven rubia aun no sabia mucho de su hermano, Lincoln.
Solo un par de ellas trabajaban, siendo Leni y Lola.
—Ya llegue —se anunciaba la menor de las gemelas mientras ingresaba a la cocina. —Buenas tardes hermanas. —Saludó a sus hermanas.
Lisa la saludo levantando su mano y Lana le sonrió. Lola se acercó a Lana y la abrazó. La mayor la rodeó con sus brazos. Hace tiempo que Lana dejaba que ella se le acercará.
Llevaba un uniforme rojo, con falda roja y una gorra con papas fritas de plástico en la cabeza. Tenía la misma altura que su gemela, una linda sonrisa y grandes pechos. Hace años que dejó los certámenes y se dedicó a... Nada. Consiguió trabajo en uno de los restaurantes favoritos de su familia, en donde iban a cenar los once... Cuando todos estaban y eran felices.
—¿Y cómo te fue en la hamburguesa del eructo? —preguntó Lana.
Lola se separó de ella. Le sonrió de forma calmada. Se quitó la gorra de la cabeza y mostró un largo cabello que le llegaba hasta la cintura, era hermosa. Aun nadie sabía por que una mujer tan linda trabajaba en un restaurante de media.
—Todo fue tranquilo, ordenes por aquí, pedidos por allá y tuve que limpiar una vomitada en una mesa jaja —bromeó un poco.
Lana también rió un poco. Últimamente a Lola no le importaba lo asqueroso. Pero si se mantenía aseada siempre, sin preocupaciones y sin motivos para seguir adelante. Simplemente vivir la vida.
Lisa termino de comer. Dejó sola a esas dos. Se llevaba más con Lana. Podría decir que era de confianza pero no la suficiente para contarle sobre su pequeño proyecto secreto.
Se dirigió a su habitación y se dispuso a dormir un poco. Casi eran las cinco, debía salir a las dos de la mañana. En realidad el tiempo no importaba, tenía todo el tiempo del mundo a su disposición. O esa pensaba.
—Descuida Linky... Pronto estaremos juntos... —Cerró sus ojos y lentamente se quedo dormida.

Sintió una pequeña descarga en su muñeca. Su reloj tenía una alarma que la despertaba con un leve choque eléctrico suficiente para hacerla entrar en razón.
Se levantó de golpe y respiraba de forma errante mientras sudaba mucho.
—... Debo... Bajar un poco la magnitud de la descarga... —Se quedó sentada en la cama por un rato.
Agitó la cabeza varias veces y se puso de pie. Empezó a alistarse. Activo el traje de su reloj y de inmediato este apareció. Guardó un poco de dinero en su bolsillo por si acaso y su arma. Prácticamente no empaco nada. Solamente llevaba lo que tenia en su traje.
Se mantuvo de pie viendo una foto familiar, la misma que Lincoln tomó para regalo de sus padres. Paso sus dedos por el rostro de su hermano en la imagen y los mantuvo allí.
Apretó los dientes y activo el reloj de una vez por todas. La luz azul iluminaba toda la habitación, era un poco segadora. Pero no molestaba a nadie más que a ella misma. La pantalla apareció en frente suyo y ajustó la fecha, doce años, cuatro meses y veinte días hacia el pasado.
Al instante un círculo apareció enfrente suyo, se veía un callejón oscuro de lo que parecía ser Royal Woods en el pasado.
Soltó un suspiro, tomó aire y atravesó el portal. Fue fácil, como atravesar una puerta bajo la lluvia. Al hacerlo el portal se cerró al instante. Debía ser rápida y precisa.
—Oh no... —Vómito todo lo que se había comido hace horas. Al parecer eso pasaba cuando atraviesas portales del tiempo la primer vez, te dan náuseas y ganas de vomitar.
Estuvo vomitando por unos minutos, se apoyo en la pared, al parecer estaba mareada. Se sentó en el suelo por un rato para reponerse un poco. Como dijo antes, tiene todo el tiempo del mundo.

Se le partía el corazón al verlo allí. Aguantando frío, hambre y acostado en el jardín como si fuera un animal. Lincoln su hermano sufría un terrible abuso, ahora se arrepentía de haber sacado a sus padres de la cárcel. Mejor hubiera pagado para que se pudrieran allí. Pero ya no había marcha atrás.
Lo vigilaba desde una esquina de la casa de su vecino, ese que se murió hace años. No recordaba el nombre... Solo que se quejaba mucho... Oh si, el señor Quejón.
No lo resistió más y se alejo de allí. No podía seguir soportando esto. Debía hacer algo para darle un escarmiento a sus padres.
Se acercó a una cabina de teléfono público, activo un distorsionador de voz que tenía en su reloj y procedió a hacer la llamada.
Marcó el número y espero unos segundos hasta que respondieron.
—¿Hola? ¿Es la policía? Vaya pregunta, por supuesto que son ustedes. Bien, me gustaría reportar un caso de abuso de menores... —Empezó a hacer la denuncia, sonaba como un chico con voz robótica.

Tuvo que esperar un par de días. Vigilaba sentada desde el techo de la casa del vecino Quejón y no pudo evitar reír, cuando un par de oficiales se llevaban a sus padres.
Hubiera tomado fotos pero no instaló una cámara en su traje. De un salto cayó en el jardín, siguió su camino hasta su siguiente objetivo.

Después de llamar a su hermano Lincoln y presentarse como... Nega. Si Lisa, ¿no pudiste pensar en algo mejor que el nombre del posible asesino de tu hermano? Eres una genio. Ahora debía ir a la casa Loud, necesitaba más fondos y sabía donde encontrarlos.
Su antiguo laboratorio en su vieja habitación si que era obsoleto, si entrar a su casa en donde vivían sus hermanas mayores cuando eran más jóvenes fue fácil. Vaciar sus fondos secretos fue aun mas fácil.
Antes de salir decidió borrar la información de su laptop y desordenar todo lo que había allí en su habitación. Ya no necesitaría nada de eso, debía asegurarse de que el verdadero Nega no hallará nada cuando llegue.
Salio de allí como si nada. No le interesaba ver si sus demás hermanas estaban bien, solo le interesaba Lincoln.

Pasaron los días y su enojo iba en aumento, sobre todo cuando Lynn golpeó a su hermano en la comisaría y lo culpaba de todas las desgracias de su familia. En un arrebato de venganza subió el video de la comisaría a internet para darle una lección no sólo a Lynn si no que también a esas inútiles que tiene como hermanas mayores.
—Con eso bastará jajajaja —rió al ver que el vídeo de la comisaría tenía más de cien mil likes y cientos de comentarios ofensivos hacia sus hermanas.
Nuevamente espero y espero, ella movía las piezas. No se sorprendió de que su yo joven borró cualquier evidencia que inculpaba a sus padres y hermanas. Sabía que ya habían aprendido su lección y lo mejor seria ayudarla a solucionar todo y luego buscar a su hermano.
Tuvo que esperar a que el juicio de sus padres terminará. Una parte de ella los quería ver en la cárcel y otra... Pues se debatía si ayudarlos o no.
Vio como salían de la corte y los veía reunirse con los mayores. La escena le trajo un poco de nostalgia, como cuando se daban esos abrazos grupales en familia, los once... Observó la van irse y no perdió tiempo.
Tenía que llegar a la casa Suárez para ver si sus dos hermanos menores estaban bien. Hace un mes que dejó de vigilar a Lincoln y sabía que había sido un error.

—¡Maldición! —golpeó con su puño un árbol. Llegó a su destino y descubrió que Lincoln se había fugado.
Ahora debía rastrearlo y llevarlo a casa. Ya estaba cansada de todo esto. Necesitaba dormir un poco, sin que la vieran se subió a la van y se recostó en la parte de atrás de esta, vio a su padre, estaba destrozado al igual que Lori y su yo de cuatro años.
Estiró su mano y acarició la cabeza de Lily. Sonrió un poco al verla moverse mientras dormía. Ella se acomodo y rápidamente se durmió.

Solo debía rastrear la señal del celular que le dio a Lincoln. Todo fácil. Si, demasiado fácil para ser real. Todo se había ido a la mierda al ver que ese conductor de autobuses tenía el celular de su hermano.
Espero a que sus hermanas se fueran y como si nada entro al autobús y se sentó al frente. Espero a que el autobús llegará a la carretera y le habló al conductor...

Después de hablar con Lana, tenía que moverse rápido.
Busco a Lincoln por todos lados. No podía creer que él se le escapaba tan fácilmente. Cuando lograba acorralarlo en algún sitio, el huía rápidamente sin poder dejarla hablar.
Su hermano al parecer había desarrollado una especie de fobia a las personas y cada vez que lo llamaba, él huía. Tal vez era mala idea hablarle desde arriba de un edificio, al parecer eso lo asustaba mucho más.
Incluso viajaba al futuro para poder interceptarlo pero fallaba.
De pronto Recordó que sus hermanas le dijeron que vieron a Lincoln en Nueva York. No perdió tiempo y puso su reloj en marcha. Solo le quedaba energía para un viaje más y ese debía ser el de vuelta a su tiempo.

Sonrió con alegría al verlo nuevamente. Se sintió terrible al ver que buscaba comida en la basura. Debía acercarse nuevamente, pero otra vez la cago al hablarle desde arriba del edificio.
Estaba escapando y debía ser rápida. Aun mas de lo que ya lo era. Tuvo un golpe de suerte al ver que chocó con Luan. Eso le daría tiempo para calcular su destino. Lo hizo sin ningún contratiempo y justo en el momento en que él huía de sus hermanas.
Rápidamente corrió hacia el punto exacto y se puso enfrente de él.

Lincoln corría a toda prisa, ahora no sólo debía huir de esa acosadora, si no que también de sus hermanas. Ya estaba cansado. Le dolían las piernas, había corrido mucho. Al parecer las había perdido a todas. Además de que estaba exhausto y de que estaba gastando más energía de la que tenía.
Pero lo importante era que estaba a salvo... O eso creyó.
–¡AH! —chocó con alguien y cayó sentado al suelo.
Lincoln se sobo un poco la cabeza, volteo su vista al frente y vio a una chica alta, cómo de 1.72, cabello castaño el cuál le llegaba a los hombros, usaba un extraño traje negro que le cubría todo el cuerpo con decoraciones metálicas, tenía una chaqueta negra que le llega a hasta las rodillas, llevaba una especie de tablet pegada a su brazo derecho y unos botones en su brazo izquierdo. Usaba grandes anteojos. Pero se alarmó al ver que ella estaba armada, si, llevaba un arma de fuego en su cintura.
—Hola Linky —lo saludó con una sonrisa.
Abrió los ojos completamente al escuchar ese nombre. Solo una persona o cosa lo a llamado así desde hace meses, lo estuvo acosando y siguiendo a todas partes.
Ahora Lincoln sabia quien era esa chica...
—... Nega —dijo con enojo.
Lisa abrió los ojos y sonrió. Negó rápidamente con las manos y se acercó a ayudarlo a ponerse de pie.

—No, no, no Lincoln. Verás yo vengo desde muy lejos para ayudarte y...
«Plack»
Lincoln le dio un manotazo en la mejilla. Lisa se la tocó al instante, pero aún así lo tomó de la mano y lo puso de pie. Pero él estaba muy agresivo.
—Ya ya, tranquilo —lo intentó calmar.
—¡Aléjate! —la empujó pero no pudo moverla. Intentó escapar pero ella lo abrazo por la espalda.
Lo levanto en el aire, pero él no dejaba de patalear y gritar por ayuda.
—Shhh... Ya tranquilo Lincoln, Mírame... —La hizo verla a los ojos. —Soy Lisa. —Dijo con una sonrisa tranquila.
Lincoln se calmó y la quedó viendo fijamente. Viéndola bien, se parecía a Lisa pero se veía distinta.
—Vengo del futuro para solucionar todos los problemas familiares y reunirte con nuestra familia para que por fin podamos ser felices —omitió la parte en donde lo mataban. Él pobre necesitaría terapia después de todo el trauma que recibió y no quería joder su mente mucho más.
Lincoln se quedo paralizado al escuchar eso, ¿Del futuro? ¿Solucionar que? ¿Lo que ella pudo evitar? ¿Regresar con su familia? ¿Eso era una familia?
El semblante del albino cambio de confundido a serio.
—... Hipócrita —dijo Lincoln de forma fría.
Lisa abrió los ojos con sorpresa.
—¿Q-que? —no podía creer lo que escuchó.
—¡Que eres una maldita hipócrita! —se bajo de sus brazos y la encaró. —¿Crees que dejando que todos sufran arreglas algo? ¡Pues no! —Le gritó.
Lisa retrocedió un poco, aun no entendía por que estaba así, si ella estaba haciendo cosas que nadie mas haría.
—P-pero regrese en el tiempo solo para salvarte... —Las lágrimas empezaban a salir de sus ojos.
Lincoln rodó los ojos y siguió.
—Pues te mereces un aplauso —dijo de forma sarcástica y dio un aplauso lentamente. —Lograste crear una máquina del tiempo solo para reunirte con tu hermano, él cuál trataste como una basura... Dime una cosa Lisa, ¿Alguna vez pensaste en tus hermanas? ¿En mamá y papá? ¿El abuelo? Pues no, solo pensaste en ti misma. —Se dio la vuelta.
Lisa se alarmó por eso y lo tomó del hombro.
—Espera, no me dejes —le pidió. —Claro que pensé en ellos y los ayude mucho, en el futuro no nos falta nada, solo... Faltas tú. —Lo abrazó por la espalda, pero Lincoln se separó de ella.
Dio un par de pasos y se detuvo para decir algo más.
—Me alegro por ustedes... —Empezó a caminar a paso calmado. —Regresa a tu tiempo y hazme un favor... —Se dio la vuelta y le dijo con una sonrisa cansada. –Cuida mucho a Lily por mi y por favor... No me busques, yo ya estoy muerto. —Finalizó.
Lisa se horrorizó al oír eso último, ella estaba aquí para salvarlo, pero él ya no quería saber nada de ella, ni de nadie. No quería creer eso, estaba segura de que Lincoln la salvaría a ella si quedará encerrada en una habitación en donde la temperatura esta bajo cero. Así que ella debía hacer lo mismo por él... Pero él se negaba.
Lo volteó a ver y vio como se alejaba.
—No... —Bajo la cabeza. No se suponía que fuera así. Se suponía que él debía estar alegré, se suponía que todo volvería a ser como antes, se suponía que él estaría feliz de verla... "Hipócrita" —recordó como la llamó.
Lo volteó a ver nuevamente, él se alejaba a paso lento. ¿Acaso no la amaba, como ella a él? Ella no era una hipócrita. La realidad era que él era un maldito malagradecido.
Sintió como la ira inundaba su interior, apretó los dientes con fuerza. Empezó a derramar más lágrimas de sus ojos.
Lo miró con ira y gritó.
—¡No soy una hipócrita!
Lincoln se dio media vuelta y la vio parado frente a él, era muy veloz.
No hubo tiempo de reaccionar.
«Pam»
Le dio una puñetazo en la cara haciéndolo caer en un montón de basura. No pareció importarle la condición en la que él se encontraba y se acercó, le empezó a dar patada tras patada en el estómago.
—¡Maldito! ¡Maldito malagradecido! —seguía y seguía pateándolo.
No parecía querer detenerse. Pero de repente lo sujeto del cuello y lo levantó del piso, puso su rostro frente al suyo y lo miró con rabia.
—¡Te amo Linky y ahora quiero que me des ese amor que merezco por todo lo que hice por ti!
Lincoln veía todo borroso pero abrió los ojos de repente al sentir los labios de su hermana del futuro, estaban sobre los suyos.
Lisa lo apoyo contra la pared mientras lo besaba. No quería separarse, incluso cuando su hermano golpeaba su espalda en busca de aire.
Al final tuvo que separarse, pero al instante abrió los ojos con miedo. No podía creer que golpeó y beso a su hermano mayor del pasado. Se suponía que debía ayudarlo, no abusar de él.
Miro a su hermano a los ojos y vio que el la miraba con miedo. Frunció el ceño por eso, ¿Acaso no era suficiente linda para él? Lo bajo al suelo y abrazo por la espalda con un brazo. Debía llevarlo a un lugar seguro.
Él empezó a llorar por que ella le pegó, los golpes que recibió si que le dolían y más el que le dio en el rostro.
De pronto se dirigió a ella.
—Lisa... ¿A-a donde me llevas? —el chico de trece se escuchaba temeroso y roto.
—A un lugar seguro Linky —dijo ella de forma fría mientras lo arrastraba.

El viaje al hotel ese al lado del Krakatoa en donde se quedó ella por un par de días fue largo.
Lincoln se preguntaba, ¿Como es que nadie ve a un chica adulta llevando por la fuerza a un niño de trece años? Fácil, el traje de Lisa los hacia ser casi invisibles. Si, casi, ya que muchas personas veían lo que parecía un fantasma hecho de cristales pasar a su lado.
Algunas se asustaban y otras se frotaban los ojos para aclarar su visión y cerciorarse de que lo que vieron fue un error. Soltaban un suspiro al ver que no había nada.
Él intentó forcejear pero solo se ganó un par de coscorrones por parte de su hermana.
Todo era tan raro, su familia lo hecho de casa por tener mala suerte, sus padres fueron encarcelados y quien sabe que paso con ellos, sus hermanas seguramente estaban viviendo felices en su nuevo hogar, Ronnie Anne debió olvidarlo, Clyde debe ser feliz sin los problemas en los que él lo metía, él ahora era un vago, estaba débil, un loco o quien sabe que lo seguía a todas partes y que resultó ser su hermana genio que regreso del futuro o eso creía, y ahora lo había golpeado y lo estaba secuestrando a quien sabe donde...
—... E-estoy cansado —dijo Lincoln con algo de dificultad.
Lisa lo movió un poco, se veía preocupada por su estado. Desactivo el camuflaje al estar cerca del Krakatoa.
—Descuida Linky, ya casi llegamos —lo cargo en sus hombros.
Los guardias afuera del Krakatoa la miraron fijamente. Ella los volteó a ver con enojo y estos desviaron la mirada rápidamente. Lisa siguió su camino con su hermano, llegó hasta ese hotel viejo de tres pisos. Subió hasta la habitación en donde ella había dormido y lo recostó en la cama.
Parecía estar inconsciente. Lo revisó y rápidamente hizo un diagnóstico.
Estaba deshidratado y muy desnutrido.
—Debo ir por algo de alimento —salió a paso rápido y busco un supermercado.
No quería dejarlo solo, pero tampoco podía dejarlo morir de hambre. Así que tenía que ser rápida.
Al llegar al supermercado tuvo que buscar lo que sea que fuera comida, frutas, papas, refrescos, agua, mermelada, mantequilla de maní y algo de pan.
—Con esto bastará —se dirigió a la caja registradora y para su suerte no había nadie.
Pagó las cosas bajo la mirada de aburrimiento de la cajera. Salió a paso veloz ignorando las miradas curiosas que le daban muchas personas.
Iba feliz por que llevaba algo de comer para su hermano, evitaría que muriera y lo devolvería a casa, estaría con ella para siempre.
Pero su felicidad se esfumó al verlo saliendo de la habitación para volver a escapar.
—¡Lincoln! —gritó ella dejándolo paralizado en su lugar.
Se acercó y lo tomó del brazo con fuerza, lo metió nuevamente a la habitación y lo lanzó a la cama.
—¿Así me pagas todo lo que e hecho por ti? —dejo las cosas a un lado y se le acercó de forma amenazante. Lo tomó del cuello y lo levantó nuevamente. —Eres muy malagradecido Linky...
Lo volvió a besar en los labios. Esta vez el albino no forcejeo, ya no tenía fuerzas para nada.
Lo recostó en la cama y ella se colocó sobre él. Lo besaba apasionadamente, así estuvieron por unos minutos hasta que ella abrió los ojos y se separó lentamente. Sintió un bulto en su estómago y no pudo evitar sonrojarse al ver que su hermano tenía una erección.
Lo miró con enojo y los brazos cruzados.
—¿En serio? —preguntó con molestia.
Lincoln simplemente bajo la cabeza y empezó a sollozar. Él no quería nada de esto, pero no podía hacer nada, solo era un inútil.
Lisa lo abrazó rápidamente.
—Ya, ya no llores. Ambos lo queríamos y esta bien... Todo estará bien... —Eso solo hizo que él tuviera más miedo. Se separó de él y se dirigió a las bolsas de víveres. —Mira, traje comida, ¿Debes estar hambriento?
Abrió una bolsa de papas y Lincoln babeo un poco al sentir el olor. Ella le acercó una bolsa y empezó a comer rápidamente, tomó una botella de jugo y empezó a beberlo rápidamente también. No le importaba derramarlo.
Ni siquiera le importó cuando ella lo sentó en sus piernas y lo abrazó. Tampoco cuando empezó a besarle el cuello.
—¡Ah! ¡Oye! —gritó Lincoln con molestia. Al parecer si le importó cuando ella metió su mano en su pantalón y apretó su miembro erecto.
Lisa soltó una leve risa y lo bajo.
—Lo siento Lincoln, no puedo resistirme —le dijo mientras sacaba algo de pan y un poco de mantequilla de mani y jalea.
Se separó de él y comenzó a preparar unos sándwiches, usaba sus dedos para untar la mermelada y lo demás.
Lo hacía de forma torpe y descuidada. El albino la volteó a ver y negó con la cabeza al ver que lo hacía mal.
Lincoln suspiro. Tomó la bolsa de pan de sus manos y empezó a prepararle unos sándwiches a su hermana, al parecer no había perdido la técnica.
—Ten —le dio un par de sándwiches cortados en triángulos.
Lisa los tomó con manos temblorosas. Hace años que no comía de esa forma sus sándwiches. No pudo evitar comerlos con lágrimas en los ojos. Su hermano la miraba con una ceja levantada, le daba un poco de pena verla así. Pero, aun estaba el hecho de que debía escapar.
Lisa término de comer. Miró a su hermano de reojo. Sonrió de forma alegre y se puso de pie. Toco su reloj y su apariencia cambio nuevamente. Llevaba su bata de laboratorio, pantalones cafés y se le veía su sostén.
Lincoln se sorprendió por eso y más cuando ella se quitó la bata.
Tomó un trapo y se le acerco a Lincoln, comenzó a limpiar sus heridas y a tratarlo, no era tan grave. Sin mencionar el ojo morado y su cuerpo desnutrido, estaba bien.
Ahora le revisaba si rostro, ella al principio se le quedo viendo fijamente a los ojos, él se veía cansado pero eso no le importó, ya que se le abalanzó después de unos segundos.
El albino quedo acostado en la cama con su hermana acostada sobre su estómago.
Lo quedó viendo fijamente por unos momentos hasta que volvió a besarlo. Le gustaba sentir el sabor de esos labios, necesitaba amor y ahora que tenía a su hermano con ella nuevamente, le sacaría hasta la última gota, antes de llevarlo a casa.
Lincoln intentó apartarla pero Lisa era muy fuerte. Sus besos lo comenzaban a ahogar.
De pronto la chica se separó y empezó a arrancarle la ropa, estaba tan vieja que se rompía con facilidad.
Lincoln temblaba un poco por la agresividad de Lisa. Quería decirle que parará pero aún estaba adolorido por los golpes de hace horas.
Ahora ella contemplaba el miembro de su hermano. Había investigado un poco sobre el órgano reproductor masculino, pero nunca vio uno de cerca.
Estiró su mano para tocarlo, la retiro al instante en que hizo contacto con el.
Desvío la mirada hacia un lado y a otro para ver si no había nadie. Al asegurarse de que nadie la estaba viendo, volteó a ver a Lincoln y este parecía dormido.
Frunció el ceño por eso, pero lo dejo pasar. Nuevamente toco el miembro de Lincoln, comenzó a masturbarlo con lentitud.
Se sentía extraño, por alguna razón. Su intimidad no dejaba de echar líquidos, comenzó a hacerlo más rápido. Había visto en videos para adultos que algunas mujeres usaban su boca.
Pero ella no tenía intenciones de usar su boca, no estaba loca. Pero aún así se sentía rara usando sus manos.
—¡Agh! —Gritó Lincoln al momento de correrse.
Lisa recibió toda la descarga sobre su rostro. Lentamente empezó a limpiarlo con su mano, miro fijamente el líquido viscoso en sus dedos como si lo estuviera analizando.
—Interesante... —Lo olfateo un poco y luego lo llevo a su boca. —¡Puaf! —Escupió un poco a un lado. Era muy salado y amargo. Pero sobre todo... adictivo. Llevo un poco más a su boca y empezaba a gustarle. —Sumamente interesante. —Toco nuevamente el miembro de su hermano y empezó masturbarlo nuevamente.
No sabía por que pero sentía mucha humedad en su entrepierna. De pronto paso por su mente la idea de introducírselo, lo pensó un poco mejor.
Miró fijamente a Lincoln, se veía muy mal y todo por culpa de ella. Debía recompensarlo, en seguida supo que quería que él fuera su primera vez. Se lo merecía y tal vez más.
Así que dejó de masturbarlo.
—Pero... Dolerá —desvío la mirada a un lado con molestia. Aun era virgen y sabia que estaba mal todo esto. Pero no quería parar. —Lo necesito...
Se puso de pie y empezó a desvestirse. Su mejillas ardían como nunca y su vergüenza se notaba desde lejos. Quería detenerse pero a la vez no quería, su curiosidad era mucha, tenía que saber como se sentía y su hermano era el único quien la ayudaría con esto.
Lincoln abrió los ojos y lo primero que vio fue a su hermana, estaba completamente desnuda. Lo que causó que tuviera una erección nuevamente.
Lisa se puso de pie sobre la cama y tras soltar un suspiro, comenzó a descender lentamente. Su hermano se cubrió el rostro por la vergüenza.
—Au... Au... Au... —La punta había logrado entrar, ahora venía lo más difícil. —B-bien... Sigamos... —Continuó bajando hasta que el miembro de su hermano chocó con algo. Ella sabia lo que era. Cerro sus ojos y apretó sus dientes. —¡AAAAHH! —Gritó al momento en que su himen fue roto. Empezó a sudar mucho y siguió bajando hasta que entro todo.
Tenía las manos sobre el pecho de di hermano. Respiraba de forma cansada, necesitaba unos minutos para reponerse.
Empezó a subir y bajar mientras la sangre salía de su interior. Al principio le dolía mucho. Pero, lentamente el dolor fue reemplazado por placer.
—¡Oh si Linky! ¡Más rápido! —empezó a saltar sobre Lincoln.
El placer era tanto que sus manos lo sujetaron del cuello y lo empezaban a asfixiar.
—¡Agh...! —intentaba quitársela de encima pero no tenia la fuerza suficiente para hacerlo.
Empezó a sentir como su respiración fallaba y comenzaba a perder el conocimiento.
Un fuerte apretón por parte de su hermana lo hizo levantar las caderas e introducirle su miembro hasta el fondo.
—¡Eso es Linkyyyyyyy! —gritó Lisa al sentir como su hermano se corría en su interior al mismo tiempo que ella.
Aflojó el agarre en su cuello y cayó rendida sobre él. Su miembro aún disparaba chorro tras chorro de semen en su interior, poco a poco lo fue sacando y empezó a salir mucho.
—Te amo Linky... —Le dio un beso en la mejilla y lo abrazó del cuello. Cayó profundamente dormida y no parecía querer soltarlo.
Lincoln tenía la respiración agitada, había quedado sin energías después de lo que acababan de hacer y no pudo evitar caer inconsciente.

Las horas pasaron y los rayos del sol entraban por la ventana dando directo en el rostro de los hermanos.
Él abrió los ojos, sintió algo que lo asfixiaba y volteó la cabeza solo para ver a su hermana menor del futuro aun dormida. Rápidamente recordó lo que paso anoche. Aun le dolía el cuerpo y tenía que huir de allí.
Intento separarse pero fue inútil, ella era muy fuerte. Intento una vez más pero con más brusquedad, pero no consiguió nada y en vez de eso. Lisa abrió los ojos y al verlo fijamente, lo empezó a besar.
—Buenos días Linky —le dio un beso en los labios y se sentó sobre él. —Espero que estés listo por que tengo energías para un par de rondas más.
Lincoln la miraba con horror mientras ella se introducía su miembro y empezaba a subir y bajar.
—¡Te amo Linky! —otra vez estaba pérdida en el éxtasis y nuevamente lo tomaba del cuello y empezaba a asfixiarlo.
Lincoln no podía hacer nada, sentía que sus fuerzas se desvanecían con cada estocada y cada corrida era un viaje al mundo de los muertos, pero tenía la mala suerte de regresar al mundo de los vivos. Que irónico.
Su destino estaba asegurado.

Pasaron las semanas y Lisa no le daba tregua a su hermano. Al principio lo alimentaba como se debía, incluso le compró ropa que luego ella misma destrozaba cuando se la arrancaba del cuerpo.
Lo seguía estrangulando cuando se perdía en el éxtasis. Lincoln no sabia por que no moría aun. Ya ni sabia si era buena o mala suerte, lo único que sabía era que iba a morir en cualquier momento.

Un par de meses después.
Lisa ya ni siquiera lo dejaba solo para ir a comprar comida. Es más, ya ni siquiera salía a comprar nada. No lo alimentaba ni lo vestía. Lo había convertido en su esclavo sexual y lo hacía con el unas cinco o seis veces por día.
Lincoln ya ni siquiera podía gritar, sus cuerdas vocales quedaron dañadas por tanto estrangulamiento y Lisa no se daba cuenta de nada, parecía una bestia salvaje. Pero él parecía un cadáver que esperaba ser enterrado.
—Sabes algo, Linky —lo llamó ella. Él lentamente la vio, se veía molesta. —Te e dicho muchas veces que te amo y me has respondido... —Se puso a contar. —Cero veces...
Acababan de hacerlo por novena vez y no parecía satisfecha.
—¿Qué acaso no me amas? —lo miró a los ojos. —¡Responde! —Le dio una bofetada. —Escúchame. —Se colocó nuevamente sobre él... —Lo haremos por última vez y si no me dices lo que quiero oír, ¡Te irá muy mal! —Se introdujo el miembro de su hermano en su interior y procedió a subir y a bajar.
No espero a llegar al éxtasis, si no que desde que comenzó lo tomó del cuello y lo empezó a apretar con más fuerza que en otras ocasiones.
—¡Vamos dilo! Ah... —No le daba tregua. —¡Vamos! —Su mente se perdió hace mucho. —¡Solo repite después de ah mi! —lo beso en los labios y siguió. —¡Te amo!
Lincoln poco a poco sentía que dejaba este mundo. Hubiera querido al menos despedirse de sus hermanas pero no podría hacerlo. Ya no habría futuro para él, ya que nunca lo hubo.
—¡AAAAHH! —gritó Lisa al sentir como si interior era cubierto por tanto semen. Ella no tardó en correrse y caer sobre su hermano, pero lo miraba con enojo, como esperando algo. —¿Y bien?
Lincoln lentamente la miró y le sonrió con dificultad.
—Te amo... —susurró débilmente. Lentamente cerró sus ojos y quedó inmóvil.
Lisa abrió los ojos al instante que escucho eso. Una gran felicidad la invadió.
—¡También te amo Linky! —lo beso en los labios por varios minutos. Pero de repente se dio cuenta de que algo pasaba. —... ¿Lincoln? —Lo movió un poco. —¡Lincoln! —lo sacudió un poco y nada. Toco su muñeca y notó que no tenía pulso. —¡Nooooooo!
Se levantó de la cama, vio con horror lo que acababa de hacer, no tardó en quebrarse y caer de rodillas.
—¡No puede ser! ¡Se suponía que debía protegerlo de Nega y...! —Abrió los ojos completamente.
Empezó a recordar todo lo que hizo y provocó. Desde la llamada anónima, la visita a su antigua habitación en donde borró sus archivos y vacío sus fondos, la llamada a Lincoln, el acoso a Lincoln, el asesinato de Lincoln... Ahora todo tenía sentido... Ella era Nega.
Vio nuevamente el cuerpo sin vida de su hermano y puso su cuerpo desnudo en posición fetal en el suelo.
—Jaja... Jajajaja... Jajajajajaja... ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! —Empezó a reír como loca mientras las lágrimas salían de sus ojos a cántaros.
Luego se puso a llorar de forma desconsolada. Ya no sabia que hacer y y ya no tenía un motivo para seguir viviendo.

Pasaron unas cuantas semanas y ahora se encontraba vestida con su ropa futurista. Parecía lista para volver a casa pero no.
Paso todo ese tiempo observando a Lincoln, su cuerpo se empezaba a descomponer pero ella no sabia que hacer o si sabia pero no quería hacerlo...
Estaba sentada en una silla, sujetaba su arma y la apuntaba directamente a su cabeza. Mientras miraba el cuerpo de su hermano muerto, el cuál ya comenzaba a apestar.
—Descuida Lincoln, pronto me reuniré contigo... —Iba a apretar el gatillo pero una voz salió de su reloj, seguido de unos códigos en sus lentes y le dieron un aviso.
—Peligro, ambiente inadecuado para el desarrollo del ser viviente alojado en su sistema reproductor, se le recomienda alejarse y buscar refugio en una habitación con ambiente libre de contaminación —término de dar su aviso la extraña voz robótica de su reloj.
Lisa dejo caer el arma al suelo. Sus ojos se abrieron como platos y sus labios temblaban mucho.
—¿E-eso significa que estoy...? —las lágrimas empezaron a salir de sus ojos y se cubrió el rostro con sus manos.
Volteó a ver a Lincoln y le sonrió de forma dulce.
—Perdóname Linky... P-pero no puedo matar a nuestro hijo... —Se disculpó y siguió llorando por más tiempo.

Era de noche y le costó cargarlo hasta allí, no es que pesará tanto. Pero la idea de esforzarse mucho y poner en riesgo a su bebé la atemorizaban.
Vio por última vez la bolsa negra en el patio del jardín de su casa en donde dejo el cuerpo de su hermano. Se limpió las lágrimas de sus ojos y se toco el vientre.
Se dio la vuelta y camino hasta el callejón en donde apareció la primera vez. Se acomodo sus lentes y encendió la maquina del tiempo en su reloj, de inmediato apareció el portal hacía el futuro. Su habitación se veía desde el otro lado y podía notar que empezaba a amanecer.
Soltó un suspiro y rápidamente lo cruzó sin mirar atrás. Al cerrarse el portal, ella cayó de rodillas pero ya no lloraba.
Lentamente se levantó y salió hacia el baño, no le importó que estuviera ocupado y empezó a vomitar en el inodoro.
Lola la miró con preocupación y espero a que terminará de vomitar y salió de la ducha envuelta en una toalla.
—B-buenos días Lisa... —La saludó la rubia la cuál se le acercó. —¿Estas bien?
Lisa la volteó a ver y le sonrió con felicidad.
—Perfectamente bien y en óptimas condiciones... —Se dirigió a la salida y antes de salir le dijo. —Muy pronto la casa tendrá un nuevo miembro en la familia. —Se toco el vientre.
Lola se tapó la boca con ambas manos y le preguntó.
—¿Eso significa que estas...? —no pudo terminar.
—Efectivamente —le guiñó el ojo y salió del baño dejando a la rubia sola.
Lola no lo soporto más y...
—¡AAAAHH! —empezó a gritar de alegría.
Lisa se recostó en su cama, si sus cálculos eran correctos. Sus hermanas estarían en su habitación en unos minutos. Interrogándola sobre si estado, pero ella las ignoraría y solo dormiría hasta que se sintiera mejor y descansada.

Unos meses después.
Dormía junto a su hijo recién nacido, ella solo vestía una camisa manga larga de color blanca y solo usaba unas bragas de color verde.
—Que lindo eres —le decía a su bebé mientras lo acariciaba .
El pequeño le agarro el dedo y empezó a chuparlo. Lisa amaba a su bebé y sobre todo por que...
—Eres muy lindo, ¿No es así, Linky? —le dio un beso en la frente a su bebé el cuál tenía el cabello blanco y usaba un mameluco color naranja.
—¡Lana! ¿¡Donde esta el biberón de Linky!? —gritó Lisa con enojo.
La rubia con gorra apareció unos segundos después a toda prisa.
—¡Lo siento por la demora! —le dio el biberón a Lisa y esta lo probo para ver si no estaba muy caliente, luego empezó a alimentar a su hijo.
—Descuida, no hay problema —dijo Lisa con calma.
Lana se le quedo viendo fijamente al pequeño Linky, sintió un extraño impulso de arrebatárselo y huir con él lo más lejos posible. Pero sacudió rápidamente la cabeza y se acercó a Lisa.
—¿Puedo cargarlo cuándo termine de comer? —pregunto con amabilidad.
Lisa rodo los ojos y le habló de forma fría.
—Después, ahora necesita dormir —dijo Lisa.
Lana asintió con una sonrisa y siguió observando al pequeño bebé. Lisa soltó un suspiro y siguió dándole de comer bajo la atenta mirada de su hermana mayor.
El bebé vio hacia la cuarta pared y soltó una leve risa mientras chupaba su biberón.
¿Fin?

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