Capítulo XVl:Tentaciones
✝ Advertencia +18 🔥
“Todos caen ante el encanto de la oscuridad”
|Draven Villeel|
N E A B A K E R
Sangre y cenizas se basa las calles de Neevil durante todas las noches.
En un igual número, Cazadores y Vleid se enfrentan cuando tenemos la ventaja de la alianza de todo el aquerrale y me incluyo. Aunque no pueda usar mi don en su contra, uso mis armas, el aprendizaje aprendido desde que soy asesina de vampiros.
Fue una noche de éxito cuando más Vleid han sido destruidos pero siguen en su mayoría. Los cinco, ni Jhon; salieron cuando con ninguno me cruce.
La preocupación por Caston, Nery, Matt, Katia y Jace disminuyó cuando los vi atacar y acabar vampiros sin dudar para ser su primer noche de caza. Es un logro aunque todos tengan heridas no tan profundas sumado con el cansancio.
En cuanto la luz de un nuevo día llegó, con ella terminó la cacería cuando los vampiros existentes volvieron a ocultarse y nosotros regresamos a la Fortaleza.
—¿Cuántas pérdidas? —pregunta Cassie a cada líder de grupo.
Todos con su sombrero en mano, nombran a cada integrante de su respectivo grupo.
Se nota la frustración de la Comandante al escuchar cada nombre. Le afecta cuando entre todos se consideran familia con un mismo propósito.
—Vayan por los cuerpos —ordena y la veo darse la vuelta con su sombrero en mano y la gabardina moviendose entre cada paso.
—Descansa Nea —desvío la vista al escuchar a mis conocidos de Valoltli. Los cuatro entre quejas de dolor al caminar, se dirigen a sus habitaciones. Katia con Jace comparten la misma y Nery y Matt por su cuenta.
—Descansen. Nos vemos en otra noche —me despido de todos de mano hasta perderlos de vista.
Bostezo cuando el sueño está comenzando a afectarme, sumado con el cansancio. Además, me siento sucia ante toda la sangre en mi ropa.
—Nea
—Caston —lo saludo cuando aparece frente a mi. Se negó a usar un sombrero y la gabardina cuando salió con el uniforme negro nada más— ¿a cuántos?
—Ocho, sin arrepentimiento y con todos recordé al vampiro que atacó a Tatiana.
Anulo la distancia y lo abrazo.
—¿Tú hermano salió?
Me alejo de él y niego varias veces.
—Nadie lo vio ni a ellos —hago una corta pausa— pero creeme, para los Vleid que eliminé, fue una muerte torturante. Un mensaje para Nicolaik.
—Recuerda mi consejo, Nea.
Dejo de sonreír y suspiro.
Como olvidarlo cuando he fallado.
—Odiar nubla el juicio, cegado por la ira cometes un acto impulsivo. —Caston asiente— el odio me orilla a matarlos, no puedo evitarlo.
—Nea, lo comprendo. Hoy lo llevé en práctica pero no dejes que eso te cambie— asiento insegura—. Mauren Agnes, me pidió darte un mensaje —me tenso al escuchar su nombre. Debe estar molesta cuando nunca regresé y la estoy evitando cuando necesito más tiempo—. No escapes de tú realidad —repite sus palabras— ¿Qué está pasando Nea?
—La anciana me ayuda a entrenar con mi don, eso es todo —miento sin dejar de verlo a los ojos— preferí entrenar como Cazadora que con ella. En cuanto pueda, la buscaré.
Paso saliva.
Cuando la tenga frente a mi es para aceptar usar su invento y cambiar en una Nea distinta.
—Ten cuidado, Nea.
Caston se despide con un beso en mi frente y pasa por mi lado. Me sorprende cuando no es afectuoso conmigo.
Medio sonrio y observo mis manos.
»No, no puedo huir ni ocultar la portadora de luz que soy«
»Cazadores y todo el aquerrale, me necesita«
—Hola.
Un leve susto me causa Thiago al sentir sus manos en mi cintura.
—Hola —le respondo y bajo mis manos. Él apoya su barbilla en mi hombro.
—¿Te llevo a tú casa?
Ante la idea en mente, me safo de su agarre y me doy la vuelta.
—Estaba pensando que hoy me quiero quedar aquí a descansar. A medio día, regresaré a la casa de mi padre.
—Está bien, le pediré a Cassie que te asigne una de las habitaciones disponibles.
—Thiago —lo detengo del brazo cuando está por irse— quisiera compartir la misma habitación contigo.
Él me observa fijamente y asiente.
—Sería un honor, amor.
No evito el rubor apoderarse de mis mejillas y me inclino a besarlo.
Cuando separo mis labios con los suyos, Thiago agarra mi mano y me dejo guiar por él cuando para ambos, nuestra misión por hoy, ha concluido.
La habitación de Thiago queda hasta el fondo, la #113. Él con su sombrero en mano, me abre la puerta y entro curiosa.
En el centro me detengo y observo alrededor. La espacio es pequeño, las paredes grises y hay una sola cama en el centro como un escritorio en una esquina.
—¿Qué te parece?
—No está mal —me deshago de mi gabardina cuando el encierro causa el aumento de temperatura. Avanzo y la dejo sobre el escritorio mientras veo dos fotos en un marco.
—Es sombria, no me gusta pero que estés aquí le da una mejor vista.
Sonrio y sostengo el primer cuadro.
—¿Eres tú? —se lo muestro.
Thiago se ha quitado la gabardina y se encuentra sentado en la cama tras quitarse las botas varoniles.
—Si, ahí tenía seis años y Cassie 10. Son de los pocos recuerdos que logré traer a Neevil —dejo de verlo y coloco la foto en su lugar. Thiago era un niño encantador aunque era visible una ventana a falta de un diente al sonreir mientras Cassie lucia en ese tiempo, pequeña, mayor de edad, con su cabello negro suelto y con un vestido rojo. Ambos abrazados. —La otra es cuando tenía 18 años, con esa foto, Agnes dio conmigo cuando mi hermana le pidió buscarme para venir hasta aquí.
Observo la otra foto, el cambio y crecimiento es notorio. Thiago ahí luce muy joven cuando actualmente tiene 21 años.
—Ocultas tú juventud —bromeo y me doy la vuelta.
—Y eso que solo soy un mortal sin poder.
Sonríe.
—¿Te gusta estar aquí? Fuera de Neevil, tenias otra forma de vida, tal vez una novia.
Thiago suspira, se levanta y avanza descalzo hasta mi.
—Tenía una novia pero terminé con ella seis meses antes de venir a Neevil y me concentre en mi carrera que tuve que pausar para ser un Cazador —se inclina y deja su sombrero sobre el escritorio.
—Todo va a terminar Thiago.
—No todo es tan malo, te conocí a ti Nea —me da un casto beso en los labios. — Casi lo olvido, tengo algo para ti —se aleja y busca algo en su gabardina que ante la prisa la deja caer a suelo—. Quería dártela desde antes pero me ocupé en las ordenes de Cassie y llegó la cacería. —Thiago regresa conmigo y me entrega una rosa roja con los pétalos marchitos— antes se veía mejor.
—Descuida, me encanta —con mi don revivo la rosa roja cuando le otorgo mi esencia. Al lograrlo, la acerco a mi nariz y inhalo su olor.
—Me encantas más tú —lo observo fijamente dudando ante mi idea— Bueno, yo puedo dormir en el suelo y tú en la cama.
—Thiago —lo vuelvo a sostener del brazo y anulo la distancia— quiero que duermas conmigo —le doy un beso y paso por su lado. Cuando me siento en la cama, dejo la rosa a un lado y me quito las botas. Es tan relajante mover mis dedos liberados de la presión y después, libero mi cabello negro con mechones blancos, dejándolo suelto.
—Como prefieras.
Thiago reacciona y se da la vuelta.
—Ven —le hago una seña con mi dedo. Mando al carajo las dudas cuando solo quiero olvidar a los Vleid y disfrutar el momento con mi novio.
—¿No les avisaras a tú padre que te quedarás aquí? ¿A Carolina?
—Lo haré —me dedico a ver sus ojos, su rostro cerca del mio y me inclino a besarlo siendo correspondida mientras sus manos las sitúa en mi cintura y se inclina conmigo hacia la cama.
No obstante, Thiago corta el beso y se endereza.
—¿Qué ocurre?
—Nea, debemos controlarnos.
Apoyo mis manos sobre la cama y lo observo desde mi lugar. Muerdo mi labio inferior y ante la malvada idea, ante su mirada me quito mi blusa quedando en sujetador.
—Thiago, estoy segura. Merecemos este momento.
Él trata de desviar la vista. Sin embargo, regresa a verme y en un dilema, se deshace de su camisa y la deja caer al suelo tras volver conmigo.
Lo beso desesperada mientras cada uno se encarga de la ropa restante del otro. Con prisa, en poco tiempo nuestra ropa interior cubre nuestros cuerpos y ante su peso, termino acostada en el centro de la cama.
—Tenemos un pequeño problema.
Thiago deja de besarme y se separa un poco apoyando sus manos de cada lado de mi cabeza.
—¿Cúal? —le pregunto a con la respiración agitada.
—No tengo condones.
Ambos sonreimos.
Me encojo de hombros y mis manos deslizo por su espalda.
—Será un riesgo más —le respondo segura de las futuras consecuencias.
—Será inolvidable para ambos, Nea.
Thiago sella sus labios con los míos al estar ambos de acuerdo. Su mano desciende por mi espalda y desabrocha mi sujetador dejando libres y expuestos mis pechos.
Jadeo cuando se frota contra mi y entre la nula distancia y la capa de tela que sigue siendo impedimento, siento su erecion crecer y rozar mi intimidad.
Mis dedos los aferro en su espalda cuando es una tortura como sus besos en mi cuello que elevan la temperatura.
—Thiago —gimo su nombre.
Él entiende la suplica de mis palabras cuando deja de moverse y comienza a bajar dejando un camino de húmedos besos desde mi cuello, pechos, vientre y cuando llega al inicio de mi braga, la desliza por mis piernas.
No me avergüenza quedar desnuda ante él pese a ser la primera vez que le muestro mi cuerpo a un hombre.
Thiago se deshace de su bóxer y regresa conmigo. Entre mis piernas separadas se sitúa sobre mi y por mi cuenta las flexiono y las dejo en su cintura.
—Te amo, Nea.
Estoy perdida en el deseo para responderle cuando él comienza a entrar en mi lenta y torturosamente. Entre una mezcla de dolor, jadeo y tenso mi cuerpo cuando acaba con toda distancia. Me acoplo al tamaño y anchor de su miembro cuando comienza a moverse, entra y sale en repetidas ocasiones a un ritmo lento guiado por mis gemidos.
En ambos con la respiración acelerada y el corazón al mil entre cada embestida.
—Thiago... más... rápido —le suplico presa del placer cuando él aumenta el ritmo y calla sus gemidos entre castos besos.
En varias ocasiones, jadea mi nombre como un susurro exitante en mi oído, invadido por el orgasmo.
Al mismo tiempo, el clímax nos consume y con una capa de sudor en nuestros cuerpos, Thiago entrelaza nuestras manos y apoya su frente en la mía.
—Inolvidable —logro decirle.
Él sonríe siendo marcado su hoyuelo en su mejilla y se aleja lentamente hasta dejarse caer a un lado de mi.
Con una extraña sensación, giro a verlo sin antes limpiar una lágrima de mi mejilla.
—No todo es tan malo contigo, Thiago —cubro mi cuerpo desnudo con la sábana y me levanto con esfuerzo a acostarme sobre él.
—Seguimos siendo sobrevivientes de Neevil, Nea —con su mano en mi mejilla me besa y con él me olvido del tiempo en mi contra.
✝✝✝
Cuando abro los ojos, me cuesta reaccionar cuando veo una habitación desconocida. Al girar mi cuerpo, veo a Thiago con el torso descubierto y la sábana que lo cubre de la cintura para abajo. Profundamente dormido con un brazo en mi cintura.
Sonrio el recordar el caliente momento entre ambos hace horas y con cuidado, alejo su brazo de mi cintura para salir de la cama. Sentada, jalo la sában gris y salgo de la cama en busca de mi ropa.
Lo más rápido que puedo, me cambio. Termino por agarrar la gabardina, la rosa del suelo y con la botas en mano salgo de su habitación sin despertarlo.
No sé como reaccionar después de lo que pasó. Así que prefiero huir.
Cuando salgo, cierro la puerta despacio y me doy la vuelta. A cinco pasos me cruzo con Cassie frente a mi. Es obvio que me vio salir de la habitación de su hermano.
Ante el incómodo momento, carraspeo.
—Comandante Cassie Willford.
—Nea —hace una corta pausa— ¿dormiste con mi hermano? —estoy por responderle cuando ella mueve su mano— Sin explicaciones, vendré a buscarlo en otro momento —se da la vuelta y a dos pasos se detiene— Eres lo segundo más valioso para Thiago, no lo lastimes Nea.
Niego varias veces.
Cuando Cassie se marcha, puedo respirar con tranquilidad.
Con una mano en mi frente, avanzo decidida a salir de la Fortaleza antes de un interrogatorio más. Sin embargo, no me arrepiento de mi decisión.
...
Al llegar al escondite de Jhony Baker, entro sin hacer el menor ruido. Sin embargo, al darme la vuelta veo a mi padre desde la reducida sala apoyado de su bastón.
—Es la primera vez que llegas más tarde de lo normal —paso saliva y avanzo hasta él. Es el único despierto. —¿Dónde estabas Nea?
Usa un tono calmado pero serio.
Es tan raro cuando es la primera vez que tengo esta conversación con él. Por un momento, me siento como una joven de 20 años con una vida distinta sin ser Cazadora de vampiros donde solo llega tarde a su hogar por estar con su novio.
—En la Fortaleza, estaba muy cansada para regresar más pronto.
—Nos tenías preocupados.
—Lo siento, la próxima vez, enviaré una carta —suspiro y con la gabardina en mi brazo, agrego: Iré a dormir.
Me dirijo al pasillo rumbo a la habitación cuando escucho su bastón.
—Hija, espero que recapacites sobre tú relación amorosa con el Cazador Willford —me detengo al escuchar su voz— y pienses en tus prioridades.
Me doy la vuelta nada sorprendida por sus palabras.
—Estoy muy segura de mi misión aquí. Thiago no me hará cambiar eso.
—Te importa y eso los Vleid lo usarán en tú contra.
—Lo sé, como me importa Caro, Joan y incluso tú —lo señalo.
—No vayas a cometer un error.
—No seguiré tú ejemplo con Scarlet Vleid —le recuerdo y estoy apunto de irme cuando me vuelve a detener al nombrarme— ¿Qué?
—A la única que ame fue a Everit —me tenso al escuchar el nombre de mi madre— y nuestra clase de vida, lo que somos me hizo perderla, Nea. Eso quiero que comprendas.
—Ya sé que a los Baker nos persigue una maldición pero por una maldita vez en mi vida, quiero ser feliz y lo soy con Thiago.
Dicho esto y me marcho molesta al pasillo. Cuando llego a la habitación que comparto con mi cuñada, entro y cierra la puerta detrás de mi.
—Nea —me sorprende verla despierta—Crei que te había pasado algo, no llegaste a dormir como siempre en la madrugada —señala mi cama impecable y vacía y se acerca a mi.
—Estoy bien, Caro. Me quedé en la Fortaleza— hablo en el mismo tono bajo para no despertar a Joan que sigue dormido en su cama— dormí con Thiago —no evito el rubor en mis mejillas.
Carolina anula la distancia y sonríe ampliamente.
—¿Solo dormir?
Recargo mi cabeza en la puerta y suspiro.
—No, Caro. Con Thiago, fue mi primera vez. —Ella cubre su boca con su mano ahogando su grito— me siento como toda una adolescente.
—Nea, lo mereces —dice al bajar su mano— recuerdo cuando estuve con Jhon, todas esas veces fue especial y de una ocasión, quedé embarazada de Joan —Carolina gira a verlo fugaz mente. —Thiago se nota que te ama.
Me alejo de la puerta y tomo asiento en la cama.
—Tengo miedo, Caro, todo a quien quiero, los Vleid me lo arrebatan y mi padre tiene razón. Nuestra peor maldición, es amar.
Durante el día, en su escondite Kyve Vleid se encarga de preparar copas de sangre para los vampiros ocultos en un mismo lugar que él.
Anoche, solo salió de la Mansión para escapar de Sasha y su afecto con Nicolaik.
El quinto vampiro, no quiso unirse a la cacería, no quiso drenar mortales o matar Brujos en su contra cuando prefirió regresar a su propia Guarida en soledad hasta que la hora venció en su reloj y vio a varios de los suyos entrar y otros no cuando el rumor se expande de su inexistencia.
Desde la barra, limpia las copas vacías y las coloca sobre el estante detrás de él. Cuando se voltea busca la botella correcta de sangre.
—Mi copa, por favor —habla una dulce voz.
Kyve se voltea y observa frente a él, a una vampiresa de cabello negro con flequillo corto, tez pálida y ojos rasgados apesar de ser parte del vampirismo.
—¿La copa de siempre? —ella asiente y Kyve se encarga de servirle su copa de inmortally y la desliza hacia ella— Disfrutala Nazomi.
—Gracias Kyve —ella la sostiene en su mano, sus largas uñas causan ruido ante el cristal— pero disfrutaré más si te pruebo a ti.
Kyve niega varias veces cuando la conoce desde siglos y desde años le insiste.
—Estoy ocupado Nazomi.
—¿Cuándo dejarás de rechazarme? Se me acaban los pretextos para hablarte —ella sin probar la copa, la deja sobre la barra y con velocidad, aparece a su lado entre una nula distancia.
—Nazomi, del otro de la barra —le dice Kyve.
—Pruebame —lo reta y se inclina a él. Apoya sus manos en sus hombros— Soy débil por los relojeros.
Kyve medio sonríe dejando en evidencia sus colmillos al escucharla.
—Nazomi —hace una pausa tras pensar en Sasha y el mismo recuerdo de verla besarse con otro vampiro, lo atormenta—. Nos están viendo — observa alrededor. Cada Vleid presente ajeno a ellos en sus propios asuntos y pensamientos.
—Eso lo hace más interesante —ella lo jala de la camisa hasta una esquina de la pared, lejos de la barra y de las miradas.
—Nazomi, espera —él deja sus manos en su cintura.
—Kyve, disfruta —ella deja crecer sus colmillos que sobresalen de sus labios carmin— yo puedo ser Sasha todas las veces que quieras.
Kyve la observa fijamente.
Nazomi conoce su secreto cuando en una ocasión el vampiro se lo tuvo que confesar y creyó que sería el motivo para alejarla de él. Sin embargo, ella le siguió insistiendo.
—Tengo que olvidarme de ella —le dice Kyve y se inclina a besarla con intensidad.
En una fracción de segundo, Nazomi se encarga de dejar su camisa abierta. Después bajar el cierre y desabrocha el botón de su pantalón.
Mientras Kyve con sus manos sube su ampon vestido hasta dejarlo en sus cintura y con la misma velocidad; ante el deseo cada uno sin una prenda de por medio, se desean mutuamente.
Entre castos besos, salvajes embestidas y entre el silencio resuenan sus gemidos sin a ningún Vleid importarle.
—No —Kyve la detiene cuando ella intenta marcarlo.
—Mmm, será en otro momento —ella ronronea en su oído tras aferrarse de sus hombros y sitúa ambas piernas en su cintura al ser cargada por él.
Ambos perdidos por la lujuria.
...
En la Guarida del primer convertido, Maxius Vleid busca a su amo por toda la estancia. Ha visto la amplia y unica salida, cerrada; donde los mantiene ocultos como evita la luz del día colarse.
Entre la oscuridad, avanza perfectamente por su desarrollada visión como vampirico hasta que se cruza con Volker.
—Si buscas al amo, está en la zona este. Fue a tomar un descanso.
El vampiro castaño, entiende eso como un momento de soledad y que Blood no quiere ser interrumpido por nadie cuando así solian ser sus "descansos" desde hace siglos.
—Gracias por la información, Volker.
—Obedece Maxius —le responde y pasa por su lado.
Sin embargo, Maxius Vleid no sigue sus ordenes, únicamente las de Blood y en un segundo con su velocidad antinatural, llega a la zona este.
Sin ningún sirviente a la vista y sobre todo, sin encontrar al vampiro que busca.
—Blood —resuena su voz al ver alrededor— ¡Blood! —alza la voz y se detiene con sus manos en su cintura.
—¿Qué quieres Maxius? —le pregunta el dueño de la voz desde lo alto.
—¿Qué haces allá arriba, Blood? —pregunta el vampiro desde el suelo, al notar el movimiento de la mano enguantada que se desliza por la parte oculta de la construcción doblada. La estructura, similar a una canoa metálica, ofrece suficiente espacio para que una persona se esconda en su interior.
—Disfruto la soledad.
Maxius niega y avanza. Cuando llega hasta el muro, escala con agilidad hasta lograr verlo acostado de brazos cruzados.
—Aquí me tienes, Blood.
—¿No entiendes el significado de soledad, Maxius?
Él se encoge de hombros y se sienta incómodo por el reducido espacio.
—¿No prefieres mi compañía?
Blood no le responde y con su mano, señala el único orificio donde se cuela un destello de luz. Una ventana al exterior.
—Casi anochece. Contempla la vista Maxius.
Él observa fugazmente el orificio y regresa a verlo.
—Prefiero la vista ante mis ojos —humedece sus labios varias veces— Tú, Blood.
El Vleid frente a él, sonríe dejando sus colmillos expuestos.
—Déjame solo, Máximo.
—Comprendo eso como una orden para quedarme —su amo gruñe ante su respuesta y con malicia, Maxius cambia de posición y se acerca peligrosamente a él— ¿Aqui invitas a todos tus sirvientes?
—Tú te invitaste solo —Blood se mantiene quieto cuando lo ve acercarse más y más hasta quedar sobre él— Maxius, te lo advierto.
—¿Qué piensas hacer? ¿Vas a castigarme por esto Blood? —se inclina a su oído— no me importaría el precio de mi desobediencia.
Su amo, lo aleja dejando sus manos en sus hombros.
—Estas cruzando el límite Maxius —él se encoge de hombros y por su cuenta, se quita sus guantes— ¿Qué harás para complacerme?
—Se me ocurren muchas ideas, Blood —su último sirviente, con deseo en su mirada comienza a desabrochar cada botón de su saco— solo necesito tú permiso.
—Prefiero castigarte Máximo —le responde atento en sus movimientos.
—Me haz castigado por siglos, Blood.
Crece la tensión entre ambos en cada segundo que transcurre.
Entre la penumbra, Maxius no resiste más y lo besa. Sus labios se presionan con fervor, y sus lenguas se entrelazan con una urgencia que refleja su ardor interno. Cada vez su beso es más profundo y demandante, con un roce de colmillos que añade un matiz de peligro y excitación.
El intercambio se convierte en una danza frenética de caricias.
A medida que ambos, se deshacen de cada prenda con urgencia. Maxius lanza su camisa al suelo desde la altura y se inclina a besarlo cuando Blood con su mano lo detiene.
—¿Qué te hace pensar, que vas a tenerme?
—Te tuve desde siglos Blood. No te resistas más.
Él lentamente se levanta hasta quedar sentado y con su pálida mano rodea su cuello.
—No eres el único.
—Lo sé. Usaste a otros para olvidarme —le responde Maxius sin apartar la mirada de la suya, con el carmin intenso en sus ojos— pero yo si te esperé Blood.
Él se aleja despacio, aparta su mano tras contemplar sus tentadores labios. Ambos con el torso descubierto, la misma pálidez que los define como vampiros.
—Volveré a obsesionarme contigo, Maxius y me conoces.
—Soy tú sirviente ¿no? —él se inclina a rozar sus labios— y el deseo es desde siglos.
Es suficiente para Blood dejar de resistirse. Lo jala hacia él entre un beso anhelado y con una velocidad calculable, es Maxius quien ocupa su lugar y su amo queda sobre él.
Sin separar sus labios después de tanto tiempo sin unirse, cada uno se deshace de los zapatos mientras la distancia es nula entre sus cuerpos exitados entre fricción y fricción.
En un camino de besos, Blood desciende por su cuello hasta revivir la marca con sus colmillos. Saborea el exquisito y adictivo sabor de su sangre, a Maxius se le escapa un gruñido de placer bajo el extasis del efecto.
Blood satisfecho, vuelve a besarlo con vehemencia.
Sin ninguno percatarse de otro sírviente que se acerca desde abajo.
—Amo.
Blood deja de devorar los labios de Maxius y entre molesto y ansioso, se asoma con un hilo de sangre en la comisura de su boca.
—¿Qué quieres?
Volker le hace una reverencia y al inclinarse, le informa:
—El grupo C, requiere su permiso para salir está noche con el grupo B. Antes las pérdidas de la noche anterior.
—Tienen mi permiso —rápido aparta la mano traviesa de Maxius que se desliza por su pecho. En cuanto Volker, se voltea, su amo lo detiene— Avisales a todos que tienen permiso de salir está noche y si prefieren, no volver. Pueden ocultarse donde prefieran pero ahora quiero la Guarida para mi solo... —con Maxius.
Evita agregar cuando lo mantiene en sus pensamientos.
—Como ordene amo, le agradecemos.
Volker se marcha con velocidad.
Enseguida, Blood regresa su mirada a un Maxius sonriente, prisionero por él.
—Soy tú favorito —su sirviente #100 alardea.
—Desnudate para mi y date la vuelta —le ordena Blood con autoridad.
Maxius lo obecede y bajo su atenta mirada, ninguna tela es impedimento. Ambos desnudos vuelven a besarse y entre la nula distancia de sus cuerpos, basta una unión al caer por el placer.
...
Finalmente, en la Mansión; Sasha Vleid al salir de su habitación avanza por el pasillo en dirección a su despacho. Antes de entrar por esa puerta, se da un último vistazo a su físico. Enseguida, baja su vestido dejando sus hombros al descubierto, con un escote en sus pechos. Sus rulos rojizos los aleja dejando libre sus hombros y cuello y con elegancia sigue su camino.
Con la puerta abierta, se asoma viendo al vampiro pelinegro con la vista fija hacia una ventana más de la Mansión.
Ante la hora, poca luz se cuela siendo destellos a la estancia.
—Hola Nicolaik —lo saluda con dulce voz— ¿Puedo entrar?
Él aparta la vista y al verla le hace un ademan de mano.
Sasha entra y mientras se acerca, levanta un poco su vestido ampon color crema con un corsé negro presionando su delgada cintura.
—¿Vas a salir está noche? —le pregunta.
Nicolaik hace girar su silla al moverse cuando ella llega hasta él.
—No, aún estoy débil por las pérdidas de la noche anterior, pero tú no te prohibas y ve drenar.
Sasha niega y entre el espacio, avanza hasta colocarse detrás de su silla y apoya sus manos en sus hombros con sus uñas largas y expuestas.
—No sería lo mismo sin ti —le dice al inclinarse a su oído, una mano desliza y cuela por debajo de su camisa blanca— prefiero quedarme contigo, Nico —con un tono malvado agrega— Jhon está decidido a salir, me aseguré de vaciar todos sus suministros.
—Será un mar de sangre sin su humanidad —ambos seres de la noche, sonríen con malicia siendo un expuestos sus colmillos.
—¿Conoces los rumores? —Sasha continúa deslizando su mano hasta su torso.
—Han traído más Cazadores y son por Nea Baker. Aún así, no les daremos ventaja.
Sasha asiente varias veces.
—Despreocupate, su propio hermano va a matarla.
—No debe morir, quien tiene ese derecho, es Madre.
—¿Eso te detiene? —Sasha sube su mano y se endereza. Avanza y se detiene a su lado.
—La conoces, Scarlet antes de matarla va a querer negociar con ella y llevar acabo sus planes que dejó en pausa —la sujeta de la cintura y alza la vista para verla fijamente—A Baker, ya no necesitamos más que a su descendencia si es superior a él, como al crio.
—Con un don peligroso que quieren usar en nuestra contra —le recuerda Sasha.
Nicolaik con un rápido movimiento la jala y la hace sentar en sus piernas.
—No van a lograrlo. No falta mucho para Madre ser libre —se inclina a besar su cuello, con sus colmillos roza su piel sin atreverse a marcarla.
—Te obsequio mi sangre, Nico.
Él se aleja de ella y con su mano en su nuca, la inclina más a su rostro.
—Te marcare Sasha cuando seamos libres de Neevil y nuestra eternidad, sea distinta.
Sasha con ilusión, le sonríe y se inclina a besarlo con fervor. Siente su mano presionar su cintura mientras sus colmillos rozan entre si.
De pronto, Nicolaik la aleja y la obliga a verlo.
—No estamos solos —le recuerda.
—Aún no es de noche, no va a salir antes. Además, Jhon va a regresar por su cuenta.
Sus pupilas se dilatan entre la lujuria del momento.
—En ese caso, olvidemos la Guerra —Nicolaik la hace levantar y Sasha retrocede más y más hasta chocar con el escritorio. Sus manos apoya firmes al verlo mover su mano. De su marca en su cuello como de sus dedos, emerge hilos de oscuridad ante la magia a su favor— Sabés que no me gusta hacer uso de esto, pero haré una excepción contigo.
Sasha verifica que la barrera que sella el sonido esté en su lugar. En un momento de intimidad compartida, Nicolaik, al reducir la distancia entre ellos, olvida las posibles consecuencias de su marca. Desesperado, comienza a deshacer el nudo de su corsé y a quitárselo.
—Me tienes olvidada— le dice la vampiresa cuando se deja desnudar por él.
—Son mil cosas, Sasha —le dice en su oído cuando lanza el corsé al suelo y prosigue con el vestido.
Ella con una amplia sonrisa, queda a su merced cuando el vestido cae al suelo, sin ropa interior por debajo. Cuando su perverso plan funcionó.
Nicolaik se aparta un poco y admira su cuerpo con lujuria en su mirada. Pasa su lengua por sus colmillos y por él mismo, se deshace de su saco y después, de la camisa.
De su palidez, resalta la línea de oscuridad desde su cuello hasta su pecho como una nueva en su costilla.
Sasha cegada por el deseo, se sube al escritorio de un brinco. Sus manos alejan todo a su alrededor con rapidez y separa sus piernas sin una pizca de vergüenza.
El vampiro avanza hasta ella y con la misma desesperación, baja su pantalón con todo y el bóxer. Desnudo se sitúa entre sus piernas y le permite desearlo, acariciarlo hasta sentir sus manos sostener su miembro y Sasha lo ayuda a complacerse.
Nicolaik gruñe en su oído y con sus manos en su cintura, la obliga a bajarse y sin sutileza guía su erecion a su intimidad. En un torturoso movimiento, se adentra con lentitud.
La vampira jadea, muerde sus labios cuando con la advertencia, llega la salvaje penetracion. Aferrada a sus hombros, es embestida en varias ocasiones en un mayor ritmo.
Sus gruñidos de placer, inundan la estancia.
Nicolaik desliza sus manos por sus pechos dándoles la atención que merecen. En varias ocasiones, se inclina a morder cada pezon erguido sin sutileza.
—Nico —Sasha gime presa del placer y con sus manos en sus mejillas, lo obliga a besarla.
Sin límites, para ninguno ser suficiente, sin ninguna distancia de sus cuerpos; usan su velocidad a su favor cuando cambian de lugar y de posición.
Sasha queda con su espalda apoyada sobre la pared. Ambos en una esquina continúan con las salvajes embestidas mientra ella no se controla a rasgar su espalda con sus filosas uñas.
Entre besos mezclados con sangre, caricias por todo sus cuerpos, se ocultan en la oscuridad consumidos por la tentación.
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