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pov's omnisciente

Lisa se habían rehusado a soltarla tan fácilmente, así que le dio uso a su fuerza para guiarla hacia donde ella quería, llena de perversión mientras escuchaba sus gritos rogando que la soltara, la dejó caer con brusquedad sobre la cama matrimonial de su habitación. Remojó sus labios mientras quitaba los primeros botones de su camisa blanca del trabajo. Jennie pudo ver en sus ojos una persona diferente a la que ella tanto anhelaba en los días de soledad, sabía que la mujer que estaba frente a ella deseaba herirla, y no le importaba nada más que causarle un daño irreversible solo para su misero placer.

- Jen, mi dulce Jennie. - cuando su camisa fue completamente quitada, colocó sus rodillas en la punta de la cama mientras avanzaba sobre esta para llegar a la femenina -¿Por qué te gusta hacerme enojar todo el tiempo? - con su mano tomó la mandíbula de ella, aprentandola entre sus dedos.

Se quejó, sintiendo el dolor atrevezar su piel, lágrimas caían, chocando contra sus dedos largos. No estaba segura al lado de ella, tal vez comenzaba a temerle, pero algo en ella la defendía, diciendo que era su culpa, por ser tan mala chica. Sus labios fueron profanados por los de ella, con cada movimiento la menor estaba más dolida, incluso sabiendo que no debió dejarse guiar, ya todo estaba hecho en su vida. Cuando la falda escolar intento ser quitada, el timbre del apartamento fue sonado, era su salvación. Molesta Manoban se apartó, gruñó mientras volvía a colocarse su camisa.

- Si dices algo o te mueves de aquí, juro que no seré consciente de mis actos esta vez, Kim Jennie. - advirtió, dejando un casto beso en sus labios húmedos antes de abandonar la habitación y cerrarla con fuerza.

Caminó hacia la sala, pasando al pequeño pasillo que daba con la entrada, abrió la puerta, encontrándose con su vecina. Mina sonrió, tirándose a sus brazos, al contrario de agradarle algo en Lisa se llenó de nervios.

- Cariño, tengo buenas noticias.

- ¿E-Eh? ¿De que se trata? - cuando ella se soltó y caminó hacia al interior del hogar, Manoban quiso morir ahí mismo, estaba en peligro, las cosas no sabían ir por ese rumbo. Cerró la puerta para seguirla de atrás, fingiendo escucharla con atención, mientras rogaba que no quisiera ir a su habitación.

- ¿Recuerdas que te hable de mi ex?

- Ah, sí...

- Bueno, demandó a su jefe por falla en el contrato, le estaba pagando menos de lo acordado, ganó el juicio, así que le dieron una gran suma dinero y...

Lisa al fin pudo respirar con tranquilidad al escuchar el tema que se llevaba, sonrió con falsedad mientras se sentaba en el sofá de la sala. Ella era tan estúpida que ni siquiera era capaz de conectar los puntos, en la mañana hablaron de lo mismo pero no lo recordaba. Ignorando al pequeño cachorro acostado en la punta del mueble, con alegría la mujer se sentó en su regazo mientras pasaba los brazos por su cuello. Estaba sin preocupaciones cuando supo que ella llevaba el rumbo de la situación, el caso de Taehyung, su ex, estaba ya arreglado.

- ... se va del país. - terminó de contar.

- Eso es maravilloso. - dijo, acariciando la mejilla de Mina. - ¿Entonces ya no hay que preocuparse por él?

- Claro que no, como dijiste, es mejor que esté lejos antes que nos aleje, ¿Verdad?

- Por supuesto. - la besó - Tengo razón siempre. - sus comisuras se elevaron diabolicamente para mostrar una mueca tranquila ante la mayor - ¿Entiendes? Jamás me equivoco.

Del otro lado, desde la puerta de la habitación, la hija de la mujer escuchaba sus palabras. Con dolor pasó su mano sobre el picaporte, dudando en si abrir la puerta como aquella vez, o sólo quedar encerrada ahí, sabiendo que sería utilizada como un mal juego. Podría ver a su madre, los encontraría juntas... pero...

Al final, prefirió seguir del otro lado, fingiendo que nada ocurria, y que la Señora Manoban en realidad no era una mala persona.

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